sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Va por ti, "tripartit"!

Todavía no se ha consumado la desgracia -o tal vez sí-, y ya siento añoranza del tripartit. Pena me da "de ver" a la izquierda catalana desaparecer por el agujero del retrete, y me pregunto a esta hora de incertidumbre qué habrá sucedido para que la ciudadanía abandone a unos partidos que representan intereses mayoritarios, pues la esencia burguesa de CiU apenas contaría con asientos en la Cámara catalana si no recibiese el voto de eso que algunos llaman "clase media" y que no es más que proletariado con capacidad para pagar sus hipotecas.
Las dos legislaturas que ha disfrutado el socialismo catalán para brindar a la democracia la posibilidad de realizarse, pues el gobierno continuado de una misma formación -PNV, CiU, pero también PSOE y PP (véase Andalucía, Comunitat Valenciana...)- es una enfermedad política, enfermedad social, las quiere convertir la burguesía decimonónica, anacrónica, en un pasaje accidental que nunca debió haberse transitado. Porque, para CiU, los catalanes deben gestionar las cosas de Catalunya, y eso excluye al socialismo, tan unido a un Leviatán imaginario, España.
La noche pasada, Artur Mas cerró la campaña apelando a un mundo catalán donde triunfasen la justicia y la libertad. Una vez más, sentí el dolor que produce en el alma la estupidez ajena. Porque son proclamas del pasado. Entendería que en la España franquista se dedicasen todos los esfuerzos de resistencia al triunfo de la justicia y de la libertad, pero en la España democrática -y todavía espiritualmente deficitaria-, cuando Catalunya disfruta de más autogobierno que cualquier otra nación de las que pujan dentro de cualquier Estado europeo, esas palabras equivalen a un insulto a la inteligencia, que no beneficia en nada al votante "de allí" a los ojos de lo que el derecho político llama "cuerpo político", que incluye a los ciudadanos-votantes de todo el Estado, y sobre los que habrá de recaer la sentencia de lo que debe o no suceder en Catalunya, por mucho que los líderes del infantil secesionismo hablen de autodeterminación.
CiU debe saber que la vía iniciada sin violencia hacia la separación del resto de España no podrá avanzar mucho más hasta que por fin la violencia venga. Y la violencia, cuando no se manifiesta como violación de la prohibición expresada por un semáforo, no merece la pena -antes habría que ejecutar a todos cuantos, en un bando y en otro, condujesen al pueblo estúpido e idólatra de lo imaginario al desastre. Luego es palabrería vana seguir cultivando la imagen franquista de España cuando España hace tiempo que enterró a su Franco.
Y ha sido error del tripartit jugar con el fuego de la tribu, porque, por definición, nacionalismo es oposición, y no se es un poco nacionalista en la dialéctica de lo relativo, ya que los conceptos viven en tanto que se distinguen unos de otros -ser un poco español y un poco francés significa no entender ni sentir una cosa ni la otra.
El PSC pretendió ser sólo un poco nacionalista, llegar sólo allí donde el nacionalismo permanece solidario con lo extranjero inventado. Y no puede haber mayor ingenuidad que un sentimiento al que se le ata en un extremo una cuerda como a una morcilla.
La tensión catalanista va a entrar en una nueva onda de máxima intensidad. Quién sabe si viviremos la época definitiva...


Yvs Jacob

jueves, 25 de noviembre de 2010

Se busca editorial con agallas para manuscrito de los cojones

Yvs Jacob tiene un manuscrito de los cojones y no consigue que se lo publiquen. El asunto comienza a desesperar, porque cualquiera que se asome a una librería no ve otra cosa que mierda, mierda y mierda, y quizá Yvs Jacob también ha escrito una obra de mierda, luego no debería ser tan difícil que se la publicasen.
Antiguamente, había al frente de las editoriales individuos con aptitudes intelectuales, por las cuales era llamados también ellos así, "intelectuales". Se trataba de personas sensibles e inquietas, cultas en muchos casos, o al menos sabían fingir con tanto talento que conseguían engañar a todo el mundo. La montura de unas gafas, una perilla bien sobada, el pelo endemoniado, un velero anclado en el puerto de Barcelona o un pañuelo azaroso al cuello eran motivos para su presentación en la sociedad del libre pensamiento.
El tiempo pasó, y pasó tan rápido en apenas dos décadas, que los intelectuales quedaron en el olvido, hasta el punto de juzgarse imposible que pudieran estar alguna vez al frente de las editoriales. Fueron sustituidos por otros individuos con estudios extrañísimos: dirección de empresa, economía, derecho, publicidad..., no precisamente dirigidos a afinar el olfato artístico. El mercado, que según el dogma liberal produce con eficacia cuando "se le deja hacer", produjo a partir de entonces mucha mierda con mucha eficacia. El mercado editorial, pues, liberado por fin de la tenaza intelectual, que -tampoco enloquezcamos- se atrevía a publicar obras donde apareciesen palabras tales que "coño", "París" y "manifestación" -¡uuuh!, ¡peligro!-, dio comienzo a la era gloriosa de una generación de escritores que todavía nos castiga, y a la que los premios literarios no jubilará antes de que muchos de sus miembros sean centenarios y la ciudadanía se vea obligada a votar "Sí" a formas muy agresivas de la eutanasia.
Mientras tanto, han ido apareciendo otros autores, cierto, autores "jóvenes", como se dice ahora a los menores de cuarenta años. Se trata de la "generación del chiringuito", como a mí me gusta llamarla, porque todos publican en pequeñas o medianas editoriales propias o de amigos, o de amigos de amigos -que es siempre lo peor, porque el talento literario ni se transmite por consanguineidad ni viaja a lomos de los microbios.
La "generación del chiringuito" es expansiva, y capaz de abrir un taller literario por cada tres tiendas de orientales en una misma calle. Obviamente, el chiringuito no lo dirige ningún intelectual, tampoco un despierto licenciado con estudios técnicos en la reproducción del capital, sino un delirante crítico, tal vez leído -¡con lecturas!-, prisionero de la idea de la cultura, una función de responsabilidad que habría que eliminar mediante manipulación genética antes de que la razón de museos por persona sea de 1:1.
En fin, no me puedo extender más porque terminaría cagándome en la puta madre que parió a algunos, citando al insigne académico Pérez-Reverte cuando toma apuntes al natural.
Yvs Jacob busca editorial, ¡y su mierda huele divinamente!


Yvs Jacob

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Con ocho años es suficiente

Estoy de acuerdo con José Montilla: dos legislaturas es una buena medida para la (in)competencia humana en el juego de la política. Después, la democracia se convierte en reinado por la voluntad popular, y si bien el pueblo es mayoritariamente tonto, a la parte menos tonta, la minoría -y la democracia no existe sino para proteger a las minorías-, le parece adecuado limitar el gasto protocolario que se concentra durante demasiado tiempo en uno solo de los miembros de la sociedad, y extenderlo a otros, porque incompetentes nunca faltan, por muy elevada que sea la misión a realizar.
Así las cosas, el pueblo no viviría con el corazón en un puño pensando cuándo se largarán este y aquel, esta y aquella, y la caducidad bien definida de "las Espes", los Marianos, los Rodríguez y los alcaldes de Madrid aliviaría a todas las partes, y estimularía quizá la irrupción de muchos y nuevos incompetentes, reacción que podría traer a la política un aire de renovación, si la ciudadanía se interesase de una vez en las cuestiones en que le va la vida. Claro que entonces un ser humano en Occidente habría de ser algo más que un zombie con tarjeta de débito.
Pero que nadise se confunda: no se trata de que todo el mundo se reúna puntualmente en la comunidad de vecinos para freír chorizos y morcillas. La responsabilidad política ciudadana es algo bien diferente, y encontraría su expresión en una revisión de los excesos del parlamentarismo, la técnica democrática que ha liquidado a la democracia.
Mi preocupación se extiende también hacia el rencor de los aspirantes. ¿Debería un aspirante repetir durante un número indeterminado de intentos? Yo diría que no, porque cuando el político vincula su posición en el partido -que es sólo un instrumento de las ideas- a un empeño personal propio del pundonor se abre así la puerta a muy grandes desvaríos.
Los casos de Mariano Rajoy y de Artur Mas no pueden ser sino inquietantes. Rajoy ya ha perdido en dos ocasiones, y en su partido parece un pedazo de carne que pasa de unas fauces a otras. Pero con Artur Mas todavía preocupa mucho el tiempo que pasó en la reserva, a la espalda de Jordi Pujol, y sería un desastre que accediese al gobierno de la Generalitat de Catalunya como quien tiene cosas por demostrar.
¡Benedicto nos acoja en sus oraciones!


Yvs Jacob

martes, 23 de noviembre de 2010

"La Espe" pronuncia varias palabras en catalán

¡Ojo con "la Espe", que ya va lanzada a meterse donde nadie la llama ni necesita!
"La Espe" se ha propuesto gobernar la nación española, y se está familiarizando con las lenguas del Estado, aunque es de suponer que el euskera lo dejará tal cual, pues, a diferencia del gallego y del catalán -¡y del andalú!-, a "la Espe", el euskera le debe de sonar a nada.
Por el momento, la condesa consorte, que pasa el tiempo con las cositas de Madrid -como el que gobierna un cortijo- y mostrando zapatitos, ha tenido a bien hacerse campaña a sí misma en las elecciones catalanas, y allí que se ha ido para dejarse ver, o para apoyar las grandes ideas de Alicia Sánchez-Camacho -que dirán algunos politólogos-, política destacada, "la" Alicia Sánchez-Camacho, que busca padre para su hijo, por muy extraño que sea que una simple mortal tenga un hijo sin padre fuera de muy intensas mitologías -y es que es tan bonita la familia tradicional. Y yo te digo: "¡Bonita!".
He seguido con mucho interés el movimiento de la insaciabilidad de "la Espe" en tierras catalanas, he consultado de modo crítico diversos medios y me ha sorprendido la gracia con que uno de ellos presenta la noticia. Hay quien podría haber dicho que '"la Espe" habla en catalán', así, como titutar, o que '"la Espe" se atreve con el catalán', ventanas estas desde las que se anuncia el valor del agente al tratarse de un medio no habitual para sus movimientos. Sin embargo, lejos de cualquier halago, leo en Internet que "la Espe" 'pronuncia varias palabras en catalán', información que me conforta, por cuanto que es mucho más descriptiva que la común manera de jugar al periodismo que se practica en España.
En el equipo que siempre acompaña a "la Espe", y que tanto nos cuesta a los madrileños, alguien se habrá procurado un discursito apto para la altura intelectual de la matrona, y le habrá explicado también que es suficiente con abrir la e hasta la a, la mayoría de las veces, y con una cita de Josep Pla, tan apreciado por catalanes como por españoles -¡apréciese la simplicidad de las reglas!-, y que se regrese luego pa' Madrí, que todavía le daría tiempo para inaugurar unos columpios.
Y así discurre de entretenida y graciosa la campaña catalana. Nos iremos preparando.


Yvs Jacob

lunes, 22 de noviembre de 2010

En defensa de Juan Manuel de Prada

Dice De Prada que le insultan cuando camina por la calle, que le agreden verbalmente al gritarle "católico" e "intransigente", y que algún día puede suceder una desgracia. Claro, ¡qué bonita es la libertad de expresión!, ¡qué bien pensada está!, ¡qué tarde la hemos descubierto!, y ¡qué bien se ven los toros desde el estudio de Libertad Digital, donde hay más sabios y personas de buen juicio por metro cuadrado que bombillas! Pero, después, está la calle, que es donde siempre ha defendido el pueblo español sus diferencias; un pueblo atecnológico, el español, pero, tan realista, tan certero en su carácter rudimentario, un pueblo virtuoso, al fin y al cabo.
En la calle, algo en lo que no habían pensado los intelectuales [sic] de Libertad Digital, también es posible el ejercicio de la libertad de expresión. Frente al televisor, uno parecería gilipollas si, ante el busto pantagruélico de Juan Manuel de Prada, gritase "católico", "intransigente", porque esos gritos sólo llenan la pantalla de esputos, pero no es ese el objetivo, sino que alcancen a quien tienen que alcanzar. Y sólo hay dos maneras: o bien se envía un mensaje de texto a través del teléfono móvil para que aparezca en el programa que se emite -mensaje que, con seguridad, superará cualquier censura, incluso si es vejatorio para sus receptores, puesto que no parece que haya nadie arbitrando la espontaneidad, o, si lo hay, es obvio que no sabe leer-; o, si este método de respuesta se juzgase costoso -costoso es todo gasto que no merece la pena-, se opta por sacar provecho de un encuentro casual -¿o divino?- con Juan Manuel de Prada, que por las dimensiones que está adquiriendo es bastante fácil de distinguir entre la multitud del Barrio de Salamanca, si bien él piensa que destaca por "otras cosas".
Pero yo quiero defender a Juan Manuel de Prada porque creo que hay algo que no se puede negar: su catolicismo no le interesa a nadie; y es más, él mismo, tampoco. Si todavía fuese G. K. Chesterton, pero el católico español no sabe reír, aunque provoque la risa, desconoce la ironía, que es una manifestación predilecta de la inteligencia, y sólo sabe portar arietes que le pesan demasiado.
Por último, escuchando los berridos de Juan Manuel de Prada y la angustia que la vida amenazada despierta en él, recuerdo aquel juicio del sabio Voltaire cuando reflexionaba sobre la intolerancia del cristianismo-catolicismo. Porque emplear un medio de comunicación para informar del modo como piensan unos cuantos, y pretender que todo lo que piensan los demás es contrario a la razón, sólo pueden hacerlo unos católicos intolerantes, y los gritos que la gente les dirige en la calle no son sino los del reconocimiento. Un insulto es, por ejemplo, que a uno lo llamen "facha de mierda", que refiere a un modo particular de intolerancia, pero a la intolerancia absoluta se la conoce como "catolicismo", un término entre otros para la superstición.


Yvs Jacob

jueves, 18 de noviembre de 2010

El diario "El Mundo" descubre la moral, pero sólo un poquito

¡Qué sorpresa nos hemos llevado hoy quienes veneramos a Platón!
Debo decir primero que estoy intrigado por el desorden mental que impera en Telemadrid, porque no logro resolver si es intencionado, como cabría pensar en un pueblo tan analfabeto, tal cual es el madrileño -o, "digamos que digamos", que decía un profesor, el español en general-, o si se trata nada más que de una azarosa reunión de patologías, para desgracia del ciudadano que se sienta ante el televisor y sintoniza una emisión que paga con sus impuestos. No obstante, me inclino, por mucho que la suerte se empeñase en ser perversa, por un error humano de tipo consciente, esto es, que la reunión de loros, cacatúas y trabucos en nómina por Telemadrid obedece a un cálculo de algún ser que habita en las alturas de la fantasía -quizá "la Espe"-, confundido en la tierra por la divina y mesiánica misión de guiar a los hombres. (Así es la derecha española, la favorita del único Dios -entérate bien, Georg Wilhelm Friedrich Hegel).
Pues me entero yo de que los trabajadores de "El Mundo" han denunciado en un comunicado la actitud de Salvador Sostres, uno de los trabucos de Telemadrid -trabucos del Partido Popular-, respecto de las relaciones heterosexuales con jovencitas en edad imputativa, algo contra lo que yo, por ejemplo, que soy de izquierdas -¿un bastardo rojo inmoral, tal vez?-, nada tengo que objetar, si bien desearía que este y otros carabineros no recibiesen ni un euro del erario público hasta que Telemadrid contrate no a opinadores mercenarios, sino a periodistas.
Este descubrimiento de la moral por parte de "El Mundo" da que pensar, especialmente tras los editoriales que ha dedicado el diario a defender a Fernando Sánchez Dragó y a recordar a los lectores, por ejemplo, que con trece años se pueden mantener relaciones sexuales consentidas dentro de la legalidad, aunque el problema a tratar fuese de otro tipo, ligado a la decencia en sociedad, lo que no siempre contempla la fabulosa ley de los hombres.
Esta contradicción sólo es posible a partir del peso del carnero a sacrificar. En la estima carabinera, el trabuco Sostres pesa, debe entenderse, mucho menos que el trabuco Sánchez Dragó. Cabe referir que al Partido Popular regalan su voto muchas buenas personas, cuyos prejuicios sobre el modo como debe organizarse y funcionar una sociedad son comprensibles y no necesariamente censurables, aunque afecten al concepto de libertad. Pero el Partido Popular y los medios "de su entorno" tratan a esos votantes como basura, o como completos idiotas. No obstante, alguien ha debido de percibir que tanto insistir con el "folleteo" en ese prolongado umbral de la inmadurez podría hastiar a las buenas personas de la derecha tradicional, las mismas a las que hay que recordar en otros editoriales, cuando se acercan las elecciones, que los rojos asesinaron a miles y miles y miles de religiosos durante la Guerra Civil, y "El Mundo", uno de los espacios desde los que trabuca el trabuco Sostres, ha representado una comedia para la cual no había público prevenido: la expiación con uno de los suyos, un teatrillo muy de derechas -pero más tarde alguien dirá que, en realidad, a Salvador Sostres le huele mal el aliento, y, mucho peor, los pies.


Yvs Jacob

martes, 16 de noviembre de 2010

La lógica nacionalista de Josep Ramoneda

¡Oh, qué bueno es tener siempre un sabio a mano! Si no fuese catalán, diríase que Ramoneda es una cima en el pensamiento sociopolítico español, tan famélico como los restantes pensamientos españoles.
Ramoneda llama la atención sobre el aumento del sentimiento independentista catalán, y, ¡atención!, si catalán, el nacionalismo deja de ser el discurso burgués infantil y anacrónico que podría motivar hilaridad en otros pueblos, para mostrarse en su forma adulta y serena, propia de una ciudadanía culta, crítica y sensible, convencida de que España coarta la expresión de su naturalidad, su identidad; es un nacionalismo, pues, de muy altas esferas.
Y Ramoneda analiza los datos: si ahora el sentimiento corresponde al 42% de la población catalana, hace seis años, el porcentaje era del 30%, y, años atrás, del 20%... Luego el aumento es imparable y significativo, y habrá que afrontar el hecho tarde o temprano, así como sus consecuencias.
Pero ¡ojo con los datos! A mí los datos también me fascinan, porque refieren a la población de España, o de una parte, y permiten concluir, por ejemplo, que Rosa Díez, que apenas sale en los medios ni hace nada visible fuera de los desfiles de moda, llega más al ciudadano que Mariano Rajoy o el presidente Rodríguez Zapatero -¡es más capaz!-; o, en otro orden, como reflejaba una encuesta muy reciente, que hay en España más católicos que gente que cree en Dios, y me pregunto si algo tan descacharrante no expresa que hayamos perdido aquí todos el juicio, o al menos una parte muy importante.
Dice don Josep que, para lograr un porcentaje tan alto -42%-, ha tenido que sumarse al catalán viejo el hijo del nuevo catalán. ¡Qué interesante! Cuando gobernaba CiU, había menos independentistas que después del gobierno del PSC, ¿qué ha podido pasar? Se me ocurre que algo muy parecido a lo que sucedía al PNV con ETA: que la segunda meneaba el árbol y el primero recogía las manzanas. Está claro que el PSC ha desgastado a la izquierda en Catalunya, la ha saturado con tantos platos como le ponía a la mesa, y por eso perderá las elecciones, porque el ciudadano que votaba a la izquierda se ha dado cuenta de que, en lo esencial, que no es la economía en Catalunya, sino el circo nacionalista de todos los días, es mejor confiar en quienes venían con la idea desde el principio, los que mejor han gestionado el odio en las instituciones y universidades.
Si ahora hay mucha gente de izquierdas tan preocupada por el destino divino de Catalunya, el odio ha triunfado, porque ha aumentado la confusión entre los catalanes, y quieren saber de una vez lo que son.
Yo sospecho que, en efecto, todo es una gran confusión. La gente responde a las preguntas como si se tratase de defender al Barça frente al Real Madrid, o como si pudisese decidirse que el río Llobregat llevase agua salada. Quiero decir que no entiende absolutamente nada, y que los partidos políticos alimentan una nostalgia psicótica, por cuanto que pretenden insuflar la añoranza de algo que nunca ha existido en la forma que algunos desean.
Por otra parte, la encuesta, que es lo importante, no ha dejado pasar tanto tiempo como los manipuladores informativos creen, porque en verano se hicieron consultas soberanistas que produjeron tristeza de tanto patetismo, sobre todo por la escasísima participación. La encuesta que arroja los datos se debe al Instituto Opina, que cocina el Pulsómetro de la Cadena Ser, un singular indicador que tiene esa propiedad acordeónica de estirarse y encogerse varias veces al día, como si las opiniones sobre las que versa el estudio pudieran ser tan cambiantes, siquiera de una semana a otra. Insisto en que la gente responde a las preguntas igual que sentencia que mañana hará frío o calor.
Una vez más, los medios de comunicación y sus cabezas a sueldo se empeñan en inventar la realidad, lo que resulta descorazonador si se espera de la izquierda, frente al fanatismo patológico de la derecha, que mantenga los pies en el suelo por un prurito constructivo de convivencia pacífica.
¡Viva el analfabetismo español!


Yvs Jacob

lunes, 15 de noviembre de 2010

Esperancita de los sepelios

No hay hombre de bien que se lleve Dios que no acuda allí "la Espe" a hacerse una fotografía. Para completar la escena, "la Espe" suelta ante los medios alguna que otra obviedad -para las cuales es ella muy obvia. Como "la Espe" es persona institucionalísima, piensa que debe presentarse allí donde haya un burro volando. Pero le sucede a "la Espe" lo mismo que a los Parlamentos, a saber: que a veces representan demasiado, y habría que limitar tanto representar. Porque la ley sí consigue aquello en que yerra siempre la moral, y ya que "la Espe" no encuentra límites a su insana ambición, esto es, ya que la moral se le ha agarrado menos al alma que la cultura, habría que denominarla, por ley, "persona no grata en los sepelios", al menos en aquellos donde se despide a personas que han dedicado su vida a combatir los no-valores que "la Espe" representa, y cuya mejor exhibición es precisamente la desvergüenza de presentarse donde no pinta nada.
Concedo que Luis García Berlanga haya confundido a "la Espe", porque Berlanga se volvió un hombre mayor de los que escriben en ABC, y tal vez "la Espe" sintió la llamada para colaborar con los de su clase, superado el humorismo franquista, que tanto divirtió con las supersticiones españolas. No obstante, nada, pero absolutamente nada tenía que hacer "la Espe" en la sede de CCOO cuando falleció el histórico Marcelino Camacho, y menos aun cuando "la Espe" está ahogando a los sindicatos en Madrid, de los cuales tiene ya la ciudadanía una imagen criminal gracias al liberalismo vandálico del Partido Popular madrileño.
Yvs Jacob, que ya piensa en sus homenajes cuando Dios lo llame a poner orden en "las otras cosas", impedirá que acudan a ellos los cazavotos de la derecha española, y se reirá en la eternidad si a alguno que apareciese le acertaran en la cabeza como a una piñata.


Yvs Jacob

domingo, 14 de noviembre de 2010

Jóvenes españoles se divierten en la manif(i)estación pro-saharaui

¡Ah, los españoles! ¡Qué raza formidable, locuaz y participativa sin límite! ¡Qué ejemplo de humanismo para otros países del Tercer Mundo!
Y así fue que yo salía por una barra de pan que me encontré en la calle de Atocha a la multitud enardecida por el amor a los hombres. Había mucha gente disfrazada allí, y también algunos saharauis, y es posible que los mismos marroquíes, contra quienes se gritaba, se hubiesen infiltrado, quizá atentos a las carteras y los bolsos de los jóvenes españoles, que danzaban con la batucada, porque no hay manif(i)estación en España que no la anime una tamborada brasileira, debe ser que la brasileña es otra raza ejemplar, y comprometida con los derechos humanos de absolutamente todos los hombres.
A dos pasos de mi posición los medios entrevistaban por enésima vez en media hora a Javier Bardem, que no conseguía producir nueva información para ellos, al menos nada diferente de lo dicho tres minutos antes de la última entrevista. Y la gente le gritaba: "¿por qué no ha venido Julia, la Julia Roberts?". Y la gente se respondía: "no podría saltar con tacones" -"com taboadas non poyi dansá", decía un manif(i)estante ya entrenado en "marchas pro" de todo tipo, de Chueca a la Puerta del Sol. Y la gente lo comprendía: "pobrecilla, esto no es para ella, con la minifalda y los niños..." -"es que es americana", ¡aaah!.
Y le preguntaban entonces por Pe: "¿y que dónde está Pe, que no se la ve?". Y uno decía que estaba rodando un anuncio de champú, y otro, que no, que era de tinte para el pelo, y uno más, que una película, y muchos se extrañaban: "¿es que es actriz?".
Como la corriente de manif(i)estantes no cesaba, y no podía cruzar al otro lado, lo que hubiera sido muy mal visto, porque donde hay mucha gente uno no puede situarse libremente al otro lado, me decidí por comprar en el mercado un cartón de huevos de los que ahora llaman "de corral", para diferenciarlos de los otros que produce la cultura económica liberal, que son del corral de la puta mierda. Y salí de nuevo.
Una viejecita preguntaba a un antidisturbio si aquello era una manifestación, y el antidisturbio contestó "positivo", y la viejecita preguntó otra vez: "¿es una manifestación".
Caminé paralelo y descendiendo por donde otros subían, a contracorriente, curioso, leyendo proclamas, atento a los gritos, al colorido que sólo la izquierda sabe llevar a la siempre gris calle de Atocha.
¡Ah, España! ¡Qué tierra de buen juicio y libertad!
¡Sahara español!


Yvs Jacob

viernes, 12 de noviembre de 2010

Carlos Dávila escribe un guión digno de Hollywood

¡Menudo jueves nos ha dado el periodismo español!
Mientras Àngels Barceló elegía un pañuelo de H&M -y gafas de sol modelo Viet Reporter- para viajar a El Aaiún, quién sabe si con la intención de informar por un compromiso cuasi-hipocrático, o con la más corporativa de pegar a los oyentes a la Cadena Ser, que camina un tanto cabizbaja por la rescisión de algunas fidelidades, el director de La Gaceta, Carlos Dávila, compartía en un chiringuito para la renovación de la comunicación su nuevo proyecto, un guión cinematográfico que ha llamado la atención de varias productoras chinas.
Según su propio relato, la historia es más o menos como sigue: el irreverente director del diario no deportivo y de más tirada de una poderorísima república occidental revela las negociaciones que su Gobierno mantiene con unos terroristas y narcotraficantes recalcitrantes. Estas conversaciones son negadas por fuentes oficiales, pero, extraoficialmente, el ministro del Interior envía a varios agentes del Centro Nacional de Inteligencia a la redacción del diario para coaccionar a su director, al cual sugieren con métodos nada socráticos que abandone la senda del rigor periodístico. No obstante, el director es un tipo inflexible cuando abraza una convicción de fino humanismo, y no cede ante las presiones, por muy alta que sea su procedencia. Reforzado su pundonor por las amenazas, su diario emprende una campaña insobornable con el objetivo de sacar a la luz la verdad, y nada más que la verdad, de las actividades no declaradas de su Gobierno, y arremete de paso contra el Presidente de Parlamento, del mismo partido, que al parecer colecciona áticos, y es incapaz de referir de memoria el número exacto de piezas de que consta su colección.
¡Impresionante! (El final no se hizo público, pero las distribuidoras ya hablan de modificaciones estructurales en las salas comerciales para afrontar la afluencia de espectadores).
Es de suponer que los premios no se harán esperar, y que tanto Carlos Dávila como Àngels Barceló estarán muy pronto de gira para recoger ofrendas dedicadas a sus divinidades por legiones de admiradores de la ciencia de la información.
¡Ay! A veces creo que los españoles estamos siempre por debajo de la medida de nuestras posibilidades...


Yvs Jacob

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Quién está detrás de Basuragurú?

Hola, amigos:
Muchos me escribís para llamarme "hijo de puta", y algunos incluso me insultáis, actitudes que entiendo, si bien son propias de seres humanos. Pero, principalmente, muchos os preguntáis quién es en realidad Yvs Jacob, y sois muchos también quienes creéis haber descubierto su personalidad, que identificáis con nombres bien conocidos por todos, algunos, no obstante, tan hirientes que he decidido aliviaros dentro de lo posible, siempre con la intención de preservar la dignidad del blog.
Para quienes pensáis que Yvs Jacob es Lucía Etxebarría, debo decir que os equivocáis, porque Yvs Jacob no ve en los pivotes de la cama sino eso, pivotes, y tampoco tiene dudas acerca de sus patas. Tampoco puede confundirse con Almudena Grandes: cualquiera de los dos que se operase sería mujer. Sé que algunos sospecháis que Basuragurú pueda ser un blog escrito por el académico Arturo Pérez-Reverte. Os pido un poco de respeto: ¿acaso no es evidente que Yvs Jacob sí sabe escribir?
Y continúo.
Quienes me asociáis con Juan Manuel de Prada tenéis que leer las entradas sin esnifar cocaína -dejad que aquéllas produzcan sus propios efectos. Yvs Jacob tampoco es Ray Loriga, que no ha escrito nada interesante fuera de sus tatuajes. Ni es Fernando Sánchez Dragó -a Yvs Jacob no le gusta fanfarronear, y nunca dice haber hecho una cosa, y no haberla hecho, después; y, después, haberla hecho un poco, para desmentirlo más tarde por miedo al fiscal.
Yvs Jacob no es Antonio Muñoz Molina -si lo fuese, habría dejado a Elvira Lindo en una juguetería de Nueva York. Y lo mismo hubiese sucedido al contrario -a Yvs Jacob le hubiese gustado que se quedasen los dos.
Ha sido muy fuerte la apuesta por Juan José Millás. Temo desilusionaros: por mucha imaginación que pueda tener Yvs Jacob, jamás podría competir con Millás -creo que ahora escribe microrrelatos empleando para ello teléfonos móviles diferentes y diferentes operadores de telefonía, de manera y modo que el mensaje lo componga el receptor; Millás lo llama "teleliteratura activa", e Yvs Jacob "gilipollez mayúscula".
En fin. Muchos otros nombres hay que he acusado como provocación y malintencionados, y no comprendo qué disfunción os ha llevado a tratarme así de mal, a mí, que sólo busco vuestra ilustración y un entretenimiento.
Seguid apostando y no temáis al error: si no es ciencia, es poesía.


Yvs Jacob

martes, 9 de noviembre de 2010

¿Por qué no se hizo mirar Manolo Escobar el colesterol?

Nos estamos quedando sin iconos. Jesús Gil, Carmina Ordóñez, Ramón García -asesinado por la publicidad-... Poco a poco, todos nos abandonan.
Me entero por la televisión de que Manolo Escobar tiene más alto el colesterol que su autoestima José María Aznar. Claro: mucho "porompompón" y "que viva España", pero ¡cuidado con tanta alegría! Parece que Manolo Escobar, que creíamos Manolo de España, no fue muy fiel a la dieta mediterránea, que es la mejor para perseguir suecas en el Sur -diré algo más abajo de los botines. Y eso que Manolo de España era hasta cierto punto un hombre avisado, como se desprende de aquella sabia reconvención, tan combatida ahora por el feminismo intransigente de Chueca: "no me gusta que a los toros te pongas la minifalda". Qué comía, pues, Manolo de España para desarrollar una enfermedad tan poco de su tiempo como el colesterol, no lo puedo entender. Se supone que Manolo, un clásico español, es hombre de chuletitas, de pescaíto, y también de pucherito caliente, platos estos que siempre han limitado a la raza española frente al desenfreno yankee, por ejemplo, donde el colesterol es tan habitual como enterrar restos humanos en el jardín. El español medio, y no digamos Manolo Escobar, vivía, por lo tanto, alejado de esa amenaza del corazón. Al español medio sólo le endurecían los vasos sanguíneos las vikingas, que enseñaban cacha y jamón en las playas, y las alemanas, que ya por los años sesenta empezaban a vestir peor que las demás mujeres occidentales, incluidos los pueblos ibéricos.
No me queda más que pensar en el metabolismo. Hoy en día, todo se debe al metabolismo, y es de suponer que Manolo de España metaboliza mal. Pero debemos concluir por la promoción de algunos productos que ahora Manolo metaboliza mejor, y por ello nos alegramos.
Mi abuelo gastaba unos botines muy del estilo de Manolo Escobar cuando actuaba en televisión, y lo mismo hacía El Fary -y hasta un compañero que tuve en el instituto, cuando la educación ya era libre en democracia. Quizá le hubiese gustado a mi abuelo peinarse "a lo Manolo", pero algo de la genética se lo impidió. No obstante, mi abuelo era también un hombre antiguo, un hombre de su tiempo que jamás hubiese permitido a la abuela ir a los toros con minifalda -nadie en la familia lo hubiese permitido, y quizá en la plaza, tampoco.
¡Ah, qué formidables hombres los de nuestro pasado! Y pensar que el destino sólo les ha reservado el privilegio de enviar mensajes llenos de faltas de ortografía a los programas de Intereconomía...
¡Españoles! ¡Ar!


Yvs Jacob

domingo, 7 de noviembre de 2010

Y el Papa dice que el hombre vive de espaldas a Dios

Pues fíjate que el hombre cree que es al contrario, que no hay noticias de Dios desde que el Cristo resucitó -¿se dio acaso a la fuga?-, y que alguna responsabilidad tendrá el magnífico Creador, si de verdad esta mierda de mundo se le debe.
Unos milagritos no hubiesen venido mal a tiempo; quizá unas ejecuciones sumarias durante el sueño de unos cuantos presidentes de gobierno y de otros hábiles emprendedores, realizaciones de la venganza que mantuviesen despierta la llama de la fe en el corazón de los hombres, y hasta unas guerras relámpago de religión que liquidasen a la amenaza infiel que alborota los aeropuertos, pero no con las armas de los hombres, sino con otras infalibles y justas que sólo puede manejar un formidable y auténtico dios que se pone manos a la obra.
No puede extrañar, pues, que el hombre occidental haya perdido la fe -en España, por ejemplo, ahora hay un partido de fútbol todos los días de la semana, que algo es algo-; no puede sorprender, viendo la parafernalia que acompaña al Santo Padre y lo bien que viste, que el hombre occidental experimente algo más parecido al hastío que al gozo místico, porque no hay indicios para creer en la eficacia de ningún mensaje evangélico como promesa de felicidad futura bajo la estricta observancia de la Ley de Dios en este mundo, y menos aun si el mensaje lo trae alguien que pretende haber sido elegido por la voluntad suprema mediante el sistema de voto -¡ahí es nada!
Dios es algo demasiado grande para convivir con los hombres. Lo que debería hacer el Vaticano es repartir billetes de alta denominación; sin duda, el mejor modo de manifestación en este mundo de la trascendencia -en principio, el billete se puede cambiar por infinidad de cosas.
Y en cuanto a la salvación de las almas, hay que decirle al Santo Padre que no se preocupe, que Intereconomía y Libertad Digital ya han probado que, en efecto, la raza española, al menos, alma no tiene, una raza que a Dios le salió vacía, y como mucho puede meterse dentro de sus miembros un buen montón de mierda, y tanta, que no hay divinidad a la que se le ocurra asomarse allí.


Yvs Jacob

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Y por qué no lo dejará Raphael?

Qué pena da hacerse mayor -o tan mayor-; se pierde el respeto por las cosas, se olvidan los valores supremos que deberían guiar siempre al ser humano, como el amor propio, la honradez, la dignidad, y, casi con inquina jimenezlosantosniana, se dedica uno a hacer daño a los demás como si otros tuvieran la culpa de la miseria de cada cual.
Raphael se empeña en seguir siendo aquél, pero ya no lo es. Las últimas imágenes que he visto de él confirman que, en efecto, hace décadas que no es aquél, por mucho que aquél sea quien a él le persigue. Querer vestirse con prendas que ya quedaban incluso mal en los años ochenta, la década mortal para la cultura popular, no le ayuda en absoluto, y las poses marcando culete son más letales que un cuadro de Antonio Saura bajo los efectos de un tripi.
Raphael pensará que, si The Rolling Stones siguen dando por el culo, también puede hacerlo él. Mira que yo he pensado a veces lo muy hijoputas que son "los Stones", y que debería existir pena de geriátrico para roqueros de una cierta edad y valentía. No obstante, y sin que sirva como defensa de esos cadáveres, Raphael era un muchacho que cantaba villancicos, y ya de inicio se aprecia una diferencia. Porque no es lo mismo el R&R que el "rómpompompom".
Es cierto que los artistas que nacen a diario tampoco tienen ya nada que aportar a la música popular, que se ha agotado en un mundo que todo lo agota, pero las glorias del pasado, que tuvieron además la ocasión de llenar la ilusión de tanta gente, harían mejor en anunciar a sus fans -o fanes- que no van a sacar más discos ni volverán a actuar. Entonces, sus fans -o fanes- pensarán: "es un buen hombre, una persona ejemplar", y eso les hará sentirse bien en el recuerdo de la juventud. Pero ver a Raphael vestido como su nieto con un disfraz..., eso duele mucho, eso no se puede tolerar, y alguien tiene que ponerle remedio.
Tristemente, sólo puedo traer ahora a mi mente algunos métodos violentos, luego me abstendré en honor al carácter constructivo de mi blog; pero pido a Raphael que lo deje, que lo deje todo, hasta el bolero, que se gaste ya el dinero, que viaje y vea el mundo como quizá nunca lo vio, y que no olvide comprar en Roma, por ejemplo, una americana para adultos de su edad, que tienen paños muy finos y sientan muy bien. Y a "los Stones"... En fin, si es que da grimita de verlos...


Yvs Jacob

jueves, 4 de noviembre de 2010

El machote Basagoiti se siente en la gloria con su (pequeño) poder

El machote Basagoiti encabeza la posición de fuerza de la democracia intolerante, que también existe. Esta mañana se ha podido escuchar en una entrevista en "Hoy por hoy" al genio vasco del Partido Popular dar rienda suelta a sus pasiones vengativas, y aunque negaba ser juez, hablaba como si estuviesen en su mano la potestad del castigo y el grado del mismo. Sobre el grado no cabe la menor duda de que el Partido Popular prefiere el ensañamiento, siempre que sea legal, porque la ley tranquiliza mucho a "los populares" -no así la moral. No obstante, y por fortuna, la potestad de castigar no corresponde a los políticos. El castigo se llama en democracia "justicia", y la justicia no exige nada más allá de lo que estipula la ley. Luego, si la ley se cumple, se cumple, y punto. Las ilusiones sanguinarias de algunos demócratas, tristemente, no las contempla la ley.
Como al machote Basagoiti no le apetece que su terroncito de poder se disuelva en un futuro muy cercano, busca el Partido Popular que la ley se aplique más allá de sí misma, esto es, contemporizando: que la ley haga esperar a la izquierda "abertzale" por haber llegado tarde a la cita con la democracia. Ahora bien, una cosa es que los partidos, en tanto que democráticos, se aseguren legalmente de que el debate político no se descompensa con la violencia física, porque cualquier otro tipo de violencia sí lo tolera la democracia española, y otra diferente es cuándo se levanta el veto al voto. Se aprecia con claridad el concepto de poder que gusta más al Partido Popular.
Todavía más significativo era el lenguaje para tontos empleado por el machote Basagoiti, que demuestra la genialidad de este singular político. Piensa el machote que cuatro años más de espera beneficiarán a la sociedad vasca, como si lo discutido en Euzkadi fuese el mobiliario urbano, y como si los violentos fuesen a desistir alguna vez de sus ambiciones secesionistas tras una cura de tiempo.
Mucho me temo que en Euzkadi -igual que en Catalunya- se ha mamado violencia antiespañola durante demasiadas generaciones, y todo tiempo parece ya poco para contrarrestar la fuerza destructiva de ese virus.
Más que nunca, el pueblo español necesita que el poder judicial supere la dependencia pragmática impuesta por la situación política, y que una mente clara, y con voluntad de hacer justicia, comprenda qué es de verdad lo conveniente en relación con la "ley de partidos" y con la parte importante de la sociedad que queda marginada de su representación democrática.
¡Dios nos asista!


Yvs Jacob

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Los "yankees" ya no creen en Barack Obama

¡Y que viva el nihilismo!
Los demócratas son igual de gilipollas en todas partes. La gente, cuando vota, y cuando lo hace además a algo así como "la izquierda", piensa que ha adquirido unos vales que se canjean por "objetivos a la alta", y que las decisiones de la política equivalen a una cuadrilla de pintores que te dejan la casa de cuento en una tarde. Y si los resultados de las decisiones políticas no se aprecian de un día para otro, el pueblo tonto se desanima y se pone de morritos. ¡Joder, es que somos todos unos cretinos!
Yo no creo en Barack Obama ni creo en Rodríguez Zapatero. Sólo se cree en los dictadores, en los tiranos, en los terroristas y en los primeros ministros chinos, en todos aquellos individuos que en una tarde decretan la destrucción de un barrio, de una ciudad, de una etnia..., y la acometen. Pero en los políticos elegidos en democracia no se cree, simplemente se abandona una cierta esperanza. A diferencia del tirano asesino, el político democrático accede a la dirección de la nación con las manos atadas. Se espera de él que no meta a su pueblo en un buen lío, pero jamás que se comporte como Papá Noel -¡la hostia, que no se puede ser tan corto!
En España también abunda el concepto de la política "de los Reyes Magos", y muchos ciudadanos se desaniman porque no encuentran sobre el felpudo de su casa unos fajos de billetes para comprar baratijas con puerto USB e ir a hacer el hortera a Benidorm. ¡Pobrecitos! ¡Qué mal les tratan los socialistas!
Pero, a la vez, al ciudadano le gusta pasear por calles alumbradas, que exista un servicio de recogida de basuras y un ambulatorio por cada cinco tiendas regentadas por orientales. Ahora bien, si no se paga impuestos, mejor. Porque si el ciudadano tiene que contribuir a los servicios de todos, y de los que todos se benefician, entonces, se enfada, se queja, patalea y maldice al socialismo -al socialismo usurero. Los ciudadanos creen que el socialismo funciona con sólo mencionarlo, en unas siglas, casi como los sindicatos, que tienen un no sé qué mágico que es suficiente, y no necesitan afiliados ni apoyo social.
Cuando pasa el tiempo y la izquierda -o lo más parecido a ella- no consigue nada, porque tampoco queda muy claro qué tendría que conseguir cuando el socialismo convive con el libre mercado, el votante se siente traicionado, ¡ay!, y abandonado, y se vuelve apolítico, cuando no regala su voto a la derecha sociosuicida. Y es que duele tanto que a uno lo traicionen...
Es el tipo de tonto A.
El tipo de tonto B es el votante de la derecha de siempre. Éste piensa que las ideologías de derechas son de verdad resolutivas, que "hacen algo", aunque no aprecia en absoluto que a su capacidad de resolución suceda siempre una gran destrucción en muchos y variados aspectos, desde la economía hasta la moral. A diferencia del tipo de tonto A, el tipo B no se guía por el compromiso intelectual, sino por el instinto. Así, la violencia, ya directa o indirecta, los abusos y los desórdenes que puedan introducir sus gobernantes no le afectan un ápice, y nunca se siente traicionado, porque el instinto, como mucho, acusa insatisfacción, necesidad, pero nunca ambiciones de tipo intelectual. No le corresponden.
Y este es el panorama actual, con tanto tonto en cada lado, y no debe extrañar que el mundo sea una mierda siempre mayor, porque está hecho a la medida de los hombres TONTOS.


Yvs Jacob

lunes, 1 de noviembre de 2010

Manuel Chaves Nogales, escritor español

Hubiese sido un gran novelista.
Entre toda esa mierda de la literatura española es difícil encontrar un autor que merezca de verdad el esfuerzo de la atención, porque la continuidad del entretenimiento que el lector puede hallar en otras literaturas extranjeras se convierte en el ejercicio de la prosa nacional en insoportable bochorno del que chamusca las mejillas.
Me duele haber conocido tan tarde la obra de Manuel Chaves Nogales. Es un autor singular cuya producción no envidia en absoluto a los grandes escritores a los que a menudo pule el trasero a lametazos la prensa cultural -fallecidos, claro, a los vivos les come el... Pienso en Ernest Hemingway, por ejemplo, o en André Gide, por citar nombres al azar para lecturas amenas. Chaves Nogales habría ocupado también un lugar de honor con un poco más de vida.
He quedado fascinado por sus novelas contenidas en A sangre y fuego. El término "novela" es discutible aplicado a esos relatos; no obstante, el término "relato" va ganando en estupidez entre los estúpidos, y los gilipollas que escriben relatos son ya tantos como los que creen escribir novelas.
Especialmente, aprecio el talento de este autor para componer diálogos, algo inédito entre los escritores españoles, que cuando intentan crear una conversación sólo consiguen producir lástima y risa que es casi llanto. Por mucho que un escritor español intente evitarlo, sus diálogos siempre sonarán "a Siglo de Oro", y no porque hayan leído mucho, sino por un concepto pueril de "lo literario". Pero no sucede con Chaves Nogales, uno de cuyos méritos es la simplicidad, cierta desnudez que no deja paso a los atavismos culturales de la conciencia nacional, y no cede ante lo que tanto practican los escritores españoles de ahora: la página tortuosa, la masturbación desafortunada que harían mejor en reservar para su intimidad.
Aunque huyo del periodismo como Esteban González Pons de la honestidad, creo que mucho le debió Chaves Nogales para lograr un estilo libre de contaminaciones de sonrojante poética.
¡Miseria de España! ¡Un periodista que sepa escribir y un novelista con talento reunidos en la misma persona no lo ha vuelto a producir esta tierra después de 1944!


Yvs Jacob