martes, 14 de junio de 2011

Izquierda Unida firma su sentencia

Me persiguen frustrados votantes neófitos de IU por las calles de Madrid. Yo había hecho un esfuerzo por participarles la necesidad de repartir el voto entre los partidos de izquierdas, si bien el libre mercado que defiende el PSOE no es aceptado por las formaciones puras entre todas las que deben su origen a los movimientos sociales históricos, y ahora despreciadas como si esa parte de la historia hubiese sido un error de la humanidad -véase el concepto general que se tiene en España de los sindicatos, asociaciones de ladrones y delincuentes.
Que el PSOE perdería votantes a favor de IU en las elecciones autonómicas y locales era algo que no se podía ignorar. Se suponía también que IU vería incrementada su masa a consecuencia de los acontecimientos del 15 de mayo, por eso de que el votante de la izquierda pura, tan crítica, cuando no ve claro que su voto vaya a ser de mucha utilidad, prefiere quedarse en casa y rascarse los pendereckis -en IU se piensa todavía que existe una alternativa a este mundo. Pero el 15 de mayo ensanchó el espacio asfixiante donde languidecía la izquierda más combativa, y todo porque una parte de la sociedad había descubierto que el sistema democrático español privilegiaba el bipartidismo, observación absurda a todas luces, porque son más perjudiciales las formaciones del nacionalismo periférico que la alternancia entre los dos grandes partidos.
Con el fragor de la revolución que se había puesto en marcha, llegamos a olvidar por qué IU, con éstas y cualesquiera de sus anteriores siglas, decae sin solución desde que existe la democracia en España: ser o no comunista es una cuestión de mucho fondo.
La izquierda pura también tiene su estilo. Cabe pensar, por ejemplo, en la peculiaridad de IU en Euskadi. No es extraño que un partido político conozca discrepancias regionales -de otra manera, España sería eso que a veces todos estamos tentados de anhelar, lo mismo, aunque sí es, de momento, la misma y una gran mierda. Pero IU ha alimentado de dignidad su posición en la política española, y a cambio de contener el apetito de poder propio de todos los partidos y arrastrarse por lograr consejerías y concejalías de urbanismo, ha optado por castigar a uno de sus enemigos -PSOE- en unos sitios, y al otro -PP-, en otros. Respetable actitud la del honor, si no fuese porque el Partido Popular hace más daño que el PSOE, y desprecia también mucho más a cuantos se oponen a sus oscuros deseos.
Pero la diversificación del voto de la izquierda no ha servido de nada. Y no sólo porque el Partido Popular haya recibido el voto en masa de los insensatos, sino también porque IU ha preferido hacer el indio en algunos municipios en los que su apoyo hubiese desplazado a eso que viene llamándose la derecha, y que en el caso de España carece de ideología precisa, aunque algo se intuye a partir de los hechos y actitudes de los dirigentes del Partido Popular: los muertos de hambre, qué molestos y tontos que son.
Está claro lo que sucederá en las próximas elecciones generales legislativas: los tres escaños de IU en el Grupo Mixto pasarán a UPyD -hablando de ideologías inciertas...-, si es que los españoles no se entregan, ya mascados y todo, al lobo feroz


Yvs Jacob