lunes, 21 de noviembre de 2011

¡Los gandules vuelven a La Moncloa! (Algunas observaciones sobre el discurso fanático de Mariano Rajoy tras la victoria electoral del PP)

Quieren hacer burla los palmeros de la derecha española de una actitud que ellos juzgan propia de la izquierda, a saber, el carácter religioso de su ideología, manifiesto especialmente en la voluntad de solidaridad republicana, frente a la caridad, que pone en la decisión de cada uno si son más importantes las personas que los gatitos persas. Esta solidaridad, así llamada, caridad, es la que impera en USA, por ejemplo: usted es partidario de salvar a los delfines y yo me encargo de que no se cierre Guantánamo. Este modelo tan evolucionado, al que los palmeros de la derecha española restan religiosidad, sí recibe la inyección de una buena dosis de individualismo protestante, pero no creo que triunfe en España, la muy católica España, porque una gran diferencia entre España y el resto de los países donde se libra una lucha liberal abierta por la existencia se reconoce fácilmente en lo beneficioso que es para una nación culta el egoísmo, y el retroceso antropológico que empezarán a sufrir los españoles si nadie arbitra en su vicio de darse por el culo unos a otros.
Pero pensando en las religiones buenas y en las malas, en las que son y en las que no son, siempre vienen a mí las imágenes de la calle de Génova tras cualesquiera elecciones que se celebren en España. Aquella gente allí reunida agita banderas del PP y la bandera del Reino de España, y grita algo así como "yo soy español", y cuando lo grita, también bota, y grita después contra el aborto, quizá porque no puede ser español quien aborta, y contra los socialistas, quienes, con total seguridad, españoles no son. Pero es que no hay religión sin mitología, y fue aquí donde se soltó Mariano Rajoy cuando dijo aquello que Josemari le había escuchado a George W. Bush, "somos una gran nación", fue aquí donde se dieron los mayores botes, algo así como recibida una hostia -sagrada- cada uno de aquellos españoles -ya se sabe, agítese antes de usar...
El mito de la gran nación es el patrimonio del PP, su tesoro, pero los demás sólo vemos un montón de mierda, despertamos del "mito del Descubrimiento" en una edad todavía escolar. Una gran nación, vino a decir Mariano Rajoy, se ocupa de cosas grandes, y un gobierno de una gran nación no atiende a nimiedades. Tengo yo algunos libros en casa, pero nada he encontrado en ellos que me ilustre acerca de las competencias de una gran nación. Pero parece que Mariano Rajoy tiene claro que ocuparse de los ancianos y de las personas con discapacidad, mediante una ley, es una pequeñez de mierda; como lo es procurar una tumba decente a un fusilado en una cuneta -¡total, ya está muerto, enterrado y le han salido florecillas, y menudos ecologistas somos aquí!-; es también una mierda, propia de gobierno pequeño, que la igualdad se cumpla, y lo será, no me equivoco, que los jóvenes con un trabajo precario reciban una ayuda del Estado para emanciparse. ¡Menuda mierda es todo esto! ¡Las casas se compran!
La vida es muy difícil, y si a uno le ayudan mucho, se vuelve comodón. Por eso no hay nada mejor que estímulos directos, propios de un gran gobierno de una gran nación. Aquí, ni prestación por desempleo ni jubilación ni pollas: planes privados de pensiones. ¿Que le pagan 1000€? ¡Pues no se queje, hombre! ¿Que no puede usted pagar la universidad para su hijo? ¡Pues claro, hombre...! ¡Quién les mandará, si no son ustedes de la clase preferente! Pero su hijo podría ser muy buen mecánico... ¡El alquilar se va a acabar! Las nuevas generaciones son más longevas: ¡mire qué bonita es esta hipoteca a setenta años!
Si es que somos una gran nación, y cuando nos ponemos...


Yvs Jacob

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