martes, 1 de noviembre de 2011

Salvador Sostres, otro que no se entera

Patalea Salvador Sostres porque los trabajadores en España disfrutan de demasiados días festivos, de voluptuosos, obscenos "puentes". La verdad es que el disparate es tan mayúsculo, y el autor tan falto de juicio, tan mercenario, que no merecería la pena descender al fango para rebatir la flatulencia. No obstante, como en España se lleva ahora la moda del neoliberalisto, tal vez convenga sacar la espada y golpear aquí y allí, y si hay suerte, hasta cortar una cabeza, o hartarse al menos a mandobles.
Como siempre, los neoliberalistos españoles no saben en absoluto de qué hablan. Por muchos días festivos que contenga el calendario laboral español, el daño para la productividad nacional es ridículo, ¡vivimos del turismo, de las naranjas y de los bares! Ahora bien, otra cosa sería que hablasen los liberalistos de, por ejemplo, Alemania, donde la producción industrial es una realidad, tanto como que España es una tierra de bares y restaurantes..., y de brutos. Salvador Sostres, de profesión buscavidas, lamenta también que las vacaciones de los trabajadores sean pagadas por quienes los contratan, ¡así no hay manera de levantar un país! ¡A latigazos, sí! Pero ¡cómo se le iba a ocurrir a Sostres que el dinero se mueve, que los salarios en España son los más miserables de la Europa occidental, que las familias gastan todo lo que ingresan y hasta más! ¡Cómo se le iba a ocurrir todo esto a un mercenario que ni siquiera se toma la molestia de empollarse la ideología por la que ha sido comprado! ¿Es ésta la eficacia liberal?
Tampoco se entera Sostres de lo que pasa en el mundo, pues no es sólo que la principal industria española, el turismo, no pueda compararse a la alemana, por ejemplo, la industria de la fábrica, especializada, no en los servicios, sino en la transformación de la materia, lo que en la fraseología marxista se llama "trabajo", sino que su maraca descacharrada es incapaz de comprender el fracaso de la fórmula que ha conducido a la fractura, a la manifestación del hartazgo ante el fatal destino del hombre sobre la tierra: destruir para construir; construir para consumir; consumir para volver a destruir... Pobre diablo, ¡le pagan para que escriba y no se le ocurre pensar en lo que dice! Productividad, productividad... ¿acaso no están los bares ya bastantes horas abiertos?
Y estos son los liberalistos españoles, a cargo de quienes corre la elaboración del ideario que va a sacar al país de la presente y de todas las crisis futuras. ¡Si están para encerrarlos en un manicomio, o en una escuela, que buena falta les hace!


Yvs Jacob


[Y el mandoble de gracia. No se le ha ocurrido a Salvador Sostres documentarse en lo más mínimo en la materia. Lo más parecido al concepto puro de industria que aún permanece en España es el sector del automóvil, pero hasta en éste son deseables los días festivos, ¡y cuantos más, mejor!, puesto que ha abandonado la ruinosa sobreproducción capitalista, ¡para qué producir objetos tan caros si no se pueden comercializar con éxito en un mundo pobre! Y hasta es divertirdo observar lo mucho que se ha "socializado" la producción de automóviles, producir nunca más de lo necesario... Por cierto: las compañías fabricantes gozan de acuerdos de privilegio en España, esto es, sólo se les pide que den trabajo, ni siquiera pagan los impuestos que habrían de corresponderles y que bien vendrían al maltrecho Estado. ¡Menudo recetario el de los liberalistos!].

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