miércoles, 30 de noviembre de 2011

Problema con restos peleones de tiranuelo muerto (Solucionado)

Pues tiene el cuerpo humano de un adulto 206 huesos (fuente, Wikipedia); si se suman las piezas dentarias, que se mantienen bastante bien durante cuarenta años rascándose uno la huevada, más algún sable y una montura de gafas, ya se tiene un buen montón de reliquias para una rifa profana.
Qué jaleo se está armando con los restos del dictador, que no lo dejan descansar tranquilo. Se desvivió ese hombre por salvar a España de los rojos, y ahora se lo quiere recoger a golpes de escoba. Ya lo sabía el tiranuelo: la democracia no es buena para España, lo que aquí se necesita es un régimen autoritario como Dios manda. Y mandó Dios un pequeñín con ínfulas de aristócrata, un modelo poco evolucionado pero de larga duración; y Él lo trajo y así se lo llevó, porque no hubo manera de destronarlo.
Ya en democracia, los restos del tiranuelo siguieron siendo admirados en el santuario que se había hecho construir por unos trabajadores bien pagados, con su salario, con la observancia de la más exigente legislación sobre la seguridad e higiene en el trabajo, con sus dietas y su posterior pensión, que fue consolidada por el gobierno del PP (1996-2004) para sus viudas. Como el santuario fue tan ejemplarmente construido, a los demócratas españoles no les importó que se recogiesen allí los restos de quien había mandado en España por el bien de los españoles -y luego hay quien dice que el buenismo es de izquierdas... Pero llegó al gobierno de la nación un resentido secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, antiamericano y guerracivilista, que nada más tomar posesión de su cargo como primer ministro del Reino mandó retirar las tropas de un país ocupado por USA y destruido por el mundo entero -arrogante insolidario-, y no tardó mucho en tocar los cojones, en abrir las heridas bien cerradas en 1939, cuando triunfó la razón y ganaron los buenos, quienes vinieron en llamarse "españoles de bien". Este sádico extendió la idea revisionista de que la "transición española" fue una estafa lograda sobre un abuso de la paciencia de la izquierda, en vez de un ejemplo de fraternidad, lo que desató la furia entre hermanos que mucho se querían -el pueblo español-, que pronto se vieron de nuevo enfrentados por el capricho de un adolescente. Y en eso estaban los españoles, hasta que la última crisis mundial se llevó por delante a esos rencorosos descendientes de rojos -¡lo malos que son y qué mal perder que tienen!
Que si se quedan, que si no; que si debe decidir la familia, que si son patrimonio de todos los españoles... Nada me hará creer que la rifa de los restos no es la mejor solución. Me consta que hay españoles que matarían por tener un huesecillo de Franco junto al descodificador TDT y un gato de la suerte adquirido en un comercio oriental. Bien gestionada por Rouco Varela y el Ayuntamiento de Madrid -billetes de metro especiales, menús para peregrinos a fondo perdido, libertad para abandonar residuos en espacios públicos y privados...-, la rifa de las reliquias ¡nos llena todos los bares de la capital! ¡Y el Estado se forra!


Yvs Jacob

martes, 29 de noviembre de 2011

Insisto: que sea Carme Chacón

Personalmente, que Carme Chacón sea catalana me importa tanto como si duerme con antifaz. No niego que es un valor desde una perspectiva igual que es, desde otra, no sólo un mal, sino hasta un pecado original. No tardaría mucho "la caverna" en manipular a sus huestes hambrientas de supersticiones, y haría falta mucha voluntad para proteger a la Carme de quienes la quisiesen fundir -que se rompe España, que es una candidata trampa, que ha humillado al Ejército, que es zapaterista y, por qué no decirlo, mujer, y una cosa es mandar en casa (una Comunidad Autónoma, por ejemplo) y tener la lengua como un estropajo (la Espe), y otra bien diferente ocuparse de los asuntos de los españoles cuando se ha nacido catalán... barbaridades todas sólo al alcance de las inteligencias menores. Por lo demás, un antifaz.
No obstante, viene la Carme del Partit dels Socialistes de Catalunya que ha dado buenas tardes en los ruedos, muy en particular aquel giro hacia sí mismos, "porque somos de Catalunya", en un mundo que ya no está para metafísicas eidéticas.
Campechanote siempre ha sido José Bono, y tanto que ha impuesto la prueba del algodón con su "viva España" -sólo le faltó imponer también la jura del cargo con obispo toledano. En principio, yo no me opongo, siempre que se piense en España según aquello que decía Elias Canetti, el pueblo como el gran grupo que padece de manera conjunta la misma suerte, el pueblo como las gentes. Es lo único emocionante. Que los españoles tienen que aprender a cuidarse es una gran verdad, pero no se caiga en la simpleza de igualar Lugo con Cái.
Hay quien sólo quiere ver en Pérez Rubalcaba al candidato que perdió las elecciones legislativas de 2011; cabe también el riesgo de que el mismo Pérez Rubalcaba termine viéndose así. Sólo en este caso se explicaría su empeño, todavía no manifiesto, de liderar al PSOE en la oposición. Alfredo Pérez Rubalcaba siempre será el ministro del Interior que derrotó a ETA, una historia todavía viva del socialismo, aunque debe empezar a asumir el lugar que le corresponde. Aquí hay que dejarse ya de periodisteo y poner la máquina a trabajar: los candidatos se hacen.
A cocer vamos poniendo a Carme Chacón, que se bata en las aguas del Congreso en las peores condiciones posibles, con mayoría absoluta del partido de los fumadores; que se bata con un programa orgulloso, práctico, pero de izquierdas, y que sepa despertar en los españoles de toda condición el entusiasmo republicano mínimo como para superar con la moral todo lo que falla siempre en España con la ley. No es poco, desde luego.
Quedan cuatro años para recuperar el gobierno de la nación; no es demasiado tiempo, pero tiempo sí es, y no vale conducir un ratito uno hasta la próxima gasolinera, donde ya me pongo al volante yo. Hay que salir desde ya ¡y to' p'alante!
¡Yo apuesto a la chica!


Yvs Jacob

domingo, 27 de noviembre de 2011

¡Sorayita vuelve al trabajo! (Así toma el pelo el PP a esos españoles tontos)

"Mariano Rajoy encarga a Soraya Sáenz de Santamaría el traspaso de poder".
Se están produciendo en España cambios a cuál más extraordinario, y quienes sospechábamos del pueblo tonto, vemos redobladas nuestras sospechas: un pueblo tonto gobernado por lobos. Por ejemplo, se ha pasado del desprecio a la clase política en España a la navideña adoración de nuevos becerros de oro a los que el carisma les sale hasta por las orejas. De repente, Mariano Rajoy, con más escaños, pero con menos votos que Josemari, se convierte en el gran líder, el hombre a quien las cámaras retratan trabajando en su despacho, nuevo modelo para el español medio del político talentoso y esmerado, que ya nada tiene que ver con ese otro tipo, que también era retratado en las actitudes de Rajoy, el zángano que hacía viajes en helicóptero y fumaba puros en las hamacas de los viñetistas. Si hubiese algún Goethe entre nosotros, de seguro que Faust tendría una continuación con Rajoy, el nuevo hombre de acción. Y luego Sorayita, de la que sólo se conocían reprimendas en el Congreso a dos veteranas de los tablaos que nunca estuvieron dispuestas a perder el tiempo con la cuidadora de patio de un colegio de monjitas, las vicepresidentas María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado. Se convierte Sorayita, también de repente, en modelo, más de mujer que de político, una mujer capaz de renunciar a lo más íntimo y valioso, su maternidad, por el bien de España. ¡Ahí es na'! -parece que la derecha española ya tiene por fin su Pasionaria (más lozana, mejor alimentada). Pero una vez más la realidad se escinde, y unos y otros nos situamos a cada lado, y es obvio que lo mismo, lo mismo... no se ve.
Dígase que eso de traspasar el poder es demasiado abstracto como para concretarlo en una tarea. Y surgen algunas preguntas: ¿cuánto se tarda?, ¿se encarga uno de eso igual que se encarga de preparar los macarrones?, ¿es necesario que sean muchos los que intervengan, o basta uno solo?, ¿uno solo podría hacerse cargo de todo, como cuando Pérez Rubalcaba puso en contacto al fundamentalismo islámico con ETA, preparó los atentados del 11-M, se dejó una furgoneta olvidada en Alcalá de Henares y metió después en la cárcel a unos pobres inocentes?, ¿y cuántas horas al día hacen falta para culminar el traspaso?, ¿media jornada o jornada completa?, ¿puede empezar uno, marcharse a casa a las 12 y regresar después de comer? A mí me abruman estas preguntas y muchas más.
También hay respuestas. Ciertamente, el traspaso de poder es una tarea minuciosa, pero España no se hundirá si todavía reprime sus ansias y su desesperación por el poder Sorayita -si ya ha ganado el partido de los fumadores...- y atiende, como Dios manda, a la obligación impuesta por la maternidad. Ciertamente, las reuniones entre dirigentes de diferentes partidos para abordar el traspaso de poder no se celebran a las 8 de la mañana, no duran tampoco una jornada de trabajo ni suponen un encierro sindicalista oliendo a infantería. Ciertamente, los votantes tontos de la derecha creerán el mensaje que envía el PP con Sorayita, "ya llegamos nosotros, que no somos como ellos", pero a los demás no nos impresiona lo más mínimo, sobre todo cuando ha gastado el PP casi cuatro años haciendo todo lo posible para que se estrellase el Gobierno, sin importar nunca que se llevase por delante a un buen número de desempleados. Ciertamente, los votantes tontos del PP habrán mordido el anzuelo, "ya llegamos nosotros, que estos otros no sirven para nada", pero los demás sólo percibimos una vez más el intento de tomarnos el pelo y se queda en eso, intento. Ciertamente, el PP da un golpe con Sorayita a eso que unos llamamos derechos y que otros empiezan a condenar como abuso y atraco de los pobres que quieren vivir como si tuviesen dinero. Ciertamente, el PP quiere mostrar a los españoles tontos que la situación es tan complicada que requiere de todos los mayores sacrificios y esfuerzos, y si Sorayita es capaz de dar a España su atención prioritaria once días después del parto, ¡qué no podrán hacer los españoles si siguen su ejemplo! Pero ya hay que ser tonto para dejarse engañar por el lobo cuando se le ven las orejas a un kilómetro de distancia. Para mostrar preocupación por España ya ha tenido el PP bastante tiempo -y también Sorayita para arreglarse el pelo, que uno la ve y se queda con la triste impresión de que el solemne traspaso de poder es algo más vulgar que pasarse el libro de cuentas un vecino a otro en una escalera, las batas con pelotillas y los rulos en la cabeza.


Yvs Jacob


P. S.: Truco para conseguir un café expreso bien cremoso. Una vez el café en la tacita, añadir la leche caliente en un fino chorrito y sin prisa.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mariano Rajoy cierra por fin la quiniela de la próxima jornada

Una agotadora semana para el líder conservador, futuro primer ministro del Reino de España y terror de los "mercados", Mariano Rajoy. Y así es. El "terror de los mercados", apenas sacudirse el polvo de la victoria electoral, informó a su vasta grey que se iba a poner a trabajar, incluso especificó que iniciaría esa actividad "mañana por la mañana". Como nunca se ha sabido en qué trabajaba Rajoy hasta "mañana por la mañana", que sólo se lo veía de un lado para otro, y hablando como en el siglo XIX, le sugirieron al gran líder que cayesen por su despacho los chicos de la prensa, por esa capacidad de mediación que tienen siempre los que comercian con la información, pues si se traslada a la sociedad una imagen cabal de quien está al frente, seguro que todos los demás se animan y lo imitan. Esto ya lo decía Aristóteles, que nos hacemos buenos imitando a quienes saben serlo y lo son, una de las leccioncillas que pueden aprenderse todavía en el presente curso en Educación para la ciudadanía, asignatura condenada a desaparecer y ser sustituida por eso que lleva siempre el PP donde llega: la nada.
Cómo nos hemos reído quienes sabemos reír al ver esas imágenes patéticas de Rajoy en su despacho. Nos lo presentaban los reporteros gráficos con un bolígrafo en la mano, haciendo algo así como que trabaja, aunque sólo pasaba unas hojas y anotaba aquí y allí unas palabrillas, y queriendo dar a entender que no es una tarea fácil la que le ocupa -basta mirar su cara, observar su concentración, ¡ese hombre podría tener una quiniela de quince!
Llevo días preguntándome quién habrá tenido más valor, si los directores de los diarios que colocaron estas imágenes de pura pornografía en sus portadas o el candidato vencedor, quien, seguramente, nublado ya por el éxito, no encontró el menor reparo en que la parte de la ciudadanía perdedora, esos detestables rojos obsesionados con problemas pequeños, advirtiese que había tenido razón, y viera al nuevo gran líder, el "terror de los mercados", como lo que parece ser, un gran bluff. Los directores de los diarios ridículos de la derecha española llevaban en portada un ejercicio más de pueril periodismo, género ficcional que llena cada mañana los quioscos con folletines protagonizados por furgonetas mal aparcadas en Alcalá de Henares y ministros gallegos que patrullan las gasolineras con una baraja en la mano. Por más que lo intento, no doy crédito a tanto atrevimiento: Mariano Rajoy ya trabaja en sacar a España de la crisis, y van y nos ponen una fotografía. Si al final tendrán razón quienes han defendido que en España hay demasiada gente con estudios universitarios, que se regalan los títulos ¡y nadie sabe de na'!


Fullero para Basuragurú

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Que sea Carme Chacón

Hace ya casi diez años se convirtieron en objeto de deliciosa chanza para los humoristas unas declaraciones de Rodrigo (de) Rato, más o menos en estas palabras: "365 días puede parecer mucho o poco, pero 365 días son 365 días". Quizá no fue por esto que Rodrigo (de) Rato llegó a la dirección del FMI, o tal vez sí. Tras la derrota del PSOE por el partido de los fumadores, pues parece obvio que, finalizada la campaña electoral de varios años, y ganada La Moncloa por los gandules, el PP ya no será el partido de los trabajadores ni de los pensionistas, al menos no hasta que se inicie otra nueva campaña desde la oposición, tras esa derrota, pues, yo sí diré que cuatro años es mucho tiempo, sin temor a una fractura en mi inteligencia. Es mucho tiempo porque ha vencido la nada, y quienes vivimos en Comunidades Autónomas gobernadas desde hace décadas por el PP sabemos perfectamente que el único cambio que pueden traer sus dirigentes será siempre uno hacia lo peor. Madrid es un claro ejemplo: se ha entrado de lleno a desmontar el sistema educativo y todavía no ha tomado conciencia la mayoría de los ciudadanos de la gravedad de los hechos. En consecuencia, el PP ha obtenido más votos que en anteriores convocatorias, y todo esto resulta desconcertante para la masa fiel de votantes del PSOE y para los ideólogos y estrategas del partido. Parece claro que aquello a lo que aspiraba Cayo Lara -darle un bocado a los votantes del PP, no a los del PSOE- está lejos de conseguirse, la principal razón, la fuerza manipuladora del pensamiento mítico-supersticioso de la derecha española, frente al excesivo buenismo de la izquierda. Es un error esperar a que el pueblo comprenda -está demasiado distraído, es ignorante y simplón, vota a la corriente, por mucho que se vayan reforzando dentro de él sus núcleos críticos.
Cuatro años es mucho tiempo para quien espera. Ya antes de que la crisis mundial golpeara con fuerza a España, y de que se abriese el "debate por la sucesión" de Rodríguez Zapatero, manifestó Pérez Rubalcaba que se sentía un poco cansado, quizá porque había manejado con mayor éxito que nadie antes la lucha antiterrorista, y la derrota de ETA no iba a tardar en confirmarse, una obra que entregaba a su autor la posibilidad de una jubilación jubilosa después de una extensa carrera política. Este mérito indiscutible de Pérez Rubalcaba alcanzará su debido reconocimiento cuando la historia se escriba con honestidad, no en la TDT. No obstante, por el carácter siempre educativo de la izquierda, es inviable presentar al "ministro del Interior que acabó con ETA" como líder de la oposición hasta las elecciones legislativas de 2015, sobre todo cuando ya se renunció a presentarlo como candidato a la presidencia del gobierno bajo ese título durante la campaña. El electorado de izquierdas no vive en la obsesión que sí es propia del PP y de sus votantes fanatizados respecto de un triunfo semejante. La izquierda entiende que es una victoria de la sociedad en su conjunto y ya pasa a ocupar su mente en otros asuntos -la desregulación financiera y el dinero ficticio son los grandes problemas-, mientras que regodearse en el rencor es propio del sectarismo de derechas español. Pérez Rubalcaba ha sido el mejor cartucho gastado por el PSOE tal vez en toda su historia. Es cierto que la autoinmolación del presidente Rodríguez Zapatero no consiguió aglutinar al electorado de izquierdas en torno a un solo partido mayoritario, y si la estrategia de la izquierda debe ser repensada, esta tarea no puede corresponder ya al más veterano dentro del socialismo en el Gobierno saliente. La travesía que ahora comienza no puede dirigirla alguien que ponga como empeño para la victoria su honor, alguien dispuesto a que la historia le conceda una tercera oportunidad -González, Aznar, Rajoy...-, sino otra persona lo bastante joven como para afrontar cuatro años en la oposición como una necesaria experiencia en su vida política, y que defina a la perfección un programa más agresivo de izquierdas que sea capaz de realizar una reforma moral y cultural de la sociedad española.
Se mire por donde se mire, no hay otra opción que Carme Chacón. Algunos analistas han demostrado que no son tan agudos como se tenían. Si Chacón no ha superado a CiU en Catalunya es algo que, por el momento, juega a su favor: el Partit dels Socialistes de Catalunya no se impondrá hasta que no supere su obsesión por la identidad -cayeron en la trampa de CiU, menearon el árbol y otros se han llevado las manzanas.
La estrategia del PSOE pasa, por supuesto, por asumir que las elecciones de 2015 están ya ganadas, por advertir al PP un día tras otro que la crisis lo arrollará, que su triunfo no ha sido real, y que el periodo de Rajoy quedará como el más nefasto de la historia reciente de España.
¡Yo ya me he apuntado al equipo de Carme!


Tocomocho para Basuragurú

lunes, 21 de noviembre de 2011

¡Los gandules vuelven a La Moncloa! (Algunas observaciones sobre el discurso fanático de Mariano Rajoy tras la victoria electoral del PP)

Quieren hacer burla los palmeros de la derecha española de una actitud que ellos juzgan propia de la izquierda, a saber, el carácter religioso de su ideología, manifiesto especialmente en la voluntad de solidaridad republicana, frente a la caridad, que pone en la decisión de cada uno si son más importantes las personas que los gatitos persas. Esta solidaridad, así llamada, caridad, es la que impera en USA, por ejemplo: usted es partidario de salvar a los delfines y yo me encargo de que no se cierre Guantánamo. Este modelo tan evolucionado, al que los palmeros de la derecha española restan religiosidad, sí recibe la inyección de una buena dosis de individualismo protestante, pero no creo que triunfe en España, la muy católica España, porque una gran diferencia entre España y el resto de los países donde se libra una lucha liberal abierta por la existencia se reconoce fácilmente en lo beneficioso que es para una nación culta el egoísmo, y el retroceso antropológico que empezarán a sufrir los españoles si nadie arbitra en su vicio de darse por el culo unos a otros.
Pero pensando en las religiones buenas y en las malas, en las que son y en las que no son, siempre vienen a mí las imágenes de la calle de Génova tras cualesquiera elecciones que se celebren en España. Aquella gente allí reunida agita banderas del PP y la bandera del Reino de España, y grita algo así como "yo soy español", y cuando lo grita, también bota, y grita después contra el aborto, quizá porque no puede ser español quien aborta, y contra los socialistas, quienes, con total seguridad, españoles no son. Pero es que no hay religión sin mitología, y fue aquí donde se soltó Mariano Rajoy cuando dijo aquello que Josemari le había escuchado a George W. Bush, "somos una gran nación", fue aquí donde se dieron los mayores botes, algo así como recibida una hostia -sagrada- cada uno de aquellos españoles -ya se sabe, agítese antes de usar...
El mito de la gran nación es el patrimonio del PP, su tesoro, pero los demás sólo vemos un montón de mierda, despertamos del "mito del Descubrimiento" en una edad todavía escolar. Una gran nación, vino a decir Mariano Rajoy, se ocupa de cosas grandes, y un gobierno de una gran nación no atiende a nimiedades. Tengo yo algunos libros en casa, pero nada he encontrado en ellos que me ilustre acerca de las competencias de una gran nación. Pero parece que Mariano Rajoy tiene claro que ocuparse de los ancianos y de las personas con discapacidad, mediante una ley, es una pequeñez de mierda; como lo es procurar una tumba decente a un fusilado en una cuneta -¡total, ya está muerto, enterrado y le han salido florecillas, y menudos ecologistas somos aquí!-; es también una mierda, propia de gobierno pequeño, que la igualdad se cumpla, y lo será, no me equivoco, que los jóvenes con un trabajo precario reciban una ayuda del Estado para emanciparse. ¡Menuda mierda es todo esto! ¡Las casas se compran!
La vida es muy difícil, y si a uno le ayudan mucho, se vuelve comodón. Por eso no hay nada mejor que estímulos directos, propios de un gran gobierno de una gran nación. Aquí, ni prestación por desempleo ni jubilación ni pollas: planes privados de pensiones. ¿Que le pagan 1000€? ¡Pues no se queje, hombre! ¿Que no puede usted pagar la universidad para su hijo? ¡Pues claro, hombre...! ¡Quién les mandará, si no son ustedes de la clase preferente! Pero su hijo podría ser muy buen mecánico... ¡El alquilar se va a acabar! Las nuevas generaciones son más longevas: ¡mire qué bonita es esta hipoteca a setenta años!
Si es que somos una gran nación, y cuando nos ponemos...


Yvs Jacob

Españoles, ¡qué habéis hecho!

Bien mirado, fuera de algunos poetas barrocos y unos pintores afrancesados, nunca ha dado España hombres de auténtico genio, ni, por supuesto, han sido nunca los españoles un derroche de pensamiento científico, sino más bien lo contrario, objetos de estudio, en todo caso, unos alcornoques con brazos y piernas. Treinta años de democracia no han enseñado nada a este pueblo bullanguero, que por no saber, ni elegir sabe, y donde cree aplicar el juicio y la razón no se encuentra sino timado, porque eso es lo que ha sucedido en las últimas elecciones, que diez millones de tontos le han dado el triunfo a un timo, y todos, tontos o no, timados vamos a ser. Para evitar la acusación de parcialidad, debo admitir que el tonto, prolijo habitante de las tierras españolas, se ha repartido con gusto entre varias formaciones políticas. Porque ya hay que ser tonto, hasta sumar doscientos mil, para votar a Equo en la actual situación económica, doscientos mil votos perdidos, naufragio de tanta ilusión. Casi un millón de tontos han dado cinco escaños a UPyD, que ya me explicará alguien qué harán Álvaro Pombo o Toni Cantó en el Congreso más que rascarse las pelotas, porque una mayoría absoluta del PP da para cuatro años recolocándose la huevada en la poltrona sin tomar ni siquiera conciencia de que se es representante de nada, que es, por cierto, la ideología de UPyD, una gran nada. Y todavía decía su líder, la cada día más agria Rosa Díez, que el bipartidismo ha sido derrotado; sí, junto con la sociedad al completo. Y qué puede decirse de IU, qué decir tras el discurso emocionado de Cayo Lara, que por un momento consiguió lo que todavía no es posible para la ciencia, retroceder en el tiempo un par de siglos, para alentar a la resistencia activa a la política neoliberal, como si pudiese su partido decir no a nada en el Congreso con la preocupación de alguien.
Comienzan unos tiempos salvajes, pues mientras el PSOE hubo de tomar decisiones arriesgadas e impopulares de carácter práctico y temporal, las que pronto empezarán a conocerse del PP son propias de una ideología que se niega a asumir el peso de la realidad -no se olvide que en España se percibe un generosísimo salario mínimo interprofesional de 641€ correspondientes a una jornada de ocho horas, que en España hay mucha economía sumergida y se pagan muy pocos impuestos, que en España no existe a partir de ahora la menor oposición.
Es probable que el próximo gobierno que forme el PP comience también a lanzar provocaciones incalculadas, bien porque gusta mucho a sus dirigentes el uso de la fuerza burra, bien porque desde la calle se recoja de manera apasionada su provocación. Es probable que el periodo de violencia que ahora se abre nos entregue también el resurgir del trabajador, esa figura renegada por todos desde que el teléfono móvil dejó de ser un artículo de lujo, y de los sindicatos, con su arma predilecta y más eficaz, la huelga general. Quién sabe; a lo mejor, después de todo, la cosa se pone interesante...


Yvs Jacob

domingo, 20 de noviembre de 2011

¡Todos a votar, coño!

Escribió Karl R. Popper que sólo existen dos formas de gobierno: tiranía y democracia. Se caracteriza la democracia por la posibilidad de deponer a los gobernantes de manera pacífica, lo que significa que en una democracia estrictamente formal, como la española, una democracia en la que, al menos, la forma sí se respeta, en la cual no se viola, pues, la reglamentación que observa la legitimidad de los procesos electorales, unas elecciones no se ganan ni se pierdan hasta que el recuento de votos no se ha cerrado. Es una obligación ciudadana acudir a las urnas, y quien se queda en casa es merecedor del mayor castigo que sus gobernantes, con sus pésimas decisiones, puedan darle.
Observaba también Popper que se dan dentro de la democracia tendencias antidemocráticas. En el siempre terrible y ridículo caso español, no pueden ser más obvias las tendencias antidemocráticas de la derecha política y del "Carajillo Party", manifiestas en sus declaraciones y actitudes, por todos los españoles de bien conocidas: votar a la izquierda es inmoral y contrario a la razón -y a Dios-; si gana la izquierda, hay que socavar la legitimidad de su victoria y convocar elecciones a la mayor brevedad posible; las leyes promulgadas y aprobadas por un Parlamento estatal pueden ser ignoradas por una demarcación administrativa que representa al Estado, pero que es gobernada por un partido de signo contrario... Todos estos males reales laten dentro de la democracia española porque hay partidos menos demócratas -lo prefiero a "democrático", lo que ningún partido es- que otros, hay partidos que sólo persiguen el amparo de la ley para burlar la ley, partidos que sólo entienden el gobierno como exhibición del poder, un gobierno y un poder vacíos, frente a quienes buscan satisfacer los intereses de todos los ciudadanos -¡gobernar para todos! No es difícil reconocer quién es quién y qué es qué en la democracia española.
Por último, advertía Popper de quienes buscan la felicidad para sus gobernados, peligrosísima tentación que conduce al autoritarismo, a la coacción mediante una fuerza que deviene provocación y agresividad institucional. La derecha española, inagotablemente analfabeta, aplaudió la preocupación del líder del partido mayoritario de la ideología conservadora respecto de la felicidad de los españoles, ¡menudo error! No tardó mucho una de sus portavoces afectada de inquietantes patologías en desafiar a las calles, una llamada inaudita a la conflictividad social y al caos.
Que cada cual busque ser feliz a su manera, pero líbrenos la razón de quienes buscan imponer a una sociedad su concepto de felicidad, la historia ya ha mostrado que siempre se acompaña tanta buena fe de trágicas consecuencias para creyentes y no creyentes.
Hasta el último voto no habrá un ganador... ¡todos a votar!


Yvs Jacob

sábado, 19 de noviembre de 2011

¡Un fin de semana de nervios! (¿Por qué son tan obtusos los conservadores españoles?)

Si en España la democracia estuviese, como a menudo se dice, "asentada", si los españoles la comprendiesen en profundidad y fuese la sociedad española una madura, nada habría más sano para su gobierno que la alternancia en su dirección, un partido diferente tras, quizá, dos legislaturas, que asumiese la responsabilidad de defender los intereses de todos los ciudadanos, dentro y fuera de la nación. En una época como la actual, donde el concepto general de socialdemocracia acoge tanto a los partidos mayoritarios de izquierdas y de derechas, una época en la cual todavía la derecha no ha desmontado el Estado social, y la izquierda liberal apuesta por el libre mercado como estrategia económica, al margen de los derechos sociales, núcleo fuerte del socialismo moderno, no existen diferencias determinantes. Esto significa que cualquiera de los partidos mayoritarios de izquierdas y de derechas podría gobernar y causar a sus gobernados males muy parecidos. Para un ciudadano sensato, basta con que uno de los partidos con posibilidades reales de gobierno manifieste su posición respecto de la igualdad, el feminismo, la ecología, la dependencia, la sanidad, la educación, el poder adquisitivo de los pensionistas... para entregar su voto. Éste es el problema de la obtusa derecha española: la igualdad es sólo un concepto; el feminismo es feminazismo; la ecología es un timo, un problema por el que no se deberían preocupar ni siquiera los nietos de Josemari; la dependencia es un lujo que un Estado no se puede permitir, ¡que pague quien quiera cuidar a sus mayores y parientes enfermos!, o que se mueran; para la sanidad y la educación, misma receta; y, en cuanto a los pensionistas, no se les puede dar mucho más de lo que reciben, pero si el partido que más ha aumentado su poder adquisitivo congela las pensiones máximas, entonces se pone en marcha el aparato de la demagogia para señalar al adversario como artífice de extraordinarios recortes sociales. Como se aprecia, la derecha española es obtusa y no tiene nada que ofrecer. Aun así, la derecha española se presenta a las elecciones como una opción seria, esto es, con posibilidades de gobierno, o lo que es igual, con posibilidades reales de que los ciudadanos, que nada pueden obtener de ella, les entreguen su voto.
En treinta años, la sociedad española ha sufrido un giro moral de lo más cómico: los españoles han pasado del progreso como dirección espiritual a la burla de todo progreso, que ya hay que ser burro. Analícese el caso particular de la ley anti-tabaco. Es mentira que muchos locales hubiesen llevado a cabo ninguna reforma para adaptar un corralillo a los no fumadores. Lo que se dio por entonces fue un ejemplo más de la actitud del español, analfabeto y golfo, ante la ley: que le den por el culo. Dijo Gaspar Llamazares, cuando se aprobó la segunda ley, la que defiende a los no fumadores, que la primera fue una apelación a la confianza en el ciudadano, pero que ésta había fracasado y hubo de pasarse a otra ley en sentido estricto: una ley en la sociedad, como insistía Thomas Hobbes, es un límite a la libertad, un límite necesario. Y son tan tontos los españoles que si un partido les ofrece un sistema público de salud financiado con los impuestos, y otro les ofrece la posibilidad de fumar en bares y restaurantes, se arrojan a las pezuñas del segundo. La verdad es que da lástima y mucho más que un partido se presente a las elecciones legislativas con una colilla como cebo -no será tampoco de extrañar que pesque un poco de mierda.
Un ejemplo entre muchos que no voy a tratar ahora.
La derecha obtusa y tergiversadora no tiene nada que ofrecer. Cabe recordar antes de cerrar la (jornada de) reflexión lo que sucedió con los atentados del 11-M. No sólo colaboró el pueblo español, por la acción de sus gobernantes, en la destrucción de un país, Irak, y en el asesinato de miles y miles de seres humanos, sino que la fantochada de esos gobernantes imberbes causó al pueblo español casi doscientas muertes, ¡menuda bravuconada! Después de la manipulación permanente de la lucha antiterrorista que tanto voto fanático ha recogido en sus redes para la obtusa derecha española, la famosa "negociación política con ETA" -es para morirse de la risa-, todavía hay quien pretende mofarse de la superioridad moral de la izquierda, cuya actitud respecto de los atentados del 11-M ha sido siempre ejemplar, ¿o acaso se le ha recordado un día tras otro, en sesiones del Congreso y del Senado, o en los medios de comunicación de izquierdas su magnífica hazaña a esa derecha zafia?
Si es que no hay color... ¡coño!


Yvs Jacob

viernes, 18 de noviembre de 2011

Lo más inteligente es votar a Pérez Rubalcaba (Carta a un indignado español)

Amigo indignado:
Está muy bien eso de ir de "manis" y gritar contra los políticos; eso de buscar el enfrentamiento con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, instrumentos de un régimen policial (?); eso de comprarle unas birras a un "latero" pakistaní al que en algún momento hay que atender en nuestro costoso servicio público de salud, servicio que a él le importa un carajo; está muy bien eso de buscar tabaco y alcohol en un comercio oriental abierto a altas horas de la madrugada, cuando debería estar cerrado, y cuando basta una mano que asoma por una rendija para realizar la transacción; está muy bien bramar contra los "mercados", ocupar edificios vacíos en nombre de la creatividad, del colectivismo para minorías antisistema, pero la realidad no se agota con unas porciones de pizza al taglio, la realidad es eso que continúa siempre adelante estés tú o no estés, o mejor, es lo que dicta la continuidad de los hechos que te afectan mientras tú reafirmas la disconformidad liándote un "petilla". Tú puedes patalear y revolcarte por los suelos, puedes negarte a aceptarla o masturbarte, nada de esto importa, la realidad no se detendrá, no espera por ti, indignado insignificante, y, en todo caso, te perjudicará.
La democracia no se ha revelado como el maravilloso sistema que resolvía todos los problemas de los hombres, quizá porque la democracia es otra cosa. Hay quien dice que no existe, que todas las democracias son burdas aproximaciones, meros simulacros de la democracia formal. No les falta razón a quienes así se manifiestan. Pero debe tomarse en consideración que un régimen democrático acoge dentro de sí mismo múltiples tendencias, entre las que no falta la tuya, la que persigue su destrucción para una posterior regeneración. Al margen de tu marginalidad discurre todavía una corriente aplastante, la política institucional, la democracia parlamentaria. Un Parlamento puede llenarse con 400 escaños o con 250, en cualquier caso habrá un grupo con más representación que otros, un Gobierno y una oposición. A ti no te interesa nada de esto, porque tú quieres seguir haciendo descargas gratis de contenidos en Internet, no pagar la matrícula universitaria, si fuera posible, no pagar impuestos, un trabajo de pocas horas y mucho dinero para gastar, y hasta podrías ser partidario de que volviese a fumarse en los bares con total libertad. En el mundo de los hombres, todo eso se expresa en una ley, y es por ello que se celebran las elecciones legislativas, para decidir qué se puede hacer y qué no, para poner un límite a las libertades, que no otra cosa es una ley. Es un fastidio la ley, porque tú piensas que sería mucho mejor hacer siempre lo que a uno le saliese de los cojones. No olvides, sin embargo, que el mundo de los hombres es el mundo de la ley, el mundo de la mutua desconfianza, y no olvides que la ley es más necesaria cuanto menos moral es un pueblo. Es el español un pueblo donde abundan los tarugos, un pueblo de leños, y si confundes tu rebeldía con la irresponsabilidad vas a permitir que quienes menos entienden la sociedad democrática se alcen con su gobierno. Tenemos que impedirlo, y, aparte del voto, no existe otro medio que no sea violento para luchar contra la política que tú persigues destruir. El domingo hay que elegir entre algo que es malo, en su estado actual, y algo que es siempre mucho peor, que no conoce ninguna posibilidad de cambio, el PP. No podemos permitirnos que unos provocadores gandules dicten la ley, no podemos permitir que quienes sólo buscan legitimidad para su sinrazón triunfen sobre una sociedad libre estimulada por el afán de progreso. IU, UPyD, Equo... ¿qué posibilidades tendrían estos partidos frente a una bancada inflada por el sectarismo más soberbio? Los cambios que quieres hacer desde fuera sólo podrán hacerse desde dentro; ¿vas a dejar que pasen otros cuatro años? Lo más inteligente es votar a Pérez Rubalcaba -en la situación actual, no existe ninguna otra opción.


Yvs Jacob

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un tal Santiago González escribe un libro sobre el mito obsesivo de la "caverna", el zapaterismo

Otro pobre diablo que ya ha sacado el número y ha pedido la vez para decir que está por aquí, que también él arrimó el hombro al ariete, y a ver si gana el PP las elecciones y se tercia una pedrea.
Yo me descojonaba anoche viendo el programa de Sánchez Dragó. Lo que está sucediendo con Telemadrid no tiene ya nombre, no puede ni siquiera juzgarse "propaganda", "lavado de cerebro", "insulto a la inteligencia" ni nada por el estilo, y, a riesgo de caer en el misticismo filológico, parece más bien que no existen palabras para tanta obscenidad. "Este es un programa de literatura", decía Sánchez Dragó a un tal Santiago González que cayó por allí. Pues nadie se había dado cuenta, porque los invitados suelen a acudir para combatir ese terrible mal que es la sociedad progresista. Claro, ¡si es que éramos tan felices con Franco! Sobre todo si estabas en el lado de los buenos y formabas parte, por escasez de méritos o por familia, de un sistema de administración pública corrupto y dirigido por analfabetos. ¡Y qué felices fuimos después, ya en 1996, cuando Josemari nos hizo ricos!
El tal Santiago González parecía persona leída, pero, ya lo decían los viejos gramáticos, el problema del hombre es que razona -o juzga- mal. Se puede leer mucho y se puede comer mucha lasagna. En un caso, quizá se le quede a uno algo en la cabezota, pero puede suceder como en el segundo, que una masa de queso se agarre a las paredes del estómago y no haya manera de expulsarla durante días. Yo me inclino por lo segundo, esto es, que al tal Santiago González se le haya agarrado el queso a las paredes del cráneo.
Aparte de los lectores de Ana Samboal, supongo que nadie en su sano juicio comprará las agudísimas observaciones del tal Santiago González sobre lo que ha venido en llamarse "zapaterismo". De las muchas burradas que pudieron decirse en el programa de anoche, yo rescato dos. En primer lugar, estaban allí sentados dos progres que renegaban de haberlo sido. Yo comprendo esta posición: mola muchísimo más ser un hijo de puta. Estos dos exprogres se burlaban ahora del progresismo, satisfechos de haberlo abandonado -al parecer, gracias a unas lecturas de Adam Smith, que les había ilustrado sobre el concepto de la vida como lucha, por encima del estancador colectivismo, se entiende. Colmo del disparate fue asimilar la izquierda moderna con la Cuba comunista, y hasta se habló de lo mucho que se parecía el aspecto de "el Che" al de Jesuscristo, siempre con el fin de afirmar que la izquierda se comporta como una religión. Llamo la atención sobre el asunto porque se supone que quienes afirmaban esto anoche son los que pertenecen al mundo sano, los de las cabezas preclaras. Vamos, que me tiraba por los suelos -es aquello de la paja en el ojo ajeno y la peonza en el propio culo.
Otro aspecto no menos descacharrante fue la deslegitimación de los resultados de las dos últimas elecciones generales legislativas, las que perdió consecutivamente Mariano Rajoy. Decía el tal Santiago González que la gente había votado a Rodríguez Zapatero "creyendo que hacía algo grande", sin caer en la cuenta de que era un tonto sin ideas que ha conducido a los españoles al mayor de los desastres. Por supuesto, esto no tenía nada que ver con el pataleo del perdedor, sino con una derrota de la moral: los progres de mierda se creen siempre superiores, pero no lo son en absoluto, son unos fascistas encubiertos. Hoy por fin ha pedido el diario El Mundo el voto para el PP, si bien hace unos días se quejaba su director en un editorial de la página en blanco que es el programa de Mariano Rajoy. Insisto, se supone que estas son las personas de inteligencia superior, las que perciben mejor que los demás la realidad, las que muestran con su actitud crítica quién es el bueno y lo hace bien, y el malo malísimo que todo lo hace mal.
Creo que la "era TDT" está siendo letal para la inteligencia en España, por si no éramos ya una raza de alcornoques. Demasiada gente opinando aquí y allí, demasiada gente con el megáfono en la mano.
El día 20 hay que decidir entre meter los pies en un charco o el naufragio. Quiero decir todavía algo acerca del derrotismo en política. De la misma manera que el PP y los medios de la "caverna" han socavado la democracia española con sus obsesiones -teoría de la conspiración, lucha antiterrorista, la igualdad es sólo un concepto, las dos Españas...-, han sido socavados también los cimientos morales de la sociedad. Las agotadoras encuestas que se conocen cada media hora están cerca de conseguir que el resultado de las elecciones sea uno anticipado, pero este desastre todavía no ha tenido lugar, y es un tsunami que sí puede evitarse.
¡Paremos a la derecha rancia!


Yvs Jacob

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Jueguecitos de edición en el "Festival Eñe"

Pasó la tercera edición del Festival Eñe, que fue tan sosilla como las anteriores; apenas una o dos charlas con los autores entre lo más interesante -la permanente impostura intelectual de Andrés Trapiello y un, quizá, accidental Félix de Azúa, que no habló de nada en concreto. Por lo demás, sólo me cabe agradecer a los organizadores la subida a la azotea del Círculo de Bellas Artes sin abonar el ridículo euro de rigor y la vista de los tejados de Madrid -desde arriba, uno llega a olvidar toda la mierda que encuentra abajo. Es un ejercicio espiritual la contemplación de la ciudad desde la azotea, pero tal vez no lo más sobresaliente de esta institución cultural: el Círculo de Bellas Artes cuenta además con otro mérito destacado, a saber, la única cafetería de todo el mundo donde el café Illy sabe a rayos -¡exijo una pronta reparación!
Había por allí mucha gente muy guay, como suele ser la gente del libro. Como se anunciaba la presencia de Agustín Fernández Mallo, elegí de mi armario una camisa muy recia que tengo de militar, a la que llamo, no sé muy bien por qué, la "zamarrita", y me la puse, no por ir como un modernillo -en cuyo caso tendría que haberme pegado con imperdibles una menina a la espalda o una guitarra de Picasso-, sino por si acaso me lo encontraba en las escaleras y había hostias. Pero no llegamos a encontrarnos. Mucha gente de acá para allá, arriba y abajo en los ascensores, gente codeándose con esas celebridades a medias que son los escritores, y había también muchos editores, o técnicos de edición, que es más preciso y hiere menos. Agotadas las opciones de un programa agotado, parecía de lo más interesante echar un vistazo a la principal actividad sanguinaria del festival, el encuentro de no-autores con técnicos de la edición, que se hacían pasar por editores. Había por allí quienes opinaban "que era una actividad superguay" y "que estaba super de puta madre", que entiendo yo que puede tomase por una aceptación enfática del hecho. Los técnicos de la edición explicaban a una selecta cosecha de no-autores el proceso por el que un no-autor se convierte en autor, tras superar las duras pruebas impuestas por los técnicos de la edición. Los no-autores querían conocer esas pruebas y superarlas, y explicaban a los técnicos de la edición que tenían una obra que era la repolla de buena, y que su editorial se iba a forrar si la publicaba. Un autor (no-autor) explicando su obra... Yo suponía que el autor (no-autor) ya había escrito esa obra, ¿por qué tendría que explicarla? ¡Ni que estuviera por allí George Steiner!
Como sé que ya están recogiéndose ideas para la próxima edición, propongo al comité en cuestión pasar a la segunda etapa: del no-autor al autor, y ahora, la vida de un autor novel, que tendría que superar algunas novatadas por parte de sus compañeros de profesión. Un autor novel es el que se da entre una edición y la siguiente del Festival Eñe, es decir, se es novel durante un tiempo ñ, pero alcanza la mayoría de edad, no con otra obra -tal vez un tiempo ñ sólo sea fructífero para Alatristes y similares-, sino en el trato con sus colegas.
Ahí van algunas ideas para la próxima edición: autor novel precipitándose por las escaleras (actividad cronometrada); autor novel lamiéndole los zapatos a Rafael Reig (hands off!); autor novel contando el número de personas que caben en el ascensor -obsérvese que en lo que tarda uno en subir a la azotea Juan José Millás escribe tres cartas...
A mandar.


El Tunante Bogavante para Basuragurú

martes, 15 de noviembre de 2011

Los "mercados" muestran y demuestran que Mariano Rajoy no es ninguna solución

O lo que es igual, que los españoles harán el 20-N, como acostumbran, el ridículo. Eso que goza de tanta popularidad en estos días, y que todo el mundo refiere como "los mercados", sabe perfectamente que, apenas se forma un nuevo gobierno allí donde las urnas o Europa lo determinen, allí se disparará la no menos célebre "prima de riesgo", o lo que es igual: más fácil es mil veces apretar a un gobierno nuevo que a uno viejo, si bien, en la situación actual, una de extrema necesidad financiera, cualquier gobierno de un paisecillo mediano -¡España!- que recurra al endeudamiento será pasado por el rodillo de unos intereses fuera de madre.
Mariano "Sí", Mariano "No", todo esto es una grandísima gilipollez, o dicho ya con la mayor claridad de la deliciosa lengua castellana: con Mariano, ni cambio ni pollas. No se trata en absoluto de firmar cuatro decretos ley sobre una página abierta del Marca antes de ir a que le tiñan a uno el pelo, el problema no tiene tanto que ver con el endeudamiento futuro, como con la deuda que se tiene que afrontar ya, y los intereses a los que el dinero se devuelve. Por supuesto, sin empleo, mayor endeudamiento, pero ya se ve que ni en USA o Alemania, por ejemplo, donde siempre parece que todo funciona mejor, disminuye la deuda, sino que aumenta, y la receta del PP, después de pedir austeridad y contención administrativa, conduce a los españoles a más de lo mismo: desgravación por compra de vivienda, que es el error del que se estaba saliendo, y endeudamiento por el "principio de los cajones llenos pero vacíos", a saber, préstamos y más préstamos para pagar a los pensionistas, aunque sea todo mentira.
Yo vengo proponiendo desde hace tiempo que Mariano Rajoy se postule como presidente de alguna de las cuatro comunidades de vecinos donde es propietario, o en el edificio donde tiene un despachito; bien mirado, son muchas las posibilidades, ya viene de la política y podrá ganarse la confianza de siete y ocho burros y tres o cuatro supersticiosos, fanáticos y sectarios. Pero es el Gobierno que dirige Rodríguez Zapatero el que está manteniendo el pulso con Europa, por el momento. Cierto que ha habido que tomar medidas impopulares, pero la sociedad española debe comprender de una vez por todas que el país no es tan rico como se había creído durante un tiempo, y que quienes prestan dinero se toman también la libertad de ponerle a uno la rodilla en el pecho -es uno de los variados formatos que adopta el dinero. Las cosas son como son. Un cambio de gobierno del PSOE por el PP, en la actuales circunstancias, sólo conducirá al país a un desastre mayor. Los "mercados" no ignoran el alto índice de atontamiento de los españoles y ya han hecho su apuesta. Sólo falta por ver si se saldrán con la suya una vez más, o los españoles descubren que hay modos de autodefensa, entre los que no se cuenta que vote Rita "la cantaora".


Una reflexión de María Malamenti para Basuragurú

domingo, 13 de noviembre de 2011

Guía para ganar las elecciones generales legislativas de 2011 (¿Qué demonios es un indeciso?)

Ante unas elecciones políticas, un indeciso es igual que un votante en tanto que fumador, es decir, un disparate. Ya hemos visto al PP intentando tomar el pelo a los trabajadores, a los pensionistas y, cuesta creerlo, ahora también a los fumadores. Nadie en su sano juicio comprende que se pueda "hacer política" para los fumadores. A menudo se recuerda a los políticos que no se puede modificar la ley al gusto de las víctimas de todas las desgracias que tienen lugar dentro de una sociedad; no obstante, una sociedad tiene que dotarse de todos los medios racionales y prácticos para su defensa, pero ¡ojo con las seducciones de la violencia! Si no se puede hacer una legislación al gusto de las víctimas del terrorismo, por ejemplo, menos aún se puede adaptar toda una sociedad a un grupo a todas luces apolítico: los fumadores. Insisto, esto es un disparate mayúsculo, y quien vota al PP con la esperanza de que podría derogar la ley antitabaco vigente, es, en su sentido peyorativo, un retrasado mental.
Un indeciso duda, obviamente, pero no son tantas las opciones sobre las que dudar, como se teme el indeciso. En su mayoría, los indecisos son posibles votantes de la izquierda, porque a los de la derecha no nacionalista los ha dotado la superstición de un extraordinario sentido de la defensa, incluso cuando votan engañados y a un engaño. La izquierda actual, como la izquierda de siempre, se fragmenta, se especializa, al contrario de lo que sucede en la derecha, que se aglutina, si bien, por su irracionalismo, mejor sería decir que "la derecha se apelotona". Es precisamente un pelotón de la derecha el que podría obtener una mayoría absoluta como los indecisos proclives a la izquierda no se aclaren en pocos días. La izquierda encuentra en la fragmentación idéntica satisfacción a la que encuentra la derecha en su apelotonamiento. Para la izquierda, un partido, cuanto más mayoritario, peor defiende todos y cada uno de sus valores. La izquierda impulsa los derechos humanos, es tolerante, es ecológica, es feminista, es partidaria del federalismo, a lo que cabría llamar, con más precisión, "pervivencia y desarrollo de las singularidades"... Sin embargo, en el mundo del dinero, una vez en el gobierno, un partido mayoritario de izquierdas que represente a una nación o Estado en un club, como la UE, no puede satisfacer ampliamente a todas sus sensibilidades, y esto decepciona a los votantes más comprometidos o especializados.
La derecha apelotonada lo tiene más fácil: derechos humanos, sí, pero revisemos la cadena perpetua y hasta la pena de muerte; no obstante, ecología, feminismo, derechos sociales... ¿qué es todo esto? No es de extrañar que desde la derecha se juzgue a sus adversarios ideológicos como "gilipollas", y la verdad es que la proliferación de partidos inspirados por el buen rollo produce una tierna desesperación. En la derecha lo ven claro: "se acercan las elecciones, y estos gilipollas, en lugar de sumar para defender sus posiciones, se dividen, se fragmentan". Sí, una tierna desesperación con alto índice de agilipollamiento.
Todo está a punto de repetirse, de retornar. Pedía Gaspar Llamazares que vote a IU todo aquel que así lo desee, que vote a IU quien de verdad siente que debe hacerlo, y que no se caiga en lo que ha venido a llamarse desafortunadamente "voto útil". El voto útil es para los partidos muy minoritarios como aquello de la suerte de la fea: un partido mayoritario de izquierdas puede no hacer todo cuanto se espera de él, pero necesita los votos mucho más que los partidos de las más bellas ideas, porque éstos sí que no pueden lograr absolutamente nada, al menos no mientras el enemigo principal, un pantagruélico partido de derechas, no vea disminuido el número de sus ovejas bobas. Todo esto ya lo decía Platón en sus críticas a la democracia: la disgregación del voto conduce a la tiranía o al caos.
De manera burda, lo que (se) cuenta en democracia es el voto, y según el principio de la mayoría, no importa cuántos fragmentos de la izquierda obtengan representación en la Cámara cuando ni suman nada ni tienen opciones de practicar ninguna oposición.
La cosa no puede estar más clara: o ganamos todos o perdemos, pero un escaño más para IU, UPyD, ERC, BNG, o uno inaugural para Equo, no contribuirá a mejorar en lo más mínimo la situación política y económica de España.


Fullero y Tocomocho para Basuragurú

sábado, 12 de noviembre de 2011

Remontada imparable del PSOE (el "efecto Jáuregui")

Mucho champán corrió por la sede del PP en la calle de Génova tras conocerse las cifras del paro correspondientes al mes de octubre, pero tras los dos debates en televisión, todo ha cambiado. Al primero de ellos acudió Mariano Rajoy como quien se presenta a un examen sin haber preparado la lección completa, pero con la esperanza de que le cayese la pregunta de "¿cuántos parados en "situación legal" tiene España?", cuya respuesta bien podría valer por una victoria, y a eso se dedicó el líder del PP, a recordar, y hasta recordó lo felices que eran los españoles en 1996. Al segundo acudió Alberto Ruiz-Gallardón, pero, la verdad, no se lo vio mucho, renunció a los turnos de palabra y se reservó el tiempo de intervención para el final, pero cuando llegó el final, tampoco dijo nada. Así es el PP, un partido donde se dicen muchas barbaridades sobre los demás, pero sobre lo que interesa a los demás, no se dice nada.
En el segundo debate, el debate "a cinco", se encontró el PP con Ramón Jáuregui. Los españoles se preguntaron incrédulos, al observar las cualidades de Jáuregui, cómo alguien con una capacidad tan sobresaliente para explicar los asuntos no había obtenido más votos que Jaime Mayor Oreja, contra quien se enfrentó hace unos años en las elecciones al Parlamente europeo -yo todavía no salgo de mi asombro, enfrentar a Jáuregui con Mayor Oreja es como oponer a una paella un palito de pescado; no hay color. Con Jáuregui apareció el PSOE al rescate. Esto no significa que Pérez Rubalcaba lo hiciese mal, por supuesto, pero sí que el partido salía de una etapa confusa, y se rompía por fin la feroz y españolísima simplificación que había cargado sobre el Gobierno la responsabilidad absoluta en el origen de la actual crisis y en su gestión, de la que aleja con vicio el PP la participación negativa de sus administraciones. Estas mentiras, como las demás -la más grave, sin duda, el recorte en el poder adquisitivo de los pensionistas-, están siendo desmontadas, y como muy bien expuso Jáuregui, si el Gobierno ha tenido que suspender ciertos beneficios sociales, se debe a la circunstancia económica del país, pero nunca a una cuestión ideológica, beneficios, por cierto, siempre trasladados a la legislación por el PSOE en sus diferentes gobiernos. Los españoles parecen haber empezado a darse cuenta de que el PP quiere envolverlos con el manto de la estafa, y las encuestas honestas -descartadas las de ABC, La Razón, El Mundo, La Gaceta...- ya reflejan el ascenso imparable del candidato del PSOE y de su equipo. Así es, en el PP se quedaron sin champán, y ¡el PSOE sube como la espuma!


Yvs Jacob

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿De qué va Rosa Díez?

A Rosa Díez no se le conocía en la política española más que un buen puñado de elecciones perdidas, siempre en las filas del PSOE. Como a la derecha española cualquier fractura en el grupo mayoritario de izquierdas le resulta tan beneficioso como la pérdida de juicio de muchos de sus dirigentes -recuérdese lo jugosos que se revelaron, por ejemplo, Jaime Mayor Oreja, la Espe y, recientemente, De Cospedal-, desde los medios que tocan la pandereta para el PP se lanzó inmediatamente un bote salvavidas a Rosa Díez cuando fundó UPyD. Y tanto ha visitado Rosa Díez las radios, las televisiones y los diarios de la ultraderecha española que se ha contagiado de la común agresividad, del mal rollo interlobotómico. Cabe decir que hay mucho más que agresividad en común. Esta agresividad no es en los medios afines al PP algo accidental, sino ideológico, como ideológico es también que no se comprenda la complejidad del Estado autonómico, que se supone destruye a España, ni la solución que se adoptó a partir de la Constitución de 1978 para acoger en el Parlamento una representación proporcionada de los grupos nacionalistas. Nadie por entonces pareció preocupado porque la regla "un ciudadano, un voto" no se cumpliese, pero todo el mundo celebró la generosidad con que los españoles trataron a los catalanes y a los vascos después de un largo periodo de maltrato irracionalmente español. A España comenzaron a brotarle Comunidades Autonómas con demasiada alegría, y pronto se apreció que algunos políticos catalanes y vascos querían pasar rápidamente por la fase de agradecimiento para situarse cuanto antes en la etapa de europeización forzosa, que significa para ellos la secesión de la nación española, como si tal cosa pudiera decidirse también a mano alzada o con el apoyo de USA. Y esta es la situación en que se encuentra España, o mejor dicho, su tensión continua. Es aquí donde ha venido a aportar su rayo de clarividencia Rosa Díez. La tesis principal de su grupo es la siguiente: España ha sido muy generosa con sus nacionalismos periféricos, pero los nacionalistas rompen la igualdad de los españoles. La verdad es que dicho así dan ganas de salir a la calle y buscar nacionalistas catalanes, gallegos o vascos y montar un delicioso auto de fe hasta que no les queden ni los huesos. Este mensaje, cuando además es emitido desde las frecuencias de la ultraderecha, impresiona tanto al receptor, reafirma a ese receptor extremista en su percepción gotosa de la realidad, que puede inducirlo incluso a la duda: ¿votar a los ultras de siempre o tal vez a esta nueva salvadora de las tierras de España? ¡Líbrenos el capricho de la razón de esa decisión! Pero Rosa Díez insiste: "la gestión de la competencia de educación por parte de las Comunidades Autónomas separa a los españoles", y entre la derecha más radical se escuchan gritos de reconocimiento, "¡ya lo decíamos nosotros!". Y otra vez Rosa Díez: "la ley electoral beneficia a los partidos nacionalistas, que chantajean a los españoles en el Congreso". Y otra vez le responden: "lo mismo, lo mismo es lo que nosotros venimos diciendo desde hace años". Y con estos cebos se presenta UPyD a las elecciones, a ver si pican aquí unos que picaban antes en otros caladeros. Muchos ciudadanos comprenden, sin embargo, que el problema español existe porque es uno necesario, porque la nación española es plural y compleja, porque Catalunya y Euskadi son dos regiones prósperas y singulares, y muy beneficiosas para España, y las reacciones inmaduras a algunos modos a veces viciosos de su política no caben en ningún programa electoral serio.
No es la primera vez que UPyD concurre en unas elecciones. Sus fracasos en las anteriores, generales y locales y autonómicas, han animado a la formación a preparar cebos más eficaces, y es por ello que se habla tanto ahora del mito del "bipartidismo español", y que se expresa en esta fórmula: como ya hay dos grandes partidos en la Cámara que no se ponen de acuerdo para nada por la sinrazón de uno de ellos, vamos a alimentar la representación de un tercero, para que no hagan nada entre los tres. Pero UPyD parece tener un techo muy bajo, como se aprecia en el Ayuntamiento y en la Asamblea de Madrid, donde es tan aberrante la mayoría absoluta del PP, que sume UPyD sus votos o se oponga, ni pincha ni corta, ni toma ni da. Tal vez por esto han concluido muchos votantes de la ultraderecha que es mejor ser fieles a los de siempre, que tampoco hacen nada, ¡pero consiguen muchos más beneficios!


Yvs Jacob

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La distancia entre el PP y el PSOE se reduce de manera sobresaliente tras la victoria de Pérez Rubalcaba en el debate electoral

Es la lógica conclusión que puede alcanzarse tras observar el comportamiento de los medios de comunicación de derechas. Por una parte, no sólo se negaron estos medios a admitir que Pérez Rubalcaba anduvo más ágil, estuvo mejor preparado y ofreció una imagen más consistente de sus capacidades para gobernar la nación, sino que hoy, el día después del día siguiente, todavía continúan reforzando, como se dice en psicología, el mensaje. En los despachos de dirección de estos medios se llevaron varias veces las manos a la cabeza: ¡Pérez Rubalcaba está desmontando la torpe estrategia de Mariano Rajoy! ¡Pérez Rubalcaba está poniendo en evidencia que la derecha no tiene nada que ofrecer a los españoles! Y los españoles así lo veían. Veían los españoles que Mariano Rajoy se ponían insolente, cuando decía a Pérez Rubalcaba que no había entendido tal o cual cosa; veían los españoles que Mariano Rajoy decía algunas solemnes tonterías, como aquella de que "no iba a consentir -al candidato del PSOE- que creyese que sus intenciones eran mejores que las suyas -las de Rajoy-", solemne tontería donde las haya, además de ser también algo muy próximo a la falsedad, o dígase mejor mentira, que es la falsedad moral, a la vista del modo como se ha comportado el PP durante las dos últimas legislaturas, la primera que nació maldita, al inventarse la teoría de la conspiración, esa genial construcción barroca que tuvo su origen tras los atentados provocados por la soberbia infantil de Josemari, y que llevó, entre otras cosas, al divorcio entre el director de ABC y la Espe, por ejemplo, esa neoliberal de cartón a la que faltan, según el exdirector, un buen puñado de lecturas.
Tanto han temblado en los despachitos de dirección de la prensa de derechas, tanto les golpeó que Pérez Rubalcaba desmontase con éxito la demagogia "popular", que no tardaron en acordar el politono que habría de sonar tras el debate: Rajoy ganador por goleada. Menos mal que en estos casos la manipulación viene siempre después, porque, mientras dura el debate, una persona inteligente ya se forma sus propias opiniones.
Tras el debate, aparecieron, como acostumbra España de un tiempo a esta parte, montones de analistas en todas partes, obviamente, sin la menor voluntad de acuerdo: los de derechas, extremados hacia la derecha y adoración de su cordero místico, y los de izquierdas en el esfuerzo de buscar esa bendita ecuanimidad de tertulia. Aparecieron también las encuestas trucadas. Aparecieron después las encuestas que siguen a las encuestas. Las más recientes, en las que se observa un prodigioso recorte en la distancia de la intención de voto entre PP y PSOE, ponen de manifiesto que son precisamente los pensionistas, a quienes con más voluntad tima el PP, los que han visto la luz tras mostrar Pérez Rubalcaba a las cámaras un cuadro magnífico que desbarataba la ilusión "popular" sobre los recortes del PSOE. En ese cuadro se apreciaba sin lugar a dudas que el PSOE ha aumentado más de lo que jamás podría hacer el PP el poder adquisitivo de los pensionistas, es decir, que la pensión mínima es hoy casi el doble de lo que era cuando gobernaba el vicepresidente Rajoy. Desde luego, hay que tener la cara como la cabeza de González Pons para atreverse a criticar al PSOE en este asunto.
Pues así es que Pérez Rubalcaba se acerca con pasos de gigante a despertar del dulce sueño a los "populares". ¡Si es que hay una ley moral que dice que sólo consigue algo quien lo merece! Y no se pierda de vista el siguiente cálculo: cuanto más insistan en la derecha sobre la victoria de Rajoy, mayor es el miedo que tienen a estar cerca de la derrota.


Yvs Jacob

martes, 8 de noviembre de 2011

Pérez Rubalcaba, justo vencedor

Todo salió como estaba previsto: Pérez Rubalcaba arrollaría, pasaría por encima de Mariano Rajoy, que había acudido al debate con el único propósito de recordar a los espectadores durante casi dos horas la cifra del desempleo. Tan cierto era que sucedería lo que de hecho sucedió, que los medios de comunicación de derechas, "la caverna" y otros ideológicamente afines, no tardaron en entonar su coro, y dar por ganador, claro, a Mariano Rajoy. Pero hay que ver en este mal teatrillo, más allá de la politización o sectarismo de los medios de comunicación, la necesidad de reafirmar su mensaje en sus lectores y electores del PP. Tan pronto finalizó el debate, un recorrido por las páginas de los diarios españoles en Internet permitía observar la evolución de las encuestas no científicas tan habituales en la "era del dedillo". A nadie con sentido común y honestidad llamaría la atención que ABC o El Mundo no permitiesen más que un voto por dirección IP, aunque sólo si iba dirigido a Pérez Rubalcaba, porque a Mariano Rajoy podían dársele cuantos votos uno quisiera. Tampoco sorprendió a ningún español de bien que el director de ABC, un periodista tan serio, y que participaba anoche en el programa de RTVE 59'', no tuviese el menor pudor al comunicar el resultado de esas encuestas, aunque nada dijo del modo como se falsifican. Menos mal que había por allí alguien que sí destapó el asunto. Esto será siempre posible -me refiero al engaño con intención y a la respuesta crítica- mientras dure la imparcialidad en RTVE, pero tan pronto se convierta en otro aparato de propaganda del PP, mucho me temo que los españoles tendrán que buscar refugio en el fútbol.
Despreciando la pueril y patética resistencia a la realidad propia de las cabezas no pensantes de la derecha española, Pérez Rubalcaba ganó el debate, y los españoles de bien así lo vieron.
Debe decirse que Mariano Rajoy no merece ser juzgado como un posible futuro mal presidente de gobierno porque haya perdido todos los debates donde ha participado; Mariano Rajoy, si es que gana las elecciones, sería un pésimo presidente del gobierno por haber apoyado la estrategia del canallismo mientras lideró la oposición, aquella estrategia tan leal y tan noble de "cuanto peor, mejor". Desde luego que no es una credencial nada expeditiva, y hace falta tener la cara como un piano para confiar en que abrirá siquiera alguna puerta, cuando lo que merece el candidato del PP es que lo sepulten bajo ella. En un país con una población bien educada en la responsabilidad social de las acciones humanas, Mariano Rajoy no tendría la menor oportunidad.
Pérez Rubalcaba fue el justo vencedor. Quizá el debate de anoche no haya logrado levantar el pesado velo del sectarismo de la derecha en España, pero cabe desear que esa extraña, enigmática figura electoral, "el indeciso", sí viese con claridad que la derecha, más allá de la obsesión económica, la misma, por cierto, que existe en la izquierda, no tiene nada que ofrecer, contempla alejados en la periferia los demás problemas sociales y duda en muchos casos de que sean eso, problemas.
Insisto: Pérez Rubalcaba, justo vencedor del debate.


Yvs Jacob

domingo, 6 de noviembre de 2011

Millones de ignorantes y espíritus consumidos por el odio entre los votantes del PP

Llama la atención que en una época que ha desgastado las líneas que separaban a las antiguas ideologías políticas pueda encontrarse tanto resentimiento hacia el PSOE entre los votantes españoles. Qué se puede decir de los ignorantes, que son la auténtica pesadilla nacional, incluso cuando pretenden hacerse pasar por personas bien informadas y críticas, pero que si han de ser observadas desde la perspectiva de la acción, esto es, el supuesto "voto de castigo" y la abstención exquisitamente incorformista, sólo se refuerza su ignorancia, su incapacidad para vivir en una sociedad -habría de redundar en lo de "humana"- en la que la acción y la omisión tienen consecuencias sobre uno mismo y los demás, lo más preocupante.
No hay ninguna sociedad perfecta. Cada sociedad tiene los políticos que se merece, por otra parte. El político es un individuo salido de la gente, y no importa si ha ganado una oposición "a notarías" o es capaz de hacer pompas con el ano en una palangana llena de agua: el político es gente entre la gente. La gente elige gente, y la gentuza elige gentuza, y éste es el drama de la sociedad democrática, que se presenta gentuza para ser elegida por gentuza, y hay gentuza que cuando gobierna ni siquiera comprende que ha sido elegida por la gente. Cuando un pueblo se compone mayoritariamente de analfabetos, o mejor, una sociedad democrática analfabeta, irresponsable, como la española, está condenada a padecer todos los males imaginables relacionados con su gobierno y con su organización, a ser una víctima de su propio analfabetismo, y más posibilidades hay en ella de que triunfe por la libertad un déspota, igual que sin libertad triunfaba el despotismo por la fuerza. En Madrid, por ejemplo, gobierna el PP con despotismo, gracias a que la mayoría de los madrileños decidió que nada mejor para la Comunidad Autónoma que un gobierno de ignorantes y analfabetos.
De nuevo se encuentra la sociedad española inmersa en un proceso electoral, pero lejos de extraer una lección de su historia, parece que gritase de nuevo aquello de "¡vivan las caenas!", o lo que es igual, el que hace más trampas se lleva el premio y le aplaudimos. Tal es el caso de Mariano Rajoy y el PP. Después de siete años perjudicando a los españoles con todos los medios a su alcance, jugando vilmente con sus esperanzas y resolviendo su nefasto destino, se atreve el candidato de un mundo rancio a hablar ahora de unidad. Hace falta ser un gran cretino para creer en la política del canallismo; todavía hay que serlo más para extender la alfombra roja a quienes se han burlado de la miseria de todo un pueblo. Ya hay que ser tonto para confiar en estos demócratas: ni saben gobernar con buen juicio ni consienten que gobiernen los demás.


Yvs Jacob

viernes, 4 de noviembre de 2011

Con Rubalcaba, sí. ¡Y comienza la campaña!

Se comenta en Madrid que en la calle de Génova, en la sede del PP, se terminó el champán que había empezado a correr en botellas gigantes tras conocerse los datos del paro correspondientes al mes de octubre. "¡Lo hemos vuelto a conseguir!", gritaba un destacado dirigente de la formación, que había acudido un momento, entre no hacer nada y marcharse de vuelta a hacerlo, la espuma brotándole por las orejas. Como es bien sabido, todo lo que hace el PP en relación con el paro es perjudicar los modos posibles de combatirlo, además de celebrar con obscenidad el éxito de su estrategia. Como abunda entre los dirigentes "populares" la inmoralidad, al perjuicio causado a los españoles con su actitud irresponsable y desleal se lo llama "política". Se aprecia una vez más el error de concepto entre los "populares".
Es el momento, tras el éxito de la estrategia del PP, consistente en derribar todo el edificio sociopolítico, carcomer los cimientos del país, siempre que puedan quedarse sus dirigentes con el solar, de reflexionar acerca de aquella crítica que si hizo al PSOE apenas estalló la presente crisis económica. Del PP se puede esperar todo, y siempre con mayor probabilidad todo lo bajo y zafio. Ya se ha visto durante años el modo como el terrorismo ha sido alienado por los "populares", que se han apropiado la capacidad de gestionar el dolor de un pueblo, y que han señalado a los demás, quizá a los únicos demócratas que de verdad existen en España, a la manera de cómplices. Y con este antecedende, ¿cómo se le iba a ocurrir a alguien que en el PP estarían dispuestos a colaborar en la buena marcha de la economía? Se acusó al PSOE de haber ignorado la crisis, y hasta dentro del propio partido hubo ingenuos que quisieron hacer un guiño de simpatía a la sociedad admitiendo que las medidas adecuadas debieron ser aplicadas con antelación. Sin embargo, si se tiene presente la actitud del PP, si aquel día de 2008 en que Rodríguez Zapatero dijo que el país se encontraba con una salud envidiable hubiese sido el mensaje otro diferente, o las elecciones legislativas habrían de celebrarse casi dos años antes de la fecha, o la cifra del paro sería hoy superior a 8 millones. Tarde descubrió el PP que también con el desempleo se podía jugar, pero una vez reconocida la gravedad de la crisis, la estrategia de destrucción encontró perfecto acomodo en la, así llamada, "política de austeridad", que es la que mejor sienta a un país tan falto de espíritu como España, un país de irresponsables y sinvergüenzas.
Ayer pudo escucharse al presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, en una entrevista en Hoy por hoy. No cabe la menor duda de que los españoles están en manos de unos hooligans que son, por lo demás, bastante burros. El líder de los empresarios no alcanza a comprender, y ya es un desastre que él no lo comprenda, que el modo de vida de una sociedad tiene repercusiones en su totalidad, esto es, que el trabajo no es sólo una actividad que alguien realiza y por la cual recibe una cantidad de dinero estipulada, a menudo de manera bastante caprichosa. El líder de los empresarios madrileños, así como los dirigentes del PP, no alcanzan a comprender las repercusiones sociales de las actividades económicas en una sociedad, mucho menos en una altamente tecnificada y superpobladada como la actual. Estos sujetos sólo quieren librarse ellos mismos, en tanto que empresarios, unos, y otros en tanto que gestores públicos, de cualquier carga, y esto es, una vez más, ignorar la complejísima organización que es toda sociedad, el lugar de la economía y sus propios resortes.
Como parece que los españoles están muy cerca de cometer otro error histórico, entregar todo el poder en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y hasta el gobierno del Estado a un mismo partido, debe imponerse la clarividencia de evitar la fe en una nueva superstición: pueden llamarse a sí mismos "políticos", pero no son otra cosa que piratas.
Basuragurú no se resigna a caer en el derrotismo de los medios de izquierdas: admítase de una vez que en la situación actual, ante la amenaza de una mayoría absoluta de quienes han practicado la piratería con la sociedad española, votar a IU, UPyD o EQUO no ayudará absolutamente para nada. Basuragurú dice: "con Rubalcaba, sí", y todos los españoles de bien tienen que darse cuenta de que no hay ninguna otra opción.


Yvs Jacob

martes, 1 de noviembre de 2011

Salvador Sostres, otro que no se entera

Patalea Salvador Sostres porque los trabajadores en España disfrutan de demasiados días festivos, de voluptuosos, obscenos "puentes". La verdad es que el disparate es tan mayúsculo, y el autor tan falto de juicio, tan mercenario, que no merecería la pena descender al fango para rebatir la flatulencia. No obstante, como en España se lleva ahora la moda del neoliberalisto, tal vez convenga sacar la espada y golpear aquí y allí, y si hay suerte, hasta cortar una cabeza, o hartarse al menos a mandobles.
Como siempre, los neoliberalistos españoles no saben en absoluto de qué hablan. Por muchos días festivos que contenga el calendario laboral español, el daño para la productividad nacional es ridículo, ¡vivimos del turismo, de las naranjas y de los bares! Ahora bien, otra cosa sería que hablasen los liberalistos de, por ejemplo, Alemania, donde la producción industrial es una realidad, tanto como que España es una tierra de bares y restaurantes..., y de brutos. Salvador Sostres, de profesión buscavidas, lamenta también que las vacaciones de los trabajadores sean pagadas por quienes los contratan, ¡así no hay manera de levantar un país! ¡A latigazos, sí! Pero ¡cómo se le iba a ocurrir a Sostres que el dinero se mueve, que los salarios en España son los más miserables de la Europa occidental, que las familias gastan todo lo que ingresan y hasta más! ¡Cómo se le iba a ocurrir todo esto a un mercenario que ni siquiera se toma la molestia de empollarse la ideología por la que ha sido comprado! ¿Es ésta la eficacia liberal?
Tampoco se entera Sostres de lo que pasa en el mundo, pues no es sólo que la principal industria española, el turismo, no pueda compararse a la alemana, por ejemplo, la industria de la fábrica, especializada, no en los servicios, sino en la transformación de la materia, lo que en la fraseología marxista se llama "trabajo", sino que su maraca descacharrada es incapaz de comprender el fracaso de la fórmula que ha conducido a la fractura, a la manifestación del hartazgo ante el fatal destino del hombre sobre la tierra: destruir para construir; construir para consumir; consumir para volver a destruir... Pobre diablo, ¡le pagan para que escriba y no se le ocurre pensar en lo que dice! Productividad, productividad... ¿acaso no están los bares ya bastantes horas abiertos?
Y estos son los liberalistos españoles, a cargo de quienes corre la elaboración del ideario que va a sacar al país de la presente y de todas las crisis futuras. ¡Si están para encerrarlos en un manicomio, o en una escuela, que buena falta les hace!


Yvs Jacob


[Y el mandoble de gracia. No se le ha ocurrido a Salvador Sostres documentarse en lo más mínimo en la materia. Lo más parecido al concepto puro de industria que aún permanece en España es el sector del automóvil, pero hasta en éste son deseables los días festivos, ¡y cuantos más, mejor!, puesto que ha abandonado la ruinosa sobreproducción capitalista, ¡para qué producir objetos tan caros si no se pueden comercializar con éxito en un mundo pobre! Y hasta es divertirdo observar lo mucho que se ha "socializado" la producción de automóviles, producir nunca más de lo necesario... Por cierto: las compañías fabricantes gozan de acuerdos de privilegio en España, esto es, sólo se les pide que den trabajo, ni siquiera pagan los impuestos que habrían de corresponderles y que bien vendrían al maltrecho Estado. ¡Menudo recetario el de los liberalistos!].