sábado, 7 de mayo de 2011

¡No votéis al Partido Popular, hostias! Contra el triunfo del canallismo (II)

Que un partido antidemócrata obtenga tantos votos en cualesquiera elecciones sólo puede suceder en un pueblo tan pobre y tan deprimido como el español. El pueblo español sufre la condena cósmica de quedarse siempre atrás; es un pueblo atrasado -¿o retrasado?- que se tiene a sí mismo en la estima de lo que no es, un pueblo que se considera a la velocidad, a la altura de otros pueblos merecedores de admiración, ¡qué pueblo de necios, el español!
El modo como la prensa conservadora y de ultraderecha ha cargado contra el Gobierno por el caso Bildu pone de manifiesto dos dudas de no poca gravedad: o no existe, en efecto, ninguna independencia entre los poderes del Estado, si es que el poder judicial obedece al ejecutivo, o no existe la democracia, si se intenta convencer a la opinión pública de que es preferible castigar a justos por pecadores, y dejar fuera de las elecciones a quienes deben estar, por mucho que defiendan posiciones contrarias a los intereses comunes de una sociedad republicana, y por mucho que se haya colado entre ellos algún asesino o filoterrorista.
Lo peor de todo es, sin duda, lo que permite concluir la actitud del Partido Popular: ni existe independencia o separación de poderes, de ahí el vicio que esta agrupación política ha desarrollado por elevar a los tribunales la solución de aquello que es incapaz de afrontar en los cauces estrictamente políticos, ni existe democracia, y no sólo por el vicio mencionado, sino además por la arbitrariedad que la anula, pues defender una ley que impida votar en democracia actúa contra la razón. No obstante, sí debe combatirse el terrorismo, pero no funciona la sustitución de una forma de barbarie por otra.
Los dirigentes del Partido Popular, así como los portavoces de su ideología en los distintos megáfonos vocingleros de la prensa, radio y televisión, ingenuos en profundidad, pretenden erradicar un modo de concebir la realidad, la de los nacionalistas radicales vascos, y piensan que basta con apartarlos de las instituciones para que dejen de existir. Esto es un disparate. No es lo mismo defender una posición hasta la muerte, y matar por defenderla, que afirmar que determinada posición es criminal, algo en lo que el Partido Popular se arroga la competencia del criterio, de la justicia. Lo quiera o no el Gobierno, lo quieran o no los jueces y el Partido Popular, siempre existirá una parte de la población en Euskadi que resistirá a su absorción por la nación española. Será mejor que todos aceptemos de una vez esa realidad e intentemos incorporarla de un modo pacífico, pero pretender que es una enfermedad pasajera, igual que pretender que la crisis actual devolverá a España a la élite de la economía mundial, eso lo debe la conciencia de los españoles a sus manipuladores de tertulia y banquete a cuenta del erario, un mensaje de idiotas para idiotas.
Fuera de la cordura democrática, sólo existe la sucia utilización del terrorismo como instrumento político, un síntoma inequívoco que permite reconocer a una sociedad enferma -ciudadanía, clase política y opinión pública.
El 22 de mayo, no te quedes en casa; di a la democracia, di No al Partido Popular.


Yvs Jacob