domingo, 29 de noviembre de 2009

El "problema vasco" no tiene solución

La semana pasada dijo José Antonio Alonso -portavoz del PSOE en el Congreso- que la propuesta de Batasuna de retomar el diálogo era una patochada. Algo parecido dijo el machote Basagoiti -expedicionario del Partido Popular en tierras de extrañas hazañas deportivas-, aunque empleó otros términos, por una vez, menos agresivos: mentira, engaño, trampa... Una escuela para políticos es urgente ya en el panorama de la tristeza española, y una de sus asignaturas tendría que llamarse: Habla y responsabilidad.
A diferencia de la satisfacción creciente en el ministro Pérez Rubalcaba, yo desconfío de cualquier solución que pase por meter a cerca de 200.000 personas en la cárcel, por muy lejana y enferma que me parezca su ideología, o mejor, los métodos de su defensa. La Ley de Partidos abrió la posibilidad de un cambio en el Gobierno del País Vasco, es innegable, pero difícilmente se acepta que un Estado se declare democrático cuando una parte del electorado -¡población!- se autoexcluye o queda fuera de los requisitos. De alguna manera, parte del pueblo vasco ha decidido quedarse fuera del sistema democrático, y la Ley de Partidos no fue más que el reconocimiento legal de lo que algunos ya hacían de manera ilegal e ilegítima. Sin embargo, ni los métodos violentos ni los vanidosos fortalecimientos democráticos conseguirán resolver la situación. Hay que admitir que, una generación tras otra, los que se alzan como defensores del auténtico pueblo vasco, los vascos de verdad, seguirán viviendo a su manera, y ésa no es más que la de oponerse a España. Luego el problema nunca será resuelto, y España, el Estado español, no tiene la menor idea de cómo podría avanzarse hacia una solución, pero sí puede decirse que, por el momento, se ha equivocado.
Es inútil buscar paralelismos o similitudes que aproximen el problema vasco -¿o problema español?- a otras situaciones de conflicto vivo entre pueblos. Me parto el culo al escuchar esa observación a la Administración Obama -"Euzkadi no es el Ulster-, y como en España somos unos grandes papanatas agilipollados, que el Gran Patrón reconozca la singularidad del enfrentamiento local español es suficiente para que nuestros dirigentes se reconforten en la dirección tomada por sus decisiones. Pero la cosa tiene mala pinta...
(Otro día hablaré sobre el caso de la activista saharaui Aminetu Haidar y la gestión de su protesta por parte de la Fundación Robert Kennedy. Tendrá que ser cuando consiga limpiarme los ojos de tanta lágrima vertida en mis ataques de risa -son tantas cosas las que nos pueden enseñar los americanos...).


Yvs Jacob