lunes, 31 de octubre de 2011

¿Cómo puede haber tanto "tonto los cojones" que todavía quiera votar a la derecha española?

La derecha española es analfabeta, indolente y entrometida. A primera vista, podría parecer que semejante entidad no tiene lugar en la existencia, entidad repugnantemente contradictoria, esto es, inconcebible, pero lo tiene. Analfabeta por situarse al margen de la realidad, que no comprende, pero también ajena a los propios modelos que pretende imitar. Es el caso del celebrado liberalismo económico y de su voraz apetito de privatización y destrucción de lo público. Aquí traigo una lección del genial liberal John Stuart Mill: si alguna institución privada ya realiza una función con éxito, no compitamos con ella desde el Estado. Ahora bien, si se toma la educación, por ejemplo, o la sanidad, el éxito se encuentra precisamente, en el caso español, el siempre terrible y peculiar caso español, en lo público, tanto por su eficacia como por su antigüedad, luego ¿para qué va nuestro Estado a alimentar a sus competidores? Pero revísense también las páginas finales de On Liberty acerca de la educación, ¿no dice acaso en ellas Mill que la mejor educación debe correr siempre a cargo del Estado cuando las clases más pobres no puedan permitírsela? En fin, analfabeta, de todo punto analfabeta. Si además se tiene en cuenta que el PP pretende reproducir en España el modelo socioeconómico norteamericano, en el cual la ausencia de solidaridad republicana se justifica por la beneficencia de las clases medias y altas, cuyos ingresos anuales se sitúan por encima de los 300.000$, entonces no queda sino llorar desconsoladamente al observar la apabullante cantidad de tontos de los cojones que en España están dispuestos a votar a la derecha en un país tan ridículo como éste, donde el salario mínimo mensual interprofesional es de 641€.
Indolente en cuanto a que los problemas, según su juicio práctico, sólo existen cuando se les presta atención, cuando se pone la lupa sobre ellos. ¿No éramos felices en el año 1996? Inmigrantes a millones, pero siempre en situación ilegal; ambigüedad necesaria respecto del aborto; burbuja inmobiliaria en alza, con el precio disparatado de la vivienda y del suelo; hipotecas contaminadas y tramposas..., y, en general, la cultura del nuevo rico que permitió sacar a los españoles el completísimo hortera que llevan dentro. ¡Qué bello seguiría siendo este mundo si los socialistas se guardasen para ellos su pretenciosa dignidad humana! La situación del mercado laboral, por ejemplo, ¿cómo no va a ir mal, si se toma en consideración a los sindicatos y a los trabajadores, esos zánganos? A los sindicatos hay que ignorarlos, las reformas, o se hacen a las bravas o no se hacen. Si se ignora a la parte de la sociedad que da problemas, se acaban los problemas.
Pero es que la derecha española resulta una de las más entrometidas que haya dado la contradictoria ideología conservadora. Todos los problemas morales deben resolverse como Dios manda, como se ha hecho siempre, o como los de siempre piensan que se deben resolver. ¡Tanta modernidad, tanta modernidad! ¡Qué es eso de la sociedad moderna! Lo mejor es lo de toda la vida, y cualquier avance en el ámbito de los derechos sociales es interpretado como un atentado contra la moral. La derecha española no quiere para nadie los derechos que los adeptos de esta ideología rechazan para sí mismos, e incluso si alguno se beneficiase de aquéllos, tampoco vería bien que otros lo hiciesen. Y para que conste, amenazan con restituir instituciones del pasado y eliminar las nuevas, ¡y suerte que el derecho no contempla la retroactividad de la ley!
Es triste pero cierto: despejad de vuestra febril imaginación cualquier milagro a cargo del PP; sus dirigentes no son lo bastante honestos como para que ni siquiera su Dios les ayude.


Yvs Jacob


P. D.: Pero la derecha española es sobre todo zafia. Apenas conocida la derrota casi definitiva de los terroristas de ETA, las manipuladísimas asociaciones de víctimas del terrorismo ya obedecieron a sus amos del "Carajillo Party" y acudieron a la llamada de sus burladores en una nueva manifestación, por si acaso esos socialistas viciosos sacan algún provecho de su dolor. Yo paseaba el domingo por el Rastro de Madrid y vi en el suelo, sobre el trapo sucio de lo que parecía ser un puesto típico de menudencias, un trofeo que conmemoraba el X Memorial José Ángel de Jesús Encinas por parte de la AVT, ¡verlo para creerlo!, allí tirado entre cassettes inclasificables y llaves devoradas por la herrumbre. ¡Seguro que había llegado a manos de un despiadado socialista que lo vendería al peso!

jueves, 27 de octubre de 2011

Ana Mato sale un momento del salón de bronceado y "la lía parda"

Así son los "populares", apenas encuentran un hueco en su ocio, abren la bocaza y dicen una barbaridad.
Para quienes ardéis en deseos de cambio, es decir, de entregaros a la vieja sodomía "popular", conviene que echéis un vistazo a lo que se nos viene encima, sólo por ver mejor si cambia algo o no cambia. Ana Mato, el cambio; Alberto Ruiz-Gallardón, el cambio; Cristóbal Montoro, el cambio; Javier Arenas Bocanegra, el cambio; Miguel Arias Cañete, el cambio... y así hasta llegar a Mariano Rajoy, unos hilillos de modernidad y de cambio... decimonónico y de provincias, ¡ahí es na'!
¡Pero si estamos más que agotados de toda esta pandilla...! ¡Pero si estamos hasta los cojones!
El cambio sería que nos dejasen en paz, eso sería un gran cambio en la vida de los españoles. ¿Qué puede hacer Ana Mato mejor que quedarse dentro de la cápsula cancerígena hasta freírse del todo? ¿Acaso no se aprecia, tras las últimas y las penúltimas declaraciones de la campeona de España de fondo en bronceado, que ya no rige bien? Y Cristóbal Montoro ¿por qué querrá ser algo más que el doblador de los gremlins? ¿Qué se le habrá perdido a Arias Cañete en la política, que es una actividad que define a los ciudadanos, y no un plato en la carta del restaurante? Menudo despropósito el de unos y otros, ansiosos aspirantes a la gestión y no menos desesperados votantes convencidos de la necesidad de un cambio. ¿Pero qué cambio vais a lograr votando al PP, con ese olor a cosa rancia?
Por si fuera poco, los "populares", estos engañabobos del cambio, y que se parecen tanto a sí mismos, llevan gobernando una eternidad en varias Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, una eternidad tan larga que hay quien duda ya de que accedieran al gobierno en democracia, si es que no estaban allí cuando nos dimos los españoles el sistema que pierde de vista al sistema, que por entonces parecía cosa buena de tener. Y hay quien duda ya de si con democracia se puede librar el pueblo soberano o no de ellos, lo que al parecer no es posible, a la vista de algunas encuestas. Cierto que hoy se duda mucho acerca de la democracia, que si es real o no lo es, que si es demócrata todo aquel que no es terrorista, que si dos están en el paro lo mejor que pueden hacer es ocupar un hotel... ¡y crear la democracia!, pero, por entonces, antes de que los demócratas liquidaran su democracia, ya hubo unos que sabían a lo que venían: venían para quedarse... democráticamente, y por nuestro bien. Y así fue pasando el tiempo que nos salió un Ruiz-Gallardón, y nos salió también una Esperanza Aguirre... demócratas convencidos de que nada hay como la legitimidad para hacer lo que a unos les viene en gana, sin importar para nada los demás. Ya no nos acordamos de cuándo empezó todo, pero sí vemos que el fin del mundo está cada día más cerca.
El cambio más necesario es el que hace falta en el PP, tanto en sus actitudes contrarias a la razón de Estado como en sus incesantes embestidas a la sociedad democrática, plural, en esencia, compleja en su pluralidad, y si además carece de una auténtica cultura, como la española... ¡Que no, joder, que una señora frita de rayos no nos representa!
Y ahora, todos a una: ¡Rubalcaba, sí!


Yvs Jacob


[400 entradas y como el primer día. Pasando la escoba y atravesando con lanza a los cochinillos se ha reunido aquí un montón de literatura que ha cruzado océanos y continentes, y quién sabe si no habrá llegado también a alguna inteligencia extraterrestre, que las habrá, porque si la gran Inteligencia que todo lo ha creado se conformó con esto, ¡menudo ingenio!].

martes, 25 de octubre de 2011

¡Pero por qué le habrá dado esa coz Sánchez Dragó a Stéphane Hessel!

Si hubiese algún francés tan tonto como para interesarse por las cosas de España, y si fuese ya el colmo de la estupidez, un francés tan realmente idiota como para llegar a su conocimiento, de manera directa, no azarosa, que Fernando Sánchez Dragó ha publicado un nuevo libelillo, probablemente, incluso en el caso más favorable para el propio autor, esto es, que el francés en cuestión sea un pluscuamperfecto gilipollas, no encuentre lugar para la virulenta coz, coz feroz, coz de profesional, pero muy de naturaleza, también, que el neoliberalisto neófito y octogenario le ha arreado a Stéphane Hessel, compañero de generación; por envidia quizá, envidia de esa que dicen española, porque de otra manera no se entiende.
Se entiende que el burro cocea sin más, porque es propio del burro cocear. Pero si el burro es español, entonces cocea con mordiente, un golpe ya avanzado, y hay que ser muy burro, y muy español, para dominarlo.
No se entiende a cuento de qué hay que llamar tonto a Hessel en la celebración de las propias tonterías de Sánchez Dragó. ¿Será tal vez que Hessel ha vendido miles y miles de copias en todo el mundo de sus panfletillos? ¿Será que Hessel ha llegado, como se dice ahora, a muchísimos más lectores de los que el cacharro senil de Sánchez Dragó llegará jamás? ¿Será que ha entrado Hessel con su buena voluntad en la historia de la que saldrán Sánchez Dragó, su literatura y su mala fe apenas la diñe el liberalisto? ¿Será que uno lee una obrilla de Sánchez Dragó y reacciona su aparato excretor, pero lee otra obrilla de Hessel, cite con buen sentido o sin él a Walter Benjamin, y se apodera de su conciencia un apetito de sublevación contra las tonterías de los liberalistos?
Yo no lo entiendo.
¿Qué victoria se habrá ganado el ego de Sánchez Dragó, autor para lectores del más bajo coeficiente intelectual, al compararse a Hessel y publicar su nueva cacarruta como una justificada respuesta al atrevimiento de éste? ¿Habrá caído Sánchez Dragó en la provocación abierta por Hessel? ¿Ha reaccionado Sánchez Dragó? Y si es el caso, ¿no habrá vencido Hessel? ¡Jájaja!
Yo debo confesar que nunca he leído a Stéphane Hessel, pero es debido a una seria recomendación médica que me previene contra los best-seller, "sería fatal para usted leer a los que venden -me dice el doctor-, ¡podría llegar a tener razón!".
Se me ocurre, con la intención de equilibrar la polémica Sánchez Dragó-Hessel, que se empiece por la biografía, por el conjunto de las experiencias personales, las mismas que disponen a las personas para unos juicios y no otros. Se me ocurre, pues, que Sánchez Dragó pase un tiempo determinado en un campo de concentración, reforzado su envilecimiento por el cordial trato de los nazis; tal vez después de esa fatalidad encuentre lectores fuera de los eunucos mentales.


Yvs Jacob


[Nota: En Basuragurú estamos de enhorabuena. Con la próxima publicación habremos alcanzado la entrada número 400, una proeza ansoniana, el fruto de un esfuerzo que no es fácil encontrar en el corazón de muchos hombres. Ya podéis dejar vuestros parabienes y mejores deseos. ¡Adelante, no seáis tímidos! Y recordad siempre que Basuragurú trabaja por mejorar vuestra ciudad].

domingo, 23 de octubre de 2011

Y ahí llega el burro de González Pons dando lecciones de democracia

Y no en vano lo llaman el "portacoz", y la verdad es que el tío es burro como él sólo.
Conviene no perder de vista ni un momento a quienes celebran con tanta anticipación el triunfo en las próximas elecciones legislativa del 20-N. La sociedad española ha tenido ya la oportunidad de observar su proceso de criminalización creciente iniciado por la panderetera Esperanza Aguirre y sus muchachos, el coro de neoliberalistos asesinos. Los profesionales de la sanidad y de la educación son percibidos como delincuentes en tanto que su modo de vida se cobra buena parte de los recursos de que dispone el Estado. Todavía más lejos se llega cuando se analiza la figura del sindicalista, un destacado criminal para la derecha española, y si además se trata de un liberado sindical, entonces habría de morir molido a palos, exhibido más tarde en el cadalso, bien cogido por los genitales. Por supuesto, un desempleado es un zángano que vive del esfuerzo ajeno, y quien interprete que ha sido precisamente lo ajeno aquello que lo dejó de lado, no otra cosa que un rojo demagogo, otro vago. Y, claro, quien discrepa de los modos que dominan en una sociedad es un elemento antisistema cuyo mal requiere una terapia por electroshock. Como la vorágine no conoce solución para su ímpetu, lo siguiente ha sido insultar directamente a los votantes de la socialdemocracia, a la que prefiero llamar "izquierda liberal" para alejarla de su polémico componente más radical. Dice el poeta Esteban González Pons que los votantes del PSOE son idiotas. Nos lo dice el portacoz de un partido al que ya no caben más políticos corruptos ni sinvergüenzas en sus listas; nos lo dice el portacoz del PP, el partido de Carlos Fabra, el del aeropuerto sin aviones, el de la lotería, que siempre toca, que acumula tantos casos en los tribunales como "Il Cavaliere"; nos lo dice el portacoz de un partido que tiene arruinadas las Comunidades Autónomas de Galicia, Castilla-León o Murcia; nos llama "idiotas" el portacoz de un partido político devorado hasta el tuétano por la financiación ilegal, como saldrá a la luz si los jueces españoles tienen el valor de hacer justicia; el portacoz de quienes niegan la polución atmosférica y se retratan, para su oprobio, bajo la boina testigo de un problema presente, y no una hipotética amenaza para nuestros nietos; el portacoz de quienes han dividido a las víctimas del terrorismo, de quienes han hecho de la enfermedad de la "etatitis" una poderosa arma para aventajar a sus adversarios políticos; nos lo dice el portacoz de quienes se han negado a condenar el alzamiento militar que condujo a la guerra civil de 1936; el portacoz de quienes prefieren destruir España antes que hacer oposición de la manera más responsable y leal que exige la decencia, el portacoz de los mismos que, una vez los terroristas reconocen su derrota, continúan insistiendo en que su final ha sido pactado con el Gobierno del PSOE; nos insulta el portacoz de quienes llevan pataleando siete años porque gestionaron de una manera infantil el progreso de la nación y arriesgaron la vida de los ciudadanos al comprometerla frente a un enemigo cuyos métodos quedaban fuera de nuestro control; "idiotas" nos llama el portacoz que representa a lo más bajo, ruin, patético y rastrero de lo bajo, ruin, patético y rastrero que puede hallarse en los hombres... ¡'amos, será gilipollas! (Y que no venga después con las disculpas, que eso ya lo hace la Espe y lo tenemos muy visto. Votos, no; a éste habría que darle con toda la urna en la cabeza).


Yvs Jacob

jueves, 20 de octubre de 2011

La Espe nos regala otro número de chirigota

En sentido estricto, los españoles no disfrutaremos nunca de una democracia real hasta que no tengamos la oportunidad de ver a los altos cargos, gestores de lo público y representantes políticos haciendo la compra en el mercado. Se aprecia la imposibilidad ontológico-metafísica, en tanto que en España fascina al político todo aquello que he llamado en múltiples ocasiones la representatividad. Consiste ésta en la periferia de la representación, que es la figura política por excelencia del residual parlamentarismo burgués. Al político le gusta que se lo reconozca en los privilegios y excepcionalidades que alcanza cuando le corresponden la representación ciudadana y la gestión de lo público. Luego nunca se dejará ver en el mercado un político español fuera de una campaña electoral, al ser admitido en la sociedad de la ignorancia que carecería de toda dignidad el gestor de lo público que aterrizase en el suelo de la vulgaridad e hiciese aquello de lo que puede quedar perfectamente eximido por sus competencias más elevadas, esto es, si otro puede hacerlo por él, o como yo prefiero llamarlo, por la representatividad. Y es que no hay nada mejor en democracia que lo excepcional.
¡Ay!, pero esta democracia deficiente puede ser todavía más divertida. La Espe, infatigable en su delirio, nos ha brindado un nuevo ejemplo de cómo no debería ser nunca una democracia. No me refiero a la posibilidad de que cualquiera pueda ser víctima de un delito, que también sucede en los regímenes más mezquinos y totalitarios, sino al modo como uno se defiende de los delincuentes. Como alta gestora de lo público, la Espe cuenta con seguridad permanente, con un buen número de guardaespaldas y vehículos de protección y con un dispositivo estático de la Guardia Civil en su domicilio -recuérdese, aquel de los techos tan altos y que se chupaba gran parte del salario de la lideresa. La posibilidad de un robo por medios convencionales es tan reducida como la de que Hermann Tertsch escriba o diga algo que no repugne a la razón. Si quienes "rompieron el bombín" de una puertecita de la casa de la Espe, como se ha podido leer en los medios de comunicación, tenían la intención de cometer un robo, se trata sin duda de un par de inconscientes desgraciados. Pero se ha dicho además que eran seguidores del Real Madrid -y que cada cual saque sus propias conclusiones-, y que iban borrachos. No obstante, la Espe, oportunista del disparate, quiso sacar tajada de la hazaña de unos gamberros e interpretó que pertenecían a ese grupo de extrema izquierda que se ha dado en llamar los indignados, cuyos seguidores obedecen precisamente a estas características: llenan los bares del barrio de Malasaña los días en que hay partidos de fútbol y se emborrachan, sin importar que sea martes o miércoles, ni que el partido termine a las once de la noche. No, los indignados no son activistas de extrema de izquierda, sino hooligans sin escrúpulos y muy violentos.
Parece ser que la Espe acudió a la comisaría de la calle de Leganitos para poner la pertinente denuncia por allanamiento de morada con indignación. Pero, siguiendo las prerrogativas de la representatividad, habría que saber si lo hizo de verdad ella en persona, es decir, si desplazó desde Noviciado hasta detrás de la Gran Vía los cinco coches de rigor, o si hizo acto de presencia la propia donna, ella sola, apresurada, en batín de seda, babuchas y presta para los insultos, o si el encargo fue recibido por un mandao.
Y todavía más. Al parecer, la Espe descolgó el teléfono y mandó ponerse nada menos que al ministro del Interior al aparato. Menudo lío se hizo la presidentísima al despachar este asunto directamente con el ministro. Para colmo, al comentarlo con los medios de comunicación, dijo la Espe que le había sucedido a ella como podía haberle sucedido a cualquiera, que los madrileños estamos indefensos, si bien cualquiera que descuelgue el aparato de teléfono y pregunte donde corresponda por el ministro no escuchará más que los pitidos de la desconexión.
En fin... Qué pena va dando todo esto... Vivimos los españoles una extraña regresión al pasado de los melancólicos y al envilecimiento, y como la gran mayoría dé la razón al PP en las elecciones del 20-N, vamos a terminar a palos por nuestros propios piojos.


Yvs Jacob

martes, 18 de octubre de 2011

José María Izquierdo, uno que vale por ciento

Apenas enciendo mi ordenador, busco en la fonoteca de la Cadena Ser la lección diaria del maestro Izquierdo. Algo sobre lo que la prensa de derechas española debería reflexionar es sin duda el hecho de que baste un solo torpedo para hundir a toda la flota. Los retorcidos análisis de Hermann Tertsch, que rezuman más odio y desesperación de la que podría pensarse que cabe en el alma negra de un único individuo; las encíclicas de Pedro J. Ramírez para la educación de la sociedad no democrática; el patinaje esperpéntico de Fernando Sánchez Dragó, ese cacharro senil, que más parece un muchacho recién inflamado su corazón de ideología política, un neófito neoliberal de ochenta años, verlo para creerlo; los ejercicios de autosuperación de Salvador Sostres, por si alguien dudaba de la vida interior de los animales; las florecillas muertas de Alfonso Ussía, suya la poética clasista y faltona, si bien donde él aprecia aristocracia y olfato percibimos los demás tufillo a rancio y fango orinado; el rostro acorazado de Carlos Dávila y, claro, César Vidal y la pseudohistoria, o cómo adoctrinar en el chascarrillo para combatir el liberticidio... -¡ay, más abajo ni siquiera puedo situar a Pío Moa! Todos estos "cornetas del Apocalipsis", como los llama Izquierdo, y muchos más, deberían darse cuenta de cuán patético resulta el periodismo de tropa en democracia, y deberían advertir que, por mucho que su propósito sea salvar a la patria de sus peligros, la vileza, la ruindad y la mezquindad sólo alimentan el sectarismo fanático... (y el número de votantes del PP, ¡cielos!). Obviamente, si pudieran aprender algo semejante, se habría resuelto un problema de recia raigambre española, la imposición violenta, y disfrazada de legitimidad, de unas voluntades sobre otras, y cuya frustración se aprecia en la prensa amarilla y difamatoria que practica la derecha en la forma de pataleo y ardor en el esternón... de momento, hasta que lleguen los azucarillos. (He conocido que el grupo recibe también el título de "carajillo Party". Lo encuentro insuperable).
¡Qué será de nosotros como triunfe la derecha!
Mientras gran parte de la sociedad española señala al PSOE como artífice y causa de todas las desgracias, se ignora todo lo que se encuentra bajo la superficie de la pseudopolítica. Ya no es sólo que si gana el PP las elecciones se va a poner la cosa muy mal, sino que se estará dando la razón a los secuaces más corrosivos y destructivos que le han hecho la campaña, se estarán ratificando actitudes, modos y afirmaciones entre los más dañinos para la convivencia democrática, precisamente de quienes ni la entienden ni la respetan. La sociedad democrática es compleja, se compone de tendencias, capas, tensiones y direcciones mútiples y diversas, y quienes no la aceptan así, no pueden gobernar, ni aspirar a que los demás les escuchen.
Sobre la oportunidad de trasladar el blog de Jose María Izquierdo a otro formato, un libro, Las mil frases más feroces de la derecha de la caverna, se me ocurre que existe una cierta insatisfacción en lo que podría llamarse "la escritura para la Red", algo muy parecido al "síndrome de Marías". Como es sabido, Javier Marías sólo escribe a máquina, odia los ordenadores (y los ruidos en su portal, ¡será europeo...!). Ambos instrumentos exigen el tráfago sobre el teclado, pero la máquina de escribir entrega una preciosa página dispuesta para su archivo, y el ordenador, sin más, se la traga. Yo interpreto el "síndrome de Marías" como la esperanza de que alguien encuentra alguna vez todas esas páginas interesantes... Pero ¿por qué convertir un blog en otro bulto para las estanterías, donde no va a ser menos ignorado ni eterno? Dejo aquí esta tribulación para los intelectuales de la posteridad.
Mucho está en juego el 20-N. Para los indecisos, recomiendo vehemente una consulta al blog de José María Izquierdo. Si todo lo que dice allí el catavenenos es cierto -yo no me puedo tomar la molestia de comprobarlo-, hay que ser muy valiente para no tener miedo.


Yvs Jacob

lunes, 17 de octubre de 2011

Y no se vio a los niñatos del PP

¡Oye, hay que ver qué bien que lo pasemos en las marchas del 15-M!
Cantamos cuando había que cantar, y nos agachamos, nos tiramos al suelo, y nos levantamos gritando, y nos volvíamos a agachar; y clamábamos por una cosa a este lado, y había sitio para otra más arriba, más abajo, y a la izquierda... y a la derecha, también. Y este mundo que va a venir, ¡qué bonito que es, madre!, ¡pa' haberlo venido antes! Algunas pancartas estaban mal escritas, sí -¡ay, que "le llaman democracia y no lo es"!-, bueno, pero ya se verá, ya se verá que eso no tiene la menor importancia cuando se quieren democracia y libertad. "¡Movéos!", nos decían otros carteles, "¡Movéos! ¡Movéos!". ¿Que qué? Sí, sí, "¡Movéos! ¡Movéos!". Vale, vale, también lo entendemos...
Que se mueran los políticos y los banqueros, malos, tan malos que son; que no somos mercancía, que no nos representan, que nos hemos despertado y hemos descubierto que teníamos dignidad, y aunque ya la teníamos antes del 15-M, no nos engañemos, ahora tenemos más.
Y éramos un montón de gente en la calle, que para España eso es un día normal, y Madrid para estas convocatorias se presta fenomenal, que se aprovecha para limpiar después las vías, siguiendo el método iniciado por aquel dicharachero Álvarez del Manzano; y nos queríamos como hermanos durante el tiempo que duró, nos prometimos no hacernos ninguna putada más, que lo íbamos a solucionar entre todos. Los "mercados" han sido muy malos, la verdad, nos decíamos dentro de la masa, los "mercados" tienen la culpa de casi todo, pero no menos cabrones hemos sido unos con otros, y hemos sido muy cabrones con los dineros -¡y con los alquileres!, y así nos vemos.
Por ver, también se vio a los delincuentes del Este, que no tienen arreglo si el castigo no lleva venganza; estos habituales de la vida madrileña, allí entre la gente, con un bolsito pequeño colgando en la barriga y una chaquetita doblada al brazo, tan discretos que nadie podía dudar de sus intenciones, de su mirada concentrada en pantalones y mochilas, lo mismo que un día cualquiera en el metro o en el autobús y en las proximidades de los museos... Claro, hemos permitido que de la delincuencia se haga profesión, y de la profesión salen los profesionales, ¡total, como nadie lleva más de 50€ en la cartera...! ¡Eso no es un delito, eso es comprensión! Pero ya será una buena fechoría que uno que acude a solucionar el mundo se vuelva a su casa sin la cartera. Y es que, aunque parecíamos una gran familia, siempre sucede que está cada uno a lo suyo, como los "lateros" de Pakistán -los chinos todavía no habían salido de sus locales, ¡la marcha tuvo lugar dentro de su horario legal!-, otros que han descubierto el agujero en nuestra seguridad, y mientras bramamos por los derechos humanos y la igualdad, ellos prefieren seguir con su negocio del fraude fiscal, porque en Madrid sólo te ganas una denuncia si distribuyes camisetas con un lema contrario al PP, pero si llevas a cabo una actividad ilegal al margen de sus intereses, entonces no pasa absolutamente nada -ya lo saben ellos bien: los problemas existen cuando se les presta atención. ¡Y lo bien que estábamos en 1996, cuando no pasaba nada!
Llegamos a la Puerta del Sol por donde nos fue posible, y allí estuvimos hasta las ocho y media, que nos tocó morir. Y apenas muertos, ya fuimos resucitados, las manos arriba, haciendo aspavientos, que a esto los sordomudos lo llaman(!) "aplaudir", y no tardamos muchos en regresar cada uno a lo nuestro, unos a los bares y otros a ocupar algún hotel; además, jugaba el Atlético de Madrid.
Eso sí, no se vio por ningún lado a los niñatos del PP.


Yvs Jacob

domingo, 16 de octubre de 2011

Los chinos se pasan a los trabajos de altura

¡Hostiaaa! ¡Pero qué estamos haciendo, tropa!
Menudo susto me he llevado apenas soltar el carrito mugriento de un Carrefour. Subía mi calle cuando he observado a un pequeño grupo de trabajadores que, como todos los que realizan su actividad al aire libre, contemplaban su obra desde la cera de enfrente. ¡Me cago en la puta, los chinos! En efecto. Un montón de escupitajos y de uñas largas... los chinos. ¡Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta! ¡Pero qué estamos haciendo! Son insaciables, no menos que nuestra estupidez patria, burlan nuestra ley y hacen lo que les da la gana. ¿Pero es que los españoles ya no saben hacer nada? Cuando uno viaja a Italia observa que los trabajos en la vía urbana y en los edificios son realizados por italianos; y en Alemania, por alemanes, y son los portugueses quienes le dan al pico y a la pala en Portugal. Pero en España, entre sudamericanos, polacos, rumanos, africanos de toda coló... no nos queda donde meter a un albañil de verdad, un albañil de aquellos benditos que tenían al botijo por otra más de sus herramientas, tan bonico que le quedaba su pañuelo en la cabeza, anudadas las cuatro puntas, un Baroja del ladrillo. Coño, que una cosa es la generosidad, y otra bien diferente la gilipollez, que en el mundo del dinero, el buen rollo viene siempre después, ¡seremos tontos los españoles! Pero ¿qué necesidad había de confiar ahora los trabajos en las fachadas de los edificios a los chinos? A este paso, no es que no vayamos a tener presupuesto suficiente para pagar las pensiones en un futuro cada día más cercano y terrible, es que vamos a ver que la tierra en la que nos hemos hecho todos gilipollas y señoritos la van a romper con más éxito los acreedores que los nacionalistas, que llevaban una ventaja destacada, e impecablemente legal, cierto, de varias décadas, aunque recortada en tiempo de record desde que la visión del mundo guay se sumó al liberalismo más analfabeto.
Vamos a ver si ponemos un poquito de atención los españoles a nuestros asuntos, que tenemos la casa hecha un zaquizamí con tanto buen rollo, que si el lema de la derecha es sálvese quien pueda, el de la izquierda, entre y sírvase, se ha revelado no menos peligroso. Pueblo adiestrado en la humillación, pueblo sin imaginación ni invención, viven los españoles aguardando el buen tiempo a la espera del turista no menos paleto, y cuando el turista no llega, entonces no se sabe qué hacer, más que engrosar el gran bulto del desempleo y poner la mano. Pero como sigamos así, nosotros, que ya no sabemos ni cambiar un interruptor, vamos a terminar frotando los azulejos de nuestros amos con el cepillo de dientes.
Emprendedor, tu imponderable apetito de beneficio, tu irresponsabilidad en cuanto a las consecuencias sociales de las actividades económicas ha sido la verdadera causa de nuestra ruina como país. Pero ha llegado la hora de arrimar el hombro, ¡estamos en peligro! Pon en tu empresa a un español, que no son tan malos chicos... ni tan caros.


[Nota sobre la situación en Madrid. En Madrid lleva gobernando tantos años la derecha en el Ayuntamiento y en la Comunidad Autónoma que muchos ya ni siquiera somos conscientes de que su tiranía sea producto de la democracia. Ahora que Ruiz-Gallardón está desmontando el despachito que ha dejado a la ciudad para la subasta, se nos amenaza con regalar la alcaldía a la muy ociosa e incapaz Ana Botella, una que andaba por allí. Pero deben saber estos aventureros de la gestión pública que la ciudad por ellos ignorada se parece cada día más a un suburbio de Caracas, que hay calles en el mismísimo centro de Madrid que le hacen a uno sentir toda la vergüenza de la humanidad, y que hay tantos comercios chinos innecesarios, desoladores almacenes de la obscenidad, que ningún soterramiento de ninguna calle puede conmutar. Madrid se muere... ¿y todavía creéis que el PP es la solución? ¡Parémoslos, que viene la derecha rancia!].


Yvs Jacob

jueves, 13 de octubre de 2011

¡Parémoslos! (¡Que viene la derecha rancia!)

¡Pero cómo se están repartiendo el pastel en nuestras narices! Nunca había sucedido algo así, que se den por ganadas -o perdidas- unas elecciones sin haber pasado todavía por las urnas, sin la menor tensión sexual no resuelta, ¡es pura pornografía! Ya se han repartido los ministerios, queda más de un mes para las elecciones y ya se han repartido los ministerios, así de sencillo: tú, tú y tú, ¡pa' dentro! No es de extrañar, supone la culminación de todas las actitudes antidemocráticas del PP desde los orígenes de la formación, aunque a juzgar por muchos de sus votantes más fanáticos, rancios y malolientes, tal vez habría que hablar del factor Rh o del ADN. Ya se apreció en las elecciones de 2004 que para el PP, con la inestimable ayuda de los inagotables chicos del coro que practican el antiperiodismo, tergiversación rica en ficciones e improperios por la gloria de España, la victoria del PSOE fue ilegítima, aparte de una burrada inmoral, y todavía continuó la pesada tonadilla en 2008, y llega hasta el presente, así en palabras de Arenas Bocanegra y otros bucaneros de la palabra. En las elecciones del 20-N se ido más allá: es que ya han ganado, es que no existe ningún rival, es que se lo ha ignorado. Mientras tanto, los no menos ignorantes ciudadanos asistimos a la subasta del pescao sin ninguna reacción notable: unos, alzando la mano en las plazas, ¡esos chiquillos!, ajenos a la misma política (institucional) que seguirá adelante sin ellos tras los comicios, y otros, no menos disgustados con este terrible socialismo (?), que ha defraudado a todo el mundo, que no nos ha sacado de pobres ni de sinvergüenzas, decididos a quedarse en casa o regalar su voto a quienes con una muy activa pasividad han causado al país tanto daño o más como aquellos que merecen la cruel venganza de los españoles. Y no nos acompaña ni el clima, que si no cesa en noviembre por fin el verano, menos los febriles de la urna, que abundan precisamente allí donde no se respeta el resultado si es adverso, de eso que fue una vez la izquierda, y que no es hoy más que una tibia autodefensa frente a la anarquía, no habrá quien recuerde para qué se monta un colegio electoral, toda esa gente allí a la hora de comer...
Se habla de una abultadísima mayoría absoluta, porque nada hay más saludable para una democracia que darle todo el poder a quienes saben lo que tienen que hacer, y que todo se hace mejor sin ninguna oposición y sin necesidad de alcanzar acuerdos -la aritmética parlamentaria rompe la esencia de la democracia, tal y como la entiende la derecha en España. Se gobierna mejor ignorando a los demás, poniéndoles la rodilla en el cuello e hincándoles los nudillos en el hígado, sólo por su bien, ¿acaso no se ha ganado ya el mando en las elecciones? Pues a joderse.
Muchos ya lo sospechábamos, pero va saliendo a la luz que en el PP no tienen del todo claro que la recuperación de la economía española sea cosa de cuatro decretos y tres leyes promulgados apenas se cambian las sábanas en La Moncloa, y eso que se había presentado a Mariano Rajoy como el terror de los mercados. Vaya, qué cosa nos vienen a decir ahora, ya nos han matao to' la ilusión: tanto bramar con que el lío lo arregla el PP en menos de lo que Miguel Arias Cañete se zampa una tostá colorá, y nos enteramos los españoles de que todavía habrá que afrontar pruebas más difíciles, eso sí, bajo la dirección y la supervisión de quienes saben, ellos sí, qué se tiene que hacer... y cómo.
Una vez más, estamos haciendo el indio, estamos danzando en torno a la hoguera para que llueva, y nos conformamos con diosecillos de los que se ven en las juergas con el peyote; nos estamos desmadrando cosa mala y lo vamos a pagar...


Yvs Jacob


P. D.: ¡No votéis al PP! ¡No votéis al PP! ¡No votéis al PP, hostias!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Madrid se llena de bicicletas

No hay joven desempleado, alegre y ocioso que se precie que no se deje ver al mediodía por la calle de Fuencarral en bicicleta. Hasta cinco encontré yo hace unos días cuando cruzaba el paso de cebra cronometrado de la Gran Vía (Nota para la posteridad: el dato es de muchísima relevancia). En tal situación, uno tiene la impresión de reconocimiento de otra realidad, de un viaje inmediato a un país extranjero, donde los desplazamientos en medios de transporte ecológicos son de una obligación moral. Tiene razón un gran amigo mío cuando dice que la bicicleta es considerada mayoritariamente por debajo de sus bondades, que se ignoran por completo. La bicicleta es el medio del paria, del muerto de hambre, porque quien tiene pasta, ése va en su coche de putísima madre, y si tiene mucha, pero que mucha pasta, no sólo te mira como si fueses un desgraciado perroflauta, sino que en seguida piensa de ti que eres también gilipollas. No me gusta, pero debo corregir a este buen amigo: la bicicleta es de parias... en España, donde no tarda mucho el miserable en creerse un hombre rico, y ya estamos con España, que lo nuestro no tiene perdón.
En España no ha habido bicicletas ni en estadios anteriores de su pobreza. En la etapa actual de nuestra pobreza, a la que hemos disfrazado de oropel tecnológico de saldillo, un ciclista urbano en Madrid es poco menos que un hijoputa. Como sucede siempre a los españoles, se le niega al ciclista la libertad a la que otros renuncian -vaya, creo que siempre utilizo esta fórmula o resumen cuando hablo de la derecha española, y sospecho que no tardaré en llegar a ella... La libertad del ciclista urbano se desprecia tanto como se teme, en general, a la libertad, pero sólo en España. Insisto en que éste ha sido siempre un país hostil para la bicicleta, un rasgo a tomar en consideración cuando se analiza la bajeza centenaria de esta raza ibérica, una vileza que asusta, sobre todo si se atiende al hecho de que el español, cuanto más analfabeto, más fardón. No voy a negar que el ciclista urbano, en el ejercicio de su libertad, deriva siempre hacia el libertinaje, pero ayudaría a combatir su placer por el exceso un código de circulación cabal, nacional, y que no se asuste nadie por el término, de manera que las reglas superasen la caprichosa ordenanza municipal de turno -vaya, qué cerca estoy ya de otro gran problema español...
Es sólo desde hace un par de meses que las bicicletas han salido a las calles de Madrid; son, por el momento, bicicletas bastante feas. Pero la bicicleta es mucho más que un medio de transporte físico, opera también una transformación espiritual en el pueblo que se ejercita con ella, se desarrolla un concepto de tolerancia imposible de cultivar en el interior del utilitario, que es la auténtica máquina del hijoputismo, del encabronamiento crónico, actitudes muy españolas, al menos, fácilmente observables en los conductores de Madrid -y no nos engañemos, para que el problema moral español se exponga en su amplitud, hay tantos infractores al volante como en los pedales.
Si todo sigue adelante, con el tiempo llegará a observarse que hasta los españoles pueden convertirse en un pueblo civilizado. Como siempre, han creído los españoles que la civilización se alcanza con dinero y museos de arte contemporáneo de chapa blanda, que los problemas culturales se resuelven... con dinero, pero ¡qué lejos de la verdad! Si todo sigue así, llegará el momento en que a los españoles nos molestará nuestro propio ruido, nuestra propia suciedad, nuestro placer por la delincuencia, por la política tonta, y empezaremos a exigirnos más, más y más, hasta el punto de que encontraremos acomodo entre los países que tanta veces se dicen "de nuestro entorno". Por el momento, unas cuantas bicicletas no nos han sacado de la placa africana, y como gane el PP en las próximas elecciones, vamos a acabar todos esclavos... digo... negros.


Yvs Jacob


[Véase también Del hijoputismo al volante al matonismo de pedal].

martes, 11 de octubre de 2011

Los pelos como escarpias tras escuchar los vítores a Mariano Rajoy

Todavía no se ha hecho público el informe, pero las urgencias de los hospitales de toda España se colapsaron tras la emisión en los distintos informativos de televisión de la semblanza que María Dolores de Cospedal hizo el pasado viernes del nuevo gran líder conservador, y terror de los mercados, Mariano Rajoy. Dijo la Dolores cosas muy bonitas en su estilo, esto es, sin creérselas y sin que las creyese nadie, pero obligatorias en una feria donde algún espabilado había montado un puestecito andaluz, con mecheros y llaveros en forma de medalla con la efigie de los más brillantes políticos españoles del momento, cerca del orgasmo como debe de dejarlo a uno encender un cigarrillo con la cara de Arenas Bocanegra o abrir el buzoncito y mirar a la Dolores tan de cerca, concentrada en la medallita, mientras se observan, por ejemplo, las facturas que no se van a pagar, porque aquí somos muy de derechas.
A la Dolores le habían escrito una nota con los términos precisos del homenaje, pero no supo la sublime presidenta de la tierra que reniega de haber sido campesina hacer que las palabras sonaran a nada más que patraña. Tanto por lo increíble de que Rajoy sea tan maravilloso como quiso publicar la Dolores, como por que la misma Dolores dijese algo con sinceridad, por todo ello, no hicieron los "populares" sino otro mal teatrillo, al que tanto han acostumbrado a los españoles, aunque fue tan repugnante aquel hiperbólico elogio que muchos, con un malestar para el que no sirve otro medicamento que el llanto, acudieron a sus centros médicos más cercanos en busca de más dolor, para anular el primero y muy agudo, y uno se acuerda de algo leído en los libros de historia, de aquellos remedios donde era figura obligatoria la sangría, que mataba en poco tiempo al medio muerto, y, raras veces, lo sanaba.
Sigue el festejo por los ministerios, secretarías y subsecretarías de Estado, incluso cuando el poeta González Pons ha puesto en conocimiento de los españoles que sobran políticos, que el Congreso podría prescindir sin el menor trastorno de al menos 50 pensionistas tempranos, si bien nada ha dicho de su caso, si se encuentra en la partida o si piensa, tras haber soportado con su tronco el pesado ariete contra el infiel, dedicarse a la locución de audiolibros, por ejemplo, una vez llegada a su clímax la orgía de la victoria del PP. Se entiende que González Pons no se refiere a su partido, sino a los demás, porque el derecho a llevar a un cualquiera en sus listas es en realidad un privilegio de quienes vigilan el orden de la sociedad española, los "populares", que han conseguido, democráticamente, reparar su histórico error del pasado, haberse pasado a la democracia, que en apenas un mes abandonará la simpática tierra de la farándula, si es que el PP obtiene la mayoría absoluta que desde hace tanto muchos celebran.
La cosa se va poniendo fea, y cada día, más.


Yvs Jacob

viernes, 7 de octubre de 2011

Josemari sufre un nuevo ataque de "etatitis"

En el Partido Popular han sacado ya los cacahuetes y no tienen sus dirigentes la menor duda de que, allí donde los arrojan, allí aciertan siempre en un monigote. La última aparición de José María Aznar en la feria malagueña montada por el Partido Popular llenó a sus asistentes de júbilo celestial al pronunciarse el nombre de la banda terrorista vasca, reconocida tiempo atrás como Movimiento Vasco de Liberación Nacional por el propio expresidente, apenas descubierto que era la vivísima reencarnación de Don Pelayo, padre de las Españas. Los aplausos pusieron a prueba articulaciones y falanges, y la salivación aumentó entre el público, como ya demostrase el conductismo de Pavlov la eficacia de vincular un estímulo a una respuesta, esto es, que se puede lograr de cualquier animal cualquier cosa, por muy incoherentes que sean el modo de solicitud y lo solicitado. A mí ya no me quedan fuerzas para reírme de quienes aplaudían a Josemari por regresar a la manipulación de la lucha antiterrorista. Uno sólo puede preguntarse si tantos vitoreadores son algo más que pellejos rellenos de mierda, ¡pobres diablos!
La "etatitis" obsesiva de Josemari es mucho más que el resentimiento y el odio comprensible en alguien que haya sufrido un atentado terrorista. A Josemari le duele que ETA haya sido derrotada por otros, y que lo haya sido por encima de todos los impedimentos con que ha jugado el Partido Popular -no se olviden la división entre las víctimas, la renta electoral que se ha querido obtener de las negociaciones o la persecución mediática (y felizmente judicial para algunos) de los profesionales al frente de la lucha antiterrorista en el "caso Faisán"... que nada de esto se olvide. A Josemari le duele que le hayan arrebatado esa pringosa piruleta, él que se creía destinado a ser el único en darle lametones.
A todo esto, celebran ya los "populares" una victoria electoral demasiado anticipada, una muestra más de su sano espíritu democrático, actitud insólita entre muchas otras de las que informan a los españoles de algo que no deben seguir ignorando: al Partido Popular el derecho al voto no le sienta bien -si hasta se comenta a carcajadas dentro de la formación que fulanito o menganito ocuparán tal o cual cargo...
Por mucho que sea cierta la teoría que afirma que la crisis se lleva por delante a quien pilló en el gobierno de cada nación, más allá de que representara una tendencia política muy o muy poco de derechas o izquierdas, la peculiaridad española exige ir con mucho cuidado a votar. Las anteriores elecciones autonómicas y locales entregaron demasiado poder con demasiada alegría a un partido que sólo busca legitimidad, un partido al que nada detiene, en la insaciabilidad de su atropello, y al que se refrenda al revalidar sus actitudes y sus modos sin el menor reparo del daño que resulta para una sociedad como la española. Sus ideodos dieron con la fórmula infalible: cuanto más daño, mejor.
Leo que también María Dolores de Cospedal se ha contagiado la "etatitis" -imagino que a no mucho tardar el brote se habrá extendido a González Pons, Sorayita, Arenas Bocanegra...
¡Ay, los españoles! ¡Si entendieran alguna vez que en las elecciones se trata de elegir... bien!
(Cómo no acordarse ahora del mitin ya mítico de la Espe en las últimas elecciones, cuando, delante de Josemari, dijo aquello de la hipocresía de los socialistas españoles, por haber sido DSK director de FMI y, por entonces, acusado de violación... No les votéis, joder, si no es tan difícil darse cuenta...).


Yvs Jacob


P. D.: Esta mañana ha rescatado la Cadena Ser unas deliciosas declaraciones de Josemari a propósito de su arrogante generosidad personal para con los terroristas si abandonasen la lucha armada. A veces, Josemari, que tan acostumbrados nos tiene a la mezquindad, nos proporciona un pequeño entretenimiento: en esta ocasión se aprecia el concepto "popularísimo" del gobierno democrático, que no puede consistir sino en yo, yo y yo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Ana Botella respira divinamente (¡y qué bien huelen los culitos!)

¡Por el Dios de los cristianos, qué santa paciencia tenemos los demócratas españoles!
Fue con la familia Aznar que nos enteramos de que la polución es de derechas -por si alguien dudada de que la política no es todas las cosas-, dejamos de pensar que tanta contaminación atmosférica era un despropósito para convencernos de que no afecta en absoluto a nuestras vidas, y quién sabe si este problema "afectará siquiera a nuestros nietos" -¡aplausos! Más o menos, eso dijo Josemari.
Cuidar del planeta es una patraña con la que esos tristes antaño rojos quieren ganar unos miserables votos, pero lo que se lleva es la mierda, la suciedad, y todo tipo de excesos, ya sean estéticos, urbanísticos, acústicos o gaseosos, se corresponden mejor con el modo de vida que el Partido Popular quiere para todos nosotros, y que se expresa en este principio de insuperable racionalismo emocional: aquí todo va bien, a menos que intervengan los socialistas, que estropean aquello que tocan. Así, con este feroz entusiasmo de los guardianes del poder, hemos dado al Partido Popular la mayoría absoluta en el Ayuntamiento, en la Comunidad de Madrid, y a punto estamos de abandonar todo el juguetito en sus manos, como no espabilemos de aquí al 20-N y se consume el suicidio colectivo que avanzan las encuestas.
Como nunca pasa nada -la gente protesta por ocio y por vicio-, hemos permitido que aquí y allí saque la cabeza un incompetente, porque en el Partido Popular no hay quien comprenda para qué sirven las elecciones democráticas ni qué se supone que debe hacer un gestor público salido de las urnas. Es así como Ana Botella ha llegado a ponerse al frente de asuntos que ni puede dirigir ni le interesan, pero que le permiten acudir a la ópera entre las autoridades, porque en estos asuntos propios de la representatividad, como en tantos otros, los políticos del Partido Popular son muy decimonónicos, y todo su empeño consiste en ir y hacerse ver con la suntuosidad del cargo allí donde quienes los ven sólo piensan que son unos pobres diablos.
¡Qué estupidez alejarse y negar la realidad!
La ciudad está llena de mierda y huele a mierda, los españoles somos unos cerdos incorregibles y circulamos por cualquier calle como si estuviésemos en la autovía. Entiendo que esto no es culpa de Ana Botella, sino, una vez más, un problema cultural de una raza mediocre abandonada a su suerte por falta de moral. Sí es culpable Ana Botella de las consecuencias, en tanto que se empeña en negar la realidad. Cualquiera que divise Madrid desde un edificio alto a las afueras aprecia sin la menor manipulación ideológica que vamos a morir envenenados por culpa de unos cretinos que están al mando.
Esto no puede continuar así. Los españoles deben despertar de una vez de la anestesia suministrada por el ideario de Interlobotomía, una victoria con mayoría absoluta del Partido Popular hará que sea irrespirable mucho más que el aire...


Yvs Jacob

martes, 4 de octubre de 2011

Pedro J. Ramírez asegura haber escrito "una obra académica"

Cómo se ha disparado la alucinación entre los españoles...
Hacía tiempo que no veía el programa de Fernando Sánchez Dragó. No había descubierto todavía que ha sido desplazado a La Otra, el segundo canal de la muy educativa, democrática y plural televisión pública madrileña, por cuya gestión se ha interesado, al parecer, la BBC, y se habría popularizado entre sus directivos la expresión "nido de periodistas" en referencia al equipo de profesionales de Telemadrid.
Dejé a un lado el muy tierno Wilhelm Meisters Lehrjare, insoportable como encuentro que un hombre se marche a la cama con tanta felicidad en los tiempos que corren, y apuré hasta el último esfuerzo para ver esa nueva butaca donde Sánchez Dragó sienta ahora a sus invitados en una posición harto incómoda, no sólo porque se obliga al intelectual de turno a estar cerca de los libros, sino por privársele de la posibilidad de arrellanarse, disposición mucho más apropiada cuando uno acude a la tele a hablar de lo suyo.
Y allí estaba Pedro J. Ramírez, encajonado en el estante, vendiendo El primer naufragio, otro libelo innecesario, con esa virtud humanitaria de la derecha para ver la paja en el ojo ajeno -el tema es la Revolución francesa, y ya se sabe lo mucho que se teme en el ámbito conservador a cualquier intento de transformación del mundo, ¡con lo bien que podría estar si los pobres se conformasen con lo que les ha tocado vivir! ¡Si es Dios quien reparte la suerte! ¡Seremos infelices y tontos...!
Sánchez Dragó no le hizo muchas preguntas, porque respondía Pedro J. con extensas defensas sobre la intención y la calidad de su obra. Me impresionó su empeño en escribir "una obra académica", su intención de "polemizar con los grandes historiadores de izquierdas", historiadores franceses, claro, porque a los historiadores de izquierdas españoles es suficiente con acusarlos de desinformación y de reabrir heridas y cunetas guerracivilistas desde algún editorial, si no una tribunita aleccionadora de las que ceden los chiringuitos de comunicación audiovisual a sus próceres con pajarita o tirantes.
Pedro J. no dudaba de la siguiente regla: si se utilizan fuentes primarias, entonces la obra es académica -¡jájaja, qué bueno! Se plantea aquí un problema de metodología de la historia que apenas puedo esbozar. Por lo pronto, me recuerda una situación vivida en mis tiempos de universitario, cuando uno de mis profesores exigía que no se le entregasen trabajos con menos de 20 citas, ¿acaso 19 no es una cantidad académica? Un problema similar. Por fortuna, no sólo aprendimos a citar en la cantidad correcta, sino también a valorar la fuente, y lo más importante, a no tomar perca por bacalao. Un vistazo a los títulos ya escritos por Pedro J. basta para descartar la supuesta academicidad de este último. No obstante, disparates siempre habrá en el mundo académico español, y algún incorregible incluirá el desmán grafomaníaco de Pedro J. en su triste bibliografía, igual que aquella otra profesora que también tuve, que no dudaba en recomendarnos los libritos de Ken Follet por su fidelidad en la recreación del mundo medieval.
Libelillo innecesario, pues. Además, debe reconocérsele a Pedro J. su labor en el periodismo-ficción del presente, la institucionalización de la realidad en tiempo real; la alteración de hechos pasados debe situarse en un escalón notablemente inferior -sólo por esa labor ya podría ser canjeado en la institución pertinente por un Goytisolo.
En definitiva, una obrita que hará las delicias de los lectores de César Vidal y Ana Samboal, entre otros documentadísimos y sabios analistas de la realidad, sin los cuales nuestra sociedad sería derrotada por los vicios del exacerbado libertarismo.


Yvs Jacob

sábado, 1 de octubre de 2011

Ana Botella "noh quiere gobelnal"

Oído en Madrid, y de muy buena fuente. El alcalde, señor Ruiz-Gallardón, da por concluido su ciclo de mayorías absolutas en la región -el ego le pide más (y tal vez un túnel desde Finisterra hasta Algeciras). Aunque no irá en las listas del Partido Popular para el 20-N, sí se cuenta con él como próximo ministro del Interior, siempre y cuando haya tantos simples o pobres desgraciados que se traguen el anzuelo de que Mariano Rajoy es un arma eficaz para mantener a raya a los mercados -¡ay, para, para, que mese descuelga el hígado! A falta de una cabeza visible en Madrid tras la última erupción del ego del señor Ruiz-Gallardón, todo apunta a que su puesto sería ocupado por la meritoria Ana Botella, que anda metida desde hace unos años en politiquerías, y si bien ha recibido el encargo de afrontar determinadas responsabilidades, ningún beneficio ha obtenido la ciudadanía de su acción, a menos que quiera hacerse responsable la donna de la gran cantidad de mierda que por todas partes se aprecia en la ciudad. (Lo veo poco probable, una mujer que necesita tres coches para ir a la peluquería y dice que los docentes trabajan menos que un administrativo del Ayuntamiento, persona cabal y bien informada). Puede que sólo a mí se me antoje, pero existe un cierto o muy preciso parecido de familia en el modo como se comportan los políticos del Partido Popular con responsabilidades de gestión -yo prefiero siempre ese término al más técnico de gobierno, y que por falta de cultura política no se puede aplicar a la sociedad española hasta que no elija con buena fe a sus representantes. Quiero decir que, por ejemplo, la Espe, que se encuentra al frente de los asuntos de la Comunidad de Madrid en general, lejos de gestionarla con eficacia, continuamente alimenta la bronca y el enfrentamiento guerracivilista. A mí me de una risa casi divina cuando le escucho decir que en la educación se están haciendo "huelgas políticas"... ¡Hombre, no van a ser huelgas de bocadillos! A acciones ideológicas y políticas -recortes sociales, pero subvención en el gasto de quienes pueden pagar sus colegios privados- les corresponden reacciones políticas -huelgas, manifestaciones... Hay que pensar en todo esto porque luego llegan las elecciones y elegimos a quien pone en mayor peligro la vida en sociedad y el progreso en todos sus aspectos, siempre creyendo que es mejor quien más cojones tiene (o más burro es), cuando lo que hay que valorar es otra cosa.
En un nivel inferior -y eso que la Espe ya se encuentra en uno de cuidado-, se dice en Madrid que Ana Botella se encarga de limpiar la ciudad y de recoger la basura. Bueno, con el pañuelo anudado en el pelo no se la ha visto, porque ella gestiona desde un despachito, ¿para qué se iba a querer un cargo público si no llevase asociada ninguna ostentación? Claro, visto así...
Un día tras otro, y no voy a decir que no haya nadie barriendo las calles de Madrid, yo me pregunto cómo puede parecer la ciudad un suburbio de La Paz o de Lima: las aceras huecas, socavadas, llenas de accidentes; las baldosas sueltas, mal colocadas; restos de obras domésticas en los rincones de las calles más céntricas, residuos orgánicos, mierdas de perro, restos de orina humana... Sería injusto atribuir la autoría de tales actos incívicos a Ana Botella -si tiene un despacho, con seguridad tiene su propio retrete. Yo no dudo de que en Madrid vivimos como cerdos porque se encuentran entre nosotros muchos hijos de la gran puta. No obstante, esta explicación resiste si la mierda de perro, el saco de obra o el cartón de vino fueran retirados al día siguiente de su aparición en mi calle. Cuando junto a una mierda perro aparecen dos, cuando a un saco le sucede un montón, cuando una meada humana se convierte en pegamento por la acumulación de fluidos, entonces tenemos un problema de gestión -de gobierno. No nos engañemos. Tenemos los españoles sobre todo un problema cultural: nos gusta la mierda en todas sus formas -la mierda en el arte, en la educación, en el ocio y, claro, en la política. ¡Cómo no iba a gustarnos la mierda en nuestras calles! No debe extrañarnos que los chinos se sientan aquí como en casa.
En el barrio ya empezamos a temer un alcaldato de Ana Botella tanto como a un bocado de su dentadura; tememos que confunda, porque estos populares todo lo confunden, su cargo con el de Delegada del Gobierno, sino presidenta de república, y vayamos de mal en peor, sin dedicar la atención debida a las grandes cosas pequeñas, que son nuestros problemas cotidianos. Un pueblo de retrasados mentales como el nuestro evoluciona adecuadamente hacia el Estado policial por falta de moral. Como no sabemos elegir a nuestros gobernantes, como las instituciones de gobierno han sido despojadas además de cualquier intencionalidad formativa, reaccionaria como es la derecha a la educación de las masas, puesto que todo puede conseguirse de ellas cuando son analfabetas, la sociedad española camina hacia la presencia omnisciente de la autoridad. Luego se habla por aquí de los países de nuestro entorno...
No puede sacarse otra conclusión: los problemas de los españoles no se resuelven con más dinero, sino con buenas leyes y mejores gobernantes. El Partido Popular sólo encuentra culpables en la fila de enfrente, actitud que lo hace todo más difícil -si no costase ya bastante someter la anarquía instintiva de los españoles para el bien común...
Creo que con una aventurera al frente de las cosas de los madrileños es suficiente.
¡No votéis al Partido Popular, hostias!


Yvs Jacob