lunes, 28 de marzo de 2011

Ramón Luis Valcárcel: "de mayor, quiero ser bombero".

Pues ideas no le faltan.
Aquí nos encontramos con el ejemplo más claro de político español de derechas, otro que no se entera de la misa la media, que dirían las abuelas.
¿Cuáles son los servicios mínimos que debe prestar un Estado? Desde luego que no el suministro del catering de tanta inauguración estúpida que paga el ciudadano y disfruta el politiquillo glotón de turno.
Según el presidente autonómico de Murcia, la Sanidad y la Educación cuestan demasiado, y un modelo más eficaz de afrontar esos servicios, que tendrían que llamarse de otra manera, exigiría su pago directamente a los ciudadanos.
Vamos a ver si pongo un poco de orden aquí antes de perder los nervios. Tenemos una sociedad que practica con descaro la evasión de impuestos; al mismo tiempo, políticos de todo signo, para responder a sus promesas de identidad ideológica, financian, cuando gobiernan, todos los servicios que les corresponde prestar -o la mayor parte de ellos- mediante la deuda local o autonómica, porque los impuestos no dan para todo lo que se pretende realizar. Pero, al mismo tiempo también, existe una importante economía sumergida que desprecia por completo lo público, no participa, pues, y en los empleos regulados, apenas un porcentaje mínimo de los salarios percibidos iguala o supera la cantidad de 1000€; y, para colmo, la vivienda se vende a precio de lujo y está desapareciendo la poca industria -ajena al turismo- que ha conocido España.
Con este diagnóstico indiscutible de una realidad desesperante y desesperanzada, se le ocurre a un bomberito atacar al último bastión del Estado social, la Educación y la Sanidad públicas. ¿Pero en qué piensan los murcianos cuando sueltan la azada y toman la papeleta?
Es cierto que los liberales auténticos defienden que el Estado no sea más que un gendarme, algo sólo posible en un mundo rico, un mundo en el cual lo público, por ser tan superior el valor contante y sonante de lo privado, perfectamente podría desaparecer. Pero, ay, ¡si en España somos unos muertos de hambre! ¡Qué vamos a pagar con 800€, so mameluco!
Y esta es la gente, como dice Mariano Rajoy, con la que nos toca convivir, ¡y mira que nos lo ponen cada día más difícil!
No quiero pasar por alto al dúo cómico Camps&Fabra en la inauguración del aeropuerto de Castellón: lo de que la gente podrá caminar por las pistas, a diferencia de los aeropuertos en los que hay aviones, a mí me ha tenido descojonado perdido todo el fin de semana. ¡Esos tíos son la monda!
¡Ay, valencianos en general, yo ya no sé qué pensar de vosotros!


Yvs Jacob

domingo, 27 de marzo de 2011

Rosa Montero plagia un universo y se queda tan contenta

¡Cuidado, lectores!
Para un intelectual sensible y honesto, pocas cosas hay que produzcan más tristeza que un autor hablando de su obra, tanto en la narrativa como, ampliamente considerado, en el ensayo, monografías técnicas al margen. Me han salido coloretes hasta en las nalgas tras escuchar a Rosa Montero promocionar su última novela, cuyo título ni siquiera recuerdo. La obra trata de una replicante agobiada por la fecha de caducidad que le fue impuesta "de serie", una detective del siglo XXII que debe dar caza a otros seres de su especie con unos problemillas de memoria.
¡Joder, y mira que a mi todo esto me suena de algo y una barbaridad! No sé si algo que he visto o si lo he leído o qué exactamente.
Me dicen por aquí que está inspirada en el mundo que inspiró a los creadores de Blade Runner, la novela de Philip K. Dick Do Androids dream of electric Sheep? -Rosa, yo tampoco la he leído-, aunque tiene pinta de que la fuente principal es la peli de Ridley Scott -que sí he visto, claro.
¡Uy, uy, uy! ¡Pues qué mala pinta tiene el asunto! ¿Un plagio, tal vez?
Quizá no plagio, pero creatividad en estado cero patatero, sí.
Vamos a ver, hum, Rosa, Rosa... Montero. ¡Qué necesidad, digo bien, qué necesidad había de todo eso!
Pero a mí ya me pasó algo asín.
Aunque soy un muchachito de Madrid, una mañana me levanté y quise escribir una historia sobre un joven norteamericano -qué cosas- que es llamado a filas en la Segunda Guerra Mundial, hecho prisionero por los alemanes y encerrado en un almacén durante los bombardeos aliados en Dresde. La verdad es que escribí un buen montón de páginas, y tuve todo el tiempo un sentimiento de penetrante familiaridad. Claro, me dije dos semanas después, si es que esto ya lo he leído en alguna parte, y fue una suerte que Kurt Vonnegut escribiese la novela, porque yo hubiese escrito una gran mierda.
Creo que hay escritores que deberían salir a pasear más a menudo e ir a buscar a sus hijos al colegio, no sé, llenar su tiempo con otras actividades, and so on, and so on, y también se puede leer, que se aprende mucho, aunque eso se descubre siempre después.


Yvs Jacob

sábado, 26 de marzo de 2011

¿Para qué sirven los gobiernos municipales y autonómicos del Partido Popular?

Pues yo llevo años pensando en el asunto y, ¡oye!, ¡ni puta idea!
He estado escuchando en las noticias las barbaridades que decía el alcalde de Madrid, y no menos descabelladas eran las gracietas de doña Rita. Según estos gestores, no serán las medidas del Gobierno socialista de la nación las que sacarán al país de la pésima situación económica, espiritual y moral en que se encuentra. Y tengo que darles la razón, porque el de España es un problema de raza, y eso ya no lo enderezan sino una bomba atómica y un solar. Pero es cierto que el Gobierno pone todos sus medios, que son bastante escasos, la verdad, cuando se intenta gobernar en un resquicio, en un "margen", que dirían los filósofos postderridanos.
Fácil es, por supuesto, culpar de todo a unos pocos, en este caso, los que forman el equipo del Gobierno, pero uno puede preguntarse qué coño hacen las Autonomías y los ayuntamientos, y, en particular, qué coño hacen las divisiones administrativas donde gobierna el más necio de todos cuantos partidos políticos hayan existido y quepa imaginar, el Partido Popular. ¿Qué medidas se aplican en Madrid, por ejemplo, para fomentar el empleo? NI PUTA IDEA, esto es, NINGUNA.
¿Cómo combate el ayuntamiento del señor Ruiz-Gallardón el desempleo atroz que humilla a miles y miles de jóvenes titulados y cualificados que figuran en su padrón? NI PUTA IDEA, esto es, DE NINGUNA MANERA.
Lo que sí sabemos es el modo como doña Esperanza Aguirre liquida el sistema educativo, siempre deficiente, con una política de empleo público más que cicatera, hasta desembocar en otro simulacro en el cual todo lo que no sea una asociación de asignaturas clásicas con horas de clase se interpreta como "añadido", prescindible, "un gasto", según el vocabulario del racionalismo económico liberal para el suicidio cultural de las sociedades.
Sólo hay que estudiar el modo como en algunas especialidades de la educación secundaria se juega con "las listas". Así, se observa que muchos puestos vacantes se dejan sin cubrir, esperando que los interinos más antiguos consuman la temporalidad que los ata a un destino para ser dirigidos después a otro. Supongo que esos imbéciles le estarán todavía agradecidos a la consejera de Educación y sabrán recompensar al Partido Popular con un apoyo condicionado.
Pero es que hay que preguntarse si estos liberalillos de trapo han pensado alguna vez. Un trabajador, cuando empleado, es un esclavo que gasta su dinero, pero un desempleado es un esclavo al que hay que alimentar. Hay que pedir a estos liberalillos de trapo que vayan a las fuentes, que relean a los maestros del liberalismo, y se encontrarán, por ejemplo, con una defensa de la abolición de la esclavitud en Adam Smith, que ya entendía el problema de alimentar a quienes no disponen de medios, y lo bueno que es que todo el mundo trabaje para ganarse la vida sin la dependencia de los demás.
¿Pero cómo vamos a vivir en una sociedad cuyo motor es el consumo si no hay dinero ni medios de conseguirlo para despilfarrarlo en baratijas de reyezuelo africano?
Lo más preocupante de todo es que el Partido Popular, enrabietado como pasa los días lejos del poder -¡madre de Dios!, ¡el poder!, ¡es así como Ruiz-Gallardón se refiere al gobierno democrático!-, pase por el cenagal sin mancharse las botas de barro; y que el pueblo estúpido le aplauda como al Mesías salvador, cuando llega en realidad con un trabuco bajo el brazo. Hay que ser de verdad retrasado mental para no comprender la amenaza que se cierne sobre nosotros, españoles, si caemos en manos de quienes ansían "el poder". ¿Acaso no disfrutan ya de él donde gobiernan y ningún provecho obtienen de su acción los gobernados?


Yvs Jacob

viernes, 25 de marzo de 2011

Intelectuales irresponsables alientan medidas de desgobierno

Levanto aquí mi mano por amor al caos; a la destrucción de la humanidad, yo me apunto el primero. Pero es obvio que esa obra me sobrevivirá sin ser acometida, y, mientras tanto, debe más o menos organizarse el mundo de los hombres como si de eso, seres humanos, se tratara.
Se habla últimamente de una medida harto ingeniosa para cancelar la hipoteca, y se anima al Gobierno a que tome una decisión a favor de un gesto de absoluta irresponsabilidad, y ni se entiende qué podría tener de beneficioso para la sociedad ni se conocen con detalle sus consecuencias en los países donde ya se aplica la medida conmutativa.
Me voy a ahorrar las mil citas que podría traer sobre la tarea del político, que Aristóteles llama, con delicia, "legislador", en cuanto a la educación ciudadana. No niego, por cierto, la necesidad de una ética pública que sea, ¡ay!, la posibilidad de conocer y aceptar todas las éticas, por mucho que los fanáticos ultracatólicos sólo vean en la libertad de los demás una amenaza para sus prejuicios, pero si en algo debe ser un Gobernante educador, ser capaz de acercar a los gobernados, cuando menos, al horizonte de lo razonable, sin duda, eso recibe el nombre de "responsabilidad", "pechar", como dicen los orteguianos, con lo que a cada uno le viene desde delante, que no suele estar demasiado alejado de lo que se ha hecho por detrás.
Es mejor no pedir una hipoteca, por supuesto, que vivir con una gran deuda; es mayor castigo para los usureros de la economía no contar con ellos que entregarles las llaves de la casita cuando el dinero no se puede devolver.
Yo estoy seguro de que jamás pediré una hipoteca, no soportaría una deuda con nadie, y menos con algo que no es ninguno. Tal vez el precio de la vivienda no fuese tan elevado en España si se hubiese educado para "la no hipoteca"; se habría resuelto entonces a tiempo el mal de la especulación y todos viviríamos dentro de la más saludable moderación.
Pero lo que no puede aceptarse es que una sociedad que se financia con deuda, puesto que el pueblo, engañado por quienes practican la mala política, quiere demasiadas cosas para su bienestar, y quiere también no participar en el mismo con los impuestos, que una sociedad en esa dependencia de recursos de los que carece, pues, permita que sus ciudadanos más locuaces firmen y rompan contratos económicos como quien se inscribe en un gimnasio o en una piscina. Con esa tolerancia no habría gobierno que gobernase nada.
Los españoles ya somos para nosotros mismos bastante poco de fiar, envilecidos como nos ha vuelto la ilusión del consumo de baratijas que llamamos "progreso".
Que el populacho tonto pierda el juicio escapa por completo a mi pedagogía; que los intelectuales y pregoneros del buen rollo lo pierdan también, eso ya resulta más preocupante, porque cruzan así una línea que separa a la sociedad de la ingobernabilidad; pero si lo hace el Gobierno, en un país como este, donde se vitorea al sinvergüenza, caeríamos en la más desesperada de las anomias.
Nunca me cansaré de pedir a la izquierda guay que aterrice en el suelo y que mire a los problemas desde la perspectiva compleja de lo social, esto es, desde la correspondencia que existe entre los actos de todos y cada uno de sus miembros, y que, por desgracia, tan lejos se encuentra siempre de lo que el humanismo y el cristianismo podrían desear.
Ya está bien de buen rollo. ¡Educación republicana, ya!


Yvs Jacob

miércoles, 23 de marzo de 2011

Inditex quiere más

Leído en la prensa: a Inditex le va tan bien en el mercado de la vulgaridad que sus directivos se plantean la posibilidad de aumentar su oferta con una nueva cadena de calzados y complementos. ¿Pero es que no vamos ya lo bastante mal vestidos por cuatro perras que todavía seremos víctimas de la insaciabilidad de la pobreza del espíritu?
De todas formas, el afán de vestir de una manera singular en un mundo de casi 7.000 millones de almas es tan absurdo como la pretensión de algunos grupos de la moda y de la industria textil de vestir uniformemente a la mitad.
William Morris, al que he amado como a un padre, decía que las clases ricas eran también responsables de la vulgaridad que afectaba, en todos los aspectos de la estética, a las clases pobres e inferiores, porque en su época, la del auge de la industrialización, se originó una nueva forma de tiranía, la moda, considerando que el mundo pasaba de la subsistencia al consumo de bienes superficiales y efímeros, y lo que hasta entonces se había tomado por lujo pasaba a engrosar la más temible y monstruosa fealdad, la democratización del mal gusto.
Más de un siglo después de esa reflexión, es fácil observar que, en efecto, Morris no se había equivocado, y aquellos a quienes les va bien diseñan hasta en el más mínimo detalle el universo de los demás. Es así que existe Ikea, con sus anuncios televisivos para gilipollas, y que Inditex ha conseguido que cualquiera de nosotros se parezca a uno de sus vecinos, y como todo el mundo tiene en casa los mismos muebles y las mismas chucherías para gente triste y sin imaginación, no sorprenderá si el del segundo piso se confunde y te orina en el baño, creyendo que era también parte de la república independiente de su casa. Y se lleva una hostia, claro.
Yo quiero pedir a los directivos de Inditex que se toquen la cola un rato y que no avancen más con esa iniciativa sociosuicida. Les animo a que salgan a la calle, a una cualquiera de cualquier ciudad española, y que mediten acerca de sus atentados, ya sea en lo que a sus locales se refiere como a las prendas que los muertos de hambre nos vemos obligados a vestir.
¡Tanto libre mercado y tanta polla!
¡Cultura, ya, cojones!


Yvs Jacob

domingo, 20 de marzo de 2011

¡Qué bonicas son las guerras justas, madre!

Me encantan las guerras, pero las justas, claro.
En las guerras se mata mucho, pero cuando se mata con justicia se mata mejor. Me hubiera encantado nacer en otra época, aunque en Occidente, una época de aquellas con un par de cojones cuando los hombres se liaban la manta a la cabeza y se arrojaban a las calles a rebanar el pescuezo al primero que pasara, una época con fusil, una época sangrienta, en lugar del aburrido presente -y es que todo lo estamos perdiendo.
Por fortuna, existe el Tercer Mundo, donde todavía la vida de un hombre vale una mierda, y si no fuese ya bastante que allí unos matan a otros por un aburrimiento similar al de Occidente, donde el hombre se aburre porque no mata, una gentil coalición occidental, en nombre de un cristianísimo humanismo, se anima a disparar sus armas desde el aire contra objetivos militares en Libia, que es sin duda una forma entre las más nobles de matar a los que matan, infalible el piloto en su aparato, que no yerra en el bien y el mal, porque no dispara misiles, sino justicia de la mejor.
Yo he preguntado en el ministerio de Defensa qué hay que hacer para ir a una guerra en esos países donde nadie nos ha hecho nada -cito sin comillas al bendito Jean-Jacques-, y no me han sabido contestar.
He preguntado entonces, por defecto, ya que me pilla mejor por el asunto del "wi-fi", cómo se inicia una guerra aquí, en España, y me han remitido al ministerio del Interior. Allí me han dado varias opciones. Una de ellas, en mi distrito, que arme jaleo en la embajada de Catalunya en Madrid, el Blanquerna Centre Cultural de la calle de Alcalá, pero había tan poca gente allí que no podíamos ni matarnos; además, sin convocar a la prensa es muy difícil que triunfe una guerra hoy.
(Opción B). No me ha quedado más remedio que hacer el gilipollas con una camiseta del Atlético de Madrid a la que he prendido fuego frente a la estatua de Neptuno, pero sólo he llamado la atención de los turistas, que me gritaron "¡olé!, ¡olé!", y uno que no lo era y pasaba por allí me ha animado, tomándome por un "colchonero", en este dialecto: "¡aupaleti!".
En fin, que dejo aquí un mensaje para potencias democráticas que quieran gente dispuesta a matar en territorio extranjero y por una causa justa: ¡por favor, llamarme!


Yvs Jacob

Basuragurú ficha a Iñaki Gabilondo

Basuragurú no deja de crecer -¡ya saca los dedos de los pies de debajo de las sábanas!
Como bien dijo Carlos Dávila, director de La Gaceta, vivimos en la época más adversa para iniciar la aventura de un medio de comunicación -¡y eso que el suyo es de derechas!
Yvs Jacob se embarcó en un proyecto similar, un medio de opinión-ficción, donde lo informativo queda por completo marginado, despreciado, pues de lo que aquí se trata es de vapulear a los borregos de pas(t)o por tierra de nadie, y también de ver quién se lleva más para su corral de sodomía, y todo en nombre de la independencia y de la libertad. ¡Viva el periodismo!
Basuragurú ha fichado a Iñaki Gabilondo. No ha sido fácil, ajetreado como vive de una televisión a otra con un libro bajo el brazo y su facultad de juicio a prueba de silencios.
Llega el mítico periodista a Basuragurú con la carta de libertad, no ha sido necesario pagar cláusula de rescisión ni nada, ni se le discute que luzca en la camiseta el número 1, que sin duda le pertenece -Yvs Jacob lleva el 2 por su fobia a la línea recta y a las puntas abiertas.
El fichaje del maestro dará un empujón definitivo a esta columna de opinión, cuyo autor ha confesado su incapacidad para tomar posición respecto de algunos temas de la compleja vida cultural, política y sentimental española. Un salto cualitativo, cierto, que conseguirá definir a Yvs Jacob en sus dudas y amenazas.
Su incorporación no será, sin embargo, inmediata -Iñaki redacta en la actualidad un número acojonante de obras sobre lo que dijo y se calló en la época de fulanitos y menganitos-, pero aquí se lo espera como a un padre el día de la paga, y, además, yo estoy dispuesto a que me pisotee el escroto con tal de que una de estas crónicas lleve su firma.


Yvs Jacob

viernes, 18 de marzo de 2011

Yvs Jacob, con opciones de ocupar el sillón de Miguel Delibes en la RAE

Me ha pillado totalmente por sorpresa, ya que yo creía que ser ignorante en muchas materias, escribir mal y gilipolleces no eran méritos suficientes para optar a una pensión de esas características.
Pero me ha comentado uno de los deliciosos pensionistas de la RAE lo siguiente: "no tema, que aparte de quienes acceden a la Academia por su cualificación como lingüistas, a los que sin duda debemos admirar, todos los demás nos encontramos en una situación similar a la suya; esto es, ser ignorantes en muchas materias, escribir mal y gilipolleces... Pero, oiga, ¡qué le vamos a hacer!". Y me he tranquilizado.
El dinerito ya me iba haciendo falta, porque está la cosa muy mal -yo lo veo todo muy negro-, y ya le he echado el ojo a un par de americanas y a unas corbatas venecianas la mar de intelectuales.
Sé que interesa, y tanto, el discursito de acceso, siempre, claro, en el caso de que salga vencedor en la complejísima votación, penetrada con seguridad de desprecios y amistades. He pensado en un par, aunque yo si me pongo escribo ocho, y, a lo Pérez-Reverte, los que me salgan de los cojones.
Ahí van los títulos: "Pierre Menard, autor del Quijote", y "Cartas a un joven poeta".
Ocupar el sillón de Miguel Delibes exige una gran responsabilidad. Yo leí muy temprano su primera obra, La sombra del ciprés es alargada, que me hizo pasar una vergüenza indecible -la novela es mala, mala, mala como ella sola. Leí después otras, cuando Delibes aprendió a escribir, y no me importa reconocer que es El camino una de las mejores novelas jamás escritas en lengua castellana.
En fin, que haré lo que pueda -y de momento ya busco alquiler en el corazón del Barrio de las Letras, que me han dicho que hay por allí dos churrerías muy buenas.


Yvs Jacob

jueves, 17 de marzo de 2011

¡Qué días para el periodismo!

¡Hostia, tú, que la realidad no para un momento!
Así es, que no dejan de suceder cosas a cada instante. Que si revueltas, que si EREs y no eres, que si dictadores que pierden pero ganan sus guerras, que si presidentes y primeros ministros democráticos totalmente fuera de órbita por el deseo de aparentar que son competentes en los asuntos humanos, que si flotas que van y se alejan de la orilla, jugadores de fúbtol con dolencias comunes a los mortales, que si Mou dice, que si no dice, que si vaya con el tsunami y qué bonicos que son los japos cuando son pequeños, que ya he escuchado a más de una moza ibérica que quiere uno para cuidarlo, y le he dicho yo: "¡pero si ellos ya fabrican robots!".
Pero es que el periodismo me tiene todo el día pegado a los diferentes medios de que dispongo, ¡y he llegado hasta a olvidar que soy el único caucásico de mi edificio!
Por supuesto, estoy preocupado por la contaminación radiactiva, porque todos los medios de comunicación han enviado a sus corresponsales a Japón -y la verdad es que aunque muchos japoneses se marchen de Tokio, no se va a notar ninguna diferencia, porque hay tantos medios y tantos corresponsales ahora allí como para repoblar el país entero varias veces-; preocupado por el regreso de los héroes de Japón 2011, por si alguno se viene cargadito y te toca sentarte a su lado en el metro.
Y no dejan de llegar noticias: un reactor jodido; no, dos; y ahora, tres... ¡Y hasta un cuarto! ¡De puta madre!
¡Y cómo titulan los medios on-line! ¡Si parece que estuviésemos deseando un desastre siempre mayor!
¡Y qué bien escogidas las palabras de los comisarios europeos siempre! ¡Si tienen el don de tranquilizar a la sociedad como una tila!
¡Y esos americanos, y esos franceses, qué malos que son! Que si tus centrales son peores, que si yo pongo un radio de aislamiento mayor cuando el tuyo es muy pequeño...
¡Y qué bonita es la sociedad global! ¡Si es que vivimos ya como hermanos de sangre!
Pero lo mejor, sin duda, nos lo traen los medios de comunicación con su viciosa incontinencia.
Decía Emmanuel Lévinas que las sociedades buscan la utopía como si fuese algo que, perdido en los orígenes, pudiesen encontrar de nuevo y reconocer, como si pudiese saberse qué es de verdad la utopía y se persiguiese con esa conciencia, la de lo conocido. Pero los medios de comunicación parecen andar buscando siempre el mayor desastre, como intuyendo que todo puede ir a más, y que llegará la gran desgracia y que ellos tendrán allí un corresponsal con un transmisor vía satélite.
Por mi parte, ¡cojonudo! ¡Desastre mayúsculo, ya! ¡Estamos tardando en encender la mecha del planeta!
¡Lástima que ya no exista CNN+!
¡Necesito más, más, más!


Yvs Jacob

lunes, 14 de marzo de 2011

¿Por qué no rimará Ismael Serrano?

Estaba yo el otro día en mi casa tranquilamente y sin hacer daño a nadie cuando sufrí un accidente bastante desagradable. Escuchaba la radio, y, de repente -¡atención, novelistas, "de repente" es un mal amigo para la ficción-, se anunció un tema inminente de Ismael Serrano. ¡La hostia puta! ¡Así, sin un aviso previo ni nada! A bocajarro. ¡Cómo se nota que ya estamos en precampaña!
Me pilló ocupado en una tarea para la cual necesitaba las dos manos y no pude cambiar de sintonía rápidamente. Bueno, pues, adelante. Con dos cojones.
Ismael Serrano estaba dale que dale con la guitarra y esas cosas tan raras que canta, que yo creo que es un depresivo deprimido y deprimente.
Y venga una frasecita, y otra, y otra más, casi tres minutos de coñazo. En momentos así, uno descubre el sentido de "la duración". Otra cosa es la memoria.
El texto era difícil de entender, y no habría manera de agarrarlo, de asumirlo, reinterpretarlo. Debe de ser un esfuerzo para el mismo Serrano actuar en sus conciertos y acertar siempre con la estrofa que viene después, y hasta las mismas frases de sus canciones parecen añadidas según un principio aleatorio provisional. Aunque es también una ventaja de cara al público, que puede acudir sin "saberse las letras" y con la expectativa de lo que algunos teóricos de la dramatología llaman "espectáculo", un acontecimiento irrepetible por su propia naturaleza.
Dos asistentes a un concierto de Ismael Serrano saldrán de allí con muchas más dudas que cualesquiera otros espectadores:
"¿Cómo era la de...?".
"No, no, ésa era la otra, la de...".
"Que no, que no, que era la de...".
"Que no, coño, que era la de...".
No necesité mucho tiempo para comprender que Ismael Serrano tiene un problema de carácter compositivo, un problema fundamental con la rima, entre otras cosas. Yo tuve en COU un profesor muy pertinaz para combatir a los modernos: "no se empeñen: si no rima, no es poesía". Es tal vez lo único que aprendí en el instituto, más allá de que a las mujeres les gustan altos... y grandes -bueno, esto lo decía un compañero.
Vamos a ver, Ismael Serrano. Sabemos perfectamente lo difícil que es hacer justicia al castellano en poesía, no en vano ha tenido España muy pocos poetas buenos, y está todavía a la espera de su Baudelaire y de su Hölderlin, que son la medida para toda poesía y de toda cultura -¡si es que hay una regla cultural que dice que sin un Baudelaire ni un Hölderlin te sale un Luis García Montero, hombre...!
Bueno, pues como la canción es una forma de la poesía, "hay de que intentar de que salga bonito", dicho así en catalán. Que yo entiendo que a uno le vienen las prisas y quiere escribir todo el disco en una tarde, pero tampoco pasa nada por ceder a la consonancia. Si es que ya decía Lévi-Strauss que el misterio está en la melodía, y si se quiere dignificar a la palabra con la música, entonces hay que metafisiquear lo justo -que en tu caso no es para tanto-, y dejar que la a vaya con la a, la e con la e, y en adelante.
¡Enga! ¡A mandar!


Yvs Jacob

domingo, 13 de marzo de 2011

¡Queremos nuestro "tsunami"!

He estado reunido con un grupo de españoles, charlando sobre esto y lo otro, y hemos convenido en que nada mejor para sacar adelante el país que nuestro propio tsunami, un tsunami español.
Aunque los cristianos y quienes profesan en realidad la fe de cualquier otra religión tienen siempre muy mala memoria para recordar los imperativos de sus dioses -¡ojo, esto ya lo decía un soberbio liberal inglés, J. S. Mill!-, puede suponerse que a los divinos no les gusta que les toquen los cojones. Quizá Ludwig Feuerbach tenía razón, y los dioses están hechos del complejo material de los hombres, y cierto que a muchos de ellos no les gusta tampoco que les toquen los cojones.
El mundo de mierda construido por los hombres no puede ser sino una buena tocadura de cojones.
Entre los muchos nombres que suelen recibir los dioses, o, mejor dicho, puesto que "dioses" no es otra cosa que el nombre de Dios, al modo como Dios se presenta a los hombres se lo llama "Naturaleza". Hay algunos filósofos baratos que han hablado del dominio del hombre sobre la naturaleza como si pudiese tratarse su relación en términos semejantes. Es cierto que el hombre ha conseguido eliminar algunas expresiones de la naturaleza, o si se quiere, algunos modos de ser de la misma, pero ignora por completo lo que hace, si es que Dios existe, y es posible que a Dios se le hinchen algún día las pelotas y responda al hombre, para que vaya con más cuidado.
Yo sospecho que Dios nos habla a diario, lo que pasa es que no le pillamos la onda. Por ejemplo, cuando los hombres edifican una mierda, o cuando confían desmesuradamente en su ingenio productor para construir una maravilla que podría volverse después en contra del beneficio que se buscaba, entonces Dios nos habla. Dios tiene sus cosillas y lo hace todo muy complicado, aunque prefiero tomarlo por un legislador de izquierdas, es decir, intenta apelar a la confianza de la sociedad, pero a la sociedad hay que descoyuntarle la espalda a latigazos.
Basta con darse una vuelta por el litoral levantino español o por los municipios del extrarradio madrileño: es que necesitamos contrarrestar nuestra propia acción destructiva con un tsunami divino, porque sólo así tendremos la oportunidad de volver a empezar. También en Majadahonda.
Aquí en el barrio hemos puesto en marcha una recogida de firmas para solicitar al Padre Santo que le comunique a Dios la urgencia de un tsunami en España. Queremos tenerla cerrada para cuando venga el Papa a Madrid por el asunto ese de los jóvenes y los preservativos. Más o menos, hemos trazado el mapa por donde debe coger tierra la ola; es probable que, tal y como se ha diseñado, abra unas vías marítimas extraordinarias que podrían dar con una Catalunya independiente, pero de eso ya nos encargaremos en otros ruegos. Lo que interesa, por el momento, es que termine con todos los edificios de más de cuatro plantas y con los "chalés adosaos", y queremos menos municipios, que se gestionan muy mal, y que ponga punto y final al mundo rociero.
Como esto va para largo, damos por enterado al Gobierno, para que no se le eche el tiempo encima, y que invierta en obras públicas resistentes, que vamos a necesitar un par de arcas con "wi-fi" y alguien que las sepa gobernar.


Yvs Jacob

jueves, 10 de marzo de 2011

El metrobús también existe

Pocas veces ofrece la realidad política una ocasión tan "a huevo" para sacar los colores a un incompetente en el ejercicio de su cargo.
No tengo la menor duda acerca del modo como desde la derecha española se contempla la política. Para el Partido Popular, es una aventura, se dedican a ella quienes buscan fortuna, quizá porque la derecha no puede aspirar a más, puesto que todo lo político -el bienestar común, la convivencia pacífica, el concierto de las libertades o la igualdad de oportunidades- le trae sin cuidado, si acaso no lo juzga una amenaza para lograr el fin que el aventurero político busca: vivir del esfuerzo ajeno sin hacer absolutamente nada y aparentar, sin embargo, que lo hace.
La Asamblea de Madrid ha sido escenario pluscuamperfecto de la farsa que representa diariamente en ella el Partido Popular. Sólo hay que ver el aspecto de José Ignacio Echeverría, consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, para darse cuenta de que no utiliza sus dos manitas ni para cortarse las uñas de los pies, deben de sacarle hasta los mocos, y hasta dudo de que maneje por sí solo los cubiertos, aunque seguro que es un estómago de buen comer, sobre todo si paga "el pueblo".
El asunto no podría ser más descacharrante para quienes sabemos despreciar, porque se ha envalentonado el consejero, creyéndose tal vez en el uso del sarcasmo, al responder a un portavoz socialista, que recriminaba a "la Espe" el precio cómico del billete de diez viajes para el transporte en la capital -diez viajes a 9.30€, ¡menudo estímulo! ¡Eso sí que es ahorrar! ¡Viva el ciudadano prudente!
El consejero, que quizá no sabe, no ya que el transporte público existe, sino que la litera soportada por esclavos hace muchos siglos que dejó de existir en Madrid, ha recibido además el aplauso de su bancada, claro, de aquellos con los que comparte la ignorancia acerca de "las cosas de la gente", de los que trabajan, del populacho bobo, y habría que interrogar a cada uno de sus compañeros sobre los asuntos de su competencia para llegar a la conclusión de que, efectivamente, toda esa pandilla de ociosos vive "en otro Madrid".
Y estos son nuestros gobernantes regionales, y estos son los vientres con que la derecha elabora sus listas y a los que tenemos que alimentar, igual que alimentan ellos en su fantasía la ilusión de que prestan un servicio a la sociedad; estos son los pantagruélicos gestores de nuestros recursos, que no entienden de la política más que la ostentación de sus cargos, o mejor, hacer de sus cargos una manifestación ostensible, dejarse ver y que los vean, y despilfarrar en ese ejercicio el dinero de los impuestos de los que viven de su trabajo.
¡Desobediencia y destrucción, ahora!


Yvs Jacob

miércoles, 9 de marzo de 2011

"La Espe" es muy de Mourinho... Pobrecitos de nosotros

Que "la Espe" no tiene ni puta idea de política lo hemos sabido desde siempre, y que ella misma acostumbra a retratarse en sus hechos y en sus dichos lo vemos casi a diario, porque "la Espe" es muy propagandista de sus cosas, y basta con entrar en la página de la Comunidad de Madrid para encontrarse de sopetón con un enlace a su persona, La Presidenta dice allí, donde sale muy bonica haciendo el bien, aunque una vez dentro de ese espacio alguien ha considerado más prudente el epígrafe "Presidencia de la Comunidad de Madrid", quizá porque en su generalidad -"presidencia" significa "acción de dirigir"- el poder así disuelto parece más legítimo, más compartido, un poder auténticamente democrático.
Pero que alguien se dedique un enlace, como hace la presidenta, en una página institucional da cuenta del mundo palurdo en que se pretende ejercer la política española, la clase de individuos que asoman en ella y lo infantil que es buena parte del electorado.
Hay quienes aplauden los gestos que muchos detestamos de la presidenta, quienes la contemplan como la voraz política profesional que sabe qué decir y dónde estar en todo momento. Yo discrepo de esta adoración, y no veo en "la Espe" más que una bronquista que por razones extraordinarias ha llegado alto, razones que algún día tendrán que ser aclaradas. Lo que algunos juzgan como descaro político es en su caso una vulgar falta de comprensión de la realidad más compleja, y sobre todo una profunda ignorancia de los fines de la política, que en su competencia como presidenta de una Comunidad Autónoma debería ser el gobierno de todos, buscar lo mejor para todos, y no boicotear al Gobierno central, que para eso ya existen otras elecciones, las generales, y hay otros candidatos, de momento.
Ha declarado "la Espe" su buena disposición hacia Mourinho, el inconveniente entrenador del Real Madrid, y esta declaración es como una pintura de lo poco que late dentro de la cabecita de la presidenta, pues donde unos vemos a un bullanguero indeseable, que ha traído malestar donde ya nadamos en la mierda, aprecia esta representante ociosa de los madrileños un virtuoso ser humano que realiza los valores del individualismo liberal más agresivo, sólo que en lugar de luchar en un medio hostil, Mourinho hostiliza el medio, y eso desde luego lo aproxima hasta la intimidad al Partido Popular.
Ahora que tanto está de moda pedir contratos para todo por parte de la derecha europea, yo sugiero la actualidad de una idea brillantísima de los sansimonianos, un examen para medir la capacidad de los gobernantes en relación con el beneficio de sus acciones en la república que pretenden gobernar, y quien no supere la prueba, ¡pues a tomar por culo! Y no llamo "república" a esa cosa pueril que defienden los ideodos de La Sexta en su patético antimonarquismo, sino a la ilustración de la clase más pobre y más numerosa en la búsqueda de la dignidad, algo que no logrará si continúa votando a la derecha sociosuicida.


Yvs Jacob

martes, 8 de marzo de 2011

Ya a la venta el diccionario De Cospedal-Verdad/Verdad-De Cospedal

Ya iba siendo necesario un instrumento filológico tal que permitiese al ciudadano comprender lo que dicen algunos de sus representantes libre y democráticamente (?) elegidos.
Porque no entendemos a María Dolores de Cospedal, es de todo punto imposible seguir su discurso, y quizá nada existe más descorazonador que una palabra opaca, esquiva, como las cosas, una palabra impenetrable.
En su correspondencia con Walter Benjamin, si no en un escrito sobre éste, contaba Adorno una anécdota protagonizada por Thorstein Veblen, quizá un genio, o al menos un singular pensador capaz de llegar a conclusiones semejantes a las de Karl Marx con el mérito de ignorar por completo la fraseología marxista. Decía Adorno que Veblen seguía un curioso método para dar con el significado de las palabras en un idioma extranjero: bastaba mirarlas una a una fijamente hasta que alumbrase por su sola contemplación aquello por lo que están en el texto. Por mucho que lo he intentado, no he avanzado nada en el conocimiento del holandés.
Algo similar me sucede con De Cospedal, que por mucho que la escucho, las cosas tan extrañas que salen de su boca, sus diagnósticos acerca de todos los asuntos, no alcanzo a encontrar el vínculo con la realidad.
He consultado a algunos sabios de la filología, si bien creo que el problema es de carácter filosófico. La idea que se ha extendido es la siguiente: De Cospedal no utiliza el lenguaje en su valor descriptivo, ella, "digamos que digamos", crea, como los poetas, sólo que invierte el signo positivo y esperanzador del lenguaje de los poetas, y en lugar de crear mundos, construye mentiras. Los filósofos que he consultado después estaban de acuerdo. "No es lo mismo -decía uno de ellos- que algo no exista en la realidad a que algo no exista porque es mentira".
¡No me jodas! ¿Y la gente lo sabe?
En efecto, aquello que se sabe que existe, no puede no exirtir -sé que el argumento patina en ocasiones (piénsese en los "seres especiales" o en las interpretaciones erróneas del "cosmos noetos" platónico)-, pero de aquello que se sabe que es de una manera en la realidad y se dice con intención que es de otra, de eso se dice una mentira.
Claro, era imposible que yo diera con una explicación tan compleja, puesto que sólo soy un ciudadano cualquiera, un gilipollas, un votante, vamos.
Me he enterado, sin embargo, del fruto de una iniciativa ciudadana, el "Diccionario De Cospedal-Verdad/Verdad-De Cospedal", una obra conjunta en la que ha estado trabajando desde hace varios años un grupo de rojillos del barrio de la Elipa -qué podrían ser...-, conscientes del triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales democráticas (?). Como se sabe que De Cospedal es muy de acumular salarios, se teme que quiera ser presidenta de Castilla -La Mancha al tiempo que ministrilla "o argo asín", y a una parte de los gobernados, a quienes nunca la votaremos, no nos vendrá mal una traducción a nuestro idioma natural de lo que dicen que hacen nuestros gobernantes, y en especial los que no gobiernan.
Me ha parecido una idea muy de puta madre.
Ya está a la venta, pero, me disculparán los vecinos tan majos y "enrollaos" de la Elipa, yo, de la derecha sociosuicida española, no compro ni papel higiénico. ¡Faltaría más!


Yvs Jacob

domingo, 6 de marzo de 2011

Filmoteca Española exhibe una copia en buen estado

En el cine Doré no se hablaba de otra cosa, y tras la proyección de la película se produjo una avalancha hacia el despacho de la gerencia, que resolvió a favor de los espectadores descontentos la devolución del importe de su entrada.
Que Pulp Fiction sea una película de 1994 podría invitar a creer que, en efecto, no ha transcurrido el tiempo suficiente para que una copia envejezca. Pero, ojo, hablamos del cine de la Filmoteca Española, y como quiera que lo consigan, siempre se las apañan sus gestores para procurar a los habituales de la sala una copia entre las que peor se encuentren, cuando no la peor, y casos se han dado en que sólo gracias a la distribución de un complemento -una gafas, un libreto, un narrador externo...- se ha podido participar de la ficción que une los fotogramas, si bien tras la película unos asistentes decían que el protragonista era Gary Cooper, y otros, que Tony Curtis.
Tengo que decir que he visto películas allí que, aunque estrenadas en el 2008 o un año antes -o después-, parecían haber sido atravesadas por el haz de luz muchas más veces que cualquier reproducción de Some like it hot, y otras incluso anticipaban la era 3D, sólo que en vez de emplear varios proyectores para una misma película, es posible que, al dirigirse a un público intelectual y madrileño, se proyectasen varias películas en la única pantalla.
Entre los asiduos se ha originado el mito que explicaría la cualidad de la Filmoteca Española para suministrar a su público las copias "envejecidas o en mal estado por necesidad". Al ser un tipo de cine consumido en su mayor parte por dinosaurios, se debería a una propiedad perdida de las retinas, sin la cual no es posible percibir imágenes con buena definición, inconveniente que obliga a los técnicos de la Filmoteca Española a acelerar la degradación de las copias, lo que explica además el alboroto crónico del patio interior, donde los técnicos juegan el partidillo con las latas hasta ajustarlas a su estado óptimo de proyección para el público intelectual madrileño.
Si la copia de Easy Rider que se proyectará a final de mes es la misma que tuve la oportunidad de disfrutar hace diez años, cuando ya no me atrevía a decir si iban tres o cuatro personas sobre la misma moto, ese día habrá lleno absoluto en la Sala 1 de la Filmoteca Española.


Yvs Jacob

jueves, 3 de marzo de 2011

Libia pone en ridículo a los líderes de las democracias occidentales

Está siendo un espectáculo nauseabundo el modo como desde Occidente se quiere intervenir en Libia. Es cierto que no puede pensarse de Muamar el Gadafi otra cosa que la locura, con la que Occidente ha convivido sin la menor preocupación, y no porque Libia fuese un importante productor de petróleo, sino porque los libios nos la traen en realidad muy floja a los occidentales, igual que los tunecinos, los yemeníes o los egipcios. A un destino de vacaciones se va cuando se puede ir, pero si no se puede, se saca un billete para otro sitio -es así como razona Occidente, que nadie se engañe.
Sucede, no obstante, que la sociedad global o mundial atraviesa una profunda crisis, de la cual es la circunstancia económica una más entre otras líneas de profundidad, y los líderes occidentales, quizá porque ya no saben salir de su propia fantasía, se entregan a la propaganda de la humanidad, apelan a las Naciones Unidas, que por mucho que sea el marco dentro del cual se quiere fundar la legitimidad internacional carece de poder coercitivo, y necesita forzosamente contar con la dirección militar de USA, y de esta superpotencia dentro de la OTAN. Así, los líderes de las democracias europeas se han mostrado enérgicos, quieren evitar a toda costa una masacre en un pueblo de menos de siete millones de habitantes, y en el cual es una parte importante de la población la clase obrera inmigrante, de vuelta a sus países de origen.
Este envalentonamiento resulta bastante patético, y tiene en su motivación más deseo de exhibir al gallo en el corral local que de embarcarse en la pelea. El ciudadano europeo, ante los líderes que dominan la actualidad, no piensa sino que el mundo es desgraciado, pero los líderes de las democracias occidentales se hallan atrapados en lo que desde Andy Warhol se conoce como "el mercado de la imagen", una manifestación más de la desintegración del sujeto, o lo que es igual, una absoluta tiranía de la superficialidad, de donde resulta que las buenas intenciones para con "todo ser racional posible" ya no hay quien las crea.
Libia es un paisecillo que no costaría demasiado conquistar ni siquiera a un ejército cinematográfico o unos excursionistas de Albacete, y las imágenes que han podido verse a través de la televisión en cuanto a su potencial bélico así lo confirman. Tampoco estaría mal que la CIA enviase a un asesino en misión secreta para liquidar a Gadafi -ahora mismo no sé si Tom Cruise se encuentra de rodaje-, pero no faltan soluciones eficaces para terminar con la farsa del enano loco entre los gigantes hambrientos de autosatisfacción.
Si la parodia humanitaria apesta, no huele mucho mejor el olvido en que se encuentran otros países africanos, los subsaharianos, algunos en guerra civil crónica -¡y menos mal que la población no cesa de reproducirse!-, y de los que sabe más el occidental por Hollywood que por los servicios informativos. Y qué decir del colegueo que mantiene Occidente con Rusia y China, o del disparate permanente de la política italiana.
Yo empiezo a temer por la intervención armada en Libia, una tierra que el inmortal pueblo romano sembró con su impresionante arquitectura, y que podría dejar de ser incluso ruina si se hace un trabajo iraquí, porque cuando se precipitan las decisiones que conducen a la justicia inminente, lo inminente de verdad es el desastre. En cualquier caso, es un alivio para Libia que George W. Bush y san José María Aznar se dediquen en la actualidad sólo a la acumulación de riquezas y hayan abandonado el mesianismo de best-seller de otras guerras aún por cerrar.


Yvs Jacob

martes, 1 de marzo de 2011

Plagia su tesis doctoral pero llega a ministro

El caso podría haberse dado en las filas del Partido Popular, pero ha tenido lugar en Alemania, un pueblo al que se le atribuye, entre otras bondades, un extraordinario y eficaz sistema educativo.
Ya conocimos hace un año que en Alemania se estaban vendiendo directamente los títulos de doctorado, algo que de nuevo podría ser más propio del sistema educativo español, y hay que andarse con cuidado, porque en España nos entusiasmamos demasiado con lo ajeno, que enseguida queremos hacer nuestro, y arriesgamos importar algunas prácticas en las que pronto nos mostraríamos aventajados.
Lo que sí parece cierto es que estos delitos intelectuales y morales los comete un tipo de derecha muy de derechas, y cuando la izquierda española creía que el pillaje se realizaba de manera insuperable en el Partido Popular, hasta el punto de no tener competidor ni siquiera fuera de nuestras fronteras, sale a la luz que un impostor alemán, Karl Theodor zu Guttenberg, nada menos que ministro federal de Defensa, se dejó llevar alguna vez por la oficiosidad de su apellido, y con un moderno "corta y pega" se confeccionó una tesis doctoral igual que se podía haber hecho una docena para venderlas entre sus amigos.
Si es que hoy en día no puede uno fiarse de nadie.
Walter Benjamin habló del arte de citar sin comillas, si bien enunciaba así una técnica psico-esteticolingüística que no creo en poder del ministro alemán, y que en el caso del mismo Benjamin obedecía a su incapacidad para abordar trabajos extensos de dialéctica, porque cuando una cita es de verdad filosófica, se interpreta como una síntesis de matices, algo que produce la extenuación de lectores e investigadores -Walter fue en realidad un economista.
Estoy de acuerdo en que lo que sí sabe formar el sistema educativo alemán es un trabajador que separa con rigor su alcoholemia de su horario laboral, y quizá debamos avanzar los españoles en esa dirección, porque se nos va el tiempo en todo menos en el trabajo.
Pero no quiero celebrar que sea España ajena a lo sucedido en la tierra de Frau Merkel, y apuesto lo que sea a que pronto sacará nuestro periodismo una víctima de otro entusiasmo semejante, y nos arrojaremos a su linchamiento hambrientos como perros. Eso sí, que alguien dimita de un cargo de máxima ostentación por un escándalo académico nunca lo veremos en España.
(Mañana: "Fernando Alonso, legislador español").


Yvs Jacob