viernes, 10 de julio de 2009

Memorias de un privilegiado

Para mi sorpresa, y es una sorpresa tan intensa que bien haría en temer por mi vida, el Ayuntamiento de Madrid ha limpiado mi calle. El hecho es digno de atención, especialmente cuando no es una vía de alto valor olímpico. Yo creo que el equipo de limpieza se ha equivocado, ha interpretado mal el plano o algo así. La calle no se encuentra en el barrio de Salamanca, tampoco en el deseado Chamberí: pertenece a un barrio de auténticos privilegiados. Por ejemplo, el camión de la basura aparece a las 4 de la mañana, pocas horas antes del despertar de la ciudadanía, así, despiertos ya un par de horas, los trabajadores humildes rinden mejor. Total, ya es bastante con que tengan derecho a la vida. Por otra parte, despierto uno a las 4 de la mañana, se aprovecha mejor el día...
Otro privilegio de esta calle dirige a sus vecinos al estudio de la medicina natural a partir del análisis de excrementos animales, entre los que se encuentran, por supuesto, los humanos. La calle está llena de mierda, desde el primer número hasta el último. Debe ser que al haber finalizado los exámenes de la convocatoria de junio-julio, el Ayuntamiento ha procedido a retirar las muestras sobrantes para que otras nuevas comiencen a ser depositadas, ante la inminente convocatoria de septiembre.
Para los interesados en la literatura popular, la calle es un mural de expresividad. Como todo lo que se sirve de un aerosol, la calidad deja mucho que desear. Pero lo importante es la inquietud artítisca de una ciudad tan noble.
Debo confesar que en una ocasión me encontré tirado a un hombre desangrándose. No me atreví a interferir en la voluntad del Ayuntamiento, porque si estaba ahí, seguro que había alguna explicación superior a mi limitado y parcial entendimiento.
¡Qué perspectiva más sesgada la que ofrece un solo número de la calle!



Yvs Jacob

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