miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Qué le pasa a Esteban González Pons?

La maniobra de distracción desplegada por el Partido Popular va camino de convertirse en el mejor ejemplo de antipolítica o política enferma al estilo conservador español. Deben de estar aterrados sus dirigentes al descubrir que la masa boba podría reaccionar contra su nido de sinvergüenzas, y le han encomendado a Esteban González Pons la inmolación de defender, una vez más, lo indefendible, y que emplee para ello, de nuevo, una vez más de tantas, todos los medios a su alcance para la destrucción de lo único que les queda a los españoles, el Estado, siempre que de esa barbarie resulte culpable el PSOE y quede exonerado el Partido Popular.
Pero ¿quién es González Pons?
Se trata de un actor secundario de los que abundan en el Partido Popular. Su sonrisa es a la vez siniestra y melancólica; de un lado, parece que anuncia champán, y de otro, revela algo así como el idealismo de los viejos tiempos, cuando los hijos fortachones de la derecha disfrutaban de aquellos privilegios que sus padres habían sabido ganar con el material bélico importado de Alemania e Italia. ¡Tiempos gloriosos los del franquismo, cuando no había pobres a medias que pudieran reclamar una vida decente! ¡Cuánto se ha perdido con la democracia! ¡Ahora son los rojos quienes manejan los juguetes de dominio de los ricos! ¡Dónde vamos a parar!
A González Pons no se le conocen méritos excesivos, salvo la capacidad, asumida en toda la derecha, de no vestir igual en verano que en invierno. Lo más reciente de su expresión como persona pública son una serie de conciertos que ha dado en cuanto aparecen las cámaras de los reporteros gráficos. Entonces comienza a hablar raro, muy raro, y dice cosas más extrañas de las que un lector de Carlos Castañeda puede encontrar en su serie pseudocientífica de introducción al peyote, medicina para volar.
Una vez más creo que el desmadre de la razón en España necesita un calmante. La cosa se fue primero de las cabezas y ya no hay quien la tome en sus manos. Vamos por el mal camino, y eso no beneficiará a nadie...
Anda y que te parta un rayo, González Pons.


Yvs Jacob