sábado, 1 de agosto de 2009

Antonio Muñoz Molina da guerra con el exilio

Bien es sabido que el periodismo en general está siendo asesinado en la piel de toro patatera, pero su manera cultural ha caído en manos de la simpleza, también cultural, y tanto elementarismo no puede rescatar a la raza española del suburbio espiritual que puebla aquí abajo, donde apenas llega Europa. Somos asín.
¡Qué sorpresa tan desagradable me ha encajado El País recién sacaba los pies de la cama!
Algún periodista incorregible anunciaba la nueva vomitona con cagalera de Antonio Muñoz Molina. Me han temblado incluso partes blandas ocultas que desconocía aptas para la movilidad.
Hace años estudié algunos rudimentos de una disciplina imposible que por expresar del modo menos dubitativo llamaré crítica literaria. Como era una disciplina imposible, se decía en sus clases todo tipo de gilipolleces, e incluso afirmo que habré oído todas las que se pueden decir, que son muchas. El alumnado era variopinto y generoso. El vicio metafísico rápidamente adquirido por su corriente más aplicada impedía hacer evaluaciones sobre el objeto físico, el libro, el cual, en realidad, apenas era respetado. Nosotros juzgábamos la obra, y la obra no tiene páginas.
Pero el periodismo no respeta nada. Muñoz Molina habla del exilio en mil páginas y algunos nos preguntamos qué cojones significa todo eso. No sé qué pensar. Quizá el periodista quería advertir al público de que eran muchas páginas; de que eran muchas páginas para hablar del exilio; de que Muñoz Molina había escrito tantas páginas o de que en ellas ya se decía todo lo que sobre el exilio se puede decir. Creo que el periodismo nunca había animado tanto a pensar a la sociedad como desde que lo practican malos escritores.
Por lo demás, mil páginas son, sin duda, una gran amenaza para la literatura en castellano. Es difícil, es imposible que en tantas páginas un autor mantenga la exigencia que mima el lenguaje. Cierto, por lo tanto, que toman protagonismo, pues, el testimonio, la ambientación, el drama..., siempre que el lenguaje sale perdiendo. Pero el lenguaje siempre sale perdiendo.
Supongo que alguno de esos directores de cine tan malos que cultiva la piel de toro patatera ya está pensando en sacarle los colores a Muñoz Molina con el destrozo que es todo guión adaptado.
¡Enhorabuena a los premiados!


Yvs Jacob