viernes, 31 de diciembre de 2010

Candidatos a La Moncloa, no más de dos legislaturas

La semana pasada se participó a la sociedad española que José Luis Rodríguez Zapatero ya había tomado la decisión en cuanto a ser candidato o no a las próximas elecciones generales, aunque el resultado de su deliberación no se haría público, lo que se comprende fácilmente.
También yo he tomado una decisión respecto del candidato del PSOE; sin duda, la más acertada. Creo que entre las modificaciones que caben en el sacrosanto texto comunitario de los españoles, la Constitución, dos serían de la mayor urgencia. En primer lugar, algo hay que hacer con el Senado, que sólo se justifica como coartada para lucrarse a costa del erario público -debo decir que modificar esta cámara, dotarla de utilidad política, lo único que justifica la existencia de una institución del Estado, podría causar un choque emocional severo en la sociedad española debido a su analfabetismo republicano. En segundo lugar, cuántas legislaturas puede agotar un mismo individuo en el gobierno, así como cuántas veces podría ser alguien candidato, debería limitarse a dos, nomás.
En la sociedad de masas -por cierto que en los admirados países escandinavos no existe propiamente "la masa"-, candidatos sobran, y es más democrática la sociedad cuantos más individuos pueden ser candidatos. Rodríguez Zapatero, a diferencia de los habituales líderes de la derecha, que interpretan su elección como una sanción divina a su excelencia, sanción para la cual emplea Dios la argucia de la democracia -¡jájaja, es que estos tíos de la derecha son la polla!-, ha dicho en alguna ocasión que, si no cualquiera, muchas personas son aptas para el gobierno. Así lo creo yo, ya sea porque un gobierno en España gobierna bien poco, o porque gobernar, si se observa a "la Espe", es una tarea que deja mucho tiempo para pasarlo la mar de bien.
Luego sólo resta confirmar que, en efecto, Rodríguez Zapatero no será de nuevo candidato.
Insisto sobre la originalidad de mi propuesta, que no sólo afecta a quienes gobiernan, sino, además, a quienes lo intentan. Tras escuchar los discursos cargados de odio del nuevo President de la Generalitat de Catalunya, nada más acertado que alejar de cualquier parcela del poder a los hombres frustrados -suelen ser una generosa fuente de estupidez.


Yvs Jacob