viernes, 28 de septiembre de 2012

Los "lateros" mataron la revolución

Como tantos jóvenes españoles sin empleo ni futuro, Tocomocho creía que sus problemas los habría de resolver la revolución, y para allá que se fue, a hacer la revolución, que por aquellos días tenía lugar en la plaza de Neptuno, en Madrid. Como diría Juan Ramón, Tocomocho "es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo algodón", y nunca había visto una revolución, sólo sabía que es necesaria la reunión de mucha gente, en su mayoría joven, que gusta escuchar música a gran volumen, fumar porros y beber latas de cerveza. En la plaza de Neptuno acostumbra a concentrarse gente que viste camisas rojiblancas y que habla muy malamente, pero Tocomocho nunca entendió que fuese tal el uniforme de la revolución, y siempre confió en que ningún cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación cayese bajo la dirección de los seguidores del Atlético de Madrid. Podía estar tranquilo, porque la revolución en marcha en la plaza de Neptuno nada tenía que ver con el equipo del Manzanares. Tocomocho se unió a la masa, participó en sus juegos; se sentó en el suelo, se levantó cuando lo hicieron los demás, se sumó a los silbidos, a los gritos, a sus gargajos, Tocomocho le cogió gustillo a eso de hacer la revolución. Para que una revolución funcione, parecía entender Tocomocho, es necesario identificar a sus enemigos y a quienes los defienden: es necesario identificar a la Policía con un Estado policial y a los políticos como esa casta dedicada al expolio de la nación. Se convencía Tocomocho de que, en efecto, el pueblo nada tiene que ver con los desmanes de sus políticos, y cuando así reflexionaba más se convencía de la necesidad de la revolución. Menos mal que había acudido a la cita que pretendía rodear, y si llegaba el caso, tomar el Congreso, disolver la Cámara y constituir una Asamblea Nacional de porreros y bebedores de latas de cerveza, que seguro resolvería todos los problemas de la nación con mayor eficacia que la mostrada por los políticos de profesión. De camino al Congreso, Tocomocho fue observando los usos, los cánticos de los revolucionarios; "¡Eso, eso, eso, rodeamos el Congreso", gritaban unos jóvenes, cogidos de la mano, cerca de la estación de metro de Sevilla, y Tocomocho, que quería ir por la calle de Alcalá hacia abajo, temió romper la cadena humana, y como era una revolución feliz, de momento, quizá incluso algo pija, dos lindas muchachitas levantaron sus brazos y le dijeron "¡pasa, pasa!", y Tocomocho pasó, con la alegría del revolucionario que ha contratado un servicio de Internet de hasta 10Mb. Tiempo atrás había escuchado Tocomocho otro cántico en otras circunstancias, "¡Ía, ía, ía, Esperanza hija de puta!", y como éste sí lo conocía, abrigaba el deseo de poder participarlo, aunque ignoraba su alcance revolucionario. Y tras fracasar en todos los accesos más directos, porque estaban cortados, llegó Tocomocho a la plaza de Neptuno, donde ya se concentraban todos los estudiantes y licenciados en Letras sin empleo, que son quienes hacen la revolución, y aunque Tocomocho se había formado como veterinario, sabía perfectamente qué es no tener empleo, porque en España hasta los jóvenes ingenieros están desempleados, y un país puede acumular licenciados en Letras sin trabajo, pero cuando no lo tienen los ingenieros... Llamó la atención de Tocomocho el paso continuado entre los revolucionarios de unos individuos que portaban bolsas y mochilas, y le pareció que había quienes acudían muy bien preparados a la revolución, gente que quizá pretendía afrontar una larga estancia en las proximidades del Congreso, mientras no llevaba él más que un jersey de lana y un reproductor de mp3; días ya sin poder quitarse de la cabeza Starman, de David Bowie. No obstante, Tocomocho reparó en que estos portadores, un poco renegridos, en nada se asemejaban a los revolucionarios, eran unos tipos que andaban, por así decir, a lo suyo, y lo suyo no era sino la venta de cervezas a los revolucionarios, porque un revolucionario en estado de revolución consume más que un revolucionario en estado pasivo. A Tocomocho se le presentaron muchas dudas de inmediato, ¿cómo es posible que haya tanta humillacion en plena revolución?, y se sintió incómodo -"yo no puedo participar en una revolución que antepone las cervezas a los hombres, esto no es una revolución, ¡parece un fin de semana en La Latina!"-, hasta que decidió por fin abandonar a sus compañeros, a sus camaradas, a sus hermanos revolucionarios, ¡ay! Le entró miedo, es verdad, porque era uno de los pocos que no llevaban una lata de cerveza en la mano, le entró miedo, temía que le asignaran un papel equivocado, que lo confundiesen con un elemento contrarrevolucionario abstemio, que le echasen en cara su falta de compromiso en semejante momento histórico, y cuidó al máximo de sus movimientos con el objeto preciso de la huida. No se marchó de inmediato, para no despertar sospechas, y cuando llenó el ambiente el rumor de que ya iban a empezar los palos, cuando los lateros ya eran más que los revolucionarios, Tocomocho se puso en pie y abandonó la plaza caminando hacia atrás, a veces silbando, camuflaba así su desencanto, la frustración: la insaciable estupidez de la pobreza le había arruinado la revolución.

Tras la consolidación de las instituciones de la miseria recuperadas para España por chinos y rumanos, goza de gran prestigio y de absoluta impunidad en la actualidad el joven latero paquistaní, un incondicional en toda clase de eventos.






Yvs Jacob, a Tocomocho, con todo su afecto.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Desmitificando Alemania

Curtius (Ernst Robert), el gran filólogo alemán, contó esta deliciosa anécdota en uno de los comentarios acerca de sus lecturas publicados por el diario Die Tat, de Zurich, cuya compilación, titulada Büchertagebuch, saldría a la luz en 1960, ya fallecido el autor, en la ciudad de Berna. Contaba Curtius: "Cuando me encontraba... escribiendo un libro sobre Balzac y quise reunir testimonios de la acogida dispensada a este autor por sus contemporáneos, intenté conseguir los diarios de Goethe, que, como es sabido, tan sólo en la edición de Weimar se reproducen completos. Me resultaba difícil el acceso al texto deseado. Mas he aquí que, al comprar embutido, el tendero me lo envolvió en un pliego de maculatura que contenía precisamente el texto buscado" (traducción al castellano de Taurus Ediciones, Diario de lecturas, Madrid, 1969). Y muchos españoles, tras conocer este episodio, se preguntarán: ¿cómo es posible que en un país donde la formación profesional goza de tanto prestigio por su grado de especialización los charcuteros lean a Goethe? Y yo llevaría la cuestión más lejos: ¿cómo es posible que los charcuteros alemanes no sólo lean a Goethe, sino que lo aprecien tan poco como para envolver con su obra los embutidos? Mucho me temo, sin embargo, que un charcutero alemán no sabe más de Goethe que un pescadero español de Cervantes, y si lo que cuenta Curtius es verdad, ¡hay que ver lo brutos que son algunos! Pero el pasado verano anduve yo por la Germania en busca de un poco de paz, cansado como estaba y estoy de vivir entre los no menos brutos españoles, y caminaba una tarde por la Linienstraße de Berlín cuando me topé de pronto con algo que cerca estuvo de extinguir mi afecto por ese pueblo magnífico, cuyo único defecto es quizá de orden geo-climatológico, lo que escapa incluso a la eficacia de su ciencia.


En efecto, se trata de una pedazo de mierda de perro en una calle de Berlín, una mierda que sólo se podía salvar cogiendo carrerilla; y no quiero engañar a nadie, la lavadora que apenas destaca tras el soberano bulto escatológico también estaba allí, aunque no se apreciaba a ningún rumano en las proximidades de tanta chatarra. Anda Angela Merkel metiendo el dedo en el ojo con que si España lo hace todo mal, que si es un ejemplo de lo que no se debe hacer y tal y cual, pero yo quiero decirle a doña Angela lo siguiente: pocas cosas detesto más que a los perros y a las cacas de perro, y así te lo digo, Angela, o haces algo para que una deposición semejante no se produzca de nuevo en vía urbana o yo a Berlín no me voy.


Yvs Jacob

viernes, 21 de septiembre de 2012

Oído en Barcelona

-Seamos honestos, sin violencia no habrá independencia, pero con violencia, tampoco.
-Ya, mira a los vascos...
-Y es verdad que acudió mucha gente a la manifestación por la independencia, pero con 700.000 desempleados, y si además aparece Guardiola...
-Pues si creíamos que se había perdido una generación, a lo mejor se ocupan ahora todos en la guerra.
-Sí, y nos sale por fin un premio Nobel de las letras.
-Lo que pasa es que no quedan nada claros los bandos: españoles contra catalanes, catalanes contra catalanes, soberanistas de izquierdas y de derechas contra constitucionalistas de izquierdas y de derechas, quién sabe si hasta terminarían luchando los independentistas entre ellos, o los españoles todos. Va a ser muy rara esta guerra.
-No, si se va a armar una bien buena.


Yvs Jacob

jueves, 20 de septiembre de 2012

Santiago Carrillo en una pequeña historia de España

Los hechos aquí narrados son en absoluto inventados.
Cursaba yo 4º de EGB en los primeros ochenta, muy al principio de los ochenta, cuando el colegio organizó una excursión al museo de Ciencias Naturales, actividades que por entonces se decidían en agotadoras reuniones de padres y profesores, con el director, quizá porque se había iniciado en España la que puede llamarse edad de la política. De esto no se habían enterado muchos de los docentes que continuaron ejerciendo tras la muerte del dictador, y aunque yo asistía a un centro público, cuyos alumnos de los últimos cursos ya habían iniciado el proceso que los convertiría en yonquis, doña Rosita, mi maestra desde 2º hasta 5º de primaria, no dejó ni un solo día de rezar el Ave María apenas entraba en el aula, y a veces nos recordaba que no era obligatorio, y que quien no quisiese rezar podía guardar silencio. Este tic de doña Rosita formaba parte de un conjunto mucho más rico -solterona y sesentona, enamorada en secreto de Ramón, nuestro bedel tullido y con la mala hostia de un rinoceronte...-, doña Rosita, toda la vida dando clase a los niños y llega la democracia... Yo nunca me aprendí el himno, pero confieso que no fue una reacción iluminada, no por ignorancia, como diría Jean-Jacques, de lo que sea Dios a una edad tan temprana, sino por vergüenza, porque yo no podía alzar la voz ni siquiera dentro de un grupo. En cuatro años, yo nunca pude aprenderme el himno. Tras la visita al museo, fuimos, como era entonces de rigor, al Retiro, y por entonces no había negros siseando a los viandantes tras los árboles, pero tampoco se aconsejaba que nos alejásemos mucho. Por una de las sendas, encontramos a dos personas sentadas en un banco, eran Santiago Carrillo y su guardaespaldas. A los ocho años, tiene razón Jean-Jacques, ni se sabe qué es Dios ni se sabe quién es Santiago Carrillo, pero doña Rosita debió de decirnos algo, porque todos lo rodeamos con nuestros cuadernos en la mano para que nos firmase un autógrafo, y ya se me dirá para qué querría un niño de ocho años una firma de Santiago Carrillo. Este comportamiento tan contradictorio de doña Rosita, que había cantado un Ave María en el aula antes de subir al autobús, se resolvió satisfactoriamente al año siguiente, en 5º, cuando por fin fuimos de excursión al Valle de los Caídos, algo con lo que nos había amenazado los cursos anteriores. Frente a la tumba del dictador, uno de mis compañeros cargó la boca de flemas que expulsó con violencia y no menos acierto. Muchos años después, Chechu, que así lo llamábamos, ingresó en el cuerpo de la Guardia Civil -quizá el único entre todos aquellos muchachos que todavía hoy tiene un empleo... En 6º curso, ya nos libramos de doña Rosita, por alguna fortuna de la ley, pero se instauró la tradición de visitarla con el boletín de notas. En una ocasión, como yo había suspendido casi todas las asignaturas, delante de ella y otros compañeros fingí revolver la cartera sin ningún éxito en la búsqueda de las notas. Creo que ese día me di cuenta de que yo era un ser de verdad superior; tenía diez años y no me había temblado el pulso: no le había enseñado las notas porque no me había salido de los cojones. Con los años, pude añadir al cajón donde dormía el autógrafo de Santiago Carrillo otro de Rosendo Mercado, pero de éste no tengo ni la menor idea de cómo lo conseguí.


Yvs Jacob

martes, 18 de septiembre de 2012

Y apenas dimitió Esperanza Aguirre, el mundo ya era más bonito

Un pobre puede tener un teléfono móvil con sistema Android, algo que sucede en número de millones en España, pero eso sólo ahondará en su pobreza, la pobreza que no es algo donde se incrusta el pobre, sino que es el pobre el que lleva incrustada su pobreza, y nunca se librará de ella -la pobreza sólo se cura con educación. Las condesas consortes pueden jugar a la política y decidir y decir al pobre cómo debe vivir, decirle qué es lo mejor para él, pero nada hay en realidad que pueda librar al pobre de su pobreza, menos incluso el dinero, porque la pobreza no es falta de dinero, sino falta, ignorancia de la cultura, y la cultura, otra vez, no consiste en tener dinero, en ir más o menos al cine y al teatro, la cultura es la supradimensión del ser humano, y tanta menos cultura tiene un hombre cuanto más alejado vive de sí mismo, y tanto más se aleja cuanto más confía en lo que le dicen quienes lo malgobiernan. Los pobres nunca debieron votar a las condesas consortes, los pobres nunca debieron escuchar a quienes les dicen que son pobres porque se han esforzado poco, pues quienes así les hablan no se han esforzado nunca, y ni hay que servir a quien sirvió ni hay que servir a quienes creen que unos han nacido para eso, y otros para que les traigan el plato a la mesa. Nunca debieron los pobres votar a quienes lo han tenido todo siempre, por muy tópico que suene este haberlo tenido todo. En España al menos, la derecha política nunca ha sido culturalmente más rica que la izquierda, al contrario; en España al menos, la derecha política nunca ha podido ofrecer una imagen de distinción o decoro, la imagen de una cultura a imitar, algo que supusiera la envidia de los pobres. En España, la derecha sólo ha tenido dinero, como lo quiere el pobre. La derecha no tiene nada que ofrecer a los pobres, aunque necesita sus votos, millones de votos; la derecha no comprende el mundo en que vive el pobre, aunque éste posea un teléfono móvil con Android, pero la derecha sabe que una pésima educación garantiza su pobreza, porque la derecha teme más que nada al ciudadano, y donde hay un ciudadano es imposible que se incruste la derecha. Los años de gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid han servido, efectivamente, para consolidar las instituciones de la pobreza. Los pobres nunca debieron votar a la condesa consorte, porque cuando un ignorante se pone al frente de los asuntos de una comunidad humana, su elección y reelección por parte de otros que tampoco saben mucho más sólo conducirá a la perdición de todos ellos. El asunto de Eurovegas, última hazaña de la condesa consorte antes de tocar a retirada, resume su trayectoria bajo el más pesimista de los diagnósticos: los pobres, satisfechos de su pobreza, discuten sobre si se podrá fumar o no en un casino. No creo que la política pueda fracasar más de lo que ya se ha visto en Madrid. Lamento, tras la dimisión de la nefasta y a veces siniestra presidenta de la Comunidad de Madrid, que la victoria lograda para quienes hemos sufrido su mala gestión nos la haya ofrecido una enfermedad, quizá, no obstante, el reencuentro para Esperanza Aguirre con la utópica igualdad entre los hombres; mil veces hubiese preferido yo que la expulsase de la política, un juego demasiado complicado, como la sociedad, al antojo de una mente tan simple, el resultado de las urnas ya en la primera elección, que mucho nos habría ahorrado, incluido el dinero. Para el futuro, alguien querrá alguna vez buscar de qué manera progresó la sociedad madrileña, o la española, durante el gobierno de la condesa y nada podrá decir más que se inauguraron campos de golf y estaciones de metro, nada que de verdad merezca el recuerdo. Apenas dimitió la condesa, el mundo ya era más bonito; ahora sólo resta que los pobres no cometan el mismo error -que los pobres voten a quienes tienen cuatro o seis casas, pero buscan y desean lo mejor para ellos, y saben cómo unos y otros habrán de lograrlo. Otra vez, no, por favor.


Yvs Jacob

lunes, 17 de septiembre de 2012

Saca el güisqui, Cheli, para el personal, que ha dimitido la Espe...

¡Hostia puta, qué contento estoy, coño!
Hay que salir a las calles a celebrarlo, ¡vamos a quemarlas! Desempleados de Madrid, ¡uníos!
Saca el güisqui, Cheli, para el personal, que ha dimitido la Espe...


Tocomocho para Basuragurú


Y ahora, ¡huelga indefinida en la educación pública madrileña!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Utilizan a Fátima Báñez para echar abajo una puerta

Pero así tal cual, como en la poesía más pura, que la han cogido entre cuatro y han tirado un portalón. Como anda la ministra armando mucho jaleo últimamente, se me ha ocurrido hacer una consulta en Internet para conocerla mejor, y lo que he encontrado no es poco. Para empezar, si ya tenía yo muchas dudas sobre la idoneidad de poner al frente de las cosas de España a Mariano Rajoy, que entre sus haberes cuenta con cuatro viviendas y un despachito, anodadado me quedo al conocer que la nueva Perlita de Huelva lo supera en dos unidades, pues la ministra de Empleo [sic] del Gobierno de España es propietaria de seis inmuebles, que quienes vivimos de alquiler y mal ni lo podemos imaginar siquiera, ¡cómo cojones llega alguien a ser propietario de seis inmuebles!, y no acaban aquí sus ambiciones, porque dispone todavía de dos solares para soñar, y aunque está instalada en la capital del Reino de España, la Cámara Baja no deja de velar por sus gastos, ¡y lo que gasta la ministra!, sobre todo para disimular, o como diría ella, pa' peinahse.

La ministra de Empleo [sic] Fátima Báñez









Pues parece ser que en una de sus casitas se había dejado dentro la ministra las llaves, y como en el PP se valora mucho al emprendedor, ni cerrajero ni románticas soluciones, a golpes que la ha emprendido la propia ministra, no sin antes haber dicho a cuatro mozos cohemme, agarramme bien, farsanteh, sosialihtah, y así, dos por piernas y otros tantos por los brazos, con la ministra contra el portalón, hasta que la muy noble madera ha cedido. Y muchos nos hemos echado a temblar, como temblaría el Congreso si algún día el ujier perdiese el llavero, que la ministra levanta la cerviz y no para de dar con el mocho hasta que se derritan los dos leones que dice la leyenda fueron forjados a partir de unos cañones ganados al enemigo. Por cierto, ahora con más inquietud, leo también que la ministra de Empleo podría derribar una puerta, pero que no ha dado un palo al agua en su vida. Cabría pensar que no es apta para el cargo, aunque con 6 millones de parados no la elige mejor ni el diablo.


Yvs Jacob


Nota: En Basuragurú creemos que es necesaria una huelga indefinida en la educación pública, al menos en Madrid, y queremos animar a todos los que llaman lucha a una triste manifestación a que de verdad se impliquen en la destrucción de España, o acaban con ella unos cuantos a acabamos con ella todos. ¡Huelga indefinida en educación, ya!

jueves, 13 de septiembre de 2012

Moncloa podría estar preparando una nueva sustracción del Códice Calixtino

El presidente Rajoy se encuentra en horas bajas, muy bajas, y la realidad, en horas altas, las más altas que imaginarse cabe. La desastrosa gestión de los asuntos públicos por parte de nuestro presidente gallego siembra desasosiego y discordia entre los españoles, y fuera de España cultiva algo mucho peor, una resistencia que conduce hacia la indiferencia, y no es lo mismo que el pobre desprecie al rico que serle indiferente a éste. Se cuenta que en La Moncloa vive su equipo de asesores una reunión permanente, casi una reunión sindicalista, por la poca ventilación del espacio y corporal, reunión entregada a la búsqueda de ideas para relanzar al presidente, cuya imagen se ha descompuesto hasta el punto de maravillar a quienes lo votaron y a sus opositores, todos preguntándose si es verdad que fue una vez elegido para gobernar, o si apareció sin más, espontáneo y divino, o si es una fatalidad realmente fatalista en la historia. Parece que se evalúan muchas propuestas, que por venir de los asesores no son sino insensatas, y entre ellas ha triunfado la siguiente: los sabios de la imagen y del vaciado podrían estar preparando lo que ha dado en llamarse un acto de sublime heroicidad. Este acto se concreta, como diría Protágoras, a la medida del sujeto que lo realiza, y es entonces que se trama, destacada por su osadía, la segunda recuperación del Códice Calixtino, pero lejos de limitar el papel del presidente a la solemnidad de su entrega en sede catedralicia rociada de incienso, los fieles asesores insisten en la necesidad de construir mejor al personaje, dotarlo de capacidad real de acción: se pretende hacer con la recuperación del incunable lo que Alberto Fujimori con Sendero luminoso, un espectáculo visual complejo donde no falten la retransmisión en directo de la peripecia por parte del propio héroe ni el mensaje de que hay un gobierno que, efectivamente, gobierna. Tras su entrega, sano y salvo, con todas las marcas a bolígrafo de sus recientes glosistas, el obispo de Santiago de Compostela leerá su muy celebrada y satisfecha comunicación El Cristo, puntos a favor y en contra.
Y menuda heroicidad: 6 millones de parados, el 50% jóvenes, el peor sistema educativo del mundo civilizado, el sistema público de salud devorado por la carcoma de la razón y los asesores preocupados por mejorar la imagen del presidente. Será que no le queda nada claro hacia dónde debe dirigir su fuerza este superhéroe que no hace tanto tiempo ejercía el poder de la superpresión...
Y es verdad que al presidente se le está viniendo todo encima, todo igual o muy parecido a aquello que le producía tanta soberbia cuando se sentaba en la bancada de enfrente, cosas que a él nunca le pasarían o iban a pasar, porque son cosas que le suceden a los incompetentes, a los adolescentes que quieren gobernar, y bien diferente es presentarse en campaña electoral como superhéroe con su lema  Ya llego yo, que se van a enterar. Todo da un poquito de pena, porque Mariano Rajoy estaba predestinado para la gloria, y hay quienes se están empeñando en joderlo. Menos mal que existen los asesores, que son a la política como una botella de Don Limpio; ya se sabe, que quita la mierda, al menos eso se nos dice, sin rascar. Si ya se ve...


Fullero para Basuragurú

martes, 11 de septiembre de 2012

La entrevista al presidente Rajoy en TVE, el programa menos visto en su franja de emisión

Siempre he dicho que Mariano Rajoy es un tipo de muy bajo interés, una desgracia para la historia de España, y el daño que está haciendo y dejando hacer perdurará hasta que nos decidamos a matarnos los unos a los otros, nacionalistas, españoles, izquierdistas joviales o neoconservadores alucinados. Por lo pronto, se ha iniciado la guerra del tupper, cuando muchos creíamos que el arsenal que cada ciudadano precavido debe ir completando en casa se lo proporcionarían Internet y el mercado negro. Así que yo no he perdido tiempo, y apenas conocida la noticia del tupperazo por parte de una desempleada madrileña a la presidenta regional -¿será cierto eso que tanto se teme en el PP, que los parados, si no combaten los incendios, son peligrosos?-, fui corriendo a un comercio que distribuye estos y otros artefactos caseros, pregunté por sus calidades, sus propiedades -peso, velocidad de lanzamiento, capacidad para sólidos y líquidos, conservación de los malos olores...-, todo ello para montar en la cocina mi propio tupper arrojadizo, arma que llevaré siempre conmigo cuando pasee por la ciudad, ¡y no pienso errar el tiro!, allí donde pongo el ojo pongo unos spaguetti agrios y con su tomate reseco.
Pero me llega una información de fuente fiable a propósito del interés que despertó en la sociedad española la entrevista que concedió anoche Mariano Rajoy, presidente, a TVE. Me dice esta fuente: "el partido de España contra Arabia Saudí lo vio muchísima más gente". Reacciono con inquietud política: "¡no me jodas!". Y la fuente: "¡pfff!". Y así está la cosa, que no había nada interesante en la televisión anoche, y ni siquiera por curiosidad se sentó nadie delante de su aparato para escuchar un triste mirusté, ni esos grupos sh con que el presidente insiste en construir todas las palabras del castellano. Y añade mi fuente: "pues de los 11 millones de idiotas que lo votaron, aunque sólo fuese por casualidad, algunos tendrían que haber visto la entrevista, ¿no?". Yo no lo voté, pero quizá mi caso sirva como ejemplo, porque apenas me enteré de que la entrevista iba a comenzar apagué el televisor. Pasa igual cuando llueve y hace frío, que se cierra la ventana. Pobre hombre, por qué no se habrá dedicado a otra cosa...
Nota: haced algo por vuestro país, ¡no compréis los tupper en los comercios de los chinos!


Tocomocho para Basuragurú 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Los votantes del PP podrán llevarse a los parados a casa

Tras confirmarse que los desempleados podrán ser llamados para prestar servicios contra los incendios y aprobarse en la Cámara regional de Castilla-La Mancha que quien no sea de derechas perderá el derecho a participar en la política autonómica, esta semana se dará a conocer otra medida de ahorro, ahora para los votantes y fieles del PP, pues, a partir del próximo sábado, quienes con su voto ayudaron al partido en el gobierno de la nación a ganar las pasadas elecciones generales habrán ganado también el privilegio a someter a quienes son por naturaleza inferiores, esto es, el poder para ocupar a los desempleados que perciban alguna prestación en las tareas que el empleador considere oportunas, de manera que dicha prestación quede justificada -así dicen que sucede en los países de nuestro entorno... Los votantes del PP podrán, por lo tanto, sin importar la edad, la raza o el sexo, como garantiza la sacrosanta Constitución, recoger por las calles, e incluso sacar por la fuerza de sus domicilios, a cuantos parados necesiten para cualesquiera labores, todas las que un ser humano desempleado pueda realizar sin remuneración directa. Para facilitar el reconocimiento y la caza del desempleado que vive a costa del Estado -el Estado que somos todos...-, el Gobierno filtrará a algún diario afín los datos de quienes cumplan tal requisito -haber cotizado para mantener el sistema y no querer trabajar-, siendo así posibles la consulta pública de datos privados y la impunidad para la fuente. Por parte del empleador, el Gobierno no exigirá otra obligación que la de no mantener a ninguno de los desempleados obtenidos en la razzia ocioso, no más desempleados de los que sean necesarios, ni por vicio ni con maldad, como es de ley; en caso contrario, se prevén sanciones -un autógrafo de Mayor Oreja, unos esputos del machote Basagoiti...-, pero se prometen también  importantes reducciones fiscales: tantos menos impuestos cuantos desempleados se consiga humillar. Fuentes cercanas a Moncloa habrían dicho que el objetivo de la medida es escandinavizar España, pero esta hoja de opinión ha consultado si tal medida se practica en algún lugar de Europa, incluida Escandinavia, sin hallar otra satisfacción que la esclavitud entre tribus de la época vikinga.
Suelte a ese parado, ¡yo lo vi primero!


Yvs Jacob


[Y muy pronto en Basuragurú: "El Gobierno incluirá en Loterías y apuestas del Estado el sorteo semanal de una cápsula de bronceado usada por Ana Mato" (¡Con restos de ADN auténticos!)].

jueves, 6 de septiembre de 2012

Insultan a Esperanza Aguirre y Tocomocho no estaba allí

Dice la célebre consorte que le han dirigido declaciones necrófilas, ¡vaya por Dios, qué marranada! Rápidamente, he buscado el significado de esta palabra -necrófilo, no marranada ni Dios- en el diccionario de la RAE, no vaya a ser que, creyendo que conozco el valor de un término, en realidad no lo conozca, o lo que es igual, que tome una cosa por otra que no es, una realidad verdadera por otra falsa y juzgue de manera equivocada o permanezca en el error -¡pero sería posible que gracias a Esperanza Aguirre me haya puesto yo tan deliciosamente cartesiano! Pues en el diccionario de la RAE te envían, como es de rigor, de necrófilo a necrofilia, y ahí nos quedamos. En esta entrada se dan dos acepciones, atracción por la muerte o por alguno de sus aspectos y perversión sexual de quien trata de obtener el placer erótico con cadáveres. Nunca he ocultado que para mí la Espe tiene mucho de momia, ahora bien, yo lo que tengo entendido es que a la Espe le han deseado que se muera, si es que el proceso de momificación no se lleva ya a cabo sobre un fiambre, pero se lo han deseado en voz alta, y ahí es donde hace daño la muerte a los vivos, aunque insisto en que a las momias las cosas habrían de hacerles ni fu ni fa; y es importante que se atienda a que el feliz deseo se ha expresado de viva voz, porque con el pensamiento ya se lo deseamos casi todos a esta momia picajosa. Si esto es atracción por la muerte o por alguno de sus aspectos, yo lo veo muy poquito DRAE -habrá que seguir buceando en el diccionario, tu amigo-, ni siquiera por la parte de la perversión puede cogerse, siendo como es la más interesante. ¿Y por qué somos tantos los que deseamos de pensamiento que esta momia desaparezca? Pues quizá porque ya ella con sus acciones está conduciendo nuestros destinos a algo muy parecido a la muerte, aunque los liberales lo toman todo a risa, claro, y todo por esa extravagancia de que las condesas consortes pueden participar en el juego de la política, las condesas consortes que ya tienen en sus casitas formidables juegos de porcelana con que entretenerse y dejar en paz a los demás... mortales. Por otra parte, la Espe quiere que la justicia castigue a quienes la quieren mal, y cabe preguntarse si hay delito en el deseo de muerte, sobre lo cual tengo yo demasiadas dudas -basta pasearse por un supermecado, ¡que me aspen si no se encuentran allí suficientes argumentos a favor de la muerte! No es para nada lo mismo, digo, por muy violenta que resulte la reflexión, ojalá te mueras -incluso ojalá te mueras, bruja- que te voy a matar -o te voy a comer el hígado, momia, que sé dónde lo tienes guardado. En el primer caso, vive la libertad, lo segundo es una fanfarronada incluso para los universitarios -recuérdese que a la Espe le desearon la muerte cuando iba a la universidad...
Y yo no estaba allí, amigos, le desean a la Espe que se pudra y vete a saber dónde estaba yo en ese momento, si es que ya me había levantado. Una vez más tengo que deciros que estoy muy pesimista, lo veo todo muy mal y parece que se va a poner peor.
Quiero despedir la lección de hoy con otra observación necrófila. Como hay muchos españoles que quieren ir a Alemania en busca de trabajo y una vida mejor, he investigado en profundidad los motivos de esta migración y me he encontrado con lo siguiente: ir a Alemania porque la vida es barata, se come bien, se usa la bicicleta y la gente es muy educada -¡pues no confundimos la cultura con el dinero! ¡Si es que a los españoles habría que matarnos a todos!


Tocomocho para Basuragurú

sábado, 1 de septiembre de 2012

Yvs Jacob dedica buena parte de una mañana a ver los anuncios de Alain Afflelou y llega a la conclusión de que no los entiende

Así es, amigos. Para empezar, no alcanzo a comprender por qué alguien querría tener tres modelos distintos de gafas, es una necesidad difícil de despertar de manera espontánea en un ser humano incluso un poco perjudicado por el mercado, y ni siquiera imagino por qué desearía alguien guardar dos copias del modelo que usa habitualmente, gente que con seguridad viste pantalones rotos, ropa interior castigada por la lejía y no presta toda la atención debida a las uñas de sus pies. Tampoco consigo dar con una explicación satisfactoria en cuanto a la presencia del propio Alain Afflelou en sus anuncios, no obstante su esfuerzo por expresarse mal en castellano. Se muestran al espectador imágenes de Alain, que sonríe porque ve a la gente bailar en Venecia, gente que debe de tener cajones, qué digo, vestidores repletos de modelos de Afflelou, estructuras, estanterías a base de patillas cerosas, gente que ha convencido además a parientes, amigos y conocidos para que llenen sus casas con monturas, cristales y balletitas verdes, gente que dice tchin-tchin ante el espejo, cuyo significado aplicado al consumo de productos ópticos es otra de las incógnitas de esta propaganda absurda. Alain parece satisfecho, anuncia modelos de gafas, propone una auténtica revolución en la optometría, la introduce de lleno en la falsedad que caracteriza a esa red donde se atrapa a la estupidez humana, donde nunca antes nadie se había detenido a considerar si merece la pena gastar 1 € más para adquirir dos objetos de uso improbable que acompañan al único necesario, y lejos de presentar en sus anuncios las cualidades de los diseños y las bondades técnicas de los materiales, en especial de la lente, Alain pone a la gente a bailar, claro, porque la finalidad es vender gafas. Il va de soi... De verdad que no lo entiendo. He consultado la página oficial de este bromista y he podido ver con mis propios ojos que ya tiene preparada la nueva colección de otoño. Y yo me pregunto, Alain: ¿y cómo puede haber tantos modelos de gafas, Alain?, ¿cómo es posible que mantengas tantas tiendas abiertas en tantas ciudades con un producto tan frágil, Alain? Aquí hay tchin-tchin encerrado...


Yvs Jacob


[Y muy pronto en Basuragurú: "Mariano Rajoy publicará unas 'Glosas al códice calixtino', el estremecedor y emocionado relato sobre su devolución, 'porque así nos lo han pedido los españoles'"].