miércoles, 7 de noviembre de 2012

Terminarán por culpar al dj en la tragedia de la sala Madrid Arena

Esto es así nada más que porque vivimos en España y porque en casos como el que aquí se trata la justicia es sustituida por un proceso de eliminación y de repulsión de la culpa. Si el Ayuntamiento de Madrid no ha cometido una negligencia en cuanto al cumplimiento de su competencia supervisora y en tanto que propietaria pública de la sala, si tanto la Policía Municipal de Madrid como la Policía Nacional no han fallado, y es obvio, en el cumplimiento de su deber, puesto que el trágico suceso tuvo lugar en el interior de la sala, si la contratación de la sala a una tercera empresa no incurre en delito ni en falta, a pesar de que la organizadora del evento era conocida por su manera -dígase- alegre de gestionar el negocio de la diversión, si el aforo se respetó escrupulosamente -un celo, la verdad, insólito en España, país de la desmesura-, si la seguridad tanto de la sala como la contratada por la empresa organizadora que disfruta de su explotación bastaban para dominar lo previsto y lo que no podría suceder nunca, si todos los responsables políticos del Ayuntamiento de Madrid son personas eficientes y extraordinarias, si los explotadores de la sala, tanto en la contratación como en la subcontratación, son individuos de intachable conciencia moral, que jamás antepondrían el beneficio económico ni la beneficiosa ilegalidad a la vida de una sola persona, entonces la cosa no puede estar más clara: en España, al que hay que meter en la cárcel es al dj. Aoki, ¡te vas a cagar! Y eso sí, nada tiene que ver este triste suceso con otros acontecimientos para los cuales resulta imposible contener a tanto cargo público y a tanto espontáneo de los que sienten la obligación de estar presentes cuando planean las bandejas de canapés. Si el Real Madrid llega a la final en la Champions League, al PP le van a resucitar hasta algunos a quienes creíamos muertos; un gran poder entraña una gran responsabilidad... ¡sobre todo en el palco!
Si cuando todo el mundo hace lo que le da la gana algo sale mal, ¿es un problema de las ideas o de las personas? ¡No, no, al liberalismo ni me lo toquen!


Tocomocho para Basuragurú

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