jueves, 13 de octubre de 2011

¡Parémoslos! (¡Que viene la derecha rancia!)

¡Pero cómo se están repartiendo el pastel en nuestras narices! Nunca había sucedido algo así, que se den por ganadas -o perdidas- unas elecciones sin haber pasado todavía por las urnas, sin la menor tensión sexual no resuelta, ¡es pura pornografía! Ya se han repartido los ministerios, queda más de un mes para las elecciones y ya se han repartido los ministerios, así de sencillo: tú, tú y tú, ¡pa' dentro! No es de extrañar, supone la culminación de todas las actitudes antidemocráticas del PP desde los orígenes de la formación, aunque a juzgar por muchos de sus votantes más fanáticos, rancios y malolientes, tal vez habría que hablar del factor Rh o del ADN. Ya se apreció en las elecciones de 2004 que para el PP, con la inestimable ayuda de los inagotables chicos del coro que practican el antiperiodismo, tergiversación rica en ficciones e improperios por la gloria de España, la victoria del PSOE fue ilegítima, aparte de una burrada inmoral, y todavía continuó la pesada tonadilla en 2008, y llega hasta el presente, así en palabras de Arenas Bocanegra y otros bucaneros de la palabra. En las elecciones del 20-N se ido más allá: es que ya han ganado, es que no existe ningún rival, es que se lo ha ignorado. Mientras tanto, los no menos ignorantes ciudadanos asistimos a la subasta del pescao sin ninguna reacción notable: unos, alzando la mano en las plazas, ¡esos chiquillos!, ajenos a la misma política (institucional) que seguirá adelante sin ellos tras los comicios, y otros, no menos disgustados con este terrible socialismo (?), que ha defraudado a todo el mundo, que no nos ha sacado de pobres ni de sinvergüenzas, decididos a quedarse en casa o regalar su voto a quienes con una muy activa pasividad han causado al país tanto daño o más como aquellos que merecen la cruel venganza de los españoles. Y no nos acompaña ni el clima, que si no cesa en noviembre por fin el verano, menos los febriles de la urna, que abundan precisamente allí donde no se respeta el resultado si es adverso, de eso que fue una vez la izquierda, y que no es hoy más que una tibia autodefensa frente a la anarquía, no habrá quien recuerde para qué se monta un colegio electoral, toda esa gente allí a la hora de comer...
Se habla de una abultadísima mayoría absoluta, porque nada hay más saludable para una democracia que darle todo el poder a quienes saben lo que tienen que hacer, y que todo se hace mejor sin ninguna oposición y sin necesidad de alcanzar acuerdos -la aritmética parlamentaria rompe la esencia de la democracia, tal y como la entiende la derecha en España. Se gobierna mejor ignorando a los demás, poniéndoles la rodilla en el cuello e hincándoles los nudillos en el hígado, sólo por su bien, ¿acaso no se ha ganado ya el mando en las elecciones? Pues a joderse.
Muchos ya lo sospechábamos, pero va saliendo a la luz que en el PP no tienen del todo claro que la recuperación de la economía española sea cosa de cuatro decretos y tres leyes promulgados apenas se cambian las sábanas en La Moncloa, y eso que se había presentado a Mariano Rajoy como el terror de los mercados. Vaya, qué cosa nos vienen a decir ahora, ya nos han matao to' la ilusión: tanto bramar con que el lío lo arregla el PP en menos de lo que Miguel Arias Cañete se zampa una tostá colorá, y nos enteramos los españoles de que todavía habrá que afrontar pruebas más difíciles, eso sí, bajo la dirección y la supervisión de quienes saben, ellos sí, qué se tiene que hacer... y cómo.
Una vez más, estamos haciendo el indio, estamos danzando en torno a la hoguera para que llueva, y nos conformamos con diosecillos de los que se ven en las juergas con el peyote; nos estamos desmadrando cosa mala y lo vamos a pagar...


Yvs Jacob


P. D.: ¡No votéis al PP! ¡No votéis al PP! ¡No votéis al PP, hostias!