miércoles, 9 de noviembre de 2011

La distancia entre el PP y el PSOE se reduce de manera sobresaliente tras la victoria de Pérez Rubalcaba en el debate electoral

Es la lógica conclusión que puede alcanzarse tras observar el comportamiento de los medios de comunicación de derechas. Por una parte, no sólo se negaron estos medios a admitir que Pérez Rubalcaba anduvo más ágil, estuvo mejor preparado y ofreció una imagen más consistente de sus capacidades para gobernar la nación, sino que hoy, el día después del día siguiente, todavía continúan reforzando, como se dice en psicología, el mensaje. En los despachos de dirección de estos medios se llevaron varias veces las manos a la cabeza: ¡Pérez Rubalcaba está desmontando la torpe estrategia de Mariano Rajoy! ¡Pérez Rubalcaba está poniendo en evidencia que la derecha no tiene nada que ofrecer a los españoles! Y los españoles así lo veían. Veían los españoles que Mariano Rajoy se ponían insolente, cuando decía a Pérez Rubalcaba que no había entendido tal o cual cosa; veían los españoles que Mariano Rajoy decía algunas solemnes tonterías, como aquella de que "no iba a consentir -al candidato del PSOE- que creyese que sus intenciones eran mejores que las suyas -las de Rajoy-", solemne tontería donde las haya, además de ser también algo muy próximo a la falsedad, o dígase mejor mentira, que es la falsedad moral, a la vista del modo como se ha comportado el PP durante las dos últimas legislaturas, la primera que nació maldita, al inventarse la teoría de la conspiración, esa genial construcción barroca que tuvo su origen tras los atentados provocados por la soberbia infantil de Josemari, y que llevó, entre otras cosas, al divorcio entre el director de ABC y la Espe, por ejemplo, esa neoliberal de cartón a la que faltan, según el exdirector, un buen puñado de lecturas.
Tanto han temblado en los despachitos de dirección de la prensa de derechas, tanto les golpeó que Pérez Rubalcaba desmontase con éxito la demagogia "popular", que no tardaron en acordar el politono que habría de sonar tras el debate: Rajoy ganador por goleada. Menos mal que en estos casos la manipulación viene siempre después, porque, mientras dura el debate, una persona inteligente ya se forma sus propias opiniones.
Tras el debate, aparecieron, como acostumbra España de un tiempo a esta parte, montones de analistas en todas partes, obviamente, sin la menor voluntad de acuerdo: los de derechas, extremados hacia la derecha y adoración de su cordero místico, y los de izquierdas en el esfuerzo de buscar esa bendita ecuanimidad de tertulia. Aparecieron también las encuestas trucadas. Aparecieron después las encuestas que siguen a las encuestas. Las más recientes, en las que se observa un prodigioso recorte en la distancia de la intención de voto entre PP y PSOE, ponen de manifiesto que son precisamente los pensionistas, a quienes con más voluntad tima el PP, los que han visto la luz tras mostrar Pérez Rubalcaba a las cámaras un cuadro magnífico que desbarataba la ilusión "popular" sobre los recortes del PSOE. En ese cuadro se apreciaba sin lugar a dudas que el PSOE ha aumentado más de lo que jamás podría hacer el PP el poder adquisitivo de los pensionistas, es decir, que la pensión mínima es hoy casi el doble de lo que era cuando gobernaba el vicepresidente Rajoy. Desde luego, hay que tener la cara como la cabeza de González Pons para atreverse a criticar al PSOE en este asunto.
Pues así es que Pérez Rubalcaba se acerca con pasos de gigante a despertar del dulce sueño a los "populares". ¡Si es que hay una ley moral que dice que sólo consigue algo quien lo merece! Y no se pierda de vista el siguiente cálculo: cuanto más insistan en la derecha sobre la victoria de Rajoy, mayor es el miedo que tienen a estar cerca de la derrota.


Yvs Jacob