martes, 27 de septiembre de 2011

Espe nos engaña con los dineros

¡Cómo es la condesa consorte! Mucho decir que el Gobierno central ha multiplicado el número de altos cargos y asesores, mucho decir que la educación pública y gratuita (?) es ruinosa para las cuentas del Estado, mucho decir que despilfarran otros, mucho meterse con los sindicalistas, con sus liberados, a quienes se solicita que atiendan los asuntos de sus compañeros trabajadores fuera del horario laboral, mucho ponerlo todo patas arriba en nombre del buen hacer del gobernante sabio y responsable, que llama golpista a cualquier hecho democrático que no sea entregar el voto al Partido Popular, y nos enteramos por El País de que la señora condesa consorte ve crecer sus ahorrillos con un pellizquito que no se justifica en el cómputo de su salario mensual como presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Si es que estas cosas siempre son así... A uno lo eligen democráticamente, y en seguida se reafirma su apetito de divina excepcionalidad. Y lo que es peor: ¡a mayor bocaza, menor ejemplo!, si es casi una cosa de la física.
Está claro que la derecha no puede ser ejemplar, tiene demasiados vicios superlativos, en particular, la mala fe, y continuamente se tropieza con su obra, la hipocresía. La derecha española sólo puede ser un ejemplo para sí misma. Las antiguas clases sociales han desaparecido, las actuales ya no son categorías socioeconómicas, sino transversales actitudes o disposiciones de ánimo y espíritu. El triunfo electoral de los analfabetos inmorales sólo se explica a partir de una gran masa analfabeta e inmoral que elige a sus legítimos representantes. No otra es la situación política española. España es país para burros. Hay que reconocerle al burro español una destreza notable. Ante dos opciones, una mala y otra peor, el burro español siempre se decantará por la que más perjuicio le cause. El burro español da siempre la bienvenida a sus tiranos, pero se declara más tarde ignorante del origen de sus males. ¡Vaya si será burro!
Muchas veces se acusa a la izquierda liberal de haber perdido su identidad. En el caso del PSOE, se echa en falta que el ministro de Economía o el de Trabajo no se dediquen por las mañanas a buzonear, introduciendo por la rendija del correo un buen fajo de euros a cada ciudadano -es lo que se espera de ellos porque son de izquierdas. También se espera de ellos que fabriquen moneda en sus despachos y que creen puestos de trabajo como quien hace galletas. Es que son de izquierdas. Y se espera de un gobierno socialista que nos exima de cualquier esfuerzo, que nos exima de pagar impuestos, que nos exima de nuestras responsabilidades ciudadanas, y lo haga todo el mismo porque es de izquierdas. Se sigue pensando que la izquierda liberal es un residuo de la euforia soviética que fundó una república de trabajadores, la república que persiguen los españoles, pero de trabajadores que no tengan que trabajar ni cooperar. Y si no es así, nos enfadamos porque somos de izquierdas, somos de izquierdas de verdad. Cuando nos enfadamos con la incompetente izquierda liberal, nos entregamos a los brazos de la derecha ejemplar, la sana y ponderada derecha, virtuosa derecha española. Pero apenas caemos en su regazo, no tardamos en advertir que nos quiere dar por el culo, porque no le interesan los fulanitos o menganitos, por mucho que se esfuercen estos en hacerse interesantes. La derecha sólo quiere los votos para hacer legítimamente lo que haría bajo la arbitrariedad de las épocas pasadas, cuando la desigualdad se fijaba por ley. Ya nadie piensa que si el pueblo puede votar lo debe a los partidos de izquierdas y a los movimientos sindicales, que incorporan a la gran masa trabajadora a la vida pública, ya parece que nadie sabe qué hace cuando llegan las elecciones, ni siquiera esos vengadores de gran formación intelectual que buscan un castigo para la izquierda. Pero en la derecha sí lo ven con claridad.
"¡Fíjate que les tomamos el pelo y todavía vienen más! ¡Es descojonante!".
"¡Calla, calla! ¡Déjamelo a mí! ¡Rubalcaba es el jefe de la ETA!".
"¡Qué bien se te da la acción política!".
"La crisis mundial es culpa de Zapatero. Y Paco ha tenido mala suerte...".
Desde luego...
¡Pero no votéis al Partido Popular, hostias...!


Yvs Jacob

2 comentarios:

Blasphemy dijo...

Y parece que la Espe se mueve con soltura en el universo historiográfico de la Revolución francesa. Llama a los indignados «camorristas» y «pendencieros», vinculándolos ideológicamente con la gloriosa Montaña de Robespierre y Saint-Just, y advierte contra los peligros asamblearios y la manifestación de la voluntad popular, que sólo una condesa puede encarnar. También contra los golpes de Estado y las conspiraciones políticas, como los que el 15-M anda fraguando. ¿El Quincemayazo, diríamos? No, no me haga caso... Pensaba en Tamayo; ni idea de por qué.
Tiene cojones. La Espe, historiadora de aquel gran terremoto liberal. Instruida en tales menesteres por su egregio Pedro Jeta, que ha publicado cierta obra sobre el asunto; aunque aliviado de la titánica tarea de escribirla por una nutrida cohorte de negros, claro. Bueno... de negras.

¿Conoce la última de González-Pons? Siempre creí que una cabeza tan peculiar daría para más. Lo mismo es cretinismo.

http://www.publico.es/televisionygente/398608/rtve-desmonta-las-acusaciones-del-pp-de-manipulacion

En fin. Que Rubalcaba se hundirá, lo cual merece. Y ascenderán estos palurdos bocachanclas. Ahora sí que debemos prepararnos.

Yvs Jacob dijo...

González Pons es sin duda el mejor ejemplo de la ética "popular": vive ocioso con el dinero de los españoles pero no tiene el menor reparo en insultarlos. Le aguarda al parecer un cargo a su altura, ministro portavoz, que no le exigirá afrontar el menor desafío. Como todos los "populares", González Pons vive la ilusión de dedicarse a la política y ocuparse del bienestar común y del progreso de la nación. Si esto no es para morirse de risa...
Pero hay algo peor que ser un tuercebotas profesional: darle a un tonto las llaves del camión. Es así como hemos venido a encontrarnos con la Espe y su instinto suicida. No obstante, que un(a) antidemócrata triunfe en unas elecciones democráticas y aplique todos los medios democráticos a su alcance para liquidar la democracia, sin otra consecuencia para su partido político que aumentar la ventaja en las encuestas, es un hecho que nos pone a muchos de rodillas ante los escaparates de las armerías.
En cuanto a la juventud indignada que ya hizo oídos sordos a la política institucional el 22 de mayo, ¿de verdad piensa esa muchachada que un Delegado del Gobierno "popular" en Madrid o donde sea les va a permitir montar chocitas y freír chorizos en la plaza del pueblo? ¿Acaso no queda lo bastante claro en Intereconomía que la democracia es una guerra legal? Sí, tendremos que prepararnos.
Gracias por su comentario.