domingo, 17 de enero de 2010

Sorayita, ¿quién te riza el pelo?

Estoy espantado por el aspecto más actual de Soraya Sáenz de Santamaría. De natural, el Partido Popular me produce tristeza y es mi fuente para la melancolía cuando me abandono a la divagación de un mundo habitado por seres humanos. Nunca sucederá. Pero la desesperación que devora a esta formación política alcanza cotas inimaginables para las buenas personas, y cuanto más cerca se siente de recuperar el gobierno de la nación, más aumenta el número de sus despropósitos -véanse las fotografías de Mariano Rajoy haciendo el indio cerca de una oficina del INEM o, en general, el código de buenas prácticas, sobre el que me extenderé en otra ocasión-.
Para el Partido Popular, quizá no son los hombres más que pollinos, pollinos a los que hay que ganarse; esta actitud se expresa en política con el principio de "acercarse a la gente", igual que si el político fuera un ser venido de otra dimensión ontológica, cuando no es en realidad más que un brote, otro más, del populacho cerril que se ha especializado en un modo de vida. ¡Menudo misterio!
"Acercarse a la gente", "pasar por uno más" o serlo... fantasías todas de los políticos y excusas de los salarios que cobran sus asesores, acaso unos buenos amigos a quienes el poder de moldear a los poderosos y sus aspirantes ha engañado como el poder mismo.
No obstante, que los políticos son "de los nuestros" ya lo sabemos los ciudadanos, y su esfuerzo porque ese lema se haga realidad sólo consigue presentarnos lo mucho que la actividad pública les distorsiona la comprensión de la realidad: lamentablemente, no somos gilipollas.
Para que Sorayita abandone su aspecto de abstemia y de brillante opositora, alguien le ha sugerido que "conecte" con su generación, que adopte el modo urbano y desenfadado de la juventud, puesto que una vez absorbidos todos los abueletes durante los años bravos de la contienda en su fase democrática, resta trabajarse a los jóvenes que todavía no hayan certificado que la actual crisis económica es culpa del presidente Rodríguez Zapatero.
Si Sorayita ha acertado o no con su nuevo aspecto, no es fácil decirlo, God only knows! La melena leonina que ahora gasta parece, desde luego, más humana: hay quien consigue con mucho dinero lo que otros con sólo el maltrato de la vida y unas sábanas sucias. Si la estrategia es buena para ganar votos..., habrá que verlo, aunque por la fuerza de atracción que tiene lo simple, es seguro que algunos votos recibirá el Partido Popular por ese saneado de las puntas.
Personalmente, yo prefiero a Sorayita con el jersey a lo "de Cospedal", con el cuello redondo de las monjitas, porque en ello no hay engaño: son los que son y parecen lo que parecen.


Yvs Jacob