lunes, 21 de enero de 2013

El PP está podrido

El PP está podrido y pone a trabajar en su defensa a María Dolores de Cospedal. De María Dolores de Cospedal sabemos dos cosas: la primera, que le gusta mucho el dinero, el dinero para ella, claro, y muy poco el dinero para los demás, y la segunda, que es una de esas personas con tic, esto es, si, por ejemplo, se le pregunta qué hora marca un reloj cuyas agujas se sitúan a las 12.30, ella dirá que las 6.40, llámese como se quiera este problema de María Dolores de Cospedal. Cabe añadir a su carácter otro rasgo que se expresa a las mil maravillas en esta patochada: si existe financiación ilegal del PP o se han pagado sobresueldos a sus dirigentes, tendrán que revelarlo las cuentas de la formación, y si tales cuentas no revelan nada, entonces ni hubo pagos ni fue irregular la financiación. Como se dice en una de las cuñas de "Todo por la radio", "¡olé tu chocho!".
El PP es el partido de los ricos muy ricos que desprecian a los pobres, el partido de los patriotas horteras, es el partido de los fanáticos de la religión católica, el partido de los intolerantes, el partido de quienes antes prefieren el enfrentamiento entre los ciudadanos que aceptar la noción orgánica de la sociedad, el partido de quienes prefieren una sociedad, mejor que viva, muerta. En España todos sabemos cómo se han hecho las grandes fortunas hasta el advenimiento de la democracia, y sabemos cómo se han hecho muchas fortunas cuando la democracia llegó aquí. El "caso Bárcenas", del cual se discute si es un fleco del "megacaso de corrupción Gürtel", si es el "caso de financiación ilegal del PP" en el ámbito nacional o un caso endémico de corrupción política en España, ha sacado a la luz el modo como se hacen todavía hoy las fortunas. Para tener una fortuna en España, no sirve sólo y en absoluto el mérito, por mucho que los impostores que tanto elogian al liberalismo nos hablen de meritocracia, no; para tener una fortuna en España hay que saber ahorrar, un principio muy liberal-ascético, sí, pero saber ahorrar al fisco, pues ¿si no tengo que pagarle a nadie la cama del hospital cuando está enfermo ni ayudarle a superar un cáncer, cómo voy a tener que pagar impuestos si puede pagarlos otro? La lógica es impepinable; a esto lo conocemos como neoliberalismo analfabeto español.
A nadie debería sorprenderle que en el PP haya corrido el dinero ilegal en sobres o en cajitas de bombones, hablamos nada menos que del partido que más cerca está del gran capital, del mundo de los negocios, de los empresarios más espabilados, el partido de la patronal, el partido de los obispos, el partido de quienes no sienten el menor pudor al decir en una solemne Cámara democrática "que se jodan", cuando a los desempleados de larga duración se les acaba una prestación miserable que perciben precisamente en calidad de eso, de miserables, personas fuera del sistema por exigencias del mismo. No se trata, pues, de una casualidad, y cabe recordar lo siguiente: cualquier caso de corrupción política es también un saqueo de lo público, un reparto entre delincuentes de algo que no les pertenece y que es de todos; luego no es una casualidad, no es que exista la posibilidad fortuita y remota de que el partido de los poderosos favorezca legal e ilegalmente a quienes lo soportan, es que no puede ser de otra manera. Por supuesto, el PP no refleja algo semejante en sus estatutos, como tampoco figurarán en sus cuentas los pagos en dinero negro, ¡pero cómo no va a estar metido en los asuntos más turbios un partido que no ha echado sino carbón a la máquina del boom inmobiliario! Si es que no puede ser de otra manera, ¡si el hedor a podredumbre en el PP es tal que no hay quien aguante de pie! Y tampoco se olvide lo siguiente: una formación política como esta conservadora española, que tan poco demócrata es, cuenta con más de 600.000 militantes, la mayor en número de Europa, lo que no deja de dar bastante miedo, pues se hace evidente que busca hacer de la política algo que se critica mucho en los adversarios, la dedicación profesional y en su defecto el "enchufismo", y que en el PP casi funciona como monopolio, ¡todo para mí!
Cabe sacar la conclusión de que las fuerzas vuelven por fin a un equilibrio que la mayoría absoluta de Mariano Rajoy, el acontecimiento más destructivo en la historia de la democracia en España, había roto: se reconoce en los dos grandes partidos el mismo mal, son, en palabras de los independientes, "la misma mierda", y eso, de alguna manera, resulta tranquilizador, porque conocida la evolución del PSOE, es ahora el PP quien tendrá que cargar con su muerto en adelante, se le señalará con el dedo y se dirá que es otro partido podrido, algo que antes sólo podía decirse de su ideología y que hoy ya sabemos es algo más.
El PP no es el partido de los emprendedores, no es tampoco el partido de los ancianos, de los piadosos pensionistas, ni el partido de los trabajadores, ni siquiera el partido de los patriotas, de los españoles; todo ha sido un engaño. Llevo años diciendo que los millones de votos que obtiene el PP no podrían obedecer jamás a nada real, es decir, se necesita mucho más que "sacrificar los propios intereses económicos", en palabras de George Lakoff, para explicar tantas adhesiones. Su éxito se debe a una manipulación a gran escala de la opinión pública. Pero su descenso a la realidad ha comenzado, y si antes algunos vaticinaban la desaparición del PSOE, está ahora más cerca la escisión del PP, incluso la reproducción descontrolada de UPyD, ese partido fantasma, está mucho más cerca la creación de un nuevo partido con la lideresa por el sociosuicidio de los españoles que una nueva mayoría de Mariano Rajoy.
Hay en alguna calle de Madrid una pintada que reza: "Dios existe y no es del PP". Yo me lo estoy pasando en grande con tantas desgracias -con razón se apoya en el PP todo lo que tiene que ver con Israel, ¡un Dios de verdad es un dios de la venganza!


Yvs Jacob