miércoles, 22 de julio de 2009

Carlos Ruiz Zafón, o cómo no parecer un escritor de masas

Las imágenes de Ruiz Zafón en chandail y en camiseta de algodón para limpiar el polvo en casa dañan tanto a la literatura española como los incontables premios literarios que marean la mierda de un código postal a otro. Sé que no es correcto decir de su obra que apesta sin haber leído ni siquiera las fajas que le ahorran al lector el esfuerzo espiritual de trabajar su propio gusto, pero cientos de miles de ovejas sólo pueden confirmar que algo huele mal. Siento profundo desprecio por los autores de éxito y por los que no superan el círculo de alguna supuesta aristocracia snob. ¡La injusticia es un estado de ánimo formidable!
Ignoro qué suerte de ascendencia tiene Ruiz Zafón sobre sus lectores; me refiero a si conseguirá atrerlos hacia el universo de las prendas de deporte aplicadas a contextos en los cuales resultan desagradables para la cultura, si bien la institución del chandail en España, tan extendida, se resiste a una reducción justificada específica, como parte del material que facilita la práctica de una actividad identificada y reconocible, y en determinadas situaciones cotidianas para la sociedad civil uno llega a sentir que hasta sucio viste con más elegancia que los humanos más próximos bajo las prendas que los descubren como lo que son: sacos de patatas humanas.
Pero no ayuda para el reconocimiento de una literatura que a menudo se arrastra que su best-seller nacional no haya adoptado ninguno de los vestuarios que continuamente nos propone Uniformes Ortega, y que opte, sin embargo, por un desenfado propio de un hincha de fútbol en la tristeza de su domingo y en algún bar de mala muerte.
Yo tenía hasta hace pocos años un jersey gris. Aparte de que me sentaba estupendamente, valoraba esa prenda porque en algún suplemento cultural había visto a Truman Capote posar con uno muy parecido detrás de un árbol. Era todavía joven Capote, y quizá ignoraba que terminaría escribiendo una gran obra -In Cold Blood-, tras una inspiración documental que evitaba a su ingenio mayores gastos de energía; y quizá sólo sabía que tras el árbol ya empezaba a ser un poco mariquita. La fotografía era buena. Ni un solo día llevé aquel jersey sin pensar que también Capote usaba el modelo, y deseaba que alguna energía me transmitiese la forma platónica 'jersey Capote' para convertirme, con el tiempo, en escritor. Pero también temía que la forma platónica propiciara el accidente 'mariquita', y eso hacía que a veces contemplara el jersey en la balda de mi armario con la misma desconfianza que Mariano Rajoy un sacacorchos en manos de Esperanza Aguirre; porque yo quería escribir, joder a los demás, y no que me jodieran. ¡Qué cosas!
No digo que Ruiz Zafón deba vestirse como un académico, si es que el modo académico existe, pero creo que las letras se merecen algo más que el Smiley del acid house. Llamo a la comprensión de lo difícil que es vestir a un cuerpo de pelota robusta, no obstante, las tallas no son un problema cuando se tiene dinerito para gastar.
Ruiz Zafón: no sé si tus obras son tan aburridas como las de Antonio Muñoz Molina, pero él domina muy bien el vestuario del literato (bigote opcional). Entra en Google...


Yvs Jacob