miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mucho PSOE por hacer frente a la gran nada

Recomiendo la lectura de esta solicitud a cargo de algunos miembros relevantes del PSOE, un gesto de singular importancia y que sólo un gran partido político puede proponer a la sociedad que aspira a gobernar -una vez más, el PSOE traza la línea que su principal adversario nunca atravesará. Se invita a militantes y ciudadanos a elevar propuestas que ayuden a redefinir la socialdemocracia, que muchos piensan ha consumido su tiempo histórico, con el objetivo de recuperar la confianza en el electorado y adquirir, según lo entiendo, un compromiso respecto de las actuaciones de un futuro gobierno socialista al que sus votantes puedan seguir mirando con reconocimiento. Quiero manifestar mi decepción por el modo como los medios de comunicación están tratando el asunto, al interpretar que la petición se hace contra la herencia de Rodríguez Zapatero y para apartar a Pérez Rubalcaba de la carrera por la secretaría general. Si se interpreta de esa manera, todo empieza mal -si los medios de izquierdas sólo buscan crear la noticia, será mejor que quienes de verdad se preocupan por la recuperación del PSOE los dejen de lado.
Supongo que empezarán a llegar propuestas de lo más variopinto. Creo que es mejor que no se trate el asunto de si las papeleras deben incorporar o no el cenicero. A mí se me ocurren muchas en detalle y una generalidad que diré espiritual, como horizonte.
Ahí van algunas.

1) La ley existe, es bella y se cumple. Y se cumple siempre, sin permitir que en ella aparezcan fisuras, espacios donde impera y se fortalece el vacío de la ley. Para los ciudadanos, lo primero tiene que ser la ley, el conocimiento de la ley, el respeto a la ley, el temor a la ley si es necesario. Con dinero o sin dinero, la libertad es siempre una ley.

2) El mundo de los hombres es el mundo de la ley; la sociedad sólo existe cuando todo, absolutamente todo, está regulado, y cualquier resquicio es un refugio para la delincuencia y la inmoralidad. Confiar en la capacidad del azar como fuerza reguladora no es más que otra utopía que también ha fracasado.

3) La izquierda no puede echarse sobre sus hombros la salvación del mundo entero, sino la de este mundo. El ideal de la redención de la humanidad sólo puede construirse de manera lenta y precisa, y aquí no caben la ingenuidad ni el cálculo sobre los efectos a largo plazo de las buenas acciones de los gobiernos en lugares remotos. La sola generosidad no resuelve ningún problema; España debe ofrecer y exigir eficacia, o no ofrecer nada.

4) El presente es el mundo del dinero; todo cuesta. No se debe permitir que los ciudadanos se construyan una idea equivocada de la capacidad de su gobierno para gestionar aquello en lo que el ciudadano participa poco o nada. El gobierno no tiene dinero, el gobierno gestiona. El gobierno no hace hospitales: los hospitales se hacen con dinero. El dinero no cae del cielo; el dinero exige de todos la responsabilidad de aportar para cubrir las necesidades de la sociedad. Cada uno según su capacidad, pero todos.

5) La socialdemocracia española debe estimular en los ciudadanos la idea de que la nación es mucho más que un equipo de fútbol. Hay que mostrar a los ciudadanos la importancia de la unidad de una nación plural, y hay que mostrar a los partidos nacionalistas soberanistas el límite de lo que puede ser conseguido sin perjudicar la unidad de la nación plural. Por supuesto, debe aclararse, sin ninguna ambigüedad, que jamás -jamás- serán posibles procesos independentistas democráticos en España. La unidad real es innegociable.

6) El adversario de la socialdemocracia es la derecha conservadora; el aliado de la socialdemocracia no es la derecha nacionalista. La socialdemocracia no puede ser vasca, gallega o catalanista. En un Estado que ha desarrollado tanto sus administraciones regionales, lo gallego, lo vasco, lo catalán... han llegado a su máxima realización dentro de la nación plural. Cualquier negociación para satisfacer las ambiciones nacionalistas sólo alimenta la mitología.

7) La educación es el servicio más importante que un Estado puede prestar a la sociedad. Por mucho que la nueva pedagogía haya descubierto que el aprendizaje puede endulzarse con los medios adecuados, el aprendizaje debe reconciliarse con el esfuerzo. La educación debe ser ambiciosa y exigente. Así dicho: la educación debe ser aristocrática.

8) Es imprescindible abundar en una educación cívica y ciudadana, por mucho que se oponga la parte más conservadora de la sociedad. El próximo secretario general del PSOE debe insistir en el Parlamento sobre la recuperación de la asignatura de Educación para la ciudadanía como prioridad tan pronto se alcance el gobierno de la nación; sin una educación moral, la sociedad vive en el caos.

9) En la gestión de cualesquiera competencias por parte de las Comunidades Autónomas debe existir siempre la seguridad de que el Estado vigila las decisiones de los gobernantes regionales -descentralización no puede significar desintegración; el bien de los españoles no puede convertirse en el mal de los españoles.

10) Hay que limitar temporalmente el ejercicio de los cargos públicos en todas las instancias de la gestión administrativa, y hay que desacostumbrar a los aventureros de la política a ambicionar el cargo como fin en sí mismo, el poder, la legitimidad de la representación como lo más deseable. No existe ninguna inteligencia, ningún carisma tan sobresaliente que no agote la paciencia de los gobernados.

11) Un gobierno socialdemócrata debe estimular la sindicación de los trabajadores, y debe solicitar a los sindicatos la observancia de la responsabilidad laboral de sus afiliados. Los sindicatos no pueden llegar a convertirse en el punto débil de la izquierda, como ahora sucede, sino en su punto fuerte. Un gobierno de izquierdas debe desapegar a los sindicatos de cualquier subvención; la fuerza de un sindicato proviene de sus afiliados y de su independencia en todos los ámbitos. Un puesto de trabajo, un sindicado, ésta es la fórmula.

12) Un gobierno de izquierdas debe intervenir activamente en todos los ámbitos en que la ley de la oferta y la demanda se convierte en una estrategia para la estafa de la propia sociedad. El salario mínimo interprofesional, el precio de compra, venta y alquiler de viviendas... todo esto se encuentra en una situación de inmoralidad y delincuencia, y debe ser regulado con ambición, siempre de acuerdo con la renta y capacidad económica real de las familias españolas, y no abandonado a patrones externos.

13) Hay que fomentar una educación empresarial que tenga como finalidad el progreso, el bienestar y la satisfacción espiritual de la nación. Si se fija por ley un salario mínimo interprofesional indigno, el empresario español no se exige nada por encima de eso. Un salario no debe ser suficiente para comer, sino para vivir, que son aspectos sustancialmente diferentes.

14) La actividad financiera se halla en estado de enloquecimiento severo y usura feroz fortalecida por toda suerte de subterfugios. El ciudadano debe asumir su responsabilidad cuando solicita un préstamo a una entidad bancaria, pero un gobierno de izquierdas debe mostrarse intolerante con todas las expresiones de usura y robo que practican esas entidades.

15) En Europa hay que saber decir y hay que saber decir No. La nación española tiene su historia y tiene sus intereses. Hay que buscar el modo de romper con la dependencia económica europea para adoptar una posición fuerte y de liderazgo. El lugar de España en la UE debe ser reflexionado: los españoles han perdido gran parte de su capacidad productiva a cambio de una salida directa en los aeropuertos -claramente, han salido... perdiendo. Deben reconsiderarse las cuotas y las subvenciones, y no se debe ceder en cuanto a la importancia histórica de sectores tradicionales -como se ha podido ver, la reconversión conduce sólo al desempleo. Hay que empezar a usar con desparpajo el as guardado en la manga, como hacen los demás: Europa podría no ser buena para España.

16) El fortalecimiento de la economía española debe implicar a todos los sectores y a todos los ámbitos y clases dentro de la sociedad. Los impuestos son tan bellos como la ley, y deben ser tan justos como ella. La economía no es un problema del gobierno, es un problema cultural.

17) España no puede ser el lugar de acogida de inmigrantes sin fin ni el refugio de delincuentes cuyo abuso de la libertad perjudica a los intereses nacionales. Respecto de los delincuentes europeos que se han establecido en España, hay que manejar con rigor los instrumentos legales que la UE dispone para los Estados. Hay que atreverse a suspender el espacio Schengen cuando sea preciso, hay que advertir a los Estados que no hacen los esfuerzos más notables para combatir la delincuencia que España no tendrá tampoco paciencia ni generosidad con ellos.

18) Hay que asumir que la inmigración ha llegado a convertirse en un problema, hay que afrontar con responsabilidad que es así. Esto implica una reflexión acerca del modo de vida español y de la perpetuación de las formas de la pobreza. En el mundo del dinero, la libertad cuesta.

19) Un primer ministro en el gobierno de la nación española no tiene que comportarse necesariamente como un presidente de la República de Francia. Cuando gana una lista, gana un partido, y un partido fuerte debe contar en sus filas con los elementos adecuados para gestionar todas las competencias -la independencia de un independiente es un problema personal.

20) El PSOE es un partido nacional; allí donde esto no se entienda, deben afrontarse la ruptura y la refundación de una nueva federación con responsabilidad nacional.

Por supuesto, pueden añadirse aquí muchas más observaciones, y no hace falta demasiada imaginación para advertir en cada una de ellas el modo como gran parte de la sociedad española ha perdido la fe en la socialdemocracia, hasta el punto de no saber si los problemas que atacaba el anterior gobierno eran reales o ficticios, por su ineficacia para satisfacer los intereses más inmediatos.


Yvs Jacob