martes, 20 de diciembre de 2011

¡Lucía Etxebarria abandona la literatura!

¡Oh, joder, joder, joder! ¡Maldita sea tu estampa, Steve Jobs! ¡Maldita la tecnología asesina! ¡Maldita tanta avaricia! ¡Mirad lo que habéis hecho a la pobre Luchi! ¡Malditos seáis todos, internautas!
¡Oh, estoy jodido, jodido, estoy realmente jodido! ¡Esto no puede ser, coño! ¡Y encima en Navidad! ¡Ojalá me pasase por encima un Papá Noel cargado de renos...! ¡Mundo apestoso! ¡Humanidad suicida! Si Luchi ya no escribe, ¡yo no quiero vivir más!
¿Y quién citará ahora a Guy Debord? ¿Quién se ocupará ahora de nosotros, que no somos como los demás, que somos Luchi...? ¿Quién llenará nuestra imaginación con las más atrevidas y desafiantes fabulaciones contraculturales? ¿Quién nos elevará a los más alto de la cúpula celeste, donde apenas se llega con el dedo índice y un poco de poesía, si Luchi ya no está...?
Pero me dice un buen amigo que Luchi está en su derecho de abandonar la literatura, y que la literatura ya la abandonó a ella y no montó ningún escándalo. Claro, ya estamos exprimiendo el limón en la herida bien abierta, ya estamos hurgando con la pluma en el tejido venoso. Le aclaro que Luchi es una autora de culto, y él me dice que no, que es porno. Aquí, siempre faltando; para las cosas de Luchi, ¡hay que ver cómo somos...! ¡Malos, malos, malos!
Estoy mirando en la agenda del móvil porque me habían dado el número de varios indignados, a ver si hacemos algo allí en el árbol que Ágatha Ruiz de la Prada diseñó para decorar la plaza de la Espe, seguro que conseguimos revertir esta desagradable situación con una orgía y un huerto.
Luchi, ¡vuelve, vuelve, vuelve! Te prometo que jamás he descargado un archivo digital de tus obras y que nunca lo haré.
Yo lo que creo es que Luchi necesita un poco de cariño. Voy para allá con unas muy buenas ideas para otra novelita: son tres amigos, dos mujeres y gay senegalés, ¡y una de ellas lee a Michel Foucault!
¡Vamos, Luchi!


Tocomocho para Basuragurú

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