miércoles, 30 de noviembre de 2011

Problema con restos peleones de tiranuelo muerto (Solucionado)

Pues tiene el cuerpo humano de un adulto 206 huesos (fuente, Wikipedia); si se suman las piezas dentarias, que se mantienen bastante bien durante cuarenta años rascándose uno la huevada, más algún sable y una montura de gafas, ya se tiene un buen montón de reliquias para una rifa profana.
Qué jaleo se está armando con los restos del dictador, que no lo dejan descansar tranquilo. Se desvivió ese hombre por salvar a España de los rojos, y ahora se lo quiere recoger a golpes de escoba. Ya lo sabía el tiranuelo: la democracia no es buena para España, lo que aquí se necesita es un régimen autoritario como Dios manda. Y mandó Dios un pequeñín con ínfulas de aristócrata, un modelo poco evolucionado pero de larga duración; y Él lo trajo y así se lo llevó, porque no hubo manera de destronarlo.
Ya en democracia, los restos del tiranuelo siguieron siendo admirados en el santuario que se había hecho construir por unos trabajadores bien pagados, con su salario, con la observancia de la más exigente legislación sobre la seguridad e higiene en el trabajo, con sus dietas y su posterior pensión, que fue consolidada por el gobierno del PP (1996-2004) para sus viudas. Como el santuario fue tan ejemplarmente construido, a los demócratas españoles no les importó que se recogiesen allí los restos de quien había mandado en España por el bien de los españoles -y luego hay quien dice que el buenismo es de izquierdas... Pero llegó al gobierno de la nación un resentido secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, antiamericano y guerracivilista, que nada más tomar posesión de su cargo como primer ministro del Reino mandó retirar las tropas de un país ocupado por USA y destruido por el mundo entero -arrogante insolidario-, y no tardó mucho en tocar los cojones, en abrir las heridas bien cerradas en 1939, cuando triunfó la razón y ganaron los buenos, quienes vinieron en llamarse "españoles de bien". Este sádico extendió la idea revisionista de que la "transición española" fue una estafa lograda sobre un abuso de la paciencia de la izquierda, en vez de un ejemplo de fraternidad, lo que desató la furia entre hermanos que mucho se querían -el pueblo español-, que pronto se vieron de nuevo enfrentados por el capricho de un adolescente. Y en eso estaban los españoles, hasta que la última crisis mundial se llevó por delante a esos rencorosos descendientes de rojos -¡lo malos que son y qué mal perder que tienen!
Que si se quedan, que si no; que si debe decidir la familia, que si son patrimonio de todos los españoles... Nada me hará creer que la rifa de los restos no es la mejor solución. Me consta que hay españoles que matarían por tener un huesecillo de Franco junto al descodificador TDT y un gato de la suerte adquirido en un comercio oriental. Bien gestionada por Rouco Varela y el Ayuntamiento de Madrid -billetes de metro especiales, menús para peregrinos a fondo perdido, libertad para abandonar residuos en espacios públicos y privados...-, la rifa de las reliquias ¡nos llena todos los bares de la capital! ¡Y el Estado se forra!


Yvs Jacob