martes, 29 de noviembre de 2011

Insisto: que sea Carme Chacón

Personalmente, que Carme Chacón sea catalana me importa tanto como si duerme con antifaz. No niego que es un valor desde una perspectiva igual que es, desde otra, no sólo un mal, sino hasta un pecado original. No tardaría mucho "la caverna" en manipular a sus huestes hambrientas de supersticiones, y haría falta mucha voluntad para proteger a la Carme de quienes la quisiesen fundir -que se rompe España, que es una candidata trampa, que ha humillado al Ejército, que es zapaterista y, por qué no decirlo, mujer, y una cosa es mandar en casa (una Comunidad Autónoma, por ejemplo) y tener la lengua como un estropajo (la Espe), y otra bien diferente ocuparse de los asuntos de los españoles cuando se ha nacido catalán... barbaridades todas sólo al alcance de las inteligencias menores. Por lo demás, un antifaz.
No obstante, viene la Carme del Partit dels Socialistes de Catalunya que ha dado buenas tardes en los ruedos, muy en particular aquel giro hacia sí mismos, "porque somos de Catalunya", en un mundo que ya no está para metafísicas eidéticas.
Campechanote siempre ha sido José Bono, y tanto que ha impuesto la prueba del algodón con su "viva España" -sólo le faltó imponer también la jura del cargo con obispo toledano. En principio, yo no me opongo, siempre que se piense en España según aquello que decía Elias Canetti, el pueblo como el gran grupo que padece de manera conjunta la misma suerte, el pueblo como las gentes. Es lo único emocionante. Que los españoles tienen que aprender a cuidarse es una gran verdad, pero no se caiga en la simpleza de igualar Lugo con Cái.
Hay quien sólo quiere ver en Pérez Rubalcaba al candidato que perdió las elecciones legislativas de 2011; cabe también el riesgo de que el mismo Pérez Rubalcaba termine viéndose así. Sólo en este caso se explicaría su empeño, todavía no manifiesto, de liderar al PSOE en la oposición. Alfredo Pérez Rubalcaba siempre será el ministro del Interior que derrotó a ETA, una historia todavía viva del socialismo, aunque debe empezar a asumir el lugar que le corresponde. Aquí hay que dejarse ya de periodisteo y poner la máquina a trabajar: los candidatos se hacen.
A cocer vamos poniendo a Carme Chacón, que se bata en las aguas del Congreso en las peores condiciones posibles, con mayoría absoluta del partido de los fumadores; que se bata con un programa orgulloso, práctico, pero de izquierdas, y que sepa despertar en los españoles de toda condición el entusiasmo republicano mínimo como para superar con la moral todo lo que falla siempre en España con la ley. No es poco, desde luego.
Quedan cuatro años para recuperar el gobierno de la nación; no es demasiado tiempo, pero tiempo sí es, y no vale conducir un ratito uno hasta la próxima gasolinera, donde ya me pongo al volante yo. Hay que salir desde ya ¡y to' p'alante!
¡Yo apuesto a la chica!


Yvs Jacob