lunes, 23 de julio de 2012

Marianator, destructor de las Españas

¡Qué guerra dio Marianator para que le dejasen conducir la excavadora! Desde luego... Fueron los tiempos del famoso "quítate tú, que yo lo hago peor", y hay que ver el estirón que ha dado la prima desde entonces, que se le han caído los dientes de leche, le salieron los nuevos y hasta tiene pechos, desde que Marianator llegase al gobierno de las Españas; todo, eso sí, de sopetón, que lo mismo se nos muere la prima un día de estos, y no sólo por la hipertrofia -y efectos derivados- de la glándula del crecimiento, sino, además, por la orgía de bilirrubina que ha alcanzado ya hoy el valor de 640. ¿Pues no dijo Marianator que llegaba él y Punktum (en alemán)? Y Marianator llegó, pero de Punktum... nada. Dicen que se ha visto a Marianator vagar por los campos que aún quedan entre las autovías y autopistas que encierran al palacio de La Moncloa, quizá en busca de inspiración, una parecida a la que al ministro de Justicia le ha iluminado lo de la vida en la malformación, lo cual explica muchísimas cosas; se dice que Marianator ha descuidado su aspecto, que luce terrible, se dice que está consumido por la ingente tarea de salvar a España, pero España no se salva, y Marianator ya no es el superhéroe que fue, aquel que se iba a poner a trabajar mañana, aquel que no mentía cuando mentía, Marianator, el superhéroe cuya arma supersecreta era la superpresión -¿será tal vez un superpedorro?-, "y quizá no debería decir esto"...


La superpresión ha aupado a la prima de riesgo hasta valores de infarto, y ya queda claro que Marianator es un tipo de muy bajo interés, aunque peligroso, muy peligroso. Ya se había pensando en España en enviar a Marianator a Londres 2012, pero es que se está ventilando tantos registros a una velocidad tal, como el que se ha superado hoy con el diferencial con el bono alemán, que capaz es el COI de devolverlo a España sin apenas haberse metido en el chándal -superabusón lo han llamado, ¡éste necesita unos juegos olímpicos para él solo!

 
¡Cómo os habéis dejado engañar, españoles! Ecce homo... Él no lo creía, Marianator, pero era un hombre, como los demás.Y tan humano... y tan vulgar...


Yvs Jacob


[Y muy pronto en Basuragurú: "¡Cristóbal Montoro podría regresar al asteroide r525!"].


[Ran, Akira Kurosawa, 1985].