lunes, 1 de marzo de 2010

Yvs Jacob, "negro" de José Bono

Desde que he conocido que el Presidente del Congreso redacta sus memorias, me he sentido llamado a intervernir a su favor para limar aquellos sonidos ásperos que pudieran traicionar su prosa escrita, esos roces velares que lo han convertido en un cómico desternillante y que podrían asomar en el intenso curso de la conciencia de un hombre ocupado. La empresa promete diversión, porque gracia no le falta a don José, y no sólo por el verbo atropellado, pues es Bono muy creativo, como todos los hombres barrocos.
La memoria es desde hace mucho tiempo uno de mis géneros favoritos; he leído tantas... Y si yo fuera alguien interesante... Mientras tanto, sueño con escribir las de alguna folclórica envenenada, tan fascinante como encuentro el mundo de los amoríos lorquianos; una que estuviese enamorada de algún torero, aunque tampoco me importaría si la maltratasen un narcotraficante o un príncipe de Arabia, por darle al drama un aire de actualidad.
Pero trabajar para el Presidente del Congreso supera mis expectativas. Ya he pensado en todo. En el caso de que José Bono no estuviera conforme con el modo como recuerda su vida, me atrevo a sugerirle interesantes episodios ficticios de mi cosecha que maquillen la insipidez del mundo de provincias: una relación extramarital con alguna actriz guapetona de Hollywood o la militancia en algún equipo de fútbol con solera... Todo es posible -trabajo fotográfico manipulado incluido.
Puedo anunciar imágenes impactantes que acompañarán al texto del próximo best-seller de la editorial Planeta: José Bono con el pelo rasta, José Bono arrojando al fuego un crucifijo, José Bono pellizcando en el culete a Angela Merkel...
La vamos a liar parda.


Yvs Jacob