sábado, 19 de noviembre de 2011

¡Un fin de semana de nervios! (¿Por qué son tan obtusos los conservadores españoles?)

Si en España la democracia estuviese, como a menudo se dice, "asentada", si los españoles la comprendiesen en profundidad y fuese la sociedad española una madura, nada habría más sano para su gobierno que la alternancia en su dirección, un partido diferente tras, quizá, dos legislaturas, que asumiese la responsabilidad de defender los intereses de todos los ciudadanos, dentro y fuera de la nación. En una época como la actual, donde el concepto general de socialdemocracia acoge tanto a los partidos mayoritarios de izquierdas y de derechas, una época en la cual todavía la derecha no ha desmontado el Estado social, y la izquierda liberal apuesta por el libre mercado como estrategia económica, al margen de los derechos sociales, núcleo fuerte del socialismo moderno, no existen diferencias determinantes. Esto significa que cualquiera de los partidos mayoritarios de izquierdas y de derechas podría gobernar y causar a sus gobernados males muy parecidos. Para un ciudadano sensato, basta con que uno de los partidos con posibilidades reales de gobierno manifieste su posición respecto de la igualdad, el feminismo, la ecología, la dependencia, la sanidad, la educación, el poder adquisitivo de los pensionistas... para entregar su voto. Éste es el problema de la obtusa derecha española: la igualdad es sólo un concepto; el feminismo es feminazismo; la ecología es un timo, un problema por el que no se deberían preocupar ni siquiera los nietos de Josemari; la dependencia es un lujo que un Estado no se puede permitir, ¡que pague quien quiera cuidar a sus mayores y parientes enfermos!, o que se mueran; para la sanidad y la educación, misma receta; y, en cuanto a los pensionistas, no se les puede dar mucho más de lo que reciben, pero si el partido que más ha aumentado su poder adquisitivo congela las pensiones máximas, entonces se pone en marcha el aparato de la demagogia para señalar al adversario como artífice de extraordinarios recortes sociales. Como se aprecia, la derecha española es obtusa y no tiene nada que ofrecer. Aun así, la derecha española se presenta a las elecciones como una opción seria, esto es, con posibilidades de gobierno, o lo que es igual, con posibilidades reales de que los ciudadanos, que nada pueden obtener de ella, les entreguen su voto.
En treinta años, la sociedad española ha sufrido un giro moral de lo más cómico: los españoles han pasado del progreso como dirección espiritual a la burla de todo progreso, que ya hay que ser burro. Analícese el caso particular de la ley anti-tabaco. Es mentira que muchos locales hubiesen llevado a cabo ninguna reforma para adaptar un corralillo a los no fumadores. Lo que se dio por entonces fue un ejemplo más de la actitud del español, analfabeto y golfo, ante la ley: que le den por el culo. Dijo Gaspar Llamazares, cuando se aprobó la segunda ley, la que defiende a los no fumadores, que la primera fue una apelación a la confianza en el ciudadano, pero que ésta había fracasado y hubo de pasarse a otra ley en sentido estricto: una ley en la sociedad, como insistía Thomas Hobbes, es un límite a la libertad, un límite necesario. Y son tan tontos los españoles que si un partido les ofrece un sistema público de salud financiado con los impuestos, y otro les ofrece la posibilidad de fumar en bares y restaurantes, se arrojan a las pezuñas del segundo. La verdad es que da lástima y mucho más que un partido se presente a las elecciones legislativas con una colilla como cebo -no será tampoco de extrañar que pesque un poco de mierda.
Un ejemplo entre muchos que no voy a tratar ahora.
La derecha obtusa y tergiversadora no tiene nada que ofrecer. Cabe recordar antes de cerrar la (jornada de) reflexión lo que sucedió con los atentados del 11-M. No sólo colaboró el pueblo español, por la acción de sus gobernantes, en la destrucción de un país, Irak, y en el asesinato de miles y miles de seres humanos, sino que la fantochada de esos gobernantes imberbes causó al pueblo español casi doscientas muertes, ¡menuda bravuconada! Después de la manipulación permanente de la lucha antiterrorista que tanto voto fanático ha recogido en sus redes para la obtusa derecha española, la famosa "negociación política con ETA" -es para morirse de la risa-, todavía hay quien pretende mofarse de la superioridad moral de la izquierda, cuya actitud respecto de los atentados del 11-M ha sido siempre ejemplar, ¿o acaso se le ha recordado un día tras otro, en sesiones del Congreso y del Senado, o en los medios de comunicación de izquierdas su magnífica hazaña a esa derecha zafia?
Si es que no hay color... ¡coño!


Yvs Jacob