jueves, 16 de septiembre de 2010

Partido Popular, Partido Tontular

Está claro que con la derecha becerril española no hay manera. Después de la cabalgada de Mío Cid Ansnar, llega uno que pusieron a dedo y con zanahoria a Melilla, y lo hace sin otro motivo que el de armar jaleo. Lo malo del asunto es que tal jaleo resulta contraproducente. Si al menos tuviese algún beneficio, todavía podría justificarse el medio por el fin, pero ni así. Bien es cierto que Marruecos seguirá siendo tercermundista mientras no sea capaz de redactar un texto de su propia historia libre de mentiras -un gesto del más aperturista progreso. El autoengaño en que se regocija para pescar tontos en el río del multiculturalismo pluriétnico y omnitolerante de la izquierda española, tontos que lleguen incluso a plantear el desprendimiento de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias, todas ellas tierras españolas desde casi los orígenes de la misma patria hispana, no parece que pueda triunfar, especialmente cuando a la izquierda guay española ya le ocupa el problema territorial del Sahara, que despierta una deliciosa inquina antimarroquí.
Pero el premio al tonto no lo gana Marruecos, que puja fuerte por él, sino el Partido Tontular, insuperable como siempre en la irresponsabilidad. Célebre es la frase de Pepiño "el Partido Popular prefiere arrasarlo todo con tal de quedarse con el solar", y cada movimiento que hace corresponde perfectamente a su apetito de destrucción. Dicho claramente: el Partido Tontular es hoy la formación política más peligrosa para España, y lo es mucho más que las agrupaciones no democráticas especializadas en la violencia. Una pena, la verdad -¡tanto dinero para tan pocas cabezas!


Yvs Jacob