lunes, 21 de noviembre de 2011

Españoles, ¡qué habéis hecho!

Bien mirado, fuera de algunos poetas barrocos y unos pintores afrancesados, nunca ha dado España hombres de auténtico genio, ni, por supuesto, han sido nunca los españoles un derroche de pensamiento científico, sino más bien lo contrario, objetos de estudio, en todo caso, unos alcornoques con brazos y piernas. Treinta años de democracia no han enseñado nada a este pueblo bullanguero, que por no saber, ni elegir sabe, y donde cree aplicar el juicio y la razón no se encuentra sino timado, porque eso es lo que ha sucedido en las últimas elecciones, que diez millones de tontos le han dado el triunfo a un timo, y todos, tontos o no, timados vamos a ser. Para evitar la acusación de parcialidad, debo admitir que el tonto, prolijo habitante de las tierras españolas, se ha repartido con gusto entre varias formaciones políticas. Porque ya hay que ser tonto, hasta sumar doscientos mil, para votar a Equo en la actual situación económica, doscientos mil votos perdidos, naufragio de tanta ilusión. Casi un millón de tontos han dado cinco escaños a UPyD, que ya me explicará alguien qué harán Álvaro Pombo o Toni Cantó en el Congreso más que rascarse las pelotas, porque una mayoría absoluta del PP da para cuatro años recolocándose la huevada en la poltrona sin tomar ni siquiera conciencia de que se es representante de nada, que es, por cierto, la ideología de UPyD, una gran nada. Y todavía decía su líder, la cada día más agria Rosa Díez, que el bipartidismo ha sido derrotado; sí, junto con la sociedad al completo. Y qué puede decirse de IU, qué decir tras el discurso emocionado de Cayo Lara, que por un momento consiguió lo que todavía no es posible para la ciencia, retroceder en el tiempo un par de siglos, para alentar a la resistencia activa a la política neoliberal, como si pudiese su partido decir no a nada en el Congreso con la preocupación de alguien.
Comienzan unos tiempos salvajes, pues mientras el PSOE hubo de tomar decisiones arriesgadas e impopulares de carácter práctico y temporal, las que pronto empezarán a conocerse del PP son propias de una ideología que se niega a asumir el peso de la realidad -no se olvide que en España se percibe un generosísimo salario mínimo interprofesional de 641€ correspondientes a una jornada de ocho horas, que en España hay mucha economía sumergida y se pagan muy pocos impuestos, que en España no existe a partir de ahora la menor oposición.
Es probable que el próximo gobierno que forme el PP comience también a lanzar provocaciones incalculadas, bien porque gusta mucho a sus dirigentes el uso de la fuerza burra, bien porque desde la calle se recoja de manera apasionada su provocación. Es probable que el periodo de violencia que ahora se abre nos entregue también el resurgir del trabajador, esa figura renegada por todos desde que el teléfono móvil dejó de ser un artículo de lujo, y de los sindicatos, con su arma predilecta y más eficaz, la huelga general. Quién sabe; a lo mejor, después de todo, la cosa se pone interesante...


Yvs Jacob

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