jueves, 10 de marzo de 2011

El metrobús también existe

Pocas veces ofrece la realidad política una ocasión tan "a huevo" para sacar los colores a un incompetente en el ejercicio de su cargo.
No tengo la menor duda acerca del modo como desde la derecha española se contempla la política. Para el Partido Popular, es una aventura, se dedican a ella quienes buscan fortuna, quizá porque la derecha no puede aspirar a más, puesto que todo lo político -el bienestar común, la convivencia pacífica, el concierto de las libertades o la igualdad de oportunidades- le trae sin cuidado, si acaso no lo juzga una amenaza para lograr el fin que el aventurero político busca: vivir del esfuerzo ajeno sin hacer absolutamente nada y aparentar, sin embargo, que lo hace.
La Asamblea de Madrid ha sido escenario pluscuamperfecto de la farsa que representa diariamente en ella el Partido Popular. Sólo hay que ver el aspecto de José Ignacio Echeverría, consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, para darse cuenta de que no utiliza sus dos manitas ni para cortarse las uñas de los pies, deben de sacarle hasta los mocos, y hasta dudo de que maneje por sí solo los cubiertos, aunque seguro que es un estómago de buen comer, sobre todo si paga "el pueblo".
El asunto no podría ser más descacharrante para quienes sabemos despreciar, porque se ha envalentonado el consejero, creyéndose tal vez en el uso del sarcasmo, al responder a un portavoz socialista, que recriminaba a "la Espe" el precio cómico del billete de diez viajes para el transporte en la capital -diez viajes a 9.30€, ¡menudo estímulo! ¡Eso sí que es ahorrar! ¡Viva el ciudadano prudente!
El consejero, que quizá no sabe, no ya que el transporte público existe, sino que la litera soportada por esclavos hace muchos siglos que dejó de existir en Madrid, ha recibido además el aplauso de su bancada, claro, de aquellos con los que comparte la ignorancia acerca de "las cosas de la gente", de los que trabajan, del populacho bobo, y habría que interrogar a cada uno de sus compañeros sobre los asuntos de su competencia para llegar a la conclusión de que, efectivamente, toda esa pandilla de ociosos vive "en otro Madrid".
Y estos son nuestros gobernantes regionales, y estos son los vientres con que la derecha elabora sus listas y a los que tenemos que alimentar, igual que alimentan ellos en su fantasía la ilusión de que prestan un servicio a la sociedad; estos son los pantagruélicos gestores de nuestros recursos, que no entienden de la política más que la ostentación de sus cargos, o mejor, hacer de sus cargos una manifestación ostensible, dejarse ver y que los vean, y despilfarrar en ese ejercicio el dinero de los impuestos de los que viven de su trabajo.
¡Desobediencia y destrucción, ahora!


Yvs Jacob