sábado, 2 de julio de 2011

Alberto de Mónaco encuentra por fin algo que hacer un día de su vida

¡Quién se lo iba a decir!
Alberto de Mónaco se levantó está mañana y encontró una tarea que hacer. ¡La hostia puta! ¿Es que no había nadie para evitarlo? Es lo que sucede cuando se es jefe de una tribu tan escasa como la monegasca, que a la hora de la verdad lo dejan a uno solo ante el peligro. ¡Pobre hombre, debe de estar bien jodido! ¿Habrá montado a caballo por el bosquecillo? ¿Habrá podido conducir alguno de los magníficos autos que acumulan las calles de su complejo urbano con castillo? ¿Habrá desayunado bien? ¿Le habrán sonado los mocos?
Alberto de Mónaco forma parte del COI, Comité Olímpico Internacional. Ahora no tengo claro si deben cumplirse algunos requisitos más allá de ser un zángano adinerado. Tampoco recuerdo si fue la primera o la segunda vez que Ruiz-Gallardón quiso apostar a los Juegos Olímpicos que Alberto de Mónaco demostró que en la cabeza le queda tan poco pelo como cerebro, o que no es más que una picha con serrín. Ruiz-Gallardón necesitaba unos Juegos Olímpicos porque todos nos encaprichamos en la vida con algo. No importaba que en Madrid hiciese cada verano más calor, ni que las reacciones alérgicas se hayan multiplicado y agravado en cada primavera, quién sabe si porque la Naturaleza nos guarda por fin un rencor de muerte a los humanos o porque empezamos a padecer ese mal, esa situación de la cual dudaba san José María Aznar si llegaría a afectar a nuestros nietos -¡menudo sujeto que nos cayó encima cuando andábamos satisfechos con la democracia real!-; nada importaba más que el alcalde se homenajease por sus esfuerzos hacia los ciudadanos -por cierto, ya preparo un blog, como se dice tanto ahora, "social", Aquellas calles por las que nunca pasea Ana Botella, con fotografías de toda la mierda abandonada en vía urbana, y, que yo sepa, su recogida no la gestiona de momento la mafia napolitana.
Bien que nos libramos de los Juegos de los cojones, ¡qué alivio para la razón! Fue así porque España pinta muy poco en el mundo. No obstante, Alberto de Mónaco, como sucede cuando uno no se dedica a nada y lo impelen a que haga como que hace algo, formuló aquella pregunta tan terrible a propósito de la seguridad del evento ante un posible movimiento fatídico de los terroristas de ETA. ¡Claro, qué otra cosa podría preguntar! ¿Si habría duchas en los vestuarios? Hombre, somos espiritualmente tercermundistas, pero nunca se ha llevado en España el inmolador con cinturón explosivo, luego, con seguridad, ningún atentado de ETA podría compararnos a Afganistán. Que a lo mejor el principito había escuchado algo por ahí, puesto que existe una corriente de pensamiento nacional que sitúa a Pérez Rubalcaba en un sótano llenando mochilas con explosivos y coordinando a grupos de etarras y fundamentalistas islámicos, y hasta se le atribuye haber aparcado algunas furgonetas, pero, incluso así, la pregunta no era digna de ser dirigida a un país donde el terrorismo se combate con eficacia.
En fin, un principito ya tiene bastante con saber idiomas.
Me entero por la prensa de que la Casa Real española no envía representación al enlace de Alberto de Mónaco. ¡Qué bello gesto republicano el de nuestro monarca!


Yvs Jacob