viernes, 25 de septiembre de 2009

Las hijas del Presidente

He quedado espeluznado después de tener unos viajes psicodélicos en la Red. La portada de dos medios ejemplares dentro del periodismo puro -El Mundo y ABC- con la familia del Presidente del Gobierno junto al matrimonio Obama ha desatado pasiones que ya no pueden llamarse 'bajas', pues apenas se distancian del fango de la moral, y tras documentarme en varios foros y blogs sobre cómo ser un despreciable canalla, he sentido, ya no frío, sino miedo, un miedo que sólo imagino parecido al de un viajero que llegara a una tribu caníbal. El hijoputismo se ha intensificado desde que a la opinión se le ha abierto la vía de la generosidad virtual, y el problema de la humanidad ha desarrollado una nueva especialización: de la superpoblación del planeta a la superproducción de la mala conciencia. Voy a poner un poco de orden en este asunto.
Parece que al Presidente le han quedado las hijas como una talla hecha por un Peter Paul Rubens ciego, pero hay una diferencia entre criticar al Presidente del Gobierno por el modo como le afecta su gestión a quien critica y lapidarlo por el hecho de que sus hijas estén como dos peponas, según algunos conceptos de la belleza femenina. No me puedo sumar a esta falta de respeto para con dos seres inocentes, ni mucho menos acepto la coartada que ha servido a El Mundo y al diario ABC para arrojar a los leones a su adversario político.
Por otra parte, debo añadir que una cosa es que Barack Obama nos parezca un tío de puta madre y otra, bien diferente, que porque sea negro tengamos que humillarlo asistiendo a un encuentro vestidos como una Buffy Cazavampiros cebada con embutidos de León. No tengo que defender al Presidente, pero admiro la libertad con que permite que sus hijas cometan sus propios errores, ¡y tan jóvenes!
No obstante, quizá alguien dentro del equipo de protocolo, bien por parte de La Moncloa o ya en The White House, debería haber cuidado de que algunos detalles -propios del vestuario- no se interpretaran como una ofensa, a un lado y a otro del Atlántico.
El suceso que tantos culos ha partido durante el día de hoy merece todavía otro análisis. El País publicaba esta mañana un documento que vincula de facto al Partido Popular con 'la trama Gürtel' mediante una posible financiación ilegal. Esto significa, como sospechaba gran parte de la ciudadanía, que los trajes del President Camps no estaban limpios, aun cuando costaran mucho. Pero la noticia nació condenada al competir con el instinto de los españoles, y los medios de la derecha en España saben perfectamente cómo alimentar a ese animal.
La conclusión de todo esto es la siguiente: somos un pueblo grotesco, nos merecemos la manipulación de todos los poderes que nos devoran el alma y ningún gobierno nos va a rescatar del corral donde nos revolcamos.
Anda y que os parta un rayo, cernícalos.


Yvs Jacob