domingo, 31 de octubre de 2010

La teoría del odio de Agapito Maestre

Agapito Maestre es un pobre hombre al que la vida ha atrincherado en posiciones quizá accidentales, pero de complaciente radicalismo: sabe servir a quien le da de comer. No obstante sus estudios de filosofía -y dicen que hasta lee en alemán, por lo que me enternezco y podría llorar-, no le han enseñado absolutamente nada, porque la historia de la filosofía no alecciona sobre el rencor -tampoco sobre la virtud, cierto, aunque uno se hace bueno cuando aprende algo de lo que la filosofía enseña.
Dice Agapito Maestre que el odio es el gran tesoro del PSOE, y da que pensar lo que dice este siervo de la derecha. El odio y el rencor, contrariamente al amor, son pasiones de ida y vuelta. Cuando uno es amado, puede no corresponder sin sentir por ello ningún pesar, pero uno que es odiado y despreciado, siempre odia, tal vez porque no soporta ser inferior en el odio, mientras que a casi todos los hombres les importa bien poco ser inferiores en el amor. Es por esto que la acusación de odio al PSOE es, en boca de Agapito Maestre, su propia declaración: él lo lanza -el odio-, y a él regresa. Claro que para apreciar lo mucho que odia Agapito sólo hay que ver su cara un segundo, y apagar después el televisor.
Defiendo, por mi parte, otra teoría, y es que odian más y mejor en la derecha que en la izquierda, y los intelectuales serviciales odian incluso más que los altivos y vanidosos que tantos premios reciben en España. El odio de la derecha española es, además, del tipo más agudo, propio del sádico, y la continencia que afrontan los simpatizantes, militantes, dirigentes y gobernantes del Partido Popular, así como los medios de comunicación que pregonan la intolerancia, me tiene maravillado: el Cielo que esas malas personas no se habrán ganado con buenas acciones en vida, se lo tendrá que conceder Dios cuando mueran, de tanto como han deseado exterminar a quienes no piensan igual que ellos y de los esfuerzos que han conocido para no mancharse las manos de sangre. ¡Dios tiene que existir! ¡El odio es la prueba de ello!
Pena siento por estos espadachines que alimenta la derecha con el vicio de Tertuliano. Si el PSOE tiene como virtud el odio, debemos imaginar los ciudadanos que el Partido Popular, Libertad Digital, Intereconomía, El Mundo o La Razón son sociedades humanas dedicadas piadosamente al cultivo de margaritas, y que el amigo Agapito Maestre, con esa cara de frailuco, se dedica a recitar Las florecillas de San Francisco para cuidar el alma de los españoles.
En fin... Temo ya por el reparto de premios que hará el Partido Popular una vez gane el gobierno de la nación. ¡Líbrenos la democracia de aquellos a quienes devora el odio!


Yvs Jacob

sábado, 30 de octubre de 2010

Un lugar para Batasuna

Guste o no, si España quiere seguir considerándose un país democrático, pronto habrá de buscar un lugar en las instituciones a la subcultura "abertzale". Antes de que la "ley de partidos" consiguiese expulsar a todas las expresiones de Batasuna del Parlamento vasco, la situación en Euzkadi, siempre descompensada, permitía que una parte de su sociedad, la parte violenta, o mejor, la intolerante, abusara de la otra, "democrática", que se negaba a defenderse si no era con la ley. Cabe decir, mejor que "ley", "racional legitimidad", porque legal puede ser cualquier cosa. Pero la "ley de partidos" limitó el imperio de que gozaba el PNV, que recogía manzanas con sorprendente impunidad, y el pacto entre PP y PSE-EE superó la descompensación con un Lehendakari socialista, un pacto que no ha llevado exactamente al equilibrio, sino a algo igual de peligroso si no es concebido como temporal. Esto significa que, si antes los violentos asesinaban en nombre de algo que a veces cuesta siquiera imaginar, los demócratas que ahora gobiernan deben pensar en algo más que en meter a ciudadanos rebeldes en la cárcel. No puede encarcelarse a 200.000 personas. Por mucho que el PP, con ese portavoz siempre servicial, José María Aznar, insista en doblegar con la ley a quienes seguirán defendiendo su concepto de Euzkadi, en contra de otras concepciones, el problema, con ley o sin ella, está lejos de haberse solucionado.
Como al PP sólo le importa gobernar algo, lo que sea, le gusta ser visto donde más se hace un partido político ver, chupando cámara, el pacto con el PSE-EE, que se ha convertido en instrumento de una continua amenaza, le ha servido para disfrutar del poder vacío que tanto ansían sus dirigentes. El PSOE, sin embargo, siempre más abierto de miras, está convencido de la transitoriedad del pacto, al menos hasta que el eterno conflicto vasco se desenvuelva por los cauces de la democracia. El PP lo ignora continuamente, no sabría decir si por ignorancia, como tantas cosas, o por maldad, como muchas más, pero "democracia" significa "participación", así de sencillo. Una sociedad democrática es una sociedad participativa, una sociedad donde los privilegios no secuestran el derecho a voto. La sociedad, además, nunca es homogénea, para cualquier grupo dentro de ella existen muchos "otros". En Euzkadi, los "otros" no son precisamente, para el PP, los votantes del PSE-EE. Esto lo ve cualquiera. Sin "otros", no hay sociedad ni política, sino estupidez y una forma de autoritarismo que incuba su propia destrucción.
Habría, pues, que ir poniéndole un bozal a José María Aznar, y habría que darle unos tranquilizantes al machote Basagoiti, para que no amenace más. Guste o no, y la historia abunda en ejemplos, cuanto más tiempo esté Batasuna alejada del gobierno de sus propios rebaños, más agudo será el rencor. Además, no puede soportarse tanta ingenuidad: quienes han llegado a matar en nombre de una fantasía, legítima o no, nunca desistirán de sus objetivos morales. No obstante, será siempre mejor que desprecien al Estado español sin violencia a que lo hagan con ella.
¡Incómodo compañero de viaje el que se ha pegado a Patxi López!


Yvs Jacob

jueves, 28 de octubre de 2010

Fernando Sánchez Dragó sufre el "mal de Aznar"

Este peligrosísimo, letal "mal de Aznar" consiste básicamente en que el sujeto afectado tiene una percepción de sí mismo tan distorsionada que se considera muy por encima de su valía, ya sea intelectual o en relación con sus acciones, magnifica su vida y su figura, a la cual rinde un culto megalómano -y, como megalómano, ansía todo el mundo le rinda culto-, y con insistencia proyecta el discurso de su existencia y sus opiniones hacia los demás, como si hubiese alguien a quien pudiesen interesarle.
Este conocido "mal de Aznar" puede manifestarse con agresividad, como sucede al sujeto del cual toma nombre, donde el resentimiento es indisociable de la enfermedad, o como supina estupidez -tal es el caso de Sánchez Dragó. La estupidez es falta de mesura, bien por exceso, bien por defecto. La estupidez puede tolerarse en el genio, quizá porque sin ella no habría genialidad, pero es insoportable en el impostor. La impostura es la suplantación de la personalidad por una ficción. Cree Sánchez Dragó que es un autor importantísimo en la literatura en castellano, un autor capital, paradigmático, capaz de abrir caminos en la narrativa y en el ensayo. Sin embargo, no es más que un comentarista de los que abundan, de los que nadie se acuerda una vez muertos. Cree Sánchez Dragó que es uno de esos autores de los que ha leído diez o quince páginas, y este quijotismo agrava su "mal de Aznar".
La autopromoción de su libro con el otrora aceptable Albert Boadella en "Las noches blancas" la encontré tan nauseabunda, tan tristemente patética, que apenas pude soportar un minuto de la emisión. Sentí tanta vergüenza ante el espectáculo de la locura que me pregunté si de verdad no debería existir una censura férrea que privase al pueblo español de la degradación moral en vivo y en directo.
Me alegra infinito el escándalo en que se halla envuelto este pregonero neófito del liberalismo. Algo que no entienden los pseudointelectuales españoles es el carácter intrínsecamente moral de la inteligencia, y la moral no es sólo un criterio de relación con los otros, sino el orden impuesto por la razón en la dirección del espíritu. En definitiva, hay que leer más, y hay que leer libros enteros.


Yvs Jacob

martes, 26 de octubre de 2010

¡Está pasando! ¡La libertad de expresión hace estragos entre los españoles!

Así es. España, puede que tarde siempre siglos en descubrir lo que es conveniente para el desarrollo cultural de los seres humanos, pero, una vez lo conoce, lo eleva a lo más alto.
Se ha desatado entre los españoles el furor liberal, y la libertad de expresión está en boca de todos. Las autoridades políticas no esconden su satisfacción. Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid, ha dicho sentirse "de putísima madre" desde que disfruta de la libertad de expresión, y, haciendo gala de liberal, ha informado a los medios que no ve "sino hijoputas por todas partes".
A un nivel menor de la escala administrativa del Estado, el alcalde de Valladolid se ha regocijado en el esplendor liberal gritando desde el balcón del ayuntamiento que se las iba "a follar a todas", y apenas un segundo después ha mostrado sus genitales, perdón, cojones peludos, a los presentes. Y en el Ayuntamiento de Madrid ha sido la desbordante Ana Botella la que ha puesto voz a sus decisiones con esta declaración: "el camión de la basura pasa por Lavapiés a las 3 de la madrugada porque a mí me sale del coño, y que se joda el que se tenga que joder". ¡Contundencia impactante!
Pero no sólo la clase política celebra el logro del liberalismo español. Intelectuales hay que se han sumado a la defensa de la palabra, como Arturo Pérez-Reverte, quien ha compartido la siguiente lección con sus lectores a través de Twitter: "Es de personas inteligentes decir siempre lo que a uno le sale de la punta de la polla". ¡Guao!
Esta actitud del académico Pérez-Reverte choca, sin embargo, con la de Fernando Sánchez Dragó, que, siendo el más liberal de los intelectuales españoles, no consigue activar su libertad de expresión, y pudiendo hablar de tantas cosas sólo habla de sí mismo.
Los medios han salido a la calle para conocer opiniones de la gente. Un joven estudiante de periodismo se ha sorprendido de que sus padres y abuelos no tuviesen la oportunidad de manifestar sus pensamientos más íntimos con la libertad del siglo XXI español, y se ha cagado en la hostia puta de tanta satisfacción. ¡Guao, guao, guao!
La España liberal quiere extender este derecho a toda la Unión Europea. El genio del Partido Popular, Esteban González Pons, ya ha dicho que "si el PSOE no quiere, le pueden dar mucho por el culo". ¡Ufff!
¡Seguiremos informando!


Yvs Jacob

lunes, 25 de octubre de 2010

El académico Pérez-Reverte despotrica en Twitter

Es un todoterreno en el amplio ámbito de la literatura. Estos días hemos podido disfrutar del último subgénero cultivado por Pérez-Reverte, el "arreón a ex-ministro", una forma de crítica política, "opinión" que dicen algunos, que se caracteriza por la fina ironía, un logro de sutilidad sólo apto para plumas de excelencia -cierto que no se entiende cómo semejante don puja por manifestarse en el académico. La víctima de esta espada de verbo ha sido Miguel Ángel Moratinos, y hay mucho de absurdo en el asunto. Entiendo por "absurdo" algo parecido a lo que expresaba Albert Camus cuando enfrentaba veinte hombres armados con ametralladoras a otro que se defendiera con una navaja. El modo como el académico ha cargado contra el ex-ministro es de todo punto absurdo si se consideran la especificidad de su cargo y la afabilidad de su carácter. Es difícil pedir a un ministro de Asuntos Exteriores que haga algo más fuera del marco de sus competencias aeroportuarias. Pero, incluso si el académico pretendía advertir que la conciencia -que es coherencia, o adecuación del pensamiento con la acción- debería haber convencido a un miembro de un gobierno del PSOE de que la complicidad -o compromiso- con el Presidente había alcanzado ya un grado de lo inadmisible en el contexto de la crisis económica que atraviesa el país, existe otro vocabulario, mucho más sereno, que tal vez Pérez-Reverte conocería si leyese un poco en lugar de vomitar sobre el teclado de su ordenador.
Por otra parte, basta con ver la cara de Miguel Ángel Moratinos para trazar una delimitación en la interpretación de los rostros -a este respecto recomiendo al académico una obrita de Julio Caro Baroja, Historia de la fisionomía, por si de nuevo comienza a leer y nos priva así de futuros "best-seller" y de su careto en los kioscos. La conclusión es contundente: no se puede comparar a Moratinos con Francisco Álvarez-Cascos. No digo que lo haya hecho el académico, sólo me refiero a que esos rostros informan de diferencias absolutas. El vocabulario pérez-revertiano, no sé si de mercenario o de independiente pasado de vanidad y ya perdido en el laberinto de la locura, es más adecuado a un rostro como el de Álvarez-Cascos, mientras que la mesura sienta mejor para acusar a Moratinos de lo que sea que el académico pretende, y que no hemos entendido muy bien, tal vez porque los grandes genios de la literatura son a menudo crípticos, ¡qué coño, poetas!
Todo esto me produce una gran tristeza. Desde que José María Aznar introdujo en la política española lo hiperbólico, todo exceso es poco en los opinadores que asolan nuestra cultura, y algunos de ellos, los más cortos de inteligencia, creen que critica mejor quien insulta más, y que sólo quien insulta de manera explícita ejerce su libertad de expresión.


Yvs Jacob

El insoportable mundo del Partido Tontular

Cuando el Partido Tontular gobierna, no pasa nada, todo pasa cuando gobierna el PSOE.
Si un atentado asesina a 192 personas, sólo un miserable diría que es una consecuencia de una pésima decisión tomada por José María Aznar respecto de la guerra de Irak, porque todo el mundo sabe que el atentado se debía a la participación española en la destrucción de Afganistán, iniciada en el último gobierno de Felipe González.
Para el Partido Tontular, un inmigrante en situación ilegal no existe -¡no tiene papeles!-, por mucho que pueda ser comprado por un salario tercermundista o interno en un piso del barrio de Salamanca. No obstante, cuando los inmigrantes son regularizados se convierten en un problema, lo que es obvio.
Cuando un dirigente del Partido Tontular dice o hace alguna asnada, se trata en realidad de una táctica de la oposición para desgastarlo, pero cualquier juicio moral acerca del asno es inadmisible.
Inadmisibles son también las sospechas de incompetencia que puedan despertar los dirigentes o gobernantes del Partido Tontular: nunca yerran, sus errores son construcciones de la prensa dogmática de la izquierda.
Cuando el Partido Tontular parece implicado en un caso de financiación ilegal y de gestión más que dudosa de recursos públicos, sucede en realidad que ha sido víctima de un abuso de confianza por parte de delincuentes organizados que se han servido de argucias para sacar provecho de la bondad "de los hombres y mujeres" tontulares.
Cuando otro partido negocia con ETA, se mancilla el honor de las víctimas, pero cuando negocia el Partido Tontular se busca una solución para un problema complejo.
Los dirigentes y gobernantes del Partido Tontular son responsables de todas sus acciones, siempre que sean acertadas y buenas.
El fracaso escolar, el fracaso cultural en general, nada tiene que ver con el Partido Tontular, que sólo gestiona recursos, sino que es culpa del Gobierno de la nación -el Partido Tontular obra casi milagros con lo poco que recibe en cualesquiera instituciones que dirige.
Si hay casi 2 millones de viviendas que no encuentran comprador en España la culpa es de los ciudadanos que se resisten al concepto liberal de riesgo, y no las compran porque no les sale de los cojones, porque construidas ya están.
El desempleo es un mal endémico español debido a la pereza mediterránea.
Con Franco no había paro, pero el Partido Tontular sólo es franquista de vez en cuando.
Las protestas contra las leyes que liberan a los hombres de la superstición religiosa y que arrojan a la calle a miles de personas en estado febril-místico con arzobispos a la cabeza de manifestaciones nada tienen que ver con el Partido Tontular. Si alguno de sus dirigentes o gobernantes fuese advertido en ellas, debe saberse que sólo acude como cristiano, pero la política queda al margen.
La vida es así de dura: quien vive con un salario mínimo interprofesional de 633€ mensuales puede perfectamente sobrevivir con 400€, y quien se apaña con esa cantidad puede perfectamente recibir 100€ menos.
El Estado no existe para buscar trabajo a los ciudadanos, luego tampoco debería pagar prestaciones de desempleo ni pensiones.
Si el mercado de trabajo no puede acoger toda la demanda de empleo, hay que joderse si te toca. Si no tienes alternativas para una vida digna, que te den por el culo.
La gestión privada supera en todo a la pública: si además de soportar el pago de una hipoteca y de los gastos asociados a un automóvil no pagas una sanidad privada y una guardería con un salario de 1000€, no puedes ser más que un traidor hijo de puta.
Otro hijo de la gran puta es el sindicalista, cuyo deseo es arruinar el país.
En fin... ¡Así no podemos seguir, María Teresa!


Yvs Jacob

jueves, 21 de octubre de 2010

El exceso de opinión pública hace perder por completo el juicio al Partido Popular

La TDT ha sido para la derecha española como los Reyes Magos: ha traído regalos para todos. Así, una cadena tras otra, aparte de programas extrañísimos de producción liberal y orientación pedagógico-espiritual-democrática, ha proliferado el "tertulieo", esto es, la reunión de energúmenos con una sola energía, el odio, y hay veces que siento a mi televisor manifestar su dolor, inertes como son sus materiales, de tanta mala baba como sus circuitos soportan. Gracias al Partido Popular, la emisión digital está casi completamente colonizada por medios afines, y hasta Pedro J. Ramírez tiene un juguete para él solo. En las tertulias fascistoides que ahora abundan, puede verse de cuando en cuando a algún representante político de la izquierda, Dios sabe haciendo qué. Pero lo normal es que haya casi un equipo de fútbol de opinadores-odiadores aleccionando al país sobre el Bien y Mal desde una indubitable rectitud moral. La clase política española, que es analfabeta -o ha estudiado Derecho, lo que viene a ser igual-, se ha contagiado de tanta opinión pública como viaja por las ondas, y en el Partido Popular, en concreto, de tanto tertuliear, los representantes del pueblo, elegidos en procesos democráticos, han olvidado en qué consiste su labor, si es que alguna vez la conocieron, e interpretan que gobernar -Estado, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento- es sólo gestionar recursos económicos. De esa mala memoria resultan las declaraciones siempre impropias de muchos de sus dirigentes. El alcalde de Valladolid ha tenido unas palabras para Leire Pajín que no nos interesan, y que debería reservárselas para una charla con sus amigotes de ultraderecha en el club de carretera, porque en democracia, esto es, cuando el Estado de derecho elimina la arbitrariedad de la ley, la descalificación del adversario político sólo puede manifestarse en cuanto a sus competencias y actuaciones, y lo demás es propio de periolistos y periotontos, pero un pueblo no se dota de instituciones con el objetivo de lograr la convivencia de todos sus miembros para que quienes acceden a su dirección las destruyan con su ignorancia absoluta de responsabilidad. Karl Marx tenía razón: la revocabilidad de los cargos políticos tiene que estar en manos del pueblo y ser inmediata. A quienes excusan su incapacidad de gobierno con excesos verbales a los que sigue la pertinente disculpa habría que ponerles los carrillos del culo más rojos que la sangre, a la vista de todos y en la plaza del pueblo.


Yvs Jacob

miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Bravo por Miguel Ángel Moratinos!

Esta mañana paseaba yo en bicicleta, pues, aunque soy liberal, desprecio el trabajo, y he respetado el semáforo de la calle de El Salvador situado antes de la plaza de la Provincia, donde se encuentra el Ministerio de Asuntos Exteriores -por cierto que en esta calle desemboca otra más divertida, calle de la Lechuga. No es habitual que un liberal como yo respete los semáforos cuando marcha en bicicleta, pero un grupo interminable de ancianos cruzaba el paso de cebra. He supuesto que los abueletes procedían de Catalunya, por su inconfundible acento, y digo "acento" porque hablaban en castellano -¡para creerlo! Mientras me regocijaba en la sorpresa, ha pasado a mi lado otro grupo más reducido, que no cruzaba, sino que bajaba la calle, y he descubierto que se trataba de la comitiva del ministro Moratinos, con el ilustre en medio. Sólo le acompañaba un guardaespaldas, o por lo menos sólo había en este grupo un individuo forzudo, con gafas de sol y cara de muy mala hostia. El ministro se ha sentido reconocido de inmediato y ha puesto esa cara de Moratinos que pone siempre. Después he escuchado en las noticias que se ha emocionado en el Congreso el día de su despedida. Me ha enternecido. Creo que se marcha un gran ministro, de los pocos que ha tenido España en democracia, y se merece todo mi respeto y mi aprobación. Siempre me ha parecido que Miguel Ángel Moratinos es el único español con una idea cabal de la España contemporánea, al menos el único entre lo que se llama "la clase política", tan delirante, y un ejemplar imposible de encontrar en la derecha con fantasías visigóticas. Creo que en los gestos de Moratinos se ha podido apreciar que es el nuestro un país muy limitado en cuanto al concurso internacional, quizá por ello el ministro de Exteriores debe esforzarse en ser diplomático, y no "perejilero". Ojalá su cordura abundase entre los aventureros de la política española.
A la vez que conocía el cambio de cartera en Exteriores, me enteraba de que Leire Pajín asciende en la carrera política, y la cosa parece no tener fin -terminará en la ONU, o la ONU terminará. Su caso es digno de análisis, pero no quiero meterme mucho con ella. En mi opinión, es el punto negro que queda siempre que Rodríguez Zapatero se remanga, y lo peor es que le va pasando al Presidente lo mismo que a José María Aznar, que demostró a los españoles que ministro podía ser cualquiera, especialmente si había invertido parte de su capital en el partido y tenía más suelo en propiedad que el archipiélago balear al completo.
Quiero en último lugar dedicar unas palabras a María Teresa Fernández de la Vega. Imagino que inmediatamente se la atará a los caballos para desollarla -algo apenas complicado. Sin embargo, creo que De la Vega cumplió con su tarea muy bien durante mucho tiempo, y se ha ido, como se dice tanto, "desinflando" -lo que es obvio. Cuando Rodríguez Zapatero ganó la elección de 2003, era necesario contar con alguien como De la Vega, porque al Partido Popular hay que atacarle con descaro y sin piedad. Lástima que sólo durase una parte.
En fin, ¡bravo por Moratinos!


Yvs Jacob

lunes, 18 de octubre de 2010

La sombra del plagio de Camilo José Cela

Estoy fascinado por este caso tan extraño. La tal Carmen Formoso que denunció el plagio de su manuscrito presentado al Premio Planeta en el año 1994 sólo se explica la coincidencia -o copia- de elementos de su novela con otros de la ganadora a partir de la complicidad de la editorial. La hipótesis tiene sentido y muchos inconvenientes.
La nómina de galardonados con el premio de mayor cuantía en España revela inmediatamente que se trata de una estrategia comercial y que la calidad literaria es secundaria -quizá la falta de talento en los escritores españoles se deba en buena medida a los malos hábitos cultivados por el propio ámbito editorial, descartado, por supuesto, que los escritores españoles lean en absoluto de otra manera que no sea la del liberalismo sanchezdragoniano: de dos a tres líneas completas por volumen.
Camilo José Cela fue el objeto instrumentalizado por la bondadosa Academia sueca para dar la bienvenida a España al mundo de la libertad. Como siempre sucede, en España no sólo se dudó de que Cela fuese el mejor escritor para recibir el Premio Nobel de Literatura concedido a la lengua de Cervantes, sino de si era en realidad uno de los grandes. Tal vez haya que admitir que cuenta con algunas obras buenas, admitido también que Cela era un tipo bastante desagradable, mucho más de lo que sus buenas obras permitirían a la vanidad bajo un razonable autocontrol.
Pero, en lo que al Premio Planeta del año 1994 se refiere, cuesta imaginar a Cela haciendo labores de "negro" literario con un manuscrito extraviado sobre la mesa -hay poca o ninguna elegancia en el hecho, tan impropio del ganador del Nobel con delirios nobiliarios tan al gusto de la España patética. Cabe entonces la posibilidad de que ni siquiera Cela sea el autor de la novela ganadora en 1994, La cruz de San Andrés, por lo que yo me inclino, obra de la que quizá tuviese apenas unos apuntes muy liberales que alguien, un "negro" auténtico -o no-, cruzó, según el lenguaje de las gozosas ciencias sociales, con un manuscrito que se salvó de una primera criba entre los recibidos para el premio comercial-no literario. Estas suposiciones no aclaran demasiado. En primer lugar, no hay dos cribas en la lectura de originales -Félix de Azúa lo sabe-, algo imposible cuando en un porcentaje elevadísimo apestan. Después, de ningún modo el premio podía haber sido concedido a Carmen Formoso; nadie sabe quién es, y la familia Lara nunca ha tenido fama de tonta: el dinero no entra por el buzón a tu casa. Tampoco es fácil explicar cómo alguien dentro de la editorial selecciona un manuscrito entre cuatrocientos o quinientos para componer por entero otro, ni lo es el acuerdo que José Manuel Lara Bosch habría cerrado con Cela para que no escribiese una obra y aceptase ceder su nombre a otra preparada en la cocina. El asunto es sin duda extraño.
El primer juez que tuvo que decidir sobre él optó por lo razonable: ya que tenemos pocos escritores tan reconocidos, ¡a quién se le ocurre querellarse contra un premio Nobel! El caso no podía llegar muy lejos. Pero existe el sistema de apelaciones casi indefinido, y el Tribunal Constitucional se manifiesta a favor de la querellante una vez Cela ha muerto. Es entonces el editor el que carga con la responsabilidad, aunque quizá debería extenderse la culpa a los herederos, que son quienes tienen la llave de la caja.
Sigo expectante la evolución del caso.
Creo que el nuevo juez debería dejar de lado el plagio para prestar un mejor servicio al pueblo español si acusa al editor de dirigir una factoría de mala literatura. ¡La sentencia sería revolucionaria!


Yvs Jacob

domingo, 17 de octubre de 2010

El multiculturalismo ha muerto

Lo ha dicho Angela Merkel, una hija de esa tierra que tanto ha hecho por la razón.
Que el multiculturalismo es incompatible con el "sálvese quien pueda" en que se ha convertido el mundo lo sabe cualquiera. Occidente es una gran mierda a la que quiere imitar el resto de la humanidad. Pero ¿qué es Occidente? No es más que una ducha diaria, no tiene nada que ofrecer. Entiendo que el mundo fuera de esta bendita civilización no es más seductor. En Occidente existen al menos libertad y consumo, ¿acaso puede haber algo mejor cuando se sabe leer y sumar?
Las llamadas de atención bondadosas a los inmigrantes con el fin de lograr la tan deliciosa integración han fracasado, y no sólo en España, donde lo niegan algunos, sino en toda Europa. La cultura europea es sólo un santuario para los europeos cultos, para los demás no tiene nada que ofrecer. Para los inmigrantes, en particular, habida cuenta de que la integración no se consigue con grandes presupuestos ni políticas sociales, sino con otras de tipo cultural que la gran clase obrera y deprimida europea no está dispuesta a soportar, han encontrado en Occidente el modo de huir de la miseria absoluta de sus entornos para conseguir dinero en el paraíso del consumo y de la sobreproducción de baratijas. Es inútil pedirles mayor esfuerzo, no saben hacia dónde dirigirlo. Se han limitado a reproducir sus modos de vida, pero en libertad, libertad que ahora justifica que no quieran saber nada de quienes les han acogido: es demasiado tarde. No les falta razón: Occidente no tiene un espacio para ellos fuera del pasajero exotismo.
Lo preocupante de que la convicción del final del multiculturalismo llegue ahora desde Alemania, y después de que Nicolas Sarkozy haya (re)definido los valores de la República francesa, es que contagie a la derecha española de por sí radicalizada. Al PSOE se le va poniendo día a día más complicado ganar las próximas elecciones. La izquierda guay se ha agotado, y urge reconstruir otra izquierda a partir de un modelo sostenible en un mundo posible, un mundo a la medida de los hombres: la utopía debe esperar.


Yvs Jacob

miércoles, 13 de octubre de 2010

"La Espe" defiende la libertad de expresión

Pues no nos habíamos enterado... Algunos creíamos que el de "la Espe" era sólo liberalismo económico -entiéndase "privatización salvaje", acoso, derribo y saqueo "de lo público"-, pero parece que es además un liberalismo de alturas, por cuanto que contempla la libertad de expresión, tan temida siempre por los fascistas como por los secuestradores comunistas. Sin embargo, diferente es defender algo con la pluma a hacerlo con la espada, diferente es decir algo por decirlo a decirlo por ser un hecho. Atiéndase, por ejemplo, a lo que sucede con la televisón pública que el Partido Popular se ha regalado en el "Estado" madrileño. Es más difícil encontrar pluralidad en Telemadrid que un liberal-conservador que no sea dogmático. Quizá los liberales se saltaron algunas páginas de los textos sagrados del liberalismo, pero incluso en esas revelaciones queda bien expresado que no hay libertad de expresión sin libertad de pensamiento, y Telemadrid no respeta ni la una ni la otra. Lo que entiende "la Espe" por libertad de expresión es libertad para decir lo que a uno le viene en gana cuando le viene. Mucho me temo que eso es una estupidez que nada tiene que ver con el liberalismo, y que suena más a simplonería propia de quienes no tienen en verdad nada que decir.
Pero si "la Espe" quiere convencernos de que, en efecto, cree y defiende la libertad de expresión, debería liberar a la televisión pública madrileña que tiene cautiva de su partidismo, y ello supondría eliminar a los opinadores que informan para poner auténticos bustos parlantes que vomiten noticias en su lugar. Claro que hay otra opción: duplicar, triplicar, cuadruplicar... a los opinadores, y ofrecer, junto a las malas intenciones de Hermann Tertsch y Ana Samboal -entre otros-, las más variadas en que pensarse pueda.
Pero si todo sigue como está, es decir, prisioneros de manipuladores los manipuladictos, entonces, no, eso no es libertad de expresión, sino borreguería.


Yvs Jacob

martes, 12 de octubre de 2010

La ciencia de la información según Luis María Anson

Una noche más, me senté frente al televisor para asistir al desfile de egos que es el programa literario de Fernando Sánchez Dragó. Y su artífice tuvo la ocasión de adorarse una vez más con el dinerito que le ingresa "la Espe" en nombre del liberalismo español, y mencionó, como ya es de rigor, que no necesita muchas líneas para discriminar la calidad de una obra literaria. ¡Qué prodigio liberal!
Más modesto anduvo Luis María Anson, invitado de Sánchez Dragó, que se toma la molestia de atacar cuando menos setenta páginas de una novela, según su propia afirmación. Es un gesto que le honra, debo admitirlo -paciencia es profesionalidad.
No creo que Luis María Anson merezca algo así como una biografía, pero ya la tiene. Imagino qué suerte de lectores la situarán en el mueblecito del salón y qué deliciosa hagiografía será la obra. El menor interés en ella, pero seguramente sea presentado el homenajeado como periodista puro, tal y como él mismo se identificó anoche, independiente, sin compromisos con ninguna formación política en particular, si bien ningún hombre, ni siquiera el periodista, puede huir del compromiso de las ideas. Es propio de las ideas que las tengas muchos hombres sin ser de ninguno, una manera de acercarse unos a otros. En este contexto teórico defendió Anson su concepto del periodismo como ciencia de la información. Pero no hay periodismo sin ideología, quizá porque no hay periódico que no forme parte de un grupo económico, y no hay grupo económico que no dé asco. La tan divertida ciencia de la información, en caso de existir, debe distinguir, pues, entre el atropello a una anciana y, por ejemplo, el debate de los Presupuestos del Estado. Muchos periodistas enfurecidos dirán que ambos casos se tratan con idéntico rigor, pero el lector de diarios sabe perfectamente que el rigor es lo de menos. Nada en la vida de los hombres queda al margen de la moral y de la política; por supuesto, ni siquiera los intereses de los hombres, y el cuento de la ciencia de la información apesta a tomadura de pelo. Cualquiera que curiosee las portadas de los diferentes diarios en España observará el modo como sus titulares construyen la realidad, esto es, el modo como sus directores se pasan la ciencia de la información por el mismísimo ano rebosante de mierda. Lo contrario de ciencia es, desde aquellos ingenuos griegos, opinión. Al margen de las noticias de atropellos de ancianas, los diarios están completamente devorados por la opinión. De manera personal, no tengo ninguna queja al respecto; la intoxicación de la información no es suficiente para abotargar a una mente esforzada en la resistencia. Me encuentro además bastante satisfecho con el modo de construcción de la realidad que ofrece el diario que mejor sabe titular, que no es otro que El País -su manipulación no es violenta-, si bien paso por alto sus sobredosis de buen rollo y los delirios de su izquierda guay. Lamentablemente, los diarios próximos a Luis María Anson -ABC, La Razón...- no sólo ofrecen una realidad insoportable, sino que el odio con que titulan y construyen el mundo es tan fuerte, tan lejano al modo democrático de mantener la paz social, que ni siquiera la excusa del liberalismo puede contenerlo entre la discrepancia y la diversidad de opiniones.
La independencia del periodismo es ya una leyenda, porque no hay periodismo sin militancia. Pero militar no es sólo afiliarse, sino dogmatizar desde las tribunas de la opinión, militancia en las ideas. Independiente no es sólo quien está libre, despegado del poder, sino quien no busca ningún poder para someter a otros.
Es así que Luis María Anson, como tantos otros, vive y proclama una ficción de la que nunca podrá salir, ni siquiera cuando el objeto de su ira sea el Partido Popular. No menos poderosa es la ficción compartida por tantos, entre los cuales se encuentra Anson, de que existe un "centro" en la política. "Centro" es como llaman algunos al espacio político que separa a la derecha de la ultraderecha. Ahora bien, tal centro no existe, y una portada tomada al azar de La Razón daría buena cuenta de que entre la derecha y la izquierda no hay absolutamente nada.
Por fortuna, y sin que los directores de diarios españoles pudieran haberlo sospechado, la independencia es posible hoy en Internet, un espacio insuperable por ser el único que publica inmediatamente, y sin ninguna censura -cultural, editorial, moral...- las ansias, la voluntad de poder de cualquiera, y es sabido que algo que puede hacer cualquiera es de interés para ninguno. ¡Eso es independencia!


Yvs Jacob

sábado, 9 de octubre de 2010

Sebas Gim. La estupidez sin límites

Hace tiempo que sostengo que los catalanes son demasiado españoles como para negarlo. Un claro ejemplo de su condición puede encontrarse en lo sucedido hace unos días, cuando, con muy mala fe, alguien que se hace pasar por periodista, un tal Sebas Gim, aprovechó el buen momento de que disfruta todo lo relacionado con el equipo nacional de fútbol para hacer una reivindicación totalmente inoportuna, propia de un miope mental. Cierto que en España todos habríamos de estar familiarizados con todas las lenguas que hablan algunos españoles, y que el descuido institucional al respecto es imperdonable. La política española, que no es menos miope que algunos supuestos periodistas, se empeña en mirar hacia fuera, donde todo lo domina la lengua inglesa, adjudica las lenguas regionales a quienes hacen uso de ellas, y bien es sabido que el uso de lo exclusivo no alimenta más que la exclusividad.
Pero impera que en una nación con diferentes versiones de una misma cultura -Occidente- los hombres se pongan de acuerdo, y, así, si no existe al menos una lengua de uso común, de ¡común entendimiento!, el estado de guerra en que ya vivimos los españoles pasaría a un grado mayor, lo cual no puede aventurarse a quién podría beneficiar, si es que alimentar el odio produce algún beneficio. Por lo tanto, mal no está que, a falta de una cultura política y social efectiva, dirigida a la paz, hablemos todos algo de castellano, que parece ser la lengua mayoritaria... No viene a cuento pedir a un catalán que hable en lengua catalana si es solicitado a hacerlo en Salamanca, en una rueda de prensa para todos los medios nacionales y como miembro del equipo nacional de fútbol. Esto no puede ser más que una gilipollez. No se trata de imponer nada a los catalanes, sino de buscar el entendimiento. Sólo un idiota, como el tal Sebas Gim, podría provocar el malestar consecuente. Y ha debido de quedar muy satisfecho al probar que, en efecto, un jugador sevillano, obviamente, no sabe, no entiende el catalán. Este tipo de humillaciones son muy españolas; la costumbre de aguar la fiesta, de arruinar el bienestar, en fin, la mezquindad en sus muchas y variadas formas, es, sí, muy, pero que muy del gusto del español.


Yvs Jacob

miércoles, 6 de octubre de 2010

Pío García-Escudero querría ser toro

¡Oye, que cada uno tiene sus problemas!
La nobleza, siempre con sus extravagancias. Me entero por "la intenné" que García-Escudero es cuarto conde de Baradán. Se me ocurren algunas rimas, pero no estoy seguro del estatuto jurídico de la poesía en intenné, así que me las reservaré para unos cigarros de marihuana.
La particularísima forma del cráneo de García-Escudero me ha llamado la atención desde que saltó al ruedo de la política. Pero la disputa abierta en la no-política española acerca del toreo me ha esclarecido un tanto esa peculiaridad fenotípica. Ha dicho el senador que, si fuese toro, desearía morir en la plaza. Me tira por tierra este noble animal todo el darwinismo adquirido en unos estudios que hice en la universidad pública. Yo creía que el toro no era tan gilipollas como el hombre. Es propio del hombre hacer gilipolleces, pero nunca de los animales. Yo pensaba que los animales competían por los recursos y buscaban el modo de reproducirse, pero debe de ser que el toro cuenta con alguna deficiencia genética, y prefiere luchar hasta morir reventado -y que luego se le coman los huevos.
¡Joder, qué derecha la nuestra!
Por otra parte, la sola idea de que alguien se plantee siquiera ser toro es ya un problema de difícil discusión en una Cámara institucional, y menos aun en la alta, donde abunda el buen pedigrí. Nunca he ocultado mi sospecha de que el Reino de España podía ahorrarse el Senado, que no tiene la menor utilidad real ni la tendrá nunca, al menos hasta que no se aprenda en qué consiste la política; y todos los españoles seríamos algo más ricos si no tuviésemos que pagar a los más de doscientos garcía-escuderos que allí se sientan para "chascarrillear" sobre lo que hacen, desean o dejan de hacer.
Volviendo al caso me ocupa, no creo que la defensa emprendida por García-Escudero ayude mucho a dignificar la muerte del animal. En todo caso, a muchos nos gustaría ver a los políticos del Partido Popular en traje de luces y sorteando los envites del toro. ¡Esa fiesta si la blindaría yo como Bien Cultural!


Yvs Jacob

martes, 5 de octubre de 2010

La sangre caliente de los indígenes de la América latina

La principal diferencia entre América del Norte y América del Sur no es precisamente de carácter económico, sino la materia prima humana con que cuenta cada uno de los subcontinentes. Es sabido que los americanos del norte están muy satisfechos de haber conquistado una vasta extensión de tierra luchando contra la flora, la fauna, el clima y... sus pobladores originarios. A menudo, los conquistadores españoles son ridiculizados por su ambición en la historiografía anglosajona, pero quizá debería desmitificarse la Historia en general, para bien y para mal de todos. Una vez conservados los indígenas norteamericanos en formol, indeseables y espabilados del Viejo Mundo se instalaron en la tierra recién conquistada en cantidades masivas, y gracias a su reproducción jubilosa, y al incesante goteo de hombres y mujeres esperanzados, América del Norte se convirtió en lo que es hoy, el cerebro de todo el bien y el mal que conocemos los apasionados y viciosos mortales.
Contrariamente a la aniquilación casi total de la población auténtica del norte, los americanos del sur no son muy distintos de lo que fueron antes de la llegada de los españoles. Cierto que los aguerridos españoles del pasado se ejercitaron con los ancestros de los indígenas en las artes de la guerra y de la humillación, pero la mortandad nunca fue tanta como para superar el número de pobladores originales. Es más, en la actualidad, abundan en sudamérica los nombres y apellidos cristianos y de carácter toponímico español, pero "la sangre" india se ha restablecido, y casi borrado la mezcla.
Cuando la sangre no progresa, resta, no obstante, la cultura. A menudo, pues, se asocia a América del Norte con lo bueno del Viejo Mundo, mientras se pretende explicar el retraso de la América latina por la suerte de sus colonizadores mediterráneos. Es un argumento bastante demagógico, puesto que no hay ningún misterio si los escoceses de Canadá se parecen culturalmente a los de Escocia, y lo mismo sirve para ingleses y holandeses -lo extraordinario sería la aculturación de los indígenas. No obstante, que los peruanos, ecuatorianos, bolivianos... se parezcan a los españoles queda sujeto a muchas dudas. Para empezar, aunque la torticera y paticorta historiografía anglosajona quiera sacudirnos siempre sin piedad, un español de Galicia tiene muy poco o nada que ver con otro de Cádiz -sólo hay que viajar para conocerlo.
Dos sucesos de la "política internacional" me han entretenido estos días. El primero fue el intento de golpe de Estado que sufrió Ecuador. Lo más descacharrante de la situación lo protagonizó el presidente Rafael Correa cuando, con el pecho abierto, y desde el balcón del hospital, gritó: "Si quieren matar al Presidente, aquí tienen al Presidente". Este gesto bravucón es propio de una pelea en el bar de cualquier lugar del mundo o de un gobernante de república sudamericana, pero ninguna otra autoridad institucional, ni siquiera Silvio Berlusconi, actuaría de ese modo.
El segundo suceso tiene todavía más chicha. Evo Morales, vestido de corto, y sin ningún jersey o chalequito de lana de llama andina, le propina un rodillazo a un adversario durante un partido de fútbol. Se repite el patrón indígena: falta de flema.
Es muy difícil enderezar la situación de los países sudamericanos, tienen otro tempo y otro pathos. Claro que siempre se puede liquidar a su población para sustituirla por otra mejor dotada culturalmente. Véase si no la confesión de Estados Unidos sobre los métodos de combate puestos en marcha con Guatemala. ¡Ay, lo mejor del Viejo Mundo...!


Yvs Jacob

domingo, 3 de octubre de 2010

El cálculo errado de "la Ser"

Estoy que me meo de la risa. Por mucho que la Cadena Ser se haya esforzado en trazar con tiza el camino que debían seguir los militantes madrileños del PSOE, la cosa no ha podido salir peor. No se puede negar la eficacia de la emisora en otros temas, en especial, todos aquellos que caben dentro de la izquierda guay. Pero sus directores han cometido un error básico y de bulto. Han partido de un buen principio, eso es innegable; a saber: la ciudadanía española, milite o no en alguna formación o agrupación, carece de cultura política. Así, bastaba con lanzar una campaña desde la emisora para presentar a uno de los candidatos como objetivo a derribar, mientras se abría el horizonte para su oponente. No obstante, y precisamente porque España carece de cultura política, les ha faltado a los cerebros de la campaña de Trinidad Jiménez en "la Ser" un poco -o un mucho- de psicología. La gente hace, en general, lo que hace la gente. La gente hace, en general, lo que se espera que haga, pero si descubre una insistencia para que haga lo que se espera de ella, entonces da media vuelta y toma el sentido contrario. Si "la Ser" se hubiese mantenido en la neutralidad correcta de un medio de comunicación decente, Trinidad Jiménez hubiese aplastado a Tomás Gómez como a una hormiga. Pero no ha sido del gusto de los militantes que se humillara a este candidato, incluso si deseaban que ganase "la ministra". Ha sido, pues, un error de estilo, y, tan elemental, que el espíritu de la derecha se vislumbra en la torpeza. Hay, además, otro aspecto de mezquindad. El candidato Tomás Gómez se ha visto obligado a exhibir más paciencia que un santo. No es fácil de digerir la difamación continua, el desprecio de los periolistos, que sólo porque cuentan con un medio desde el cual opinar lo confunden con la verdad y con la clarividencia.
Después del desastre, todo parece, sin embargo, bien encauzado. Se ha descubierto en Tomás Gómez a un gran candidato para librar a Madrid de "la Espe", y se ha constatado que un mal cálculo en la estrategia de un medio de comunicación puede resultar fatal cuando hay tanto en juego. Pero lo más importante será que los militantes del PSM tomen buena nota y soliciten a "la Ser" que se abstenga de echarles una mano en las próximas elecciones regionales.


Yvs Jacob

viernes, 1 de octubre de 2010

Alfaguara y El País amedrentan al público español con la obra de Pérez-Reverte

¡La hostia puta! Que no nos deja en paz el grafómano incontenible este. ¡Qué individuo más pesado, que no para de darnos por el culo con un libro tras otro! Por si no estuviésemos ya bien jodidos, Alfaguara y El País se han empeñado en meternos toda la "biblioteca Pérez-Reverte" por el ojete, y la obra completa llenará primero todos los kioscos, sin que nadie lo haya pedido ni lo desee, sin que un solo día hasta dentro de varios meses sea posible librarse de su careto cuando el curioso se acerca a ver las cubiertas de las revistas eróticas, de salud o belleza. Nunca he entendido a los lectores de Pérez-Reverte. Obsérvese que digo "lectores de", porque es el caso típico de autor que secuestra lectores, que los reduce a su obra, sin que reste después algo en el mocho para leer otra cosa. Me consta que los lectores de Pérez-Reverte tampoco me entenderán a mí, pero es éste un gran consuelo, la autoexclusión de los mediocres. Por otra parte, algo anda mal cuando un lector se dirige a la obra de Pérez- Reverte, pese a las advertencias que se esfuerzan en mantenerlo alejado de los finos paladares de la literatura. Igual que él escribe por escribir, y sus editores lo publican por publicar, y sus lectores lo compran por comprar "todo lo de Pérez-Reverte", hay otro bando que no soporta "lo Reverte", un bando al que le importan una mierda el Alatriste ese de los cojones y los tesoros bajo el mar. Pero se ve que no tenemos derecho a librarnos de aquello que nos repugna, y ya ni siquiera es posible apartar la vista y mirar a otro lado, porque no hay un espacio en que no asome Pérez-Reverte.
Yvs Jacob siempre ha deseado que los lectores se acerquen a él, pero desde luego que no va por ahí dando por el culo a la gente.


Yvs Jacob