viernes, 17 de julio de 2009

Alberto Ruiz-Gallardón, Decorador

Queridas amigas:
Sé que estáis todas bastante confundidas con la nueva legislación sobre el aborto. Os comprendo. Primero os quiero decir que si vuestros padres votan al Partido Popular, entonces no es verdad lo que os han contado acerca de la nueva ley. No, no significa que por ser menores de dieciséis años tengáis que abortar; esta interpretación, tan propia del Partido Popular, es errónea. Tampoco la legislación sobre el divorcio obligaba a divorciarse... ¡Son tan ingeniosos...!
La nueva legislación contempla la posibilidad de que podáis abortar.
Ahora bien, si vuestros padres son entregados progresistas, os quiero decir que no hay ningún progreso en considerar a un embrión o a un feto como a un pedazo de mierda. Es cierto que con el tiempo muchos seres humanos terminan convertidos en pedazos de mierda, y yo soy el primero que pide leyes que nos protejan de los pedazos de mierda, pero en este caso, la Santa Sede tiene razón (por mucho que otras veces no vea en el hombre más que ovejas que comen y cagan pelotillas): hay algo divino -trascendental, mejor- en ese estadio temprano de un posible futuro pedazo de mierda. Luego, no, el feminismo tampoco es la solución.
Me declaro partidario, no obstante, del aborto en supuestos fuera de discusión, pero en cuanto a la ley de plazos, los que considero adecuados son, quizá, excesivamente apretados para las progresistas más iconoclastas.
En cualquier caso, fanática de izquierdas o de derechas, procura no quedarte embarazada cuando juegues con la cabeza del avestruz. Si vives en Madrid capital, debes saber que su alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, es contrario a que 'la píldora del día después' se dé sin la pertinente prescripción médica. Aunque hubiera parecido que mi pensamiento se aproxima al de la intelligentzia del Partido Popular, sirva lo siguiente para abrir una gran distancia. Que la píldora deba ser prescrita y vendida no reduce los abortos. Probablemente, nuestro alcalde no accede a ese capricho progresista porque lo encuentra demasiado moderno, él que es un hombre de moral sana. Lo cierto es que yo, que sí soy progresista, no me encuentro a la altura de la modernidad que decora una de las calles más conocidas de Madrid.
Esta mañana caí por allí con mi cámara compacta. Después de apartar a unas cuantas prostitutas agradecidas, que me sonrojaban con sus piropos, y de justificar ante las fuerzas locales de seguridad que no empleaba ningún método extravagante para contactar con ellas en grupo, he conseguido fotografiar lo que un periodista recién licenciado podría llamar 'la historia de una calle'.
Así es Madrid. Hace años un amigo me manifestaba que una calle repleta de prostitutas debe de ocasionar un trastorno cultural a los turistas europeos, incluso si la prostitución no se inventó en Madrid. Por entonces llevaba Ruiz-Gallardón poco tiempo en la alcaldía y no se había hecho imprimir en sus tarjetas una declaración: Decorador (de exteriores).

Madrid, C/ de la Montera,
Casa de las Novias


Yvs Jacob

Paul MacCartney, no lo vuelvas a hacer

Las imágenes de Paul en su último concierto al aire libre me devuelven muy tristes pensamientos acerca de la senilidad, la sobrepoblación del planeta y la moral en la ciencia.
Pero ¿quién no se ha regalado alguna vez una canción de The Beatles?
En su juventud, Paul tenía una cara muy graciosa, incluso diría que era 'majete'. Quizá por entonces no sospechaba que terminaría pareciéndose a su 'aunty Mimi'... En realidad, propongo una duda de carácter trascendental: ¿está bien hacer con casi setenta años lo mismo que hacía uno con veinte, cuando era moderno? Paul, ¿está bien que te comportes como un sátiro 'arrimacebolla' ahora que estás en la edad de la siega? Paul, ¿crees que los movimientos de tu pelvis pueden dejar indiferente al concepto de dignidad de las personas que te han querido bien? Y, Paul, ¿acaso crees que tu pelvis resistirá después de las arremetidas que has coreografiado con tu Gibson psicodélica? Paul.
Me pregunto, además, quién peina a Paul, o quién ha dejado de peinarle.
No es el único caso de un ídolo del pasado que ha pasado a idiota del presente. Vivimos con mucha presión el problema de la eternidad de quienes van a toda velocidad en el ejercicio de su existencia. Tal vez piensa Paul que es un joven atrapado en el cuerpo de una anciana, pero ése es su problema, no el de lo demás.
Paul, tú ya no estás para el rock'n'roll; por mucho que te empeñes, no conseguirás que no te veamos como a una anciana de setenta años intentando aparentar que no es una anciana de setenta años.
Paul, no lo vuelvas a hacer.


Yvs Jacob