lunes, 15 de marzo de 2010

A Gerardo Díaz Ferrán le vuelve a tocar la lotería

Desde luego, hay quien además de rico es afortunado.
A Gerado Díaz Ferrán le vuelve a sonreír la suerte; si la primera vez mostró al sector del transporte aéreo lo maravilloso que era viajar con Air Comet, ahora se debe a Seguros Mercurio el placer de comunicar el riesgo máximo de confiar en su asistencia.
Ignoro el modo como Díaz Ferrán ganó su fortuna, si la heredó o si fueron sucesivas remuneraciones de la fortuna las que le hicieron acreedor de la fama que ya le precede e identifica como inexpugnable empresario. En su The Theory of the Leisure Class, Thorstein Veblen advirtió que la fortuna heredada significa a los individuos con más honores que la proporcionada con el propio esfuerzo, y quizá sea más apropiado pensar que Díaz Ferrán heredó, porque su esfuerzo sólo está consiguiendo arruinar lo que toca, y hasta lo que no es suyo queda en peligro de muerte -véase si no su gestión al frente de la CEOE, lo provechosa que es, ya no sólo para perjudicar a los trabajadores, sino para beneficiar, ay, a sus colegas de la patronal.
Yo, que llevo varios años con la soga del desempleo -desgracia comprendida en parte por mi condición de intelectual en España-, nunca he tenido más iniciativa que la de abordar a las mujeres por la calle, pero si alguna vez me animara a montar un negocio con el singular espíritu de entretenerme y procurar la riqueza espiritual, cultural y económica de mi entorno, me afiliaría antes al sindicato de trabajadores que al de empresarios, sin duda, infinitamente más peligroso.


Yvs Jacob