domingo, 23 de octubre de 2011

Y ahí llega el burro de González Pons dando lecciones de democracia

Y no en vano lo llaman el "portacoz", y la verdad es que el tío es burro como él sólo.
Conviene no perder de vista ni un momento a quienes celebran con tanta anticipación el triunfo en las próximas elecciones legislativa del 20-N. La sociedad española ha tenido ya la oportunidad de observar su proceso de criminalización creciente iniciado por la panderetera Esperanza Aguirre y sus muchachos, el coro de neoliberalistos asesinos. Los profesionales de la sanidad y de la educación son percibidos como delincuentes en tanto que su modo de vida se cobra buena parte de los recursos de que dispone el Estado. Todavía más lejos se llega cuando se analiza la figura del sindicalista, un destacado criminal para la derecha española, y si además se trata de un liberado sindical, entonces habría de morir molido a palos, exhibido más tarde en el cadalso, bien cogido por los genitales. Por supuesto, un desempleado es un zángano que vive del esfuerzo ajeno, y quien interprete que ha sido precisamente lo ajeno aquello que lo dejó de lado, no otra cosa que un rojo demagogo, otro vago. Y, claro, quien discrepa de los modos que dominan en una sociedad es un elemento antisistema cuyo mal requiere una terapia por electroshock. Como la vorágine no conoce solución para su ímpetu, lo siguiente ha sido insultar directamente a los votantes de la socialdemocracia, a la que prefiero llamar "izquierda liberal" para alejarla de su polémico componente más radical. Dice el poeta Esteban González Pons que los votantes del PSOE son idiotas. Nos lo dice el portacoz de un partido al que ya no caben más políticos corruptos ni sinvergüenzas en sus listas; nos lo dice el portacoz del PP, el partido de Carlos Fabra, el del aeropuerto sin aviones, el de la lotería, que siempre toca, que acumula tantos casos en los tribunales como "Il Cavaliere"; nos lo dice el portacoz de un partido que tiene arruinadas las Comunidades Autónomas de Galicia, Castilla-León o Murcia; nos llama "idiotas" el portacoz de un partido político devorado hasta el tuétano por la financiación ilegal, como saldrá a la luz si los jueces españoles tienen el valor de hacer justicia; el portacoz de quienes niegan la polución atmosférica y se retratan, para su oprobio, bajo la boina testigo de un problema presente, y no una hipotética amenaza para nuestros nietos; el portacoz de quienes han dividido a las víctimas del terrorismo, de quienes han hecho de la enfermedad de la "etatitis" una poderosa arma para aventajar a sus adversarios políticos; nos lo dice el portacoz de quienes se han negado a condenar el alzamiento militar que condujo a la guerra civil de 1936; el portacoz de quienes prefieren destruir España antes que hacer oposición de la manera más responsable y leal que exige la decencia, el portacoz de los mismos que, una vez los terroristas reconocen su derrota, continúan insistiendo en que su final ha sido pactado con el Gobierno del PSOE; nos insulta el portacoz de quienes llevan pataleando siete años porque gestionaron de una manera infantil el progreso de la nación y arriesgaron la vida de los ciudadanos al comprometerla frente a un enemigo cuyos métodos quedaban fuera de nuestro control; "idiotas" nos llama el portacoz que representa a lo más bajo, ruin, patético y rastrero de lo bajo, ruin, patético y rastrero que puede hallarse en los hombres... ¡'amos, será gilipollas! (Y que no venga después con las disculpas, que eso ya lo hace la Espe y lo tenemos muy visto. Votos, no; a éste habría que darle con toda la urna en la cabeza).


Yvs Jacob