miércoles, 4 de mayo de 2011

El IV conde de Badarán piensa que hace algo (útil) en el Senado

El Senado español carece de funciones que justifiquen su existencia, en tanto que Cámara democrática de una sociedad ademocrática, y todo su interés despierta cuando el circo parlamentario se traslada de un edificio a otro, y con él, algunos de los principales artistas -el presidente del Gobierno y el resto de los ministros. Es el día grande de Pío García-Escudero.
En un día como ese, García-Escudero sabe que saldrá en los informativos, entonces, sin mucho esfuerzo, probablemente, pone a Rodríguez Zapatero en su mira y descarga mala baba mientras dura su turno de palabra. Es obvio que todo el mundo allí, en la Cámara alta, sabe que no se rasca más que las pelotas de los senadores, que el pescado se vende en otro mercado, pero los miembros del Gobierno ponen algún interés en despejar las continuas acusaciones que les llueven de los portavoces del Partido Popular y de los espontáneos, que por tratarse de un circo, bien podrían llamarse payasos.
García-Escudero siempre habla sosteniendo en una mano un escrito, será porque de verdad quiere dejar testimonio, quizá para un V conde de Badarán, de su labor en el Senado, y en especial los días en que no se rueda dentro de la Cámara. Ahora bien, para lo que tiene que decir y dice García-Escudero, rellenar una página o dos se antoja de todo punto ineficiente, más aún cuando el Senado recibe al presidente del Gobierno después de los combates que libran las formaciones políticas en el Parlamento, por lo que toca a la Cámara alta ser escenario de una pantomima. No obstante, allí está García-Escudero, con su peculiarísima fisionomía y un papel en la mano, que da que pensar: o se mete muy bien en su interpretación, algo triste, pues ¡qué patético es interpretar la nada!, o tiene serios problemas de memoria y necesita escribir hola cuando va a decir hola, ¿qué tal? cuando ¿qué tal?, y así, que si no eres Beethoven no habrá quien se alegre de recibir unas memorias en herencia.
Puede que tenga, como todos en el Partido Popular, muy mala memoria. Yo me inclino por eso.
He leído en Internet que García-Escudero es arquitecto y me he detenido a pensar en una ciudad cuyos edificios estuviesen diseñados para fisionomías peculiares, pero de esto hablaré en otra ocasión.
Mañana empieza la campaña electoral y estamos todos muy contentos. Ojalá Josemari, la Espe y la pandilla Bocanegra sigan diciendo de las suyas durante los quince días que restan, y podamos darnos unas buenas carcajadas con los batacazos que se anuncian.


(Y mañana en Basuragurú: Investigación. Osama bin Laden había hecho una llamada a Telepizza desde su móvil).


Yvs Jacob