jueves, 17 de noviembre de 2011

Un tal Santiago González escribe un libro sobre el mito obsesivo de la "caverna", el zapaterismo

Otro pobre diablo que ya ha sacado el número y ha pedido la vez para decir que está por aquí, que también él arrimó el hombro al ariete, y a ver si gana el PP las elecciones y se tercia una pedrea.
Yo me descojonaba anoche viendo el programa de Sánchez Dragó. Lo que está sucediendo con Telemadrid no tiene ya nombre, no puede ni siquiera juzgarse "propaganda", "lavado de cerebro", "insulto a la inteligencia" ni nada por el estilo, y, a riesgo de caer en el misticismo filológico, parece más bien que no existen palabras para tanta obscenidad. "Este es un programa de literatura", decía Sánchez Dragó a un tal Santiago González que cayó por allí. Pues nadie se había dado cuenta, porque los invitados suelen a acudir para combatir ese terrible mal que es la sociedad progresista. Claro, ¡si es que éramos tan felices con Franco! Sobre todo si estabas en el lado de los buenos y formabas parte, por escasez de méritos o por familia, de un sistema de administración pública corrupto y dirigido por analfabetos. ¡Y qué felices fuimos después, ya en 1996, cuando Josemari nos hizo ricos!
El tal Santiago González parecía persona leída, pero, ya lo decían los viejos gramáticos, el problema del hombre es que razona -o juzga- mal. Se puede leer mucho y se puede comer mucha lasagna. En un caso, quizá se le quede a uno algo en la cabezota, pero puede suceder como en el segundo, que una masa de queso se agarre a las paredes del estómago y no haya manera de expulsarla durante días. Yo me inclino por lo segundo, esto es, que al tal Santiago González se le haya agarrado el queso a las paredes del cráneo.
Aparte de los lectores de Ana Samboal, supongo que nadie en su sano juicio comprará las agudísimas observaciones del tal Santiago González sobre lo que ha venido en llamarse "zapaterismo". De las muchas burradas que pudieron decirse en el programa de anoche, yo rescato dos. En primer lugar, estaban allí sentados dos progres que renegaban de haberlo sido. Yo comprendo esta posición: mola muchísimo más ser un hijo de puta. Estos dos exprogres se burlaban ahora del progresismo, satisfechos de haberlo abandonado -al parecer, gracias a unas lecturas de Adam Smith, que les había ilustrado sobre el concepto de la vida como lucha, por encima del estancador colectivismo, se entiende. Colmo del disparate fue asimilar la izquierda moderna con la Cuba comunista, y hasta se habló de lo mucho que se parecía el aspecto de "el Che" al de Jesuscristo, siempre con el fin de afirmar que la izquierda se comporta como una religión. Llamo la atención sobre el asunto porque se supone que quienes afirmaban esto anoche son los que pertenecen al mundo sano, los de las cabezas preclaras. Vamos, que me tiraba por los suelos -es aquello de la paja en el ojo ajeno y la peonza en el propio culo.
Otro aspecto no menos descacharrante fue la deslegitimación de los resultados de las dos últimas elecciones generales legislativas, las que perdió consecutivamente Mariano Rajoy. Decía el tal Santiago González que la gente había votado a Rodríguez Zapatero "creyendo que hacía algo grande", sin caer en la cuenta de que era un tonto sin ideas que ha conducido a los españoles al mayor de los desastres. Por supuesto, esto no tenía nada que ver con el pataleo del perdedor, sino con una derrota de la moral: los progres de mierda se creen siempre superiores, pero no lo son en absoluto, son unos fascistas encubiertos. Hoy por fin ha pedido el diario El Mundo el voto para el PP, si bien hace unos días se quejaba su director en un editorial de la página en blanco que es el programa de Mariano Rajoy. Insisto, se supone que estas son las personas de inteligencia superior, las que perciben mejor que los demás la realidad, las que muestran con su actitud crítica quién es el bueno y lo hace bien, y el malo malísimo que todo lo hace mal.
Creo que la "era TDT" está siendo letal para la inteligencia en España, por si no éramos ya una raza de alcornoques. Demasiada gente opinando aquí y allí, demasiada gente con el megáfono en la mano.
El día 20 hay que decidir entre meter los pies en un charco o el naufragio. Quiero decir todavía algo acerca del derrotismo en política. De la misma manera que el PP y los medios de la "caverna" han socavado la democracia española con sus obsesiones -teoría de la conspiración, lucha antiterrorista, la igualdad es sólo un concepto, las dos Españas...-, han sido socavados también los cimientos morales de la sociedad. Las agotadoras encuestas que se conocen cada media hora están cerca de conseguir que el resultado de las elecciones sea uno anticipado, pero este desastre todavía no ha tenido lugar, y es un tsunami que sí puede evitarse.
¡Paremos a la derecha rancia!


Yvs Jacob