lunes, 31 de enero de 2011

"Aktion BDM", la novela de Yvs Jacob

En estos tiempos en que tanto provecho gratuito puede obtenerse gracias a Internet, siento en mí la responsabilidad de devolver algo a cambio de tanta satisfacción. Es muy poco lo que yo sé hacer, y menos aun si tuviese que ofrecer con ello alguna compensación a aquellos a quienes he confiado mi entretenimiento, y en buena medida, mi diversión, aparte del Partido Popular, claro. Pero dudo mucho de que la justicia se realice, puesto que aquellos a quienes me dirijo es probable que no sepan una palabra de castellano -como gran parte de los españoles, por cierto. En cualquier caso, puesto que la moral tiene sólo que ver con la intención, y nunca con los hechos, que no son, moralmente, nada en absoluto, me libro de la subyugación, y con el placer de un juez -así, entre el bien y el mal-, interpreto a mi gusto la "Ley Sinde" y entrego aquí unas páginas ajeno por completo al "síndrome del creador español", es decir, sin la obsesión de que nadie pague por leer mi novela de mierda.
Quiero decir algo acerca de este documento excepcional. Ha sido rechazado por unas cuantas editoriales, y algunas hubo, sin duda, las más exquisitas e intelectuales, que ni contestaron cuando el manuscrito de los cojones fue enviado. Creo que ya he despotricado en alguna ocasión contra las editoriales. Diré todavía algo más: son todas una puta mierda, están en manos de incompetentes y tratan a las obras y a los autores como si fuesen tomates podridos -y no entraré en detalles técnicos, de disciplina, se entiende, pero traigo ahora el recuerdo, por ejemplo, de La condición humana, de Hannah Arendt, cuya edición castellana, a cargo de Paidós, tenía errores ortotipográficos en el texto castellano y en las citas de todos los demás idiomas (inglés, francés y alemán); un prodigio editorial, vamos, y hasta el título es inadecuado.
Como no cuento con dinero para continuar manteniendo yo solo el sistema nacional de correos y envíos postales, y como me declaro contrario a que un lector sin formación estética ni humanística pueda determinar las posibilidades de una obra tan compleja como La undécima tesis, lego aquí, para todos los públicos, el producto de mi clarividencia atormentada por la despreciable realidad que es el mundo de los hombres.
Puesto que en España, a pesar de todas las editoriales que existen, se lee poco, despacio y mal -quizá por la recurrente manía de los editores, que insistentemente ofrecen al público obras de autores checos, húngaros y suecos, ¡y menos mal que en Gabón son todavía analfabetos!-, he dosificado mi arte en una suerte de capítulos semanales, de manera que los lectores accidentales puedan descansar de mi genio angustioso, envolvente.
Y ahí va:
Aktion BDM


Yvs Jacob

domingo, 30 de enero de 2011

Guillermo Fernández Vara, o Cuidado con tus amigos

La actitud de Fernández Vara puede expresarse de esta manera: dos caminan por la calle y uno apesta a mierda, y el que no quiere ser confundido con su maloliente amigo, va señalando a todo el que se encuentra que no es él quien huele mal, sino el otro.
En comparación con la actitud o estrategia del Partido Popular, cuyos diferentes dirigentes, al ser preguntados por algún compañero que huele a mierda, siempre responderán que "son las ocho y cuarto", el modo como Fernández Vara emplea el paraguas no puede dejarme más perplejo. En lugar de abrirlo para cobijar a un compañero, continuamente marca a los periodistas la presa a seguir: "vayan por ahí, que ése es el que huele a mierda".
Quizá Fernández Vara se cree de la escuela de Juan Carlos Rodríguez Ibarra -premio Piquito Lindo-, que decía lo que le venía en gana, o sin gana -que le venía sin más-, claro, porque había sido profesor de Francés, que al menos a mí me resulta muy difícil de imaginar cómo sonará esa lengua de los poetas al ser alterada, esencialmente alterada. Ahora bien, Rodríguez Ibarra practicaba el exabrupto como figura permanente, aunque tenía el mérito de no perjudicar al PSOE y de ganarse la simpatía de la izquierda más pura y moderada del socialismo -la que yo llamaría "del sentido común", sin izquierda ni derecha en realidad. Pero Fernández Vara dice algo y sienta mal en el ámbito del socialismo; suena siempre inoportuno, es imprudente e inadecuado; no suma, sino resta, y mucho, y uno se pregunta por qué no se habrá callado.
Sucede así en relación con la sucesión de Rodríguez Zapatero. Para empezar, "sucesión" es un término impropio para una organización democrática que interviene en democracia, por mucho que en ocasiones se hayan producido sucesiones en el PSOE. Desde las primarias madrileñas, se ha redescubierto la democracia en los partidos políticos -apetece que haya primarias para todo-, y la ciudadanía ha visto con buenos ojos la lucha a muerte entre los candidatos hambrientos de poder de representación -por si alguien duda todavía de que la política no es a veces más que otra forma de vida, con su salario, su jubilación y todo.
En mi autorizadísima opinión, Rodríguez Zapatero, aunque no debe presentarse a un nuevo mandato, tampoco debe resolver el secreto ni antes ni muy temprano después de las elecciones autonómicas. Nada haría más daño al PSOE que ofrecer a su líder como pelele ante la creciente jauría de caza, que diría Elias Canetti, que comanda el Partido Popular. Esto es, cuanto menos se hable de la "sucesión", Fernández Vara, mejor. Y además, existen las mascarillas.


Yvs Jacob

viernes, 28 de enero de 2011

Los ex presidentes con negocios no pueden cobrar ninguna pensión del Estado

Como en tantas otras ocasiones, la sociedad española está siendo víctima de una estafa. Los argumentos a favor de la pensión concedida a los ex presidentes de Gobierno con el cargo fantasma de consejero en importantes empresas han conseguido agudizar mi apetito por la desobediencia civil, porque quizá ha llegado la hora definitiva de ese instrumento que sólo emplean los dirigentes regionales del Partido Popular, el boicot, pero uno de gran escala que se fije por meta que todo se vaya a tomar por el culo.
He escuchado a los defensores de esta estafa que en España se cobra poco por la dedicación a la vida pública. Bien, se cobra bastante para vivir holgadamente, habida cuenta de que, durante sus mandatos, los presidentes y sus familias no gastan ni en cepillos de dientes, así que no nos chupemos las pollas de tanto entusiasmo.
En segundo lugar, es cierto que los ex presidentes han prestado su servicio a la sociedad, pero ni estaban obligados a ello -ninguna pistola en la nuca los llevó a la política, y "son gente" como el resto de la gente- ni dicho servicio puede medirse en términos de ninguna clase, luego su pensión podría siempre revocarse -riesgos también hemos corrido.
En tercer lugar, cualesquiera contactos -la famosa "agenda"- que los ex presidentes hiciesen en sus mandatos y que podrían ser de utilidad para empresas que les ofreciesen alguna suerte de remuneración, o benefician directamente a la sociedad que los eligió como mandatarios, o chocan también directamente con los intereses de esa sociedad si sólo sirven como objetos de intercambio en beneficio personal de quien comercia con ellos.
En cuarto lugar, debido a la opacidad de la actividad pública, es fácil desconfiar de la limpieza absoluta en las más altas esferas. Los patrimonios de los ex presidentes crecen de manera prodigiosa, y cabe suponer que las tan cotizadas conferencias en la gira obligatoria para todo ex mandatario hubieran podido contar con algún fondo bien alimentado, deseemos que siempre dentro de la legalidad, aunque, obvio, fuera de la moralidad.
En quinto lugar, cierto que el Estado dispone que tales pensiones deben concederse, y que quien puede benficiarse de ellas cuenta con su existencia una vez abandone su función pública, pero la incompatibilidad con cualquier otra fuente de ingresos no puede ser más moral y honesta. En un contexto socioeconómico en que se reducen las becas de todo orden, aumenta la edad de jubilación, se reducen las plazas en las convocatorias de empleo público..., los 80.000 € anuales concedidos a dos millonarios se tornan decisivos, y no sólo en relación con la estima que la sociedad tenga a los políticos y a la política.
Me detengo, y no añado lugares siete, ocho y en adelante para no estar escribiendo cuatro días seguidos, pero ninguna defensa es posible, amigos del periodismo de trincheras.
Igual que Henry David Thoreau se subió a un árbol para que sus impuestos no contribuyesen a hacer la guerra a México, yo voy a subirme a otro y me voy a cagar en todo el que se ponga debajo, porque con mi triste dinero de mierda no pienso colaborar en el robo que es una pensión vitalicia a quienes ya tienen los bolsillos y los baúles llenos de insaciable sed de ruindad.
¡Desobediencia civil ahora!


Yvs Jacob

martes, 25 de enero de 2011

Literatura revolucionaria universitaria

Como tantas otras noticias, y las noticias deberían estar siempre vinculadas a hechos, por mucho que El Mundo y otros diarios españoles sean el vehículo de ingeniosísimos creadores que se refieren a sí mismos como "periodistas", ha desaparecido por completo el fragor revolucionario que llegaba desde Francia, cuando a propósito de las reformas sobre la edad de jubilación salieron a la calle trabajadores y estudiantes para vergüenza de mayo del 68. En el programa El Intermedio se hizo con mucho humor la elección de Miss y Mr Manifa, y era todo un espectáculo ver a los jóvenes franceses en lucha, hasta el punto de no saber muy bien si los catálogos de moda imitan a la realidad revolucionaria o es al contrario, por lo que yo me inclino.
Pero paseando desde casi el comienzo de la Ciudad Universitaria, donde se encuentra la escuela de Ingenieros Agrónomos, se constata la gran diferencia que existe con los vecinos del norte, quizá porque el idioma castellano es de una sobriedad tal, al menos cuando se habla en Madrid, que hace de la realidad referida algo rotundo a un tiempo que cortante. En la escuela de Aeronáutica, antes de llegar a la boca de metro, se lee en una pared "Libertad para Virginia", que debe ser alguien privado de ella, y pido desde aquí que se aclare quién, que me intriga una barbaridad. Ya en la facultad de Farmacia comienza lo bueno, porque en su pared dice "Esperanza Aguirre come mierda", y no lo invento -el texto, se entiende-, y siempre me despierta una sonrisa, porque la pintada permanece allí desde hace mucho tiempo sin que ni siquiera la borre el paso de los días.
Mucho me llevó entender lo que había escrito en una de las paredes de la sucursal tan coqueta del Banco Santander. A distancia y sin gafas, yo interpretaba "Mujer empadrónate", así de mal, sin coma ni nada, claro, al estilo universitario. Pero ya más cerca leí por fin "empodérate", que debe de ser algo así como "tomar el poder de uno mismo", y que en los tiempos que corren todo el mundo habría de observar, porque ladrones armados de democracia están perpetrando el robo del siglo mientras la ciudadanía anda ocupada limpiándose los piojos.
La gran conmoción se alcanza en el conocido "edificio B" de Filología, donde tantas veces escuché lo de "esta casa", aunque no sin antes coger algo de aire al leer en el también conocido "edificio A" esta joya: "¡Qué vuele la reforma!", con esa tilde de ciencias exactas. Es sin duda en el "edificio B" donde se descubren el alcance intelectual y el compromiso de los jóvenes españoles. Para empezar, parece ser el único espacio público donde todavía se puede fumar, con la actual y con la anterior ley antitabaco. Pero lo más sorprendente es el descubrimiento hecho por algún pensador todavía anónimo, que ha legado para la posteridad, y ojalá dure tanto como la pintada que informa de la dieta de "la Espe", lo siguiente: "Lo moral es político".
Sospecho que anónimo quería decir lo contrario, que lo político es moral, porque la cópula anterior, por mucho que se intente salvar, suena demasiado a liberalismo de derechas, y tanta pluralidad es sospecha en un campus de universidad pública española, sobre todo a 200 mts de donde una lideresa de la derecha sabe lo que es comer.


Yvs Jacob

sábado, 22 de enero de 2011

San José María Aznar se empeña en que la historia lo recuerde como a un pequeño hombre mezquino

San José María Aznar siempre quedará vinculado a los miles de muertos de la guerra de Iraq y a los atentados del 11 de marzo de 2004, e incluso hoy es imposible, al ver su cara, que la imagen de la destrucción diaria de Bagdad, o la de unos trenes reventados, no se presente de inmediato y supere la contigüidad de que hablaba Platón respecto de los recuerdos para convertirse en la construcción de un signo, la palabra "Aznar", hasta el punto de mostrar su obra y decir: "es esto".
Si se quiere, Felipe González siempre será el presidente de los GAL y de la corrupción, como Rodríguez Zapatero lo será de la crisis y el desempleo. Así hablará la historia.
En comparación con ellos, es más triste la actitud de san José María Aznar, que vive cada día con el deseo, no de redención, sino de resarcimiento, y es de suponer que una hilera interminable de muertos debe pesar tanto como para que un día y otro se esfuerce por sobreponerse con la única arma del rencor, tanto como para decidir darse una segunda oportunidad. Pero siempre será el pequeño hombre mezquino que dijo "Sí" a la invasión y destrucción de Iraq, como si una guerra fuese en algo parecida a su representación cinematográfica; el hombre que por su irresponsabilidad puso en peligro la vida del pueblo que le había confiado su gobierno en democracia.
San José María Aznar desconoce por completo el principio sagrado de la responsabilidad en política, y lejos de mantenerse en la discreción que debería exigirse a sus pecados, ha optado por la presencia insistente, como si no hubiese agotado ya la paciencia de los españoles. Esta misma presencia pone en evidencia su culpabilidad. Es fácil entender que el gobierno nunca esté libre de riesgos y amenazas, pero hay errores que pueden evitarse también con facilidad. Y san José María Aznar, como sabe que el pueblo no perdona, se empeña en negar que cometiese tales errores, y burla así la dignidad de los españoles como seres humanos, pura mercancía intercambiable incluso con la muerte, y todo para no dañar la clarividencia del gobernante -George W. Bush lo ha llamado "visionario", pero es obvio que ignora el significado de ese y otros términos.
Los vítores y aplausos que recibe el santo en las plazas que visita estos días prueban al observador atento que el Partido Popular es una solución zafia para España. Sus nostálgicos se parecen en mucho a esa gente extraña que añora al dictador, individuos que no comprenden en lo más mínimo en qué consiste la vida en una sociedad democrática, y que suspenden el principio de causalidad de su aplicación a la historia para celebrar el pasado, como si el presente no tuviese nada que ver.
La duda que ahora queda a la izquierda española es si Pérez Rubalcaba se consumirá durante un año entero en la recámara, si conseguirá vencer la campaña que los medios de comunicación del circo popular recrudecerán en breve contra el "portavoz de los GAL", si los votantes más irresponsables se cansarán de un poco más de lo mismo.


Yvs Jacob

viernes, 21 de enero de 2011

Esta semana, ¡todos los días fútbol!

Lo hemos vuelto a conseguir, ¡y nada nos podrá parar!
La progresión de los españoles hacia la cima del analfabetismo cultural no conoce límites ni barreras. No importaba en absoluto que los partidos de la semana fuesen intrascendentes, que el Barcelona hubiese dejado a los jugadores del Betis pegados en el campo la semana anterior, o que la sobrevalorada afición atlética supiese en el fondo de su corazón que su equipo no conseguiría batir al rival de la capital. Todas las emisoras de radio suspendieron sus habituales programas de información y debate para que sus oyentes no perdiesen detalle de una eliminatoria ya resuelta por cinco goles de diferencia, y otra casi tan absurda, por el frío que sufrieron los seguidores de los equipos madrileños en el vallecito del Manzanares.
Dijo Iñaki Gabilondo días atrás que era una desgracia que desapareciese un medio de comunicación, y también lo repitió Àngels Barceló en el muy irregular y descuidado Hora 25, programa sometido a la tiranía de los esquilmadores de almas, o esquiladores de borregos, que es lo mismo. Pero, querido Iñaki, ¡cómo no va a desaparecer el mundo entero cuando la ambición de un grupo de comunicación es llevar un partido de fútbol diario a cada hogar mediante la televisión por pago!
Y este es el mundo en que vivimos, el mundo sobre el cual discutimos y en el que tanto nos molesta lo que hacen unos y otros, cuando lo que de verdad merecemos es que Zeus descargue una lluvia de rayos que parta a la mitad por la mitad, y que a la mitad de la mitad sobrante le introduzca yo qué sé por el mismísimo culo, que libre a la otra mitad de tanta gilipollez como soporta.


Yvs Jacob

jueves, 20 de enero de 2011

El Senado español, ahora más inútil todavía

Hace poco vi en televisión unas imágenes del Caudillo de las Españas entrando en el Senado. No podía ser más ridículo el espectáculo, porque sin democracia, las instituciones propias de la libertad se convierten en un teatrillo de pantomima. Pero todavía era más grave la pretensión de que el Senado pudiese tener alguna función que justificase su existencia, lo que habría supuesto compartir el poder con el dictador, si bien con un dictador no se puede compartir nada, puesto que cuando rige la más absoluta arbitrariedad, la dirección del gobierno corresponde al capricho, y un dictador es por definición alguien con poderes especialísimos, y en especial, el poder de tener el poder sin que nadie se lo haya otorgado ni cedido, sino que el dictador lo secuestra.
Como pasó el tiempo, y España se hizo democrática, primero, y europea sin mucho tardar, se llegó a pensar que el Senado, algo así como una metainstitución constitucional, podía actuar como legitimador de la misma democracia, esto es, la institución existe, y existe en democracia, luego podemos estar tranquilos, porque así nos parecemos más a los demás hombres libres. No obstante, el Senado, al menos en una democracia apenas inaugurada, carecía y carece de competencias decisivas -no es una Cámara con propiedad-, porque si esa institución pudiese contravenir la voluntad ciudadana -dos mayorías diferentes-, aquí acabábamos a hostias con toda seguridad.
Manuel Marín nos ilusionó cuando quiso modificar las normas del Congreso, y nunca ocultó que el Senado era un gasto bastante tonto. Respecto del Congreso, a diferencia de los demás presidentes, burdos aporreadores con maza, Marín quería que la Cámara tuviese la capacidad de poner en dificultades al presidente del Gobierno, fuese quien fuese, siempre alejado de la espontaneidad; quería algo diferente de lo que es, cierto, un corral donde unos animales gritan a otros. En cuanto al Senado, deseaba que se convirtiese en lugar de vertebración de la Autonomías, una Cámara territorial. Y aquí aparece el eterno problema.
Lejos de solucionarlo, se le ha dado al problema, según la costumbre española, una capa de pintura, ¡y listo! El Senado, lugar donde nadie tiene nada que decir y menos aun que escuchar, abre a los ociosos senadores la oportunidad de expresarse en su lengua regional. Sólo un idiota profundo intentaría hacerse escuchar cuando a nadie le interesa lo que tiene que decir, y menos si lo hace en otra lengua, por mucho que una educación mínima sea del auxilio de los españoles para entender lenguas tan relacionadas como el castellano, el catalán y el gallego. Entiendo que el euskera se trate con la mayor atención por su excepcionalidad, pero es una extravagancia emplear una lengua tan extraña para tener nada que decir.
Como ya sospechaba parte de la ciudadanía que el Senado es un cementerio con panteones muy caros para su mantenimiento, ahora aumenta su gasto que da gusto, y todo para satisfacer ese placer insano de los españoles de cualquier región por la tontería: cuanto más grande, mejor.


Yvs Jacob

lunes, 17 de enero de 2011

Fumador descubre cenicero en papelera

"No tenía ni idea de que los cigarrillos podían apagarse así", ha declarado a una melé de periodistas que lo atosigaba con sus aparatos para la memoria y la difamación, y ha añadido lo siguiente: "ha sido una experiencia increíble, y me doy cuenta de haber sido un puto cerdo desconsiderado por todos los años en que he arrojado mis cigarrillos consumidos igual que se lanza un moco apelotillado".
En Intereconomía no han tardado en acribillar a este fumador racional, y lo han llamado "perro rojo traidor", "esclavo" y hasta "sindicalista de mierda", y Mario Conde ha prometido un nuevo libro donde abordará el asunto sin guardarse ni una coma, y seguro que también habla del Rey y de los derechos humanos.
El Grupo Planeta, cuya mayor virtud es la ausencia total de escrúpulos, ya ha solicitado a san José María Aznar otra obra -el anticipo ronda los 3 millones de euros-, Cartas a un joven fumador español, para la cual "la Espe" había sugerido este título, Fuma donde te salga de los cojones, y que san José María Aznar parece haber rechazado por complicaciones obvias en cuanto a su traducción al inglés.
Por su parte, FAES, siempre con el objetivo de sembrar odio entre los españoles, continúa revisando el liberalismo, y ha publicado una edición de On Liberty de John Stuart Mill mutilada -se ha suprimido el capítulo final, que trata de la educación y la responsabilidad de la sociedad, y se ha colocado en su lugar otro escrito por el mismo san José María Aznar, que reza "Quién me va a decir a mí lo que hago con mis cigarrillos", sin duda, la prosa más brillante que pueda encontrarse hoy en el castellano, y cargada de profundidad moral, algo para lo que no todos los españoles están preparados.
¡Ah, qué cosas!


Yvs Jacob

domingo, 16 de enero de 2011

Murcia no es Arizona. El Partido Popular prueba su propia medicina... y no le gusta

En una sociedad democrática, esto es, en la forma de dominio del hombre sobre el hombre en la cual se establece y respeta el acuerdo de lograr el gobierno mediante la libre elección de los gobernantes, no caben los ajusticiamientos mafiosos a los cargos públicos, por muy lamentables, incompetentes e indeseables que sean los individuos al frente de cualesquiera funciones y actividades. Sucede, no obstante, que el Partido Popular no entiende por democracia lo mismo que la mayor parte de fuerzas políticas en España, porque para el Partido Popular es el modo por el cual el pueblo elige sólo a ese partido -lo democrático es que lo elijan a él-, y si el resultado de una elección da mayoría suficiente a otra fuerza, tal elección es ilegítima, y el triunfo de sus adversarios se debe al trabajo sucio del poder de la prensa, a la manipulación, que es un vicio de los medios de comunicación serviles a la izquierda y a los nacionalismos periféricos, y de ninguno más.
Como un día tras otro María Dolores de Cospedal, Cristóbal Montoro y Esteban González Pons salen a contar mentiras, a inventar monstruosidades en el ejercicio de la responsabilidad social que les corresponde como miembros destacados de una formación política que recibe el voto de millones de ciudadanos, y como los medios de comunicación que actúan como satélite y retransmisor del odio que rezuma el entorno de esa formación han perdido por completo, ya no sólo el juicio, sino cualquier ápice de humana dignidad, hay momentos en que el clima sociopolítico se hace en España por completo irrespirable. Cabría imaginar, pues, agresiones por parte de ardorosos ultraderechistas intolerantes y antidemócratas a personas de la izquierda, principalmente cargos públicos de perfil bajo, que ofrecen mayor facilidad para que se cebe un cobarde. Lo que ha pillado por sorpresa -¡y tanto!- ha sido que le aplicaran unos analgésicos nada menos que a un consejero del gobierno murciano -que yo sospecho lo macho que hay que ser para pegar a uno de Murcia, ese pueblo con alma de azadón... Al romperse la lógica de la realidad, me atrevo a afirmar, en contra de lo que ha dicho la insuperablemente odiosa señora De Cospedal, que no existe algo así como un "móvil político" en la agresión, sino que se trata de un ajuste de cuentas por alguna picardía del consejero, y que el bloque popular intenta rentabilizar de manera similar a como hizo "la Espe" en el "caso Hermann Tertsch" -presunto periodista se pone pedo y asegura ver hordas bolcheviques patrullando por el distrito Centro de Madrid.
Señora María Dolores de Cospedal: no tiene que esforzarse más por causarnos repugnancia a las almas sensibles y nobles, que asco no nos cabe ya; le decimos que Murcia no es Arizona, si bien nos gustaría que a más de uno y una les metiesen un cacto por ya sabe usted qué parte. El otro día quise sugerir a san José María Aznar que se comprase a una isla y se hiciese reconocer Dios por la zona; dígaselo por mí, y si acaso necesitase un buen montón de indios ingenuos, váyanse con él, usted misma y toda la tropa. No tema: nadie los necesita ni los echará de menos.


Yvs Jacob

jueves, 13 de enero de 2011

Y el rey-filósofo era tabernero

He cogido los diálogos de Platón y los he mandado a tomar por el culo; tanto meditar sobre el buen gobierno y tanta polla para que al final la realidad me descubra que el poder legislativo se encuentra en manos de hosteleros y restauradores, o lo que es igual, que lo mejor para todos lo decide un simple tabernero -así se desprende tras salir a la luz los muy ingeniosos medios que se emplean para burlar la ley antitabaco.
Pero es que cuenta España con un bar en cada una de sus esquinas, lo cual habla mucho, y no precisamente bien, de los españoles, cuya cultura padece enanismo, y todavía hay quien se atreve a sostener que existen "países de su entorno", como si hubiese superado ya España su secular mediocridad.
Es con leyes como la actual contra el tabaco, o mejor dicho, contra la impunidad de quienes son prisioneros de un vicio cuyas molestias no pueden atajar en la más absoluta privacidad, que una sociedad se hace madura. Pero los españoles no forman una sociedad, sino un rebaño de los más torpes y brutos animales en que pueda pensarse, y cualquier distingo cultural, cualquier logro a favor de una vida sana en sus múltiples acepciones es para ellos como rociar perfume sobre un cerdo.
¡Ah, los españoles! ¡Es que no tienen solución!
¡A ver si cierran de verdad un montón de bares, coño! Y en su lugar, que se se abran campos de reeducación. Tantas tiendas de chinos y tanta mierda... ¡Campos de reeducación ya!


Yvs Jacob

martes, 11 de enero de 2011

Felipe González y san José María Aznar traicionan a los españoles (otra vez)

Vamos de muy mal en muy peor, y la cosa no hay quien la pare.
Apenas perpetrado el atraco que es siempre la subida de la luz, y en una situación económica y social de espanto, ambos ex-presidentes alimentan sus ya bien nutridos patrimonios con sendos cargos fantasma en dos importantes empresas energéticas. Un poco de sinceridad, hostias: ni van a aconsejar acerca de nada ni tienen competencia técnica para aconsejar sobre aquello que, supuestamente, justifica los emolumentos que recibirán por encargar a un pobre "negro" que les redacte un informe con el auxilio de Wikipedia y un diccionario online.
Es inevitable no pensar en Max Weber a la hora de juzgar a políticos y ex-políticos. ¿Acaso no se trata de beneficios vinculados a su actividad anterior? ¿Acaso no debería ser la sociedad la beneficiaria de tanto lucro, puesto que el político se ofrece a servirla? ¿Y tiene algún sentido que continúen acumulando riqueza quienes han animado a otros hombres a vivir en una sociedad enferma de derroche? Cuando se tiene una fortuna, directa o indirectamente formada por haber servido a un país, ¿tan difícil es decir "No"?, ¿tan difícil es declinar el ofrecimiento a favor de aquellos gracias a los cuales han construido su gloria terrenal?
No hay posibilidad alguna de perdón ante los gestos de tan famélica ambición, malsano apetito que conduce al descrédito democrático y parlamentario, y sólo puede hablarse de traición material y espiritual.
¡Qué ridículos deben sentirse hoy los votantes más humildes y honestos de la izquierda y de la derecha al saber que unos percibirán por tocarse las pelotas lo que otros sólo conseguirán en seis o siete años de trabajo y una pensión bajo amenaza!
Y qué decir de quienes todavía reclaman elevar más el precio del consumo eléctrico, ¿es que adeudan las empresas productoras otro favor a algún sujeto por el momento no identificado?
¡Huelga general indefinida y destrucción!


Yvs Jacob

domingo, 9 de enero de 2011

Cuidado con el cerdo alemán

Las autoridades españolas se han apresurado a tranquilizar a la población: España no importa cerdo alemán, sobre lo que podría discutirse...
Tres noticias que comparten algo dentro de mi imaginario para un mundo que apesta: Sorayita se rompe la nariz esquiando, se descubren importantes partidas de productos alemanes derivados de animales alimentados con piensos ricos en toxinas y un pistolero se desfoga en Arizona. En el caso de Sorayita, lo que más siento no es que pierda el poco olfato político que tienen ella y todo el Partido Popular, sino que grite todavía más en el Congreso, y ahora no por problemas de incompetencia, como es habitual, sino por otros burdamente físicos, si es que no lograse escucharse -la pobre- las cosas tan inteligentes y bien dichas que comparte con los españoles desde la tribuna.
En la distancia, es poco lo que yo puedo decir sobre los Estados Unidos de América, pero me ha llamado la atención el modo como se ha tratado el asunto, al escuchar en un telenoticias que podría existir un móvil político en la masacre. Vamos a ver si entre todos hacemos un esfuerzo. Un joven de 22 años que asesina a cinco o seis personas con un arma de corto alcance no puede tener ningún móvil puramente político ni su acción puede quedar comprendida entre las posibilidades de la acción política, porque si empezamos a interpretar de una manera tan generosa lo que hace un loco, terminaremos por no extrañarnos en absoluto cuando a otro individuo se le antoje innecesaria la parafernalia que implica una elección democrática y se haga explotar en un colegio electoral infestado de enfrebrecidos votantes.
Pero yo tenía ganas sobre todo de decir algo acerca del cerdo alemán, en estos días en que celebramos que Alemania tiene una tasa de desempleo inferior al 5% y ha recuperado el ritmo a pleno rendimiento en sus exportaciones. Frau Merkel, que en ocasiones ha manifestado lo perezosos que son los habitantes del sur de Europa, comparados con el sufrido trabajador alemán, se encuentra ahora con un desastre de no poco alcance por un quítame de allí unas salchichas. Es además muy satisfactorio que gran parte de las exportaciones de cerdo y pollo contaminados hayan llegado al Reino Unido, esa tierra con periodistas especializados en economía tan ingeniosos, y que se refieren a Portugal, Italia, Grecia y España como "Pigs". Tiene gracia, ¿no? Desde el Reino Unido se ha querido restar importancia a la amenaza alemana; ¡cómo no acordarse ahora de las "vacas locas"...!
Pero a Alemania le ha sucedido algo típico dentro del libre mercado: si el principio sagrado de esa religión social es que la actividad privada produce con mayor eficacia cuando no soporta control alguno, una vez más se prueba que, en efecto, la mierda se produce con mayor eficacia cuanto más se abarata el proceso de la producción. Y así resulta que haya muchos productos de cerdo alemán tan indeseables como algunos políticos... alemanes.
El Gobierno español ha respondido inmediatamente, y portavoces de las diferentes instituciones para la salud han informado que, a nosotros, con nuestro pollo y nuestro cerdo, nos basta, es decir, que no había riesgo de ingerir más mierda de la que ya ingerimos, para lo cual es suficiente pasearse con los espejuelos puestos por los pasillos de un supermercado y observar la variedad de contaminantes y matarratas con que el libre mercado llena sus estanterías y nuestras tristes vidas.
Pero quién sabe si no será ésta una buena oportunidad para enviar los productos españoles allí donde puedan ser ahora necesarios. En eso consiste la Unión Europea, ¿no?, unas veces son unos quienes dan por el culo, y otras, pues otros.


Yvs Jacob

jueves, 6 de enero de 2011

Leire Pajín debería dimitín

Fue san José María Aznar quien demostró a los españoles en democracia que ministro podía serlo cualquiera, al menos aquí -y "la Espe", en cultura, ¡con dos cojones!-, si bien el mismo san José María está convencido de que por sus venas corre la sangre de Don Pelayo, y esto no es sólo un grave problema mental, sino, además, un impedimento para quienes quieran acceder al gobierno, ¡un requisito metafísico!, pero hablaré de todo ello en otra ocasión.
¡Qué trabajo me están dando los ministros de Rodríguez Zapatero en Navidad!
"La titular de Sanidad", como elegantemente se escribe en los medios, ha tenido la ocasión de meter la pata hasta la ingle. La cosa no tendría importancia si todavía fuese Secretaria de Organización del PSOE, como cuando dijo aquel vergonzoso disparate de la "conjunción planetaria", y que provocó en mi caso una reacción alérgica a la literatura -después de tal hipérbole, el verbo mismo me daba tanto asco... Pero Leire Pajín recibió tras el descalabro de "la señorita Trini" lo que una periodista de la Cadena Ser calificó como "patada hacia arriba", al parecer, por la aspereza en el trato con el actual ministro de Fomento, el otrora simpatiquísimo Pepiño. Y tan arriba ha subido ya Pajín que se ha chocado con algo que había por ahí. No creo que pueda decirse por sus palabras que "animara a denunciar a quienes incumplan la ley", pero es obvio que no tuvo recursos dialécticos a lo Rubalcaba, y a la altura del desafío periodístico. Tanto por fumar donde está prohibido como por tantas otras faltas y delitos, todos los ciudadanos pueden denunciarse y ser denunciados, no obstante, es un despropósito que una autoridad del Estado se atreva a mencionar esa posibilidad sin ningún tacto. Escuché a Josep Ramoneda opinar acerca de lo innoble de la denuncia, pero encuentro el enfoque inadecuado -¡ay, ay, ay! Uno denuncia cuando algo no está permitido y le molesta, y eso queda al margen de la nobleza -se denuncia para combatir un mal y para hacer posible la convivencia dentro de la mínima igualdad. Lo innoble es, en efecto, que las autoridades estimulen un exceso de responsabilidad en los ciudadanos, hasta el punto de abandonarlos a su suerte -que se partan la cara. Pérez Rubalcaba hubiese dicho más o menos que el Estado cuenta con los medios necesarios para que la ley se cumpla, lo que se espera de toda ley y del poder ejecutivo, pero nunca hubiese despertado en los ciudadanos el apetito de heroicidad estalinista.
Lo más grave del desacierto de Leire Pajín es sin duda que la ministra carece del espíritu exigible para un cargo como el que ocupa -a ver si lo aprendemos de una vez. Este buen rollo de los ministros treintañeros, que piensan ser aptos para todos los cargos porque en BUP ya los eligieron como delegados de curso, es un gesto más del infantilismo político español. Si Pajín hubiese tenido algo de cultura histórico-política, si supiese de dónde venimos, habría caído en la cuenta, antes de precipitarse con una respuesta entusiasta, de que las denuncias entre ciudadanos son propias de los regímenes dictatoriales y autoritarios -se denuncian los chinos, los cubanos, como también los rusos décadas atrás... Y hay que decirle al provocador alcalde de Valladolid que no sólo debían temer los comunistas en la Alemania hitleriana; también en la España franquista podía cambiar la suerte de uno si el portero de su edificio se levantaba con los huevos hinchados...
En fin, lo de siempre. En Suecia, un ministro bocazas hubiese dimitido; aquí, se les da otra oportunidad -por si alguien pensaba que la España católica no es lo bastante tolerante.


Yvs Jacob

lunes, 3 de enero de 2011

Síndrome izquierdista en el Partido Popular

Si no lo veo no lo creo.
Desde hace unos meses, el Partido Popular, sin ninguna razón aparente, ha empezado a desarrollar un extraño síndrome, que por falta de definición precisa podría llamarse "izquierdista", aunque lo más preciso sería calificarlo de "comunista".
Primero fue el descubrimiento del proletariado -que los trabajadores existían no lo sabían en el Partido Popular, porque en el Partido Popular siempre han pensado que seres humanos son solamente los grandes empresarios, los aristócratas y los políticos de la derecha, ¡y eso que las calles están llenas de gente!, de gente, claro.
Tras descubrir a los trabajadores, en el Partido Popular advirtieron que también existían los pensionistas -¡genética!, cuando la gente se hace mayor, se hace también de derechas-, y hasta fueron conscientes de lo mal que deben de vivir las abuelitas viudas con la escasa pensión que les entrega la redistribución social de la riqueza -¡hostia puta, la piedra angular del sistema socioeconómico español!
¡Guau, demasiado!
Lo último ha sido el descubrimiento de que Francisco Álvarez-Cascos no mola nada... ¡Jo, tíos, nada de nada! Pero no ha sido todo, sino que han descubierto el fenómeno izquierdista por excelencia, el secesionismo ideológico, y Álvarez-Cascos, el que fuera para desgracia de los españoles Vicepresidente del Gobierno, abandona el partido al que ha pertenecido siempre, y ojalá nos deje ya en paz, coño; con lo feo que es y se empeña en que lo veamos todo el tiempo. ¡La madre que...!
Como en todo lo demás, la izquierda va por delante de la derecha: trabajadores, pensionistas y discrepancias ideológicas los ha conocido desde su origen. Pero la izquierda útil española, la única que puede acceder al gobierno del Estado, inició décadas atrás su particular travestismo -ya se decía de Felipe González que gobernaba con un programa de derechas; y qué decir de su faceta como diseñador de joyas...-, y llegará el momento, si el Partido Popular sigue haciendo descubrimientos, en que se encontrará con esa ficción que a veces se llama "el centro".
Por fortuna, existen las supersticiones, como la que concentró a tanta gente sana el domingo en la plaza de Colón de Madrid, la superchería de la infalible familia cristiana, ¡ah!, y por ahí sí que no pasaremos.


Yvs Jacob