martes, 31 de enero de 2012

Persecución y castigo de los pequeños delitos, ¡sí, por favor!

Y por fin, un poco de coherencia. Tras las declaraciones del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, es seguro que mañana nos encontraremos con un buen montón de demagogia en los medios de comunicación, los de la derecha gozosos de sadismo, y los de la izquierda con la sospecha de que una mayor presión sobre la sociedad a propósito de ciertos deslices que hasta ahora han sido tolerados podría tener como consecuencia una posterior revisión y amenaza de las auténticas libertades legales de los ciudadanos. En ambos lados, un buen montón de demagogia. España se ha convertido en un paraíso de delincuentes extranjeros, y no es que faltaran aquí, pero que vengan otros de fuera para sacar provecho de nuestra buena voluntad, de nuestra tolerancia, eso duele más. Existe una delincuencia que muchos juzgan necesaria, porque es un fleco que tarde o temprano permite dar con un pez gordo acomodado en su industria del crimen. Este mito, sin embargo, está sobrevalorado; el mercado negro, la prostitución, el tráfico de drogas... todo se podría combatir de manera decisiva porque el Estado cuenta con todos los medios para ello. Lo que de verdad desconcierta al ciudadano es el establecimiento de lo que he llamado una industria del crimen, esto es, no un conjunto de accidentes que empujan al individuo al crimen, sino la existencia de unas condiciones en las que el crimen es posible e impugnable, que es un modo de vida más, una forma de vida que una sociedad tolera, como se toleran la prostitución o el top manta, porque no se sabría cómo ocupar a quienes se dedican a tales empresas. Pero esto es un error más, una muestra de tolerancia espuria, y debo reconocer que ha sido la izquierda la que más ha abundado en él con su exceso de buenas intenciones. El culto a la ilegalidad ha producido un nefasto efecto llamada en España; buscarse la vida aquí contempla todo el abanico de medios entre los más nocivos para nuestra sociedad, desde las cuadrillas de trabajadores del Este que han peinado la Península con la irresistible oferta de la economía sumergida hasta las grandes mafias que blanquean dinero jugando al Monopoly con el mercado inmobiliario levantino. Todo esto es terrible, de aquí no sale el menor beneficio, ni a corto ni a largo plazo. Nadie se instala en Alemania para medrar en la industria del crimen, no parece un atractivo de los que ofrece el país; a uno no lo persigue en los aeuropuertos alemanes un ejército de rumanos que ha fijado objetivo en el turista recién aterrizado, y no se comprende por qué los españoles tenemos que mostrarnos caritativos cuando vamos camino de liquidar el maravilloso Estado social que tanto y tan bueno nos había dado, hasta el punto de menospreciar penalmente la delincuencia. Que no se interprete que en Alemania no hay delincuentes, que los habrá, y, probablemente, muy cerca de su Gobierno, pero sí queda claro que ese término, Alemania, despierta de inmediato el pensamiento de la seriedad, al contrario que la jovialidad de este otro, España. Ha sido un error inadmisible de la izquierda política asociar la tolerancia de la Ley con su ideología, al suponer que lo contrario es propio de la derecha incluso en democracia. Aquí no hay izquierda ni derecha, aquí se exige orden. Suele pasarle a la socialdemocracia que, tras renunciar al combate contra el capitalismo, se empeña en atacar todas las periferias de la ideología, de manera que se le aparezca un resquicio por el cual colar alguna semilla de espiritualidad. Pero es un error: lo que se exige a la socialdemocracia es la intervención de la economía para subvencionar con ella el Estado social, y nada más. No hay que temer a la severidad de la Ley cuando ésta es justa, y suavizarla es innecesario, precisamente porque la justicia es ya la esencia de la Ley en democracia. La española es una sociedad deficiente desde la perspectiva moral; a una cultura semejante no se le puede dar la menor oportunidad para que triunfen la confusión y el desorden.
Deseo y espero que en el PSOE actúen con inteligencia: la civilización de la sociedad pasa por un buen sistema educativo, sí, pero también por la marca infranqueable de las prohibiciones: o se puede o no se puede robar, pero no se puede robar un poco, eso no lo puede expresar ninguna ley justa.


Yvs Jacob


P. S.: Ahora que pienso en la izquierda guay, me viene, no sé por qué, una observación hecha en las últimas semanas; a saber, que Josep Ramoneda hace tiempo que no compara a Bélgica con España, ¿será que cuando francos y valones sellan allí el polvorín a favor de la paz y la armonía no podemos los españoles mirarnos en ese espejo, o sólo sirve cuando se eleva el índice de la mitología?

lunes, 30 de enero de 2012

Yvs Jacob se ofrece voluntario para ir a la ópera en el Teatro Real de Madrid

Pues así de mal está la cosa. Como dice la muy lamentable alcaldesa de Madrid, se están dando unas condiciones determinadas, en referencia a la crisis, pero es cosa de quitar de aquí y de allí que enseguida salimos de ésta. Pero, claro, alguien tiene que hacerse cargo de lo que ya se hace cargo el Ayuntamiento, por ejemplo, con la contribución mediante impuestos de los ciudadanos. Es así que aparece en escena la figura del voluntario. Al voluntario, dicho sea con honestidad, apenas se lo conocía, en todo caso, cuando era voluntario de una ONG y sufría un rapto en esos países de África, para los que Dios tiene el mismo afecto que yo, que ni miro ni los veo, entonces siempre irrumpía el Sánchez Dragó de turno, con su experiencia de reportero, antes, y todavía atrincherado, para decirnos que, aunque raptado, el voluntario era un jeta de tomo y lomo que se buscaba la manera de hacer un safari por la patilla, que se merece que lo cuezan en una cazuela y que lo troceen después. Hay otro tipo de voluntarios en Madrid, yo los he visto, auténticos hombres de santidad, nada que ver con la casa madre, que recorren la ciudad ofreciendo café y alimentos a los sin hogar. Esta gente me cae bien, aunque yo soy, por supuesto, insolidario, más que nada porque no soporto la hipocresía. Pero no tenía yo ni idea de que existieran más voluntarios para hacerse cargo de todo aquello que debería corresponder a la gestión del Ayutamiento; que me llamen decimonónico estos modernos neoliberales, pero yo pensaba que en las instalaciones donde se prestan los servicios por los que pagan impuestos los ciudadanos al Ayutamiento de Madrid trabajan... pues eso, trabajadores. ¡Ah, pero qué tiempos los del trabajador! Porque ya no existen, y no sólo porque haya más desempleados que población activa real y legalmente ocupada, sino porque los españoles se emanciparon, y cuando un español se emancipa, se olvida de todo. El presente es un mal momento para el trabajador: o está desempleado, o los neoliberales lo apedrean -un trabajador es la punta del iceberg sindical, algo intolerable. Ahora es el tiempo de la esclavitud... y del voluntariado.
Estoy decidido a hacer algo por mis conciudadanos, de aquí salimos entre todos, unidos, pero ya decía Platón que cada cual debe ocuparse de aquello a lo que está llamado por naturaleza. Yo elevo desde aquí la solicitud pertinente para acudir como público a la ópera en Madrid. Desde luego, ¡qué mal está la cosa, que tengo que ir sin pagar! ¡Es humillante!


Yvs Jacob

domingo, 29 de enero de 2012

Mariano Rajoy ya es el presidente de los 5 millones de parados

Yo os diré lo que va a pasar: un día, cuando los estudiantes abran sus libros de historia, no se encontrará otra mención a Mariano Rajoy en ellos que la correspondiente al muy dudoso honor de haber sido el presidente de los 5 millones de parados, todo un registro olímpico, y no habrá nada más que decir, porque es la maldición de la política conservadora, que sus artífices sólo aparecen en los libros de historia relacionados con el desastre, bien una guerra, bien la destrucción de su propia sociedad por el abuso de la violencia legislativa o de la arbitrariedad.
Pero ¿qué está pasando? Este Gobierno de Mariano Rajoy es la mayor estafa de toda la historia democrática española, es el Gobierno que ha quedado asociado, no desde el primer día de la legislatura, sino desde el primero de la precampaña de la precampaña de la precampaña, de toda la legislatura anterior y la de más atrás, con la mentira, un Gobierno engañabobos. Muchos advertimos que la mentira es una pésima gobernante, porque hace más incompetente al incompetente que ya lo es. Muchos advertimos que el PSOE apenas salía a flote en el desastre, que su concepto jovial de la política, pleno de buenas intenciones, era inadecuado, falto de la necesaria firmeza y hasta opresión a que debe someterse a una sociedad en peligro, pero advertimos también que los lobos no cuidan a las ovejas, y que había lobos muy tontos. Pero los españoles no nos hicieron caso, y se sumaron al cambio. Pero cambiar... se cambia algo por algo, pero nunca por la nada. Y eso es el PP, el Gobierno de Mariano Rajoy, la más peligrosa nada que jamás haya existido: parece que estos buitres sólo se dedican a dar vueltas, ¿será que todavía no ha alcanzado su punto mórbido la carroña?
5 millones de parados es la medida de una catástrofe mayúscula, y Mariano Rajoy es el objetivo al que habría de apuntar la artillería pesada de la opinión pública. Un primer ministro bajo cuya dirección la sociedad bate un registro semejante de desempleo habría de presentar la dimisión al instante, es vergonzoso y desesperante. Habían llegado al gobierno de la nación los populares sirviéndose de todos los vicios más zafios de que es capaz el conservadurismo, habían tomado a la patronal, esa institución que se inspira en el analfabetismo, como guía, líder espiritual que habría de imponerse sobre la pereza de los españoles, y ahora contemplan estos como los señores del trabajo imponen el desempleo forzoso hasta el momento en que deje de ser necesario. Pero esto es la nada, ni siquiera es avaricia, sino el vacío, la ineficacia.
Y me alegro: 5 millones de parados y me alegro en lo más profundo. Primero, porque es culpable el conjunto de la sociedad española, que no ha tenido la menor inteligencia para superar la manipulación de los gestores autonómicos, más ocupados en oponerse al Gobierno central de PSOE que en servir a los ciudadanos en la satisfacción de sus intereses reales inmediatos; y me alegro también por la vergüenza que debe de sentir Rajoy al verse al frente de la ruina que desde la oposición empezó a construir. Por todo eso, me alegro hasta la palpitación del páncreas: es una absoluta vergüenza, el Gobierno debería dimitir, es un Gobierno incompetente, incapaz de resolver la situación que con su voraz apetito de destrucción su propio partido ha preparado y consolidado. Es una vergüenza espeluznante. ¡Elecciones generales, ya!


Yvs Jacob

jueves, 26 de enero de 2012

Se populariza la expresión "tonto como un valenciano"

Creíamos que constituían los políticos nuestro problema, pero tras la absolución recibida por Francisco Camps de un jurado popular, no cabe sino admitir que el problema es la sociedad. A mí no me hubiera temblado el pulso, y no hubiese tampoco cedido ante el miedo o la amenaza; cuando se tiene en el banquillo a un gestor que deja en la ruina a toda una Comunidad Autónoma, cuando la ocasión de juzgar a un individuo por su incompetencia política se abre a los ciudadanos que han padecido sus presuntuosos desatinos, en tal situación, a mí no me hubiera hecho dudar nada, y hubiese enviado a este farsante sin titubeos al patíbulo, si todavía tal virguería de la justicia existiera. Y se pregunta la fumadora cizañera De Cospedal quién rehabilita ahora el honor de Ricardo Costa y Francisco Camps, pero la cuestión es, una vez más, otra bien diferente: ¿cómo podrá jamás recuperar la sociedad española el honor para sí misma, tras el espectáculo de teatrillo ambulante que está ofreciendo, no sólo el ambito de la justicia, sino el conjunto de la nación, incapaz de tomar posición a favor de la honestidad, el único partidismo necesario?
Un día y otro ofrecen los medios de comunicación imágenes de la destrucción social que ha hundido a la Comunitat Valenciana, y que lastra a España por el capricho de unos pésimos gestores más entregados al delirio playero adolescente que a otra cosa, un día y otro somos testigos los españoles de la esquilmación de cualquier esperanza de un progreso racional, y nada parece suficiente a nuestros compatriotas valencianos, esa raza patética y petardera, intoxicada hasta la estupidez irrevocable de floclore provinciano. ¿Pero acaso se ha consumido allí todo el sentido común como si fuese pólvora? ¿Y a quién cojones se le ha ocurrido emplear un jurado popular cuando el pueblo es todavía y profundamente analfabeto? ¡Si es que tanto arroz bomba ha causado estragos en sus mentes y hasta un retroceso antropológico! ¡Esa gente tiene el cerebro fragmentado y duro como el turrón!
Yo os maldigo, chiringuiteros, horteras, y deseo que sufráis las más terribles consecuencias por este espurio perdón que habéis concedido a quienes se han burlado y se burlarán de vosotros. 100 gr. de caviar... Yo os maldigo. ¡Hombres sin piedad, eso es lo que necesita la política española, un jurado de hombres sin piedad! ¡Pero cómo van a ser jueces de los hombres los tenderos y los taberneros que no conocen otro mundo que el de los diarios deportivos! ¿Y qué será lo próximo en este circo de la ley, una absolución a cara o cruz?
Asco de país cretinizado... 25 de enero, Día de la Vergüenza Nacional en la Comunitat Valenciana.


Yvs Jacob

martes, 24 de enero de 2012

El misterio de la carne picada

Envié este problema doméstico y físico-matemático a los desafíos que en dicha materia abordaba el diario El País, pero al no recibir noticia alguna que probase el interés por el misterio, me decido a presentarlo aquí, quizá donde mejor se encuentra, pues si unos días hablo de la Espe, de Montoro y de Sorayita, ¡cómo no iba a entretenerme con la carne picada! Il va de soi!
Sé lo que muchos pensáis acerca de la carne picada y os digo que tenéis razón -y en todo. Pero no pretendo tratar ahora el asunto de la identidad de la carne picada (S = X), qué es la carne picada o, una vez picada, qué carne es, si lo es, si puede seguir siendo carne una vez picada, si antes o después de ser picada era carne apta para el consumo humano -aunque yo sospecho que en la era del atún Nexi todo se ha convertido en apto para el consumo humano, o que todo lo que consume el hombre no se diferencia en lo más mínimo de la carne picada, o que tras observar las programaciones de las radios y las televisiones no queda más que rendirse a la evidencia de que el hombre es el alimento preferido y único para el hombre. Pero yo quiero tratar aquí este asunto: por qué invariablemente todos los carniceros, incluso cuando cuentan con una máquina especial para picar la carne, son incapaces de componer un montón de carne picada que se ajuste a la petición exacta del cliente. Es decir: por qué la petición de 200 gr. de carne picada se convierte, tras haberla procesado el carnicero, en, póngase por caso, 314 gr. Y he comprobado que esto es siempre así, ¡es una puta ley de mercado! Porque yo comprendo que no se pueden pedir 250 gr. de filete de ternera, comprendo que no se suman pedacitos de chuletón a un chuletón hasta lograr un chuletón de 300 gr., y comprendo que no se puede pedir una pierna de cordero hasta 500 gr. de pierna, ni un bistec de exactamente 150 gr. Pero, coño, de la máquina que pica la carne sí se pueden tomar 100 gr., 200 gr. o 300 gr., joder, y hasta cantidades barrocas: 227 gr., 132 gr., 303 gr., ¡si es uno de los pocos casos en que el hombre sí puede dominar, someter a la máquina, y tomar de ella lo que necesita! ¡Que la carne ya está picada, coño! Además, no hay relación o trato con el carnicero que no comience con el conocidísimo "¿qué ponemos?". Pues 250 gr., cojones, y ni uno más, ¿o acaso el frutero te da cinco plátanos por cuatro?
Y, por supuesto, también he comprobado que cuando uno se queda mirando fijamente a la balanza el carnicero le dice eso no menos acojonante de: "espera, que te quito un poquito".
Pues ya esperamos vuestras soluciones, amigos.


Tocomocho para Basuragurú

viernes, 20 de enero de 2012

¡Localizado un español que todavía realiza trabajos de artesanía!

¡Anda la hostia, que los creíamos ya perdidos!
Daba mi habitual paseo matutino en bicicleta por las calles de Madrid, uno más entre los jóvenes aunque sobradamente desempleados, y he sorprendido a un individuo que realizaba trabajos de ebanistería en un local, creo que un bar, cuyos ventanones lijaba a conciencia, preparándolos, supongo, para una capa de pintura. Por supuesto, lo he interpelado al más puro estilo Hamsun.
¿No sabe que podrían venir los neoliberales a lincharlo si descubriesen a un español realizando una actividad todavía bien considerada por el mercado de las necesidades en el siglo XIX?
¿Dice usted, joven?
Justo enfrente de este local se encuentra una de esas escuelas de negocios tan de derechas, conducidas por el enigmático empeño de que al mayor conocimiento de la economía le sigue siempre y forzosamente un mundo mejor, pero, y extraño es, a ninguno de los estudiantes con flequillo en solapa, ni mucho menos a la tropa de las minifaldas con apuntes, le ha llamado en absoluto la atención este diálogo.
Pregunto que si es usted el dueño del negocio.
No, no lo soy. Yo soy ebanista.
¿Ebanista... ebanista?
Sí, ebanista.
¿Y no es usted demasiado español para hacer estas cosas, buen hombre?
¿Cómo dice?
Sí, me refiero a que... ¿no es usted jefe, como el resto de los españoles?
Bueno, es que...
¿No debería estar quizá desempleado, o en todo caso mirando a un sudamericano, o a alguien de la Europa del Este acometer este tipo de trabajos, que los hacen peor, en menos tiempo, y por mucho menos dinero?
Ya, lo que pasa...
No, si todos sabemos lo que pasa... Además, ¡le parecerá bonito burlarse así de las leyes del mercado...!
¿Perdón...?
Sí. En vez de trabajar sobre un material antiguo, ¿no se le ha ocurrido sustituir los marcos de madera dañados por otros de un material más feo y nada noble, pero bastante más económico, unos marcos fabricados en condiciones vergonzosas en China, por ejemplo, que harían el mismo servicio?
Sí, pero como ya estaban puestos...
Claro, ya estaban puestos... ¡Pero qué sería de los hombres si el principio del reciclaje y la reutilización guiase todas sus acciones... ! ¿Piensa usted que tendríamos hoy todo lo que tenemos si los hombres no hubieran descubierto la destrucción desmesurada como método de progreso?
¿Cómo?
¡Vamos, un español de casi sesenta años trabajando con sus propias manos...! ¿Pero está usted loco o qué? ¡Dónde vamos a parar! ¿Y qué será lo próximo, una tahona que no descongele el pan?
Pero no he ahorrado energías para llegar de vuelta a casa y redactar una convocatoria comunal con el siguiente motivo: "Lijado y barnizado de la puerta de acceso al edificio". Yo me quedaré una semana sin comer, pero este español ejemplar y honesto ¡trabaja!


Tocomocho para Basuragurú

jueves, 19 de enero de 2012

Cristóbal Montoro ya es el ministro "risitas"

Es Cristóbal Montoro uno de los oradores más impresentables que hayan pasado jamás por el Congreso. Tantas reformas son necesarias en las dos Cámaras que agotaría mi paciencia si intentase ponerlas ahora por escrito, pero debe exigirse una prueba de voz, y cuanto antes, una de decencia.
Se me hace insoportable la visión del ministro aventurero Montoro, pero todavía huyo con más pavor de esa voz tan terrible, alborotada siempre de risitas inapropiadas, que son el festejo de ocurrencias instantáneas, risitas de autosatisfacción, que a los demás, quienes las sufrimos, nos parece, sin embargo, que hablar como lo hace Montoro, y decir lo que dice Montoro, es desde luego para reír, pero para reír nosotros.
Pero del cuadro ministerial tan anodino que ha compuesto un primer ministro igual de insulso, no nos pasa desapercibida a los ciudadanos la vicepresidenta Sorayita y su curso de inverosímil compostura, del que no sé decir si tiene éxito o no, si Sorayita se muestra como se muestra ante la prensa porque el curso funciona o porque fracasa. Estoy perdido. Me pasa con este Gobierno de Mariano Rajoy que soy incapaz de considerarlo en serio, y me duele que se fracture mi fuerte convicción demócrata, yo que creo que no puede alzarse con el gobierno un cualquiera que se rodea de muchos más. Pero por más que veo a esta pandilla en los informativos de televisión, no consigo hacerme a la idea de que constituye el gobierno de una nación, nuestro Gobierno, quizá porque, para mí, un gobierno semejante, uno que advierte continuamente de que lo peor está por venir, debería presentar inmediatamente su dimisión en bloque; para mí, un gobierno que llama gobernar a parapetarse tras medidas que suponen la ruina de una sociedad por el bien de la misma es un gobierno de la más absoluta mediocridad que habría de ser enviado de vuelta a la holgazanería menos perjudicial.
En este clima burlesco donde languidece la política española, el humorista Cristóbal Montoro, ahora conocido como "el risitas", haría mejor en ahorrarnos la ostensibilidad de la estupidez -magnífico logro, estoy de acuerdo-, porque un ministro de Hacienda que se ríe sus propias gracias cuando la situación económica del país es tan crítica no ofrece precisamente una invitación a la danza. Desde luego, es tan típico entre la derecha española pensar que por estar siempre alguien por ahí merece lo que consigue...


Yvs Jacob

martes, 17 de enero de 2012

Una idea para Rosa Montero

Anda la Red muy revuelta estos días con la polémica en torno a las distracciones de Rosa Montero -si se inspira demasiado en otros autores, o si le pasa como a muchos políticos, que mete la mano en la caja en un "sí pero que no, que sólo un poco, pero que nada". Quiero intervenir en tanta polémica, no vaya a ser que ahora que Lucía Etxebarria ha abandonado la literatura caiga también Rosa Montero, y pierda España cualquier futura opción de traer a la patria, nuestra lengua, un nuevo Premio Nobel de Literatura.
Hace poco estaba yo pensando en mis cosas cuando vino a presentarse en la tosquedad de mi cabeza una historia a la que nunca supe sacar provecho, y que gustosamente cedo a la inspiración de la traductora al castellano de Philip K. Dick -ya se sabe, el autor de Do Androids dream of electric Sheep?-, por si consiguiese ella sacarle más jugo de lo que a mí me ha sido posible, si bien no es poco mérito cedérsela a tan ilustre autora. Allá va.
Cierto día se me ocurrió que comer arroz en un cuenco y con la ayuda de unos palillos era algo más aristocrático que hacerlo con tenedor sobre un plato. Es verdad que todos hemos visto a los chinos hacerlo del primer modo sin encontrar en ello ningún motivo de admiración, pero cuando yo trato lo oriental como aristocracia pienso siempre en Japón, y al parecer, según dice mi amigo Ruy, los japoneses, también. Pero era domingo, y estaba convencido de que no había en el cajón de los cubiertos más que un juego de palillos -Rosa, ya sabes, dos. Propongo a una amiga muy bonita que tengo una excursión a un conocido restaurante japonés de Madrid para tratar el asunto con los profesionales, esto es, de qué manera podemos regresar con un juego de palillos, por así decir, de verdad. Y a eso vamos. En el restaurante todo son buenos gestos y cordiales palabras -yo supongo que si el japonés no asoma con una de esas hachillas tan tremendas es que la cosa va bien-, pero la gestión no progresa. Los palillos no se venden allí, aunque nos dan una tarjeta con los datos de su distribuidor. Pero es domingo -tú puedes cambiar esto si quieres, Rosa. Susurro a mi acompañante que entretenga a la mujer que nos atiende, porque he divisado una cesta donde asoma un montón de juegos de palillos, cada uno de ellos en su sobre, muy cerca de la puerta, e intuyo mi triunfo. Con los mejores deseos, unos y otros nos despedimos, y cuando paso al lado de la cesta soy capaz de realizar uno de esos movimientos que parecen inverosímiles en el cine, pero que puede perfectamente llevar a cabo uno que entra en un restaurante japonés a robar un juego de palillos en domingo. Ya en casa -Rosa, esto te va a gustar-, cuando voy a disponer todo lo necesario para el almuerzo, ¿qué creerías que encontré en el cajón de los cubiertos? ¡Dos juegos de palillos! ¡Hay que joderse! ¡Y menuda aventura!, ¿no?
Bueno, pues eso es todo. Esta historia deliciosa, que además es auténtica, queda totalmente libre para uso y abuso de autores de voraz inspiración.


Yvs Jacob

viernes, 13 de enero de 2012

A Hilary Hahn, que no es como los demás

Ayer sucedió algo extraordinario en Madrid. Mientras el mundo de la mediocridad contempla con asombro y complacencia cómo se fabrica el dinero, se lo hace crecer, engordar, y todo dentro de la más tranquilizadora legalidad, Hilary Hahn, que ha venido del otro mundo, uno que apenas es geográfico, se dejaba caer por esta horrible ciudad, en uno de sus más tristes teatros, e interpretaba el Concierto para violín y orquesta núm. 1 de Sergei Prokofiev.
Yo me cubrí la cara la mayor parte del tiempo para no verlo, tan terrible suceso, tal vez por eso que se dice en las mitologías, que un vulgar humano sería fulminado por el resplandor que emiten los dioses, y Hilary Hahn me abrasó el alma. Tampoco pude levantarme de la butaca como los demás, y todo lo demás, después de ver y escuchar a Hilary Hahn, se me presentaba como la auténtica mierda que es.
Hilary Hahn es una cosita pequeñita a la que le ha brotado en el hombro un violín; son inseparables hasta la indiferencia. Yo no sé qué es lo que hace él con ella, pero lo que hace ella con él, eso no lo puede hacer un ser humano, no al menos uno de esos a los que se puede decir de verdad -esa miseria con cabeza, brazos y piernas que somos la gran mayoría de los hombres, y que tanto nos confortamos en la más absoluta medianía, la que busca con preferencia la bajeza y la zafiedad.
Yo me cubría también de dolor, de la terrible experiencia del tiempo a la fuga, que consume en nada un concierto de apenas veinte minutos. Es tan injusto... La terrible realidad dura y dura, pero el tiempo que cuenta es fugaz, y la brevedad de un placer tan intenso destruye más que alimenta; es cuando uno debe elegir entre morir o matar.
Yo estuve allí, es algo que puedo decir como si se tratase de un acontecimiento histórico, y lo fue. Tendría razón Walter Benjamin cuando sugería que el mesías -la redención- puede asomar por cualquier resquicio, en cualquier momento, pero no la redención grandilocuente que apesta a doctrina supersticiosa: el resto de la humanidad permanecía ignorante sobre esta emisaria, y yo estuve allí cuando descendió a la suciedad madrileña y llamó la atención acerca del desvío intolerable de nuestra raza. Desde luego, no tenemos perdón.
De la muerte tras la tauromaquia que es toda lucha contra las bestias nos resucito la propia Hilary Hahn con el "Presto" de la Sonata para violín núm. 1 de J. S. Bach, el último golpe de arco al aire, muy torero, muy de faena. Para quienes hayan experimentado alguna vez la náusea, lo insoportable de ser un día tras otro uno y siempre el mismo, recomiendo vivamente que no desaprovechen la ocasión de recibir un empujón hacia el precipicio. Esta noche Hilary Hahn repite en el Teatro Momumental de Madrid a las 20h con la estupenda orquesta de RTVE.


Yvs Jacob

jueves, 12 de enero de 2012

La maraca de Salvador Sostres

Sigo las andanzas del boy scout Sostres a través de los comentarios que de ellas hace en su blog José María Izquierdo, y encuentro a cada cual más descacharrante y deliciosamente estrafalaria, porque se aprecia que es el boy scout Sostres el más perfecto ejemplo de encefalograma plano, de alcornoquismo máximo y de pigmeo mirando a la pared. Pobre hombre, le han pintado un punto en la pared y le han dicho que eso es periodismo, y al periodismo de batallón que se ha sumado. Yo no tendría por qué implicarme en el asunto -lo mejor que hace un leño es arder-, pero me ha ido interesando la patología del boy scout Sostres porque es un individuo de esos empeñados en superarse, e igual que el hombre de ciencia choca continuamente con la realidad intrascendente, al cretino que practica el periodismo de batallón se le presenta la infinitud del horizonte, y eso que no hace otra cosa que mirar a la pared.
Ya en alguna ocasión he manifestado que eso por lo que aboga el boy scout Sostres no es liberalismo ni es nada, y si algo, como todo lo que se cuela por el filtro del analfabetismo español, no otra cosa que sinrazón y vulgaridad, un crecepelo, la piruleta del tonto del pueblo. Pero ahí en la pared, donde algún director de diario le ha indicado al scout que debe mirar, debe de decir liberalismo, y el muchachito que mira la pared ve, pues eso, liberalismo por todas partes. No se la ocurrido ni abrir el enlace correspondiente de Wikipedia, pero es que ni siquiera conoce el diccionario de la RAE, que bien lo sabe ya Esteban González Pons, saca al más presuntuoso botarate de un apuro después de haber metido la pata hasta los huevos. El mismo término liberalismo refiere a un disparate mayor cuando lo emplea el boy scout Sostres, pero se puede dar uno tal pechada a reír cuando el muchachito llama a alguien socialista...
Qué lástima, de verdad, tanta buena gente sin trabajo, tantos periodistas en la calle, y no persiguiendo la noticia precisamente, y la maraca opinácea del boy scout Sostres castigándole el hígado a la inteligencia con la impunidad que concede un mundo bruto a sus más ilustres carniceros.


Yvs Jacob

martes, 10 de enero de 2012

Carme Chacón quiere ser española

Pues yo soy un muchachito de Madrid ciudad y la verdad es que el resto del mundo me ha importado siempre bien poco -salvo la madre Italia y un trocito de Baviera. Pero cuando un catalán quiere ser español, cuando esto sucede, entonces me pongo así como tontorrón, estúpidamente tierno, y le doy la bienvenida, y hasta un abrazo. Después de haber competido durante tanto tiempo por ser como ellos -los catalanes- , y ellos por no ser como nosotros -los demás españoles-, nos encontramos ahora con algo inédito. Ya no un ciudadano cualquiera que se abre de piernas, un pie en cada orilla, y se planta; sino nada menos que un político profesional que supera la seducción primitiva e imperiosa del nacionalismo para decir "ya basta", alguien capaz de enterrar la mitología para dar paso por fin al presente, al tiempo... ¡y qué bien nos vendrá un político catalán que no viva atrapado en la era de la penicilina!
A diferencia de la gran mayoría del periodismo "de izquierdas", no creo que Chacón sea "el pasado" ni que pueda ser considerada dentro del más burdo continuismo. Si en el PSOE han comprendido algo de lo que ha sucedido tras el 15-M y las dos duras derrotas electorales de 2011, ambas críticas serían inadecuadas desde la perspectiva de lo que el próximo secretario general debería realizar una vez ganada la dirección del partido. Yo lo he llamado en múltiples ocasiones la "izquierda práctica", la "izquierda de la férrea ley", y que nadie tema, dentro de lo práctico existe un margen amplísimo para las políticas que conducen al progreso de la sociedad en todos los ámbitos y hasta para llegar a la aristocracia. Tanto si vence Carme Chacón en el próximo congreso, como si lo hace Pérez Rubalcaba, deberían someterse a lo que "la gente" demanda: una izquierda nacional con escoba, con garras y dientes, y una izquierda que se guiase por el principio de la dignidad en política, a saber, "es preferible perder antes una alcaldía que toda la credibilidad".
Pero como muchos me escribís para que haga pública por fin la posición de Basuragurú en este trance que atraviesa la socialdemocracia española, diré sin ninguna reserva que es la hora de una mujer y de un catalán, y añadiré que esta elección no habría de pesar en el honor de su rival. Pérez Rubalcaba tiene estilo y ya advierte de que el partido no debería afanarse en una lucha a muerte por ver quién se lleva las cenizas a su casa. Lo encuentro muy acertado. He manifestado mi apoyo a Pérez Rubalcaba cuando todo estaba en juego, pero ha llegado la hora del armario -estas cosas son así para todos. Chacón, al contrario, está todavía sin estrenar, tiene todavía un estilo por definir, y la presente situación, con un Gobierno débil que utiliza la mentira para luchar contra su incompetencia en la interpretación de la realidad, es la más propicia para cocer la estrategia ilusionante que lleve hacia la victoria en 2015. Insisto en que los líderes en política se fabrican, el carisma depende sobre todo de la propaganda y de la atención de determinados focos.
Parece evidente que tras la candidatura de Pérez Rubalcaba se asoman las sombras de la vieja guardia del partido, temerosa de perder todo el control a favor de una caricatura, pero hay que librarse de los héroes cuando han perdido las facultades que un día les hicieron poderosos -se puede tener mucho peso y se puede ser muy pesado... En el PP no tienen la menor idea de lo que está pasando; deseemos que en el PSOE exista todavía un poco de clarividencia.
En Basuragurú "somos de Chacón", y aceptaremos las consecuencias.


Yvs Jacob

jueves, 5 de enero de 2012

¡La crisis económica podría precipitar el final de "Cuéntame..."!

¡Que ya está bien, hombre...!
No, si al final vamos a terminar creyendo que la presente crisis ha sido una bendición. Falta todavía por ver en Cuéntame... a alguno de sus personajes compartir una jeringuilla en Entrevías e ir en una marcha a favor o en contra de la OTAN, pero creo que la serie lleva pidiendo a gritos un punto y final desde hace varios lustros. El momento actual se presenta de lo más propicio: no podemos los españoles sufrir tanta vergüenza; doble vergüenza, por nuestra historia, primero, y por el modo de contarla. The Wonder Years supo plantarse a tiempo; aquellos adolescentes que la protagonizaron ya no estaban para serguir dándonos el pego con el acné y las reservas sobre la masturbación. The Wonder Years fue quizá un éxito porque la ficción que representaba una familia común norteamericana -esto es, sin vecinos negros- no se veía afectada por la inverosimilitud, que, como bien decía Aristóteles, es lo que un creador debe mimar, por encima de la fidelidad a los propios acontecimientos históricos. Pero Cuéntame... ha hecho caso omiso de cualquier advertencia poética, sus guionistas abrieron Wikipedia y se cegaron: ¡quisieron meterlo todo en la serie! Tal despropósito ha elevado la cima de lo ridículo, y no se ha conocido la menor contención: no hay fregao en que no asome alguno de sus personajes, y cuando se trate el avistamiento de los genitales de Butragueño por televisión, allí habrá algún Alcántara contando todos y cada uno de los pelos de sus huevos. ¡Es demasiado, por favor!
¿Por qué será siempre lo español tan hiperbólico, tan desmedido?
Quiero rematar con una observación acerca de sus actores. Inmanol Arias está siempre enfadado, coño, eso no es un actor, joder, ¡se caracteriza un actor por la versatilidad de sus registros! Por otra parte, lo que ha debido sufrir Ana Duato con semejante compañero, quiero decir: un matrimonio "cuéntame" es mil veces peor que uno normal; hay que rescatar a esa mujer, ¡nunca debimos permitir que la serie fuese tan larga!


Yvs Jacob

miércoles, 4 de enero de 2012

Quítate de ahí, que yo lo hago peor...

De repente caen en la cuenta muchos españoles -de esos que se dicen "de bien"- de que el PP ha accedido al gobierno de la nación tras haberse valido del engaño. Sea dicho que sólo han engañado los "populares" a una buena parte de los bobos que les habían votado -la otra parte es también bastante boba, pero no parece que pueda caer en la cuenta de nada, es lo que se llama "invertir en fidelidad", los bobos por tesoro-, porque los demás, los españoles malditos, advertimos por todos los medios de que los lobos no cuidan a las ovejas, aunque estamos descubriendo ahora que existe un tipo de lobo, el lobo político español, que sin cuidar de las ovejas se muestra además un poco tonto.
Por supuesto que el PP ha engañado a los españoles, ¿pero qué se esperaba? ¿Acaso no se ha apreciado en profundidad el modo como desde las satrapías autonómicas se burló continuamente la dirección del Gobierno central del PSOE? ¿Acaso no se realizó desde las regiones un eficaz boicot y se antepuso algún beneficio, algún interés espurio, quizá "de partido", a otro, el social? Pero la bomba terminó por estallar en las manos de los "populares", como se ha podido comprobar al conocer el incumplimiento del déficit público autonómico, y que se busca cargar en el saco de los desastres creados por el socialismo. Si la cosa no podía estar más clara: si se debe mucho dinero, y el país apenas produce, ni ingresa el Estado lo suficiente, ¡cómo no se va a recurrir a la subida de impuestos, a las congelaciones salariales y a los recortes! ¿Pero de verdad hubo algún idiota que confiase por un momento en alguna suerte de magia que pudiese hacer el PP? ¿Acaso no se ha visto ya que usan los "populares" la manga para guardar, y no para sacar de ella nada?
"Quítate de ahí, que yo lo hago peor", sencillamente, esto es lo que ha sucedido. "Súmate al cambio", nos dijeron. ¡Juas, juas, juas! "Mienten", nos dijeron. ¡Juas, juas, juas! "Han engañado a los españoles", nos dijeron... ¡Juas, juas, juas!
¡Y qué divertido es presentar ahora la cifra del desempleo! ¡Ya no somos 5 millones de muertos de hambre! Ahora somos 4 millones "y pico"...
¡Tooontos, tooontos, tooontos!


Tocomocho para Basuragurú

domingo, 1 de enero de 2012

El modelo holandés

Hoy entran en vigor en muchos países muy variopintas normas, leyes, regulaciones..., entre las que se encuentra la prohibición -para turistas- de consumir marihuana y productos similares o derivados en los famosos coffee shops holandeses. No es que me preocupe; no creo que lo mejor de Amsterdam se encuentre en la exhibición de la prostitución -como una actividad más del holgado capitalismo- ni en los ya nada contraculturales locales para fumadores avanzados, que tampoco lo son. Al contrario, siempre que he visitado la ciudad he tenido la impresión de hallarme sumido en la más patética vulgaridad, si bien he muerto de envidia al pasear por el más alejado de los círculos concéntricos de Amsterdam, en la zona de los grandes canales, donde habita una civilización extraordinaria, que delimita sus fiestas privadas con apenas una cuerda a la manera de barrera y un sencillo mensaje de advertencia, y que todo el mundo respeta, como se respeta una puerta abierta o un piso inferior que apenas defiende un cristal, donde en España, por ejemplo, se arma un complejo sistema defensivo de diversos metales y tecnologías para no disimular la humillación de una raza vergonzosa.
Cabe decir que los promotores de su turismo zafio han sido los propios holandeses, que han hecho el ridículo ante el mundo durante décadas, hasta que, eso parece, se han cansado -¡y qué dirían de España si todo su atractivo fuese fumar porros y ver putas en las principales calles de sus ciudades...! Aunque, ahora que lo pienso...
Por supuesto, si Holanda no fuese uno de lo países más ricos de la UE, las secuestradas instituciones europeas hubiesen echado abajo la originalidad de la prohibición, que choca, por lo demás, de pleno con una cierta idea de Europa -en realidad, la única Europa.
A mí me ha sugerido, no obstante, interesantes ideas para la autodefensa de la maltrecha nación española, pues los españoles, quizá porque hemos sido durante muchos siglos unos muertos de hambre, parecemos siempre dispuestos a todo por dinero, y no tenemos ningún límite, sea lo que sea aquello que se nos quiera introducir por el ojete en tanto que pueblo. Nuestro turismo, por ejemplo, es preferido por los horteras, los delincuentes y los analfabetos, si acaso esos términos no refieren lo mismo. No podemos ser siempre tan generosos y guardar la mierda de los demás mientras ellos dejan bien limpia su casa.
Siempre se ha admirado a la muy tolerante Holanda, pero su mayor descubrimiento y logro social es, al contrario, el cuidado: ¡atención, que lo nuestro corre peligro! Es así que durante décadas no podía pedirse allí asilo político, y es así que el Estado holandés suspende el "espacio Schengen" si es necesario, para alejar un tipo de delincuencia de la que, con seguridad, en Holanda sí se tolera y practica.
Me gusta este modelo. Que se acabe ya con la imagen festiva de España y que se empiece "a pedir el carné". Y se libran de momento quienes acuden aquí a destruir porque todavía no tenemos normas cívicas ni educación, pero cuando las tengamos... ¡se van a enterar esos emporretaos!


Yvs Jacob


P. S.: Me llamó mucho la atención en Holanda la obsesión de quienes gestionan sus servicios por la recaudación en metálico. En cualquier pequeña estación de tren en Italia, la única tierra que un europeo debería visitar con tanta insistencia como a la patria, existen eficientes máquinas de biglietto veloce que convierten al más torpe viajero con tarjeta de débito en un optimista. En Holanda, por el contrario, sólo se podía pagar en moneda corriente, ¡y menudos precios tienen los ricos! ¡Ni que fuesen españoles!