viernes, 4 de enero de 2013

De la decandencia de Occidente a la involución cultural de los españoles

Blasphemy, se ha dado usted un empacho de meandros y en ocasiones lo he apreciado indeciblemente rojillo, no obstante el optimismo admitido al final, que le sienta siempre muy bien a un año nuevo. Rezagados vamos, en efecto, y mientras nuestros gestores continúen pensando que la cultura o razón de ser de un pueblo es algo que adquiere en la medida en que una nación o algunos de sus ciudadanos se enriquecen, nunca saldremos del Tercer Mundo. Yo soy pesimista, sin embargo, porque el gobierno del PP, ya en el Reino de España o en alguna de sus regiones, y siempre bajo la superstición de que liberalismo es igual a modernidad, perpetúa todas las instituciones imaginables de la pobreza, y sólo hay que dar un paseo por Madrid para observar que ya impera la ley de la selva: pedigüeños de lo más variopinto por todas partes, ladrones de los que ahora dicen "por necesidad" -¿acaso los hay por vicio, que sería ya lo más preocupante?-, buscadores de tesoros entre los cubos de la basura, jóvenes analfabetos expulsados del mercado laboral y satisfechos por esa suerte, una casa de apuestas en cada esquina y el proyecto de un megacasino como principal solución al problema del desempleo. Lo siento, soy muy pesimista.
Me gustaría añadir algo a propósito de su mención a Alemania. La información que llega a España no deja de presentarnos casos de corrupción recientes, ya en el trasplante de órganos o en la venta de títulos universitarios, luego no se me ocurriría pensar que todo lo alemán es bueno per se, sólo faltaría caer en tal ingenuidad. Lo que yo admiro de Alemania es el modo como un pueblo cuida de sí mismo: 80 millones de habitantes y una tasa de desempleo menor al 8% entre su población activa significa que existe una educada clase empresarial que comprende que toda actividad económica conlleva una gran responsabilidad social y un compromiso nacional. Aquí, sin embargo, cualquiera que pueda conducir un camión o pegar un ladrillo nos vale, lo importante es que se conforme con poco y no moleste cuando las cosas vayan mal. Por supuesto, tampoco creo que Alemania es la culpable de los males de España: España es un problema exclusivo de los españoles, los españoles son un problema exclusivo de los españoles; o mejor, los españoles tienen lo que se merecen.
Le agradezco su reconocimiento y buenos deseos. En mayo o junio Basuragurú cumplirá cinco añitos, quizá entonces podamos publicar una exclusiva, "Toda la verdad sobre el 'caso Carromero'" -le confieso que me tiene obsesionado este asunto, ya sabe, niño rico del PP que viaja a Cuba por la fatiga que le produce ser asesor del Ayuntamiento de Madrid en el distrito de Moratalaz y se ve envuelto en un accidente de circulación en el cual fallecen dos reconocidos disidentes cubanos; ésta sí que es para mí la noticia del año, sobre todo porque el PP había buscado durante años ridiculizar al PSOE por sus buenas relaciones con Cuba y Venezuela, y ahora resulta que aquellos gobiernos de los que antes se burlaban son los mejores interlocutores, ya se trate de negociar el petróleo a un buen precio o de sacar de la cárcel a este desgraciado que tenía la vida resuelta hasta que le asaltó la fatalidad. Pero no se preocupe por él, pues parece que el PP tiene en marcha un plan de rescate del reo, ya en España, y Esperanza Aguirre ha acudido a la prisión de Segovia a llevarle una cajita de mazapán (en condiciones normales, que a uno en la cárcel lo visite Esperanza Aguirre sería un guión escrito para Tim Burton). Y no me explico cómo he llegado a desarrollar este reflejo, que apenas se da a conocer un movimiento de Esperanza Aguirre se me despierta un vivísimo interés, además de ponerme de inmediato a cubierto.
Un saludo.


Yvs Jacob

2 comentarios:

Blasphemy dijo...

Ante todo, disculpe la tardanza con que acudo a contestarle. Y lo hago no para mostrarle una recusación, ni para añadir información adicional que complete sus juiciosas conclusiones y opiniones, que comparto en buena medida, aunque la reciente lectura de una biografía de Hitler no estimule, precisamente, mis loas al milagro económico germano y la inquebrantable rectitud del pueblo alemán (la elaborada por Joachim Fest, que le recomiendo si no ha leído, y cuya edición en España corrió a cargo de Planeta, lo cual ya sabe qué implica; pero bueno, todo se queda en más erratas de las debidas y no llega hasta flagrante impericia del traductor, o eso creo, porque la lengua de Goethe no es, de momento, mi fuerte).

Aquí vengo a cagarme en el Carromero de los cojones y maldecir su cabezón infame, que apenas si podrá albergar tanta estulticia, pese a su desafiante magnitud. Este tipo de actitudes indulgentes para con los criminales serán propias de Arabia Saudí y su rey, que tantísimos primos violadores tiene, pero no deberían serlo de España. Que la preboste de un partido político como el PP empeñe su escaso honor, si es que no carece por completo de él, en la defensa de semejante elemento lo encuentro esperpéntico, un reto para la comprensión del universo político patrio. Y mucho me temo que Esperanza Aguirre disponga de aquello que, decían los moros, poseía Franco: la baraka, una excelente suerte, una afabilidad casi mística del destino. Porque son ya muchos percances y ninguno la doblega. El helicóptero accidentado, los ataques terroristas de Bombay, el cáncer, el siniestro automovilístico...

Joder, qué miedo. Recemos para que no dé un golpe de Estado.

Saludos.

Yvs Jacob dijo...

Blasphemy, me ha metido usted un miedo con su curiosidad por Adolf Hitler que ¡pa' qué!; espero que sus intereses no sean sino formativos, y esto es un sentido muy restringido del término. Un gran amigo me anima a conocer el fascismo en la figura de Ezra Pound, que también estaba chalado pero no era malo -le extiendo la invitación para que los acontecimientos futuros no nos pilles desinformados. Sobre el modo como la fortuna sonríe a Esperanza Aguirre, es verdad lo que me dice, no parece humana, debe tratarse quizá de un ser superior -ella dice que es la mejor-; yo no sé si "baraka", pero es escucharla y a mí me suena a marara. Ya me dirá usted. Un saludo.