jueves, 5 de septiembre de 2013

¡No a la candidatura olímpica de Madrid 2020! Paremos esta puta locura (Mensaje desesperado de un madrileño al International Olympic Committee)

En apenas unos días se hará público que Tokyo acogerá los juegos olímpicos en 2020 -muchos madrileños nos alegraremos por ello, respiraremos con alivio y no ocultaremos la satisfacción de ver frustradas las perversas maniobras de políticos muy mediocres impedidos por su naturaleza estúpida para aportar mejora o progreso alguno a las comunidades humanas que sufren las consecuencias de su pésima gestión.
Me cuenta un amigo periodista desplazado a Buenos Aires para cubrir el evento de la elección de Tokyo como sede olímpica que si dominas algunos idiomas y sabes moverte en los ambientes adecuados no se habla de otra cosa que del porrazo mayúsculo que se va a dar la candidatura de Madrid 2020, un porrazo sin precedentes, como tampoco tiene precedentes la vergonzosa mendicidad que han practicado durante lustros precisamente esos mediocres gestores en todas las instancias de la administración madrileña, que han ofrecido una imagen tan vil, triste y patética que solo cabe decir "española". El apetito insano de dinero ajeno para ocultar la propia miseria, el viejo truco de invitar a comer si es otro quien paga bien puede engañar a esos españoles bobos a quienes los medios de comunicación toman el pelo con las magníficas bondades de acoger el evento -¡que me aspen si entiendo alguna de ellas!-, pero lo cierto es que el timo de aprovechar los juegos olímpicos para rescatar un Ayuntamiento negligente y arruinado por los delirios de unos arribistas no ha escapado a la atención de los observadores extranjeros, Madrid 2020 no despierta ninguna simpatía porque nunca antes el deporte había sido considerado en un segundo y tan alejado plano, la única imagen que la pretenciosa "marca" España ha cultivado gracias a esta desesperada candidatura es la falta de escrúpulos y la cara dura de un pueblo mantenido que desconoce las mieles protestantes del esfuerzo -como dice mi amigo: "tío, nos han pillado".
Yo conocí por la ciudad de Madrid en mi infancia una pasión que hoy sólo puedo concentrar en un sillín Brooks -made in England, por cierto-, esta pasión se extinguió hace más de una década por falta de riego, o serían tal vez unas aguas contaminadas, unos aires fétidos, y hoy mi única ambición como ciudadano es fusionarme con el mobiliario urbano en las calles de Copenhague... ¡qué maravillosa experiencia debe de ser la miseria extrema en el primer mundo! De la miseria en el Tercer Mundo sabemos mucho más en Madrid. Desde que el capitalismo más analfabeto y agresivo impuso a los españoles el desprecio del hombre por el hombre -hay quien se refiere a este fenómeno como "mayoría absoluta del PP" o incluso "mayorías absolutas del PP encadenadas"-, regiones con una fuerte concentración de horteras -véase Madrid, véase el divino Reino Corrupto de Valencia- han explotado ese principio tan práctico de la vida en común, de la cual ya no queda nada. Yo recorro a diario estas calles sucias, infestadas de pobres y delincuentes locales y venidos de todas partes del mundo y creo que más que dinero hace falta un diluvio que se trague la ciudad entera, una ciudad fea como el mismísimo demonio, con más basura por metro cuadrado que un zaquizamí pakistaní, abandonada por todos, habitantes y administradores, a un deterioro que ya nada podrá recuperar. La vulgaridad ha alcanzado aquí expresiones y formas grotescas y monstruosas, cualquier dinero, sobre todo si es ajeno, será invertido en levantar monumentos a lo inútil y enfermo, obsesión irrefrenable de la españoleidad. Como ciudadano particular de este vertedero tengo la obligación de solicitar piedad a los miembros del IOC, siempre he creído que los engaños de la mente necesitan la medicina de la realidad, que Madrid acoja unos juegos olímpicos causará más perjuicios que beneficios a corto y a largo plazo; mejor, fortalecerá las raíces de la podredumbre española al tiempo que exonerará a los culpables de la estupidización de un pueblo de su alucinada arrogancia -no les perdonaremos jamás, se merecen todo lo peor.
Piedad, piedad y piedad, a estos príncipes electores les pido piedad -los juegos olímpicos 2020, a la ciudad de Tokyo.


Yvs Jacob


[Y muy pronto en Basuragurú: "¡El PP humilla a los españoles desde la televisión pública con un programa infantil sobre la emprendeduría!"].


¡Todos con Tokyo 2020!