jueves, 15 de octubre de 2009

Maribel Verdú, tan contenta con su felpudo

Dice Maribel Verdú que no se arrepiente de haberse desnudado en busca de la interpretación perfecta, y que gracias a su desinhibición ha podido aceptar los mejores papeles de su carrera como actriz. Maribel, mujer, ¡mira que eres exagerada!, ¡que unos pelillos no dan para tanto!
Tal vez yo sea bastante gilipollas, por lo que me pongo a mí mismo sobre aviso en cuanto a mi propia gilipollez, y quizá, cuando Maribel afirma que sus desnudos han contribuido decididamente a definir esa práctica siempre fronteriza que es el cine hacia su vertiente artística, yo, que soy, o no, un reprimido de mierda, una negación de toda modernidad estética, según el juicio de los modernos españoles, que tantos son y tan modernos, me detengo a pensar si tal afirmación refiere alguna realidad sensible.
Tengo mis dudas acerca del desnudo en el cine, y si se habla de cine español, entonces tengo hasta miedo. No comprendo muy bien por qué en el cine español siempre asoma algún felpudillo, y mira que se lo hemos visto veces a Maribel sin darnos cuenta de que ese felpudo suyo era puro arte. Líbreme el verbo de canonizar aquí si es Maribel una buena o mala actriz, porque de lo que se trata es de apreciar qué ha aportado su felpudillo a la historia del cine como arte en España. En mi opinión, nada; y si Maribel cree que sin mostrar las tetillas hubiera contado menos para los sapientísimos directores españoles que tanto talento han apreciado en su cuerpecito y vegetaciones, sólo puedo replicar que cada uno tiene la libertad psicológica y moral -y el deber, ¡qué coño!- de adaptar el mundo a sus necesidades espirituales; o lo que es igual, que ella piense lo que quiera y los demás, lo que les dé la gana.
Además de reprimido, quizá sea también un machista de mierda por pensar que me gustan las mujeres desnudas fuera del cine, y hasta insensible seré, que no puedo concebir la reunión de sus expresividades -la mujer deliciosa en pelotas y una buena película-. En realidad, no es exactamente así. Mis dudas se dirigen hacia la mitología, y en España se mitologiza mucho y con vicio. No puedo aceptar que la naturalización excesiva de la sexualidad en nuestro cine pretenda ser algo más que vulgaridad, en la mayoría de casos, y vacuidad creadora o imaginativa. Una cosa es liberar hormonas y otra, liberar ideas, Maribel, buenas ideas.
Pero ya no me acuerdo de la última vez que retrataste tu felpudillo: ¿has perdido facultades interpretativas?


Yvs Jacob

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