domingo, 17 de octubre de 2010

El multiculturalismo ha muerto

Lo ha dicho Angela Merkel, una hija de esa tierra que tanto ha hecho por la razón.
Que el multiculturalismo es incompatible con el "sálvese quien pueda" en que se ha convertido el mundo lo sabe cualquiera. Occidente es una gran mierda a la que quiere imitar el resto de la humanidad. Pero ¿qué es Occidente? No es más que una ducha diaria, no tiene nada que ofrecer. Entiendo que el mundo fuera de esta bendita civilización no es más seductor. En Occidente existen al menos libertad y consumo, ¿acaso puede haber algo mejor cuando se sabe leer y sumar?
Las llamadas de atención bondadosas a los inmigrantes con el fin de lograr la tan deliciosa integración han fracasado, y no sólo en España, donde lo niegan algunos, sino en toda Europa. La cultura europea es sólo un santuario para los europeos cultos, para los demás no tiene nada que ofrecer. Para los inmigrantes, en particular, habida cuenta de que la integración no se consigue con grandes presupuestos ni políticas sociales, sino con otras de tipo cultural que la gran clase obrera y deprimida europea no está dispuesta a soportar, han encontrado en Occidente el modo de huir de la miseria absoluta de sus entornos para conseguir dinero en el paraíso del consumo y de la sobreproducción de baratijas. Es inútil pedirles mayor esfuerzo, no saben hacia dónde dirigirlo. Se han limitado a reproducir sus modos de vida, pero en libertad, libertad que ahora justifica que no quieran saber nada de quienes les han acogido: es demasiado tarde. No les falta razón: Occidente no tiene un espacio para ellos fuera del pasajero exotismo.
Lo preocupante de que la convicción del final del multiculturalismo llegue ahora desde Alemania, y después de que Nicolas Sarkozy haya (re)definido los valores de la República francesa, es que contagie a la derecha española de por sí radicalizada. Al PSOE se le va poniendo día a día más complicado ganar las próximas elecciones. La izquierda guay se ha agotado, y urge reconstruir otra izquierda a partir de un modelo sostenible en un mundo posible, un mundo a la medida de los hombres: la utopía debe esperar.


Yvs Jacob