jueves, 30 de diciembre de 2010

Miguel Sebastián, tonto por Navidad

Tiene Miguel Sebastián una de esas caras en las que no gusta entretenerse, una cara inquietante en la que cuesta depositar alguna confianza. Como quiera que sea, alguien le ha confiado un ministerio, y parece que cumple el requisito mínimo para acceder a un cargo de responsabilidad pública en España: ser un analfabeto moral.
Después de la última sebastianada -afirmar que la subida de la luz no será más de lo que vale un café-, he querido recordar el patrimonio personal de los ministros que se hizo público meses atrás. Puede que me equivoque, pero creo que Cristina Garmendia y Miguel Sebastián eran los ricos del Gabinete. Ser rico y de izquierdas no es nada fácil -en el caso de Garmendia, por ejemplo, imposible, tenía demasiada elegancia; quiero decir con ello que de izquierdas de verdad son los muertos de hambre, y yo, claro, y no hablo de la izquierda de la izquierda ni de otras ficciones sigloveintiuno.
Cuando uno es rico, o algo riquín, como mucho, uno llega a ser pequeñoburgués, la especie indeseable del materialismo histórico, en la cual no falta, por cierto, la simpatía por las clases inferiores, si bien, respecto de las acciones a su favor, el pequeñoburgués sólo hace lo poco a su alcance. Más o menos, así pensará Sebastián, para quien ya es bastante soportar la dirección del Ministerio de Industria, de la cual es seguro que los españoles estamos obteniendo incuestionables beneficios.
Pero sucede en la política española algo que no cabe comparar con ningún otro Estado occidental. Por ejemplo, ahí tenemos a "la Espe" amonestando a los periodistas, pidiéndoles que les "entren las cosas en la cabecita", cuando le hacen preguntas incómodas, o a Miguel Sebastián frivolizando por un euro arriba o abajo. Y esta es la suerte de representantes estúpidos de la estúpida ciudadanía española.
Hay que decir al amigo Sebastián que un euro de menos, cuando son muchos euros menos los que gran parte de la ciudadanía puede gastar que los que él tiene, es continuar horadando el pozo del desánimo. Y debe conocer este inventivo ministro los desafíos para el ingenio que afronta gran parte del pueblo ruinoso al que representa en cuanto al ahorro "en familia".
Probado como está que nos gobiernan los fondos de inversión, los mercados, podría ser buena la ocasión para que Sebastián regresase a casa por Navidad; dialécticos es lo menos que necesitamos en este tiempo.
Aprovecho para denunciar la usura que sufre mi cuenta en Caja Madrid cada mes que Rodrigo de Rato me sustrae graciosamente un euro por no tener nunca en ella más de mil, lo que sucede en mi caso todos los meses desde hace muchos años.
¡Vaya, otro café que tampoco podré tomarme!


Yvs Jacob