miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mariano Rajoy: por sus hechos lo conoceréis

Echo en falta que don Mariano Rajoy nos dirija una felicitación institucional como aquella tan célebre que con dos cojones le sugirió su equipo de genios de la imagen con motivo del Día de la Hispanidad, la misma con la que se atrevió a suplantar a Su Majestad el Rey de España. ¡Qué valor tiene la derecha constitucional! ¡Con todo se atreve!
Este año le han preparado sus cocineros de lavado y tinte otra estampa no menos pintoresca, aunque es difícil de aceptar lo que pretendía don Mariano Rajoy al ponerse él mismo ante los fogones y a la vista de las cámaras de televisión, porque de eso, y nada más que de eso, se trataba.
Es normal que desde el PSOE se le haya llamado "hipócrita", y si no fuera un abuso de la libertad de expresión, se le podrían decir otras cosas tan certeras como afiladas, y muy merecidas.
Se sabe desde hace tiempo que don Mariano es el político español que más dinero recibe. A cambio de qué, eso nadie puede decirlo... Ni saberlo... Su trabajo es envidiable, ciertamente, y ello incluso cuando no se precisa -ni se puede- en qué consiste.
Por remuneración, como una de sus obligaciones, hasta donde la razón las revela, se encuentra la discordia. La discordia es la actitud de aquellos a quienes todo les viene mal; si de verdad o no, imposible saberlo. Para sembrar discordia, para ejercutarla, para mostrarla y hacerla visible, don Mariano ha acudido a un comedor social a restregar sobre la herida abierta y supurante del Gobierno un agrio jugo de limón. Algo podría decirse acerca de los nuevos comensales que acuden a la beneficencia, tal vez llamarles "imbéciles" o simplemente al orden por haber fantaseado con tanto riesgo, pero, al ser Navidad, quizá la sinceridad esté de más.
Como Mariano Rajoy ha asomado por allí para hacerse ver y para hacer daño, lo que no está de más es que se comprenda en qué consiste su "dejarse ver". Lo que hemos visto no es más que aquello que nunca haría don Mariano si no le obligara eso que llaman con poca fortuna "política". A ido a decirles a los pobres, a los que eran nuevos ricos y, de nuevo, otra vez pobres, que no se preocupen, que ya llega él (argumento del partido). La realidad, bien diferente: se ha tenido que disfrazar para que nadie dude de la hipocresía de su gesto, porque él ha ido allí a otra cosa, que no a ayudar. No obstante, a pesar de la buena acción -la ayuda-, es inalcanzable para el sano pensamiento su oportunidad; si de verdad quería ayudar, podía haber ido don Mariano a cualquiera de esas localidades españolas donde ha llovido tanto; ése hubiera sido un gratísimo oportunismo navideño, pero el carnavalesco show culinario sólo nos ha encogido el corazón al constatar cuán desesperado está su partido político y para qué poca inteligencia se pone a su servicio tanto dinero...


Yvs Jacob