lunes, 17 de octubre de 2011

Y no se vio a los niñatos del PP

¡Oye, hay que ver qué bien que lo pasemos en las marchas del 15-M!
Cantamos cuando había que cantar, y nos agachamos, nos tiramos al suelo, y nos levantamos gritando, y nos volvíamos a agachar; y clamábamos por una cosa a este lado, y había sitio para otra más arriba, más abajo, y a la izquierda... y a la derecha, también. Y este mundo que va a venir, ¡qué bonito que es, madre!, ¡pa' haberlo venido antes! Algunas pancartas estaban mal escritas, sí -¡ay, que "le llaman democracia y no lo es"!-, bueno, pero ya se verá, ya se verá que eso no tiene la menor importancia cuando se quieren democracia y libertad. "¡Movéos!", nos decían otros carteles, "¡Movéos! ¡Movéos!". ¿Que qué? Sí, sí, "¡Movéos! ¡Movéos!". Vale, vale, también lo entendemos...
Que se mueran los políticos y los banqueros, malos, tan malos que son; que no somos mercancía, que no nos representan, que nos hemos despertado y hemos descubierto que teníamos dignidad, y aunque ya la teníamos antes del 15-M, no nos engañemos, ahora tenemos más.
Y éramos un montón de gente en la calle, que para España eso es un día normal, y Madrid para estas convocatorias se presta fenomenal, que se aprovecha para limpiar después las vías, siguiendo el método iniciado por aquel dicharachero Álvarez del Manzano; y nos queríamos como hermanos durante el tiempo que duró, nos prometimos no hacernos ninguna putada más, que lo íbamos a solucionar entre todos. Los "mercados" han sido muy malos, la verdad, nos decíamos dentro de la masa, los "mercados" tienen la culpa de casi todo, pero no menos cabrones hemos sido unos con otros, y hemos sido muy cabrones con los dineros -¡y con los alquileres!, y así nos vemos.
Por ver, también se vio a los delincuentes del Este, que no tienen arreglo si el castigo no lleva venganza; estos habituales de la vida madrileña, allí entre la gente, con un bolsito pequeño colgando en la barriga y una chaquetita doblada al brazo, tan discretos que nadie podía dudar de sus intenciones, de su mirada concentrada en pantalones y mochilas, lo mismo que un día cualquiera en el metro o en el autobús y en las proximidades de los museos... Claro, hemos permitido que de la delincuencia se haga profesión, y de la profesión salen los profesionales, ¡total, como nadie lleva más de 50€ en la cartera...! ¡Eso no es un delito, eso es comprensión! Pero ya será una buena fechoría que uno que acude a solucionar el mundo se vuelva a su casa sin la cartera. Y es que, aunque parecíamos una gran familia, siempre sucede que está cada uno a lo suyo, como los "lateros" de Pakistán -los chinos todavía no habían salido de sus locales, ¡la marcha tuvo lugar dentro de su horario legal!-, otros que han descubierto el agujero en nuestra seguridad, y mientras bramamos por los derechos humanos y la igualdad, ellos prefieren seguir con su negocio del fraude fiscal, porque en Madrid sólo te ganas una denuncia si distribuyes camisetas con un lema contrario al PP, pero si llevas a cabo una actividad ilegal al margen de sus intereses, entonces no pasa absolutamente nada -ya lo saben ellos bien: los problemas existen cuando se les presta atención. ¡Y lo bien que estábamos en 1996, cuando no pasaba nada!
Llegamos a la Puerta del Sol por donde nos fue posible, y allí estuvimos hasta las ocho y media, que nos tocó morir. Y apenas muertos, ya fuimos resucitados, las manos arriba, haciendo aspavientos, que a esto los sordomudos lo llaman(!) "aplaudir", y no tardamos muchos en regresar cada uno a lo nuestro, unos a los bares y otros a ocupar algún hotel; además, jugaba el Atlético de Madrid.
Eso sí, no se vio por ningún lado a los niñatos del PP.


Yvs Jacob

No hay comentarios: