martes, 25 de enero de 2011

Literatura revolucionaria universitaria

Como tantas otras noticias, y las noticias deberían estar siempre vinculadas a hechos, por mucho que El Mundo y otros diarios españoles sean el vehículo de ingeniosísimos creadores que se refieren a sí mismos como "periodistas", ha desaparecido por completo el fragor revolucionario que llegaba desde Francia, cuando a propósito de las reformas sobre la edad de jubilación salieron a la calle trabajadores y estudiantes para vergüenza de mayo del 68. En el programa El Intermedio se hizo con mucho humor la elección de Miss y Mr Manifa, y era todo un espectáculo ver a los jóvenes franceses en lucha, hasta el punto de no saber muy bien si los catálogos de moda imitan a la realidad revolucionaria o es al contrario, por lo que yo me inclino.
Pero paseando desde casi el comienzo de la Ciudad Universitaria, donde se encuentra la escuela de Ingenieros Agrónomos, se constata la gran diferencia que existe con los vecinos del norte, quizá porque el idioma castellano es de una sobriedad tal, al menos cuando se habla en Madrid, que hace de la realidad referida algo rotundo a un tiempo que cortante. En la escuela de Aeronáutica, antes de llegar a la boca de metro, se lee en una pared "Libertad para Virginia", que debe ser alguien privado de ella, y pido desde aquí que se aclare quién, que me intriga una barbaridad. Ya en la facultad de Farmacia comienza lo bueno, porque en su pared dice "Esperanza Aguirre come mierda", y no lo invento -el texto, se entiende-, y siempre me despierta una sonrisa, porque la pintada permanece allí desde hace mucho tiempo sin que ni siquiera la borre el paso de los días.
Mucho me llevó entender lo que había escrito en una de las paredes de la sucursal tan coqueta del Banco Santander. A distancia y sin gafas, yo interpretaba "Mujer empadrónate", así de mal, sin coma ni nada, claro, al estilo universitario. Pero ya más cerca leí por fin "empodérate", que debe de ser algo así como "tomar el poder de uno mismo", y que en los tiempos que corren todo el mundo habría de observar, porque ladrones armados de democracia están perpetrando el robo del siglo mientras la ciudadanía anda ocupada limpiándose los piojos.
La gran conmoción se alcanza en el conocido "edificio B" de Filología, donde tantas veces escuché lo de "esta casa", aunque no sin antes coger algo de aire al leer en el también conocido "edificio A" esta joya: "¡Qué vuele la reforma!", con esa tilde de ciencias exactas. Es sin duda en el "edificio B" donde se descubren el alcance intelectual y el compromiso de los jóvenes españoles. Para empezar, parece ser el único espacio público donde todavía se puede fumar, con la actual y con la anterior ley antitabaco. Pero lo más sorprendente es el descubrimiento hecho por algún pensador todavía anónimo, que ha legado para la posteridad, y ojalá dure tanto como la pintada que informa de la dieta de "la Espe", lo siguiente: "Lo moral es político".
Sospecho que anónimo quería decir lo contrario, que lo político es moral, porque la cópula anterior, por mucho que se intente salvar, suena demasiado a liberalismo de derechas, y tanta pluralidad es sospecha en un campus de universidad pública española, sobre todo a 200 mts de donde una lideresa de la derecha sabe lo que es comer.


Yvs Jacob