martes, 7 de diciembre de 2010

Basuragurú, solidario con WikiLeaks

No entiendo el revuelo que se ha armado con las filtraciones de WikiLeaks. Sus documentos no han sacado a la luz nada que el mundo no supiese de una forma u otra. Hay países poderosos y otros que son una pequeña o mediana mierda; hay países ricos, y otros donde la corrupción es religión oficial, pero la diferencia más importante se aprecia en que unos, muy pocos, pueden hacer lo que les sale de los cojones, mientras los demás deben humillarse si no quieren sufrir la ira de los que actúan con libertad -¡y Vargas Llosa defiende la globalización! Estamos apañaos...
España, algo que no creen los seguidores de san José María Aznar, es decir, en contra de la versión oficial de Intereconomía en cuanto a su lugar en el mundo, es uno de esos paisecillos perfectamente humillables y devotos de la humillación, siempre quiere más, como "la niña de Rajoy" en la tienda de "los chuches". Y sorprende mucho que en España sea la derecha patriota la que se emponzoña la boca a lametones en el trasero de la "metrópolis" que ha levantado el mayor y más eficaz imperio en la historia de la humanidad. En cuanto a la izquierda española, no puede afirmarse que no sea patriota, pero sucede que es pro-palestina, pro-saharaui y hasta pro-inca, y así no hay manera de contener ningún sentimiento nacional, pues la izquierda es por naturaleza felizmente desbordante, y la española ha derivado hacia una suerte de accidental apatridismo -singular belleza la de esta palabra forzada.
Por otra parte, lo que pueda opinar un funcionario piesplanos al servicio de la embajada de EEUU en Madrid no debería tomarse por ofensa, joder, a ver si empezamos a orientar bien el orgullo nacional más allá del disparate de añadir el flamenco al currículo de la enseñanza secundaria, que todo nos lo tienen que decir.
Pero lo relevante en el "caso WikiLeaks" no es que unos papeles hayan puesto palabras concretas al pensamiento general, sino la cacería abierta por unos cuantos países para cobrarse una buena pieza y ofrecérsela a Big Brother, que seguro sabrá recompensar con una guerra a un pueblo tan inferior que el miedo a la justicia de los hombres alcanza lo macabro, un pueblo, como diría el siempre delicioso Rousseau, cuyos ciudadanos "no nos han hecho nada", y que pagarán con sus vidas las necesidades empresariales de alguna industria energética en desarrollo. En fin...
Lejos de admitir que el asunto no es más que un episodio un tanto cómico en la historia de las relaciones internacionales, se ha iniciado la puja: a ver quién da con más cargos para el criminal Julian Assange, a ver quién consigue tenerlo más años entre rejas.
¡Es de verdad maravilloso saber que hoy Assange ha declarado, y que pronto caerá sobre sus hombros el peso de la justicia!
Y yo que pensaba que era el nuestro el más tonto de los mundos posibles...


Yvs Jacob

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